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Post Mortem - 1: Reflexiones sobre los tests de estrés

Los test de estrés suponen un hito en nuestra historia bancaria pues por primera vez el Banco de España facilita al público una importantísima cantidad de información sobre la salud de nuestro sistema financiero. Los resultados de los tests muestran un sistema financiero que es en su conjunto más sano de lo que en un principio se podía esperar. Las necesidades de capital son bajísimas, tanto para España como para la totalidad de los países participantes y uno se pregunta qué necesidad había de este lio por 3,500 millones de euros, algo que un fondo de gestión riesgo de tamaño mediano y con ganas de tomar riesgos podía solventar sin agobio. En su momento, el Banco de España tendrá que evaluar la gestión que ha hecho de esta crisis pues algo de responsabilidad tiene en el portazo que el interbancario europeo ha pegado a nuestro sistema y los tremendos problemas de selección adversa que han tenido nuestras entidades pero, justo es decirlo, nuestro banco central ha realizado unos tests que, aunque hay camino por recorrer en esta crisis, sorprenden por su seriedad y dureza y merecen un estudio detallado, como tambien apunta Luis. Nuestro supervisor tiene una reputación excelente entre analistas y otros bancos centrales y la gestión que de la crisis había hecho hasta ahora emborronaba, en mi opinión, tal reputación. Los tests son un paso que permiten al Banco de España recuperar esa imagen de supervisor implacable que tanto se ha echado en falta desde este blog. Vaya por delante que, como comentaré más abajo, la estrategia seguida no me parece la más acertada pero que juzgando los tests de forma aislada es difícil no tener una impresión positiva.

Nuestro país ha sido especialmente ambicioso en lo que a estas pruebas se refiere cuando se nos compara con el resto de nuestros socios. No es de extrañar. Probablemente hayamos sido el país que más ha insistido en la necesidad de estos test, pues es nuestro sistema financiero el que está castigado sin acceso al mercado mayorista sin el cual nuestras entidades simplemente no pueden resistir mucho más tiempo, y por tanto era mayor nuestro nivel de exigencia. Como hemos alcanzado ese mayor nivel de exigencia es mediante una cobertura de las pruebas que alcanza a la práctica totalidad del sistema y supuestos de pérdidas muy agresivos. Los tests son un paso muy positivo hacia la normalización de nuestra vida financiera y debe facilitar el acceso de muchas instituciones al mercado mayorista (así según noticias Bankinter ha colocado 400 millones de euros de cédulas hipotecarias, el 40% entre inversores extranjeros) pero, hay que decir, que estos tests son sólo un paso hacia la mejora de nuestra economía.

Fusiones y estrés: Apalanca lo bueno para absorber lo malo (más una ayudita)

La estrategia seguida por el Banco de España durante la presente crisis es la de utilizar los balances buenos (Cajastur, BBK, …) para absorber los malos (CCM, Cajasur, …) a la vez que se facilitaba la concentración del sistema a través de los SIP mediante los fondos del FROB, que se hacían disponibles si la entidad resultante cumplía determinados requisitos de tamaño relativos a los de la entidad dominante original. Con esto último lo que se perseguía era la combinación de entidades diversificadas regionalmente, con grandes balances y posibilidad de sinergias que dotasen a la entidad resultante de los recursos propios que permitiesen la absorción de posibles pérdidas. El problema de nuestro sistema financiero residía, o reside, que esto está por terminar, en la dispersión en la sección cruzada no en el conjunto del sistema, pues, entonces, parece haber dicho nuestro regulador, concentremos y los problemas individuales desaparecen. Esto es, la estrategia seguida ha sido la de apalancar lo bueno para “diluir” lo malo más por supuesto la ayuda del FROB y el FGD, que es de alrededor de un 1.5% del PIB (10,583 millones del FROB, 3,775 del FGD más los 1,835, que excluyen los 208 de Caja Sur) a la que vuelvo más abajo.

La estrategia era factible por dos motivos en mi opinión. Primero el sistema de las cajas de ahorro era uno de un fragmentación extrema, con una gran cantidad de entidades, muchas mal gestionadas, con carteras concentradas. Precisamente porque el sistema estaba altamente atomizado la competencia también hacía que hubiese un gran número de cajas muy bien gestionadas, eficientes y que en un principio podrían beneficiarse sobremanera de una clarificación del panorama financiero, sobre todo mediante la eliminación de competidores que permitiese una mayor concentración y beneficios. Esto se combinaría con la generación de recursos propios para facilitar la recapitalización del sistema ante escenarios más adversos. Segundo, el sistema tenía un alto nivel de provisiones genéricas que habiéndose acumulado, de forma real y no ficticia, en las mejores cajas dotaba a éstas de capacidad de absorción de las pérdidas de las malas, lo que facilitaba su adquisición a precios atractivos. Esto es a mi manera de ver uno de los beneficios mayores del sistema de las provisiones genéricas, que permite la acumulación de capital en las entidades ‘buenas’ que es fácilmente transferible a las “malas’ mediante un proceso de adquisiciones durante una crisis bancaria; ello permite el ahorro de los fondos públicos en las inevitables crisis bancarias pero tiene el coste de que este uso de las reservas puede ser en detrimento de la nueva generación de crédito.

El capital necesario para la recapitalización del sistema tiene por tanto tres fuentes: Ese 1.5% del PIB de fondos públicos que se han utilizado a través del FROB y el FGD, el capital que ya está, por así decirlo, en el sistema en forma de provisiones de las entidades sanas que se va a utilizar para absorber las posibles pérdidas del sistema y, tres los futuros recursos propios. La nueva regulación sobre cajas de ahorro además facilita la captación de capital en el mercado, algo que la anterior ordenación legal hacia imposible.

Los costes de esta solución

El Banco de España parece dispuesto a evitar pérdidas a ninguno de los acreedores de las entidades financieras españolas (más allá de los depósitos que, por supuesto, están garantizados por el FGD). Esta fue una decisión estratégica que, como he sostenido en anteriores ocasiones, está en el origen de la peculiar evolución de nuestra crisis. Primero, contra lo que se repite de una forma un tanto cansina, esto no fue la norma seguida en EE.UU. donde la protección se hizo extensiva sólo a las instituciones consideradas sistémicas, sobre todo después de Lehman. En EE.UU. “caen” bancos todos los días. A algunos se les aplica la formula BBK-Cajasur, donde el FDIC (el FDG estadounidense) absorbe parte de las pérdidas de los activos de la entidad fallida cuando es adquirida por otra. Así por ejemplo, el viernes cayó un tal Sterling Bank, en el estado de Florida, que fue adquirido por otro de nombre, y por esto me parece apropiado traerlo a colación, Iberiabank y que obtuvo un arreglo del FDIC similar al de BBK con el FROB. Pero tambien hubo otras entidades que encontraron compradores que no asumieron la deuda de la entidad insolvente, ni la "senior" ni la "junior". Ese fue el caso, nada menos, de Washington Mutual (WaMu), la segunda bancarrota más importante de la historia de EE.UU., después de Lehman, donde ni la deuda ‘junior’ ni la ‘senior” fue asumida por JP Morgan Chase, que fue la entidad que adquirió las operaciones bancarias de WaMu. Esto es lo que, por motivos que aún no entiendo, no se ha permitido que ocurra en nuestro caso y creo que es perjudicial para los intereses de nuestra economía, que es lo fundamental, no si Caja Sur quiebra o no.

En nuestro caso las entidades sistémicas, BBVA, Santander, La Caixa son las más solventes. Es por ello por lo que la gestión de la presente crisis me suscita tantas dudas: se ha permitido que las entidades de segundo nivel comprometan al sistema en su conjunto, incluyendo la financiación de deuda soberana, algo completamente insólito y que habla mal de la gestión de esta crisis.

El problema de nuestro sistema financiero es uno de sobreapalancamiento y como bien saben los estudiosos de teoría bancaria el sobreapalancamiento resulta en una disminución del flujo del crédito, pues los recursos propios se dedican de forma óptima, privada que no socialmente, a retirar la deuda existente y se dejan de financiar proyectos provechosos para la economía. Mediante la concentración y consolidación bancaria no se avanza nada en este tema. Así, pregúntese el lector, si la absorción de Cajasur por BBK favorece el que esta última institución incremente o disminuya el flujo de crédito. Esto es, se utiliza el capital y las provisiones de las instituciones buenas para absorber las pérdidas de las malas no para “robarles” el negocio mediante la extensión de crédito a los proyectos que así lo merezcan.

Una vez más hay que recordar lo obvio y es que en España todo el ajuste es real y nada nominal. La satisfacción de las deudas del sector privado va a ser un proceso lento de desapalancamiento que sólo puede ser a costa de la generación de nuevo crédito, sobre todo a las pymes, grandes generadoras de empleo. Se dirá que las instituciones más sanas (Santander, BBVA ) pueden facilitar dicho crédito pero no lo creo, aunque todo depende por supuesto de la relación entre riesgo y retorno esperado entre las distintas oportunidades de inversión, como todo en finanzas. En un entorno donde la economía se enfrenta a unas perspectivas muy negativas, y sobre todo con una incertidumbre enorme sobre el nuevo modelo de crecimiento, el retorno esperado exigido va a ser mucho mayor y por tanto menor los proyectos que se van a financiar, sobre todo por entidades con carteras muy importantes de riesgo español, como son Santander y BBVA. Y las instituciones extranjeras pueden tardar en volver a refinanciar la economía española. En fin, no pongo en duda que haya una mayor consolidación de los depósitos y la actividad bancaria en general pero dudo que España sea un mercado de expansión para nuestras entidades más internacionales.

Lo que de aquí sale por tanto es un proceso de satisfacción del pago de las deudas contraídas durante la burbuja inmobiliaria que beneficia a todos los acreedores, tanto españoles como extranjeros, sobre todo como hemos repetido hasta la saciedad, alemanes, que tan imprudentemente invirtieron en activos relacionados con la actividad inmobiliaria. Esta satisfacción sólo puede ser a costa de la generación de nuevo crédito y el crecimiento de nuestra economía. En un entorno donde el desempleo es del 20% es simplemente una imprudencia el sacrificio de cualquier fuente de crecimiento. Recuérdese lo obvio: La salud del sistema financiero no es un fin en sí mismo, es un medio para la prosperidad de los españoles. Es esto lo que desgraciadamente parece olvidado en todo este ejercicio.