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Hacia una apuesta decidida por la conciliación laboral y familiar

El miércoles pasado aparecía en los medios la publicación de un trabajo titulado “Abuelos y abuelas… para todo: percepciones en torno a la educación y el cuidado de los nietos”, patrocinado por la Fundación Caja Madrid y la FAD. Este trabajo pone de relieve una realidad socioeconómica de nuestro país, que es que los abuelos y abuelas se han convertido en un eslabón fundamental de nuestro engranaje social y económico. Según este estudio, uno de cada cuatro abuelos y abuelas españoles cuidan de sus nietos, y lo más sorprendente, dedican de media alrededor de siete horas al día a esta actividad. Esto refleja una evidencia añadida de que la familia se está convirtiendo en nuestro país en una institución-refugio para numerosos problemas laborales - como el desempleo juvenil o la dificultad de la conciliación laboral y familiar, entre otros. Es cierto que el incremento de la participación laboral de la mujer ha sido rápido y profundo, pero la sociedad no puede dejar de atajar las consecuencias de este tipo de fenómenos dejando que sea la familia quien afronte los desajustes que dichos cambios provocan. Las soluciones claramente no debieran ir por este camino.

Para situar la magnitud de la irrupción de la mujer en el mercado laboral, basta con mencionar que la tasa de empleo femenino ha pasado del 32% en 1995 al 54% en 2010 (64% para mujeres entre 25-54 años). El incremento en las tasas de empleo femeninas es un dato MUY positivo por varias razones: En primer lugar porque permite obtener mayores rentas familiares y mayor independencia económica de la mujer; en segundo lugar, porque implica un avance hacia la incorporación plena de la mujer en el mundo laboral que es absolutamente necesario en el contexto demográfico que nos encontramos, y en tercer lugar, porque la plena equiparación laboral de la mujer permitirá avanzar en la plena igualdad de género en nuestra sociedad.

Pero no debemos dejar escapar que este espectacular aumento en las tasas de empleo femeninas ha venido acompañado de una disminución record de la tasa de natalidad. No en vano, nos hemos convertido en uno de los países del mundo con menores tasas de natalidad – 1.4 hijos por mujer (frente a 1.8 de media en los países de la OCDE), claramente por debajo de la tasa de reemplazo (alrededor de 2 hijos por mujer), lo cual provocará, a medio plazo, una disminución en el tamaño de la población trabajadora que dificulta seriamente la viabilidad de nuestro sistema de pensiones.

¿Por qué han descendido más las tasas de natalidad en España que en los países de nuestro entorno? Fundamentalmente por dos razones: (i) porque la inestabilidad laboral de nuestras mujeres jóvenes – la gran mayoría con contratos temporales de corta duración , provoca un retraso notable en la edad de entrada en la maternidad ( 30 años en media en 2011), y en consecuencia una disminución en el número total de hijos por mujer, y (ii) porque la conciliación laboral y familiar es especialmente complicada en nuestro país, mucho más complicada que en los países de nuestro entorno.

Quisiera detenerme en esta entrada en la dificultad de conciliar familia y trabajo en nuestro país, y resaltar en primer lugar una “anomalía” de nuestra regulación laboral con respecto a la de los países de nuestro entorno, y que se refiere a la jornada laboral estándar: Cuando la OCDE hace referencia a “medidas de flexibilización de la jornada laboral”, las define explícitamente como “medidas que permiten modificar el horario laboral estándar, de 9 a 5”. En España estamos muy lejos de cumplir este horario estándar europeo en el sector privado, sobre todo en cuanto a las horas de salida se refiere. Alrededor de un 52% de hombres y un 43% de mujeres que trabajan a tiempo completo en el sector privado tienen el régimen de jornada partida (estas proporciones disminuyen al 25 y 20% respectivamente en el sector público), con paradas al mediodía en muchos casos de casi dos horas, y con el consiguiente retraso en la hora de salida.

Esto dificulta enormemente la conciliación familiar y laboral, y así lo ponen de manifiesto los trabajadores y trabajadoras encuestados en la reciente “Encuesta sobre la calidad de vida en el Trabajo – 2010”. En esta encuesta se pregunta por el grado de satisfacción sobre la conciliación de su vida laboral y familiar. El primer dato que se desprende de la encuesta es que el grado de insatisfacción es muy alto: Alrededor del 70% de hombres y mujeres que tienen hijos menores de 15 años y que trabajan a tiempo completo se sienten muy insatisfechos con su grado de conciliación. En segundo lugar, el porcentaje de mujeres altamente insatisfechas con su grado de conciliación laboral y familiar aumenta en un 44% al comparar aquellas que tienen jornada partida con respecto a mujeres con similares características pero que disfrutan de jornada continua. Este efecto no es significativo para trabajadoras del sector público ni para varones en ninguno de los sectores.

Un cambio más o menos generalizado de horarios laborales no es una tarea trivial. Deben implicarse tanto el Gobierno como los agentes sociales, que hasta el momento no parecen haber mostrado en general un particular interés en este tipo de iniciativas. Sin embargo, el programa del Partido Popular, que gobernará en breve, en su sección denominada “Comprometidos con el Bienestar”, en su apartado de Igualdad Real (3.4), presenta la medida 03, que indica explícitamente que “Buscaremos un acuerdo para racionalizar los horarios adaptándolos a los usos europeos”. Esperemos que cumpla lo prometido en su programa electoral y busque los acuerdos necesarios.

Con este argumento, por supuesto no quisiera restar importancia a la necesidad de introducir medidas de flexibilización del horario laboral y otras iniciativas para conciliar la vida familiar y laboral. Con respecto a la flexibilización de horarios, tenemos datos que nos permiten afirmar que existe de hecho una demanda hacia una mayor flexibilización, pues de la Encuesta sobre la Calidad de Vida en el Trabajo – 2010 también se desprende que solamente un 36% de los trabajadores a tiempo completo en el sector público y un 27% de los trabajadores en el sector privado están muy satisfechos en cuanto a la flexibilidad de los horarios (se incluyen aquí trabajadores con y sin hijos).

España tiene mucho camino por recorrer si queremos compararnos con la mayoría de los países de nuestro entorno, ya que nos encontramos entre los países que disponen de menores medidas hacia la conciliación laboral y familiar [ver “Doing Better for Families – OCDE 2011 ]

Quisiera, sin embargo, terminar la entrada con un dato esperanzador. En España, existe un número no desdeñable de empresas que han entendido la conciliación como una necesidad para retener el talento y la fidelización de sus trabajadores. Empresas de sectores productivos muy diferentes, como IBM, COFACE, Iberdrola, SEAT, Hewlett-Packard, Vodafone o Mercadona, por mencionar sólo algunos ejemplos, han implantado medidas de flexibilidad que abarcan desde la jornada continua hasta la flexibilización de los horarios o la disponibilidad de servicios de guarderías en las empresas. En la mayoría de los casos, son grandes empresas las que han implantado estas iniciativas. Es necesario que esta iniciativa se traslade también a la pequeña y mediana empresa, ajustando en cada caso las medidas a las posibilidades. No es una tarea fácil, ya que cada sector y en menor medida cada empresa tiene especificidades que han de tenerse en cuenta, pero por encima de todo es necesaria una firme voluntad de avanzar en este aspecto.