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La situación de la banca española – y 3: Ideas (nuevas y viejas) para resolver nuestra crisis bancaria – Parte 2

Concluyo con este post mis reflexiones de dónde estamos. Recordad la idea principal: Hay que estabilizar la estructura de la banca en España y facilitar su refinanciación. Ahora mismo sólo hay un reguero minúsculo de liquidez extranjera privada para activos españoles; casi toda la liquidez extranjera fluye a través de canales públicos (el BCE). Esto no puede continuar. La estrategia de fusiones ha sido una profunda equivocación. ¿Por qué? Una vez más, porque uno de los problemas que teníamos era el de selección adversa, que el inversor extranjero que se necesita para refinanciar pasivos bancarios no puede distinguir entre balances buenos y malos. Y lo que se hace, en vez de clarificar, es fusionar (empezando por aquella cosa extraña de fueron los SIPs) que no hace sino profundizar en los problemas de selección adversa pues el inversor extranjero no sabe ahora lo que refinancia. Se sigue que la idea tiene que ser clarificar balances para así facilitar la refinanciación privada del sistema bancario español, al menos de su parte buena. Para ello lo que aquí se propone es intervenir entidades y forzar la creación de bancos buenos y malos, profundizar y mejorar lo que se hizo con BFA/Bankia.

Esta solución tiene ventajas sobre la del banco malo: Primero es más sencilla; la creación de un banco malo para todo el sistema bancario español es intensa desde el punto de vista de la organización, colección de información y demás. Y también desde el punto de vista del capital, por supuesto. Segundo, presenta problemas de economía política: Habría que resistir la tentación, fuese justo o injusto, de que otro tipo de entidades, promotoras por ejemplo, pudiesen vender sus activos al banco malo. Tercero, en el caso de las entidades que no se intervengan deja las perdidas y la necesidad de absorción de las mismas en el accionariado de esas entidades, que es donde deben estar y ahorra al contribuyente la necesidad de tener que adquirir y calcular el valor de los activos deteriorados de las entidades, que, siendo solventes, tienen un problema de financiación. El banco malo agregado, para ser convincente, va a necesitar de un tamaño que ahora mismo no parece factible sin una sustancial ayuda externa (del EFSF, por ejemplo) y no parece que esto sea una opción viable ahora mismo, desde el punto de vista económico y político.

I. La propuesta en forma resumida y rápida

Como muchos me dicen que escribo demasiado y con demasiado detalle, lo que sigue es la propuesta de forma resumida. La propuesta consiste en la formación de varios bancos malos a partir de los bancos existentes. La diferencia es que se intervienen determinadas entidades y se “desgaja” de ellas, activos y pasivos. En un banco malo agregado, al menos de la forma que se ejecuta por lo general (véase NAMA), se capitaliza una entidad nueva para absorber los activos deteriorados de entidades existentes. La diferencia es que aquí esto se hace, primero, entidad por entidad, y segundo se juega con los dos lados del balance de las entidades sometidas a intervención. Claramente una estrategia de intervención puntual es más barata que la de un banco malo agregado pero tiene el riesgo de no ser suficientemente convincente. Los pasos, brevemente, son los siguientes:

a) Se intervienen las entidades sistémicas infracapitalizadas, deshaciendo fusiones si fuese el caso así como destituyendo a la gestión si se considera conveniente.

b) Un consultor externo, no nuestras autoridades, analiza la situación patrimonial de la entidad intervenida. Dado que cada vez que se ha intervenido una entidad (CCM, CAM, el Banco de Valencia, increíble sainete ese …) se ha descubierto un agujero patrimonial mayor que el reconocido hasta la fecha no hay riesgo alguno de que se descubra que la entidad intervenida, si bien elegida, no necesite de una intervención. Bromas aparte, entiendo que esto siempre es delicado pero el hecho de que una entidad no pueda acceder al mercado más que con avales del estado o través de una sobreexplotada red, tendría que ser motivo suficiente para encender un mecanismo de intervención que tenga como propósito el establecimiento de la verdadera situación patrimonial de la entidad. El hecho de que una entidad no pueda acudir en el mercado, incluso con deuda senior lo dice todo sobre cómo ve el mercado a la entidad.

c) Se reorganiza la entidad intervenida en un banco malo y otro bueno. En el balance del bueno van los mejores activos, depósitos y la deuda senior. El malo tendrá por el lado del activo el banco bueno, los activos más deteriorados y por el pasivo lo que se pueda de deuda subordinada y otros pasivos (habría que discutir en qué pasivo es más útil la deuda avalada, sin el del banco bueno o en el del banco malo.)

Se necesita capital para ambos bancos. El bueno se (intenta) vende(r) a un banco extranjero, no español, para facilitar la entrada de capital nuevo en nuestro sistema bancario y mantener algo de la competencia (casi todo va a salir del contribuyente/consumidor español, bien mediante impuestos o mayores “precios” de intermediación financiera pero que se haga lo que se pueda.) Lo ideal sería venderlo a una entidad extranjera ya presente en nuestro país pues eso disminuye la prima que habría que dar a este nuevo capital. El banco malo se liquida de forma lenta, imponiendo perdidas donde se pueda y se capitaliza con fondos públicos (¿de dónde si no?)

Hay varios riesgos asociados con esta estrategia. La más obvia es que se interviene, pongamos una entidad sistémica y uno se encuentra más adelante que hay otra con problemas similares. Esto requeriría un nuevo esfuerzo a la hora de hacer la segunda intervención que requeriría de los fondos correspondientes y así sucesivamente. Se agota la capacidad del estado y la del capital privado para absorber entidades. El riesgo de este método es que en principio es abierto: El mercado puede inferir que, hecha una intervención, es la primera de muchas y con ello se seca la liquidez a otras entidades que tienen dificultades para recapitalizarse pues los nuevos accionistas temen que se les diluya más adelante.

El segundo riesgo es que directamente el capital privado extranjero no exista para estas adquisiciones de bancos buenos. Como mencioné en un post anterior este es un efecto colateral de la falta de perspectivas de crecimiento. Pongamos por ejemplo que se contacta a un banco chino o brasileño y se le ofrece el banco bueno a un precio atractivo. Esto sería lo ideal pues lo que se quiere es capital que esté lo menos correlacionado posible con la economía de la eurozona. Pero es difícil “vender” al accionariado del banco brasileño o chino que es buena idea invertir en una entidad española cuando el país no tiene perspectivas de crecimiento y sí las tienen Brasil o China. Además hay un problema de exceso de capacidad en la banca española que va a deprimir los márgenes y un problema de demanda de servicios bancarios, que es el que se deriva de tener una economía excesivamente apalancada y con poco apetito para el crédito. Ahora bien, si el “troceamiento” se hace bien y lo que “queda” en el balance del banco bueno es efectivamente atractivo, siempre ha de existir un precio lo suficientemente bajo que se igualen los rendimientos esperados corregidos por el riesgo a través de las distintas opciones de inversión.

Una peculiaridad del estado actual de nuestro sistema bancario es que tiene un problema enorme de refinanciación e información asimétrica a la vez que cuenta con entidades cuya solvencia no está en cuestión, lo que complica algo la entrada de capital extranjero. Los gestores extranjeros pueden temer el entrar en un mercado donde hay fuertes competidores y donde existe la posibilidad de que dichos bancos se queden con los buenos proyectos a invertir, dejando sólo los peores a los nuevos e inexpertos gestores. Hay que pensar por tanto en los bancos extranjeros ya presentes en nuestro país (que los hay y muy buenos) de países también con problemas de perspectivas.

Hay un problema de gestión que habrá que resolver a los gestores que entren en las nuevas entidades. Hay, desgraciadamente, oficinas que cerrar, personal que prejubilar o directamente despedir. El coste humano de todo esto es atroz.

También hay que evitar algunos de los errores que se hacen cuando se acomete la creación de bancos malos a partir de entidades existentes. Por ejemplo, existe la tentación de, para ahorrar fondos públicos, capitalizar el banco malo emitiendo deuda que suscribe el banco bueno. Este error, por increíble que parezca, se cometió en la resolución de la crisis bancaria china a finales de los años noventa (la historia de la no resolución de la crisis bancaria china de aquellos años se cuenta en “Red Capitalism,” de C. E. Walter y F. J. T. Howe, John Wiley & Sons (Asia), 2011, que es un libro muy mal escrito pero que recomiendo). Esto por supuesto deja al banco bueno expuesto a los mismos activos problemáticos a los que estaba con anterioridad a la intervención y dificulta lo que se intenta perseguir, que es mejorar la refinanciación del banco bueno.

Por último no veo cómo se puede hacer esto sin capital público. Lo dije en el post anterior: Necesitamos capital que esté dispuesto a absorber pérdidas y éste sólo puede ser público. La pérdida de confianza en buena parte de nuestro sector bancario es total, como lo demuestra el hecho de que la refinanciación de nuestro sector bancario se hace ahora sólo a través del BCE. Y no puede salir del sistema bancario español sin forzar en exceso al FGD: Socializar las pérdidas entre el sector bancario ahonda en el problema de liquidez agregado que tiene nuestra economía.

II. Otras propuestas

1. No hacer nada

Una posibilidad es seguir haciendo lo que se está haciendo, provisionando poco a poco, recapitalizándose mediante la retención de beneficios, una inyección del FROB por aquí, una del FGD por aquí, un Real Decreto más si la economía resulta a final de año estar mejor que las predicciones negras que hay ahora (por cierto, que tan mal parecen estar las cosas que nuestra economía sólo puede sorprender “al alza” pero esto lo dejamos para otro día.)

¿Cuáles son los riesgo de dejar que el tiempo lo arregle? Primero, que puede que no funcione. La estrategia habitual de recapitalizar bancos mediante un “carry trade,” que es el truco habitual de los banqueros centrales, requiere varias cosas: Primero que la capitalización de ese carry trade sea suficiente para devolver la solvencia que falte a la entidad; esto depende de las perdidas latentes que tenga el banco y de su eficiencia; si las primeras son muy altas no hay carry trade que rescate a un banco (es por ello por lo que el LTRO del BCE, creo, va a hacer muy poco por la solvencia de nuestras entidades más problemáticas). En cuanto a la eficiencia, es mejor ser eficiente que no serlo, pero ahora no es lo más importante porque el entorno macroeconómico tan adverso no permite aventurar beneficios importantes para la actividad bancaria en un futuro próximo.

El segundo riesgo es que en un entorno de desapalancamiento vamos a estar expuestos a una crisis constante de liquidez que puede que afecte menos a nuestros bancos, conectados como están al BCE, pero que, me temo, puede afectar al estado. Y hay que recordar algo: No podemos permitirnos bajo ningún concepto la intervención. Si el lector cree que estos presupuestos son restrictivos que espere a ver el que nos van a hacer si hay intervención.

Sinceramente creo que no hacer nada no es una opción.

2. El banco malo agregado

Incluyo ahora la propuesta del banco malo agregado, similar en lo conceptual a la primera pero con diferencias. No es mala idea pero quizás ahora imposible por la falta de fondos. Muchos ‘trucos’ que se describen aquí también aplican a la propuesta y viceversa.

2.1 Estructura básica

Luis y yo ya hemos hablado de esta posibilidad. Hay dudas sobre si es factible y puede que no utilice de forma óptima los escasos recursos públicos. Aquí va de todas formas, por si la oportunidad se presenta. Lo describo y dejo un montón de detalles, todos ellos importantes, en el tintero. El banco malo es como cualquier otro banco: Tiene un activo y un pasivo. En el activo van activos deteriorados del sector financiero; en el pasivo va el capital y la deuda emitida.

2.1.A Activos

Las entidades beneficiarias del esquema de banco malo agregado pondrán la inspección de sus balances a disposición de un consultor externo, que determinará el valor de los activos en los libros, bien por el precio de mercado si existiese o “de modelo” si el mercado se considerase tan desprovisto de liquidez que los precios no fuesen “fiables”.

Estos activos, una vez organizados por categorías (prestamos hipotecarios, a actividades productivas, …) se colocaran en una lista organizados de mejor a peor calidad y se transferirán al banco malo todos los activos de una calidad por debajo de un determinado nivel. Esto tiene un doble beneficio: Por un lado se garantiza al mercado que todos los activos que permanezcan en el balance de la entidad beneficiaria son, en opinión del consultor externo, mejores que los que se transfieren y esto inmediatamente lleva a una revaluación al alza el balance y, en el mejor de los casos, podría resultar en un mejor acceso a la financiación mayorista (soñar no cuesta). Un segundo beneficio es la claridad del proceso que elimina completamente los problemas de selección adversa al eliminar a su vez la influencia de la entidad beneficiaria en la elección de los activos a transferir.

El precio al que se transfieren los activos es el precio de mercado o de modelo, en ausencia de un mercado, pero en ningún caso el precio de libro, que implicaría en una mayoría de casos una transferencia inaceptable al accionariado de las entidades beneficiarias. Además, y casi con toda probabilidad, Bruselas no nos lo permitiría; opiniones varias de la Comisión e incluso de BCE, en ocasión del establecimiento del banco malo irlandés, NAMA, hablan del “valor económico real” a la hora de referirse al precio a utilizar para la transferencia de los activos. Véase, por ejemplo, “Communication from the Comission on the Treatment of Impaired Assets in the Community Banking Sector,” en particular la sección 5 del capítulo 5 de Febrero de 2009. Véase también las comunicaciones de prensa al respecto (IP/09/322 IP/08/1495). La opinión del BCE, sobre el establecimiento de NAMA, es aquí de gran importancia (‘Opinion of the European Central Bank of 31 August 2009 on the establishment of the National Asset Management Agency,” en particular los párrafos 1.4 a 1.6.) Por cierto que estas opiniones serian también relevantes para la creación del banco bueno y malo discutido más arriba.

2.1.B Pasivo

Esta es la parte más difícil del esquema pues francamente no sé si la financiación existe todavía para hacer el banco malo (el año pasado quizás hubiera sido factible pero como todo lo hacemos tarde, mal y nunca … ). Antes de describir la estructura del pasivo se ha de insistir en lo siguiente: Se va a necesitar capital externo para absorber las pérdidas que puedan realizarse en el banco malo pero entiéndase bien: En un principio no hay subsidio para el accionariado de las entidades beneficiarias, pues el trasvase de los activos se hace bien a precio de mercado o al valor económico real, estimado con un modelo elaborado por un consultor externo. Esto es, el capital absorberá un riesgo elevado pero con un rendimiento esperado también alto. El principio económico en que hay construir la solución es que un capitalista dispuesto a esperar un periodo largo de incertidumbre puede obtener un rendimiento alto en su inversión.

Capital. Claramente lo ideal sería que el capital fuese de una entidad, pública o privada extranjera pero esto es simplemente irrealista (y surrealista el creer que pueda pasar). La conclusión es que el estado tendrá que poner parte del capital. Como bien señala Aristóbulo de Juan, no hay crisis bancaria que no se resuelva con un subsidio por aquí o por allá. Esta no va a ser distinta (nuestros acreedores extranjeros no lo van a permitir por cierto, y nos hemos colocado en una situación desastrosa en lo que a esto se refiere.)

Pongamos, por ejemplo, que el estado a través del FROB invierte en el banco malo 10.000-20.000 millones de euros de patrimonio neto, que tendrá que “encontrar” emitiendo deuda en el mercado con la garantía del estado. El contribuyente español por tanto asume las pérdidas del banco malo si se produjesen y toda el alza, si se produjese también (y, una vez más, no hay subsidio alguno porque el precio que se utiliza no es el de libro sino el de mercado o el que marque el modelo.)

Una alternativa que propone Aristóbulo de Juan es que sea el FGD quien aporte el capital con un préstamo del mismo FROB, a devolver durante muchos años. La experiencia de de Juan es enorme y está mejor informado de la situación patrimonial de muchas de las entidades que quien esto escribe; pero esta crisis todavía tiene mucho recorrido y sinceramente también creo que hay un límite a lo que el sistema puede generar para rescatar al propio sistema. No sé … si se puede socializar entre los bancos algo de la toma de riesgo que se haga, pero incluso desde el punto de vista de la imagen externa ésta es una ruta peligrosa pues lo que se necesita es “capital fresco” y el inversor extranjero va a pensar que lo que se está haciendo es simplemente una reorganización de pasivos sin nuevo capital, o mejor dicho con el capital ya existente en el sistema bancario español.

Apalancamiento. El banco emite deuda que colocará entre en uno de los fondos europeos (como el EFSF o similar). Supongamos que se hace un apalancamiento de 5 a 1. Esto colocaría el fondo entre los 50.000 y los 100.000 millones de euros. Un primer tramo de la deuda, pongamos los primeros 20.000 millones será subordinada y convertible en capital si determinados criterios contables se traspasan. De esta forma hay en realidad, y en las peores contingencias, entre 30.000 y 40.000 millones de euros para absorber las pérdidas que se realicen en los activos. El resto será deuda senior con un aval del estado (nótese por tanto que sólo esos 20.000 millones de deuda convertible, los “cocos”, no cuentan con el aval del estado.)

Esto es, el esquema que aquí se propone sigue financiándose con avales, pero ahora el control esta en manos del estado que puede utilizar estas garantías para atacar en profundidad la crisis bancaria. Tal y como se están dando ahora los avales no se obtiene nada a cambio: Es como tener dar una opción “put” y dejar que una tercera parte maximice la volatilidad. Utilícese el aval pero de tal forma que dote al estado de un mayor control en la gestión de esta crisis. Tal como se está haciendo el estado toma todo el riesgo sin control alguno.

Es probablemente ilusorio pensar que el EFSF pueda entrar con esos 20.000 millones con la posibilidad de absorber la segunda perdida, pero una vez más necesitamos algo de capital extranjero por algún lado y se debería intentar (para qué las buenas relaciones con Alemania y los viajes semanales a Berlín si no es para sacar algo razonable a cambio; sinceramente creo que el riesgo que tomarían no es tan alto dado el retorno, que puede ser evitar una intervención generalizada de España). El resto del apalancamiento cuenta con la protección de esos 30-40.000 millones de colchón más el aval del estado.

¿Hay papel para el capital privado? No hay que descartar que si el diseño del banco malo es el adecuado algunas entidades quieran participar en alguna parte del pasivo. Por ejemplo se podía emitir deuda senior con la característica de que la opción de convertir en patrimonio permaneciese con el tenedor del bono, de tal forma que si el rendimiento del banco malo fuese alto (como debería ser en todo buen diseño) estas entidades quisiesen en su momento convertir el bono en acción (todo esto va a requerir de unos bancos de inversión con notables poderes de persuasión pero …)

2.2 Otras observaciones

El banco malo ha de constituirse con mucha rapidez porque durante el periodo de su constitución habrá grandes dudas sobre el futuro de la estructura bancaria española. No todas las entidades podrían participar. Por ejemplo, se podría excluir del esquema a BBVA y Santander. Es injusto para ellas pero no es que estas entidades y sus gestores no se hayan beneficiado de muchas dádivas de origen político con anterioridad.

El compromiso del estado para con el banco malo no debe ser abierto. La inversión inicial más los avales es el compromiso del estado para con todo esto y nada mas. Habría que encontrar el mecanismo legal para evitar la tentación de que futuros gobiernos quieran seguir financiando el banco malo en caso de perdidas desorbitadas.

La transferencia de los activos de las entidades beneficiarias a precio de mercado o de modelo abrirá importantes agujeros en sus balances, lo que probablemente llevará a que tengan que acudir al mercado de capitales y diluir al accionariado existente. Pero el capital privado ahora sabe que invierte en un balance limpio y sin las sorpresas que han implicado estas absurdas fusiones sin más propiciadas por nuestras autoridades.

2.3 Riesgos del banco malo

El banco malo está estructurado de tal forma que se atractivo la inversión del capital, también por parte del sector privado. En este caso si no se consigue ninguna entrada de capital privado en el esquema se mandaría una señal desastrosa al mercado internacional de capitales y que probablemente se traduciría en una evaporación de la liquidez generalizada para nuestro país, la parte pública y la privada. Esto tendría consecuencias desastrosas porque probablemente llevaría inevitablemente a la intervención de nuestra economía.

Un riesgo es que la valoración de los activos no se haga bien y que se empiecen a producir pérdidas que eliminen el capital, una vez convertidos los cocos, y fuercen al estado a hacer bueno los avales emitidos. Este banco puede operar “sin capital” (el aval por así decirlo es el activo en el balance que hace buena la deuda) pero ésta seria una situación gravísima porque el pasivo del estado pasaría de ser contingente a realizarse con el efecto inmediato sobre las cuentas públicas.