En una anterior entrada formulé dos preguntas sobre la venta del Banco de Valencia a Caixabank: ¿Qué explicaba la inconsistencia entre el precio de venta y el análisis de Oliver Wyman y cuáles eran los costes de las alternativas contempladas?
Sobre esta última reiterar lo que ya escribí: En ningún momento dije que era más barata la liquidación porque sencillamente no lo sé. Simplemente pedí que se hiciesen públicos los informes que efectivamente demostraban que la liquidación era más costosa para el contribuyente que esos 4.500 millones de euros adicionales más el esquema de protección de activos que se inyectan a BdV antes de su venta a Caixabank.
Es importante aclarar que el hecho de que sea más costoso para el contribuyente ahora la liquidación del Banco de Valencia no quiere en absoluto decir que lo hubiese sido también hace, pongamos dos años, cuando se insistió de forma tan testaruda que en nuestro país no había problema de insolvencia alguna. El coste de la estrategia contemporizadora que se ha seguido ha sido precisamente la de eliminar progresivamente opciones y es por ello que hemos acabado en el MoU. Efectivamente la estrategia de permitir que las entidades más deterioradas se acogiesen al programa de avales era que se sustituía un pasivo por otro. Esto es, se sustituía una deuda que se tenía frente a una entidad privada (nacional o extranjera) por una frente al estado. Si en su momento se quería proceder a la liquidación de la entidad beneficiaria del aval el contribuyente se ahorraría menos que en ausencia del aval. Como aquí comentamos, este año 2012, en Febrero, se permitió a una entidad con gravísimos problemas de insolvencia, como Bankia-BFA, emitir 15.000 millones de euros en bonos avalados; el Banco de Valencia ha emitido 1.500 millones con avales y antes, bajo los programas de 2008 y 2009, la CAM había emitido más de 5.000. A su vez el FROB había ya inyectado 1.000 millones de euros en la entidad valenciana. Esto es, el estado al contemplar la liquidación de la entidad con la posibilidad de perder de buenas a primeras 2.500 millones de euros.
A la hora de evaluar cualquier operación de restructuración bancaria hay que por tanto distinguir lo que hubiera sido óptimo si se hubiesen hecho las cosas bien desde el principio y lo que es óptimo ahora dado los errores que se han cometido. Lo primero es para ya para historiadores; lo segundo es lo que nos toca comentar.
Y lo del Banco de Valencia era la crónica de una muerte anunciada. El gráfico 1 recoge la evolución del porcentaje de los balances financiados por depósitos de la clientela (ver nota 1). Como puede observarse, a diferencia de los niveles para el sector el Banco de Valencia a partir de los años calientes de la burbuja (2005 a 2007) bajo notablemente el porcentaje del balance financiado por depósitos, de más del 65% en 2004 al 52% de 2008, mientras que las entidades de crédito mantuvieron el porcentaje si bien en una senda decreciente, no tan extrema como esta entidad en concreto.
El motivo es que el Banco de Valencia estaba incrementando notablemente los créditos a la clientela como porcentaje de los depósitos (de la clientela), como demuestra el gráfico 2 (los créditos a la clientela incluyen todo, préstamos hipotecarios así como para actividades productivas, que incluyen a su vez préstamos a constructoras y promotores; los informes anuales no permiten un desglose pormenorizado y exacto de todas estas entradas).
De hecho, durante esos años las tasas anuales de crecimiento del balance total del Banco de Valencia jamás bajaron del 20%. Este era un banco metido en una vorágine atroz y sorprende que esto no se viese venir.
¿Cuál era la fuente de financiación del Banco de Valencia? El gráfico 4 muestra el porcentaje del balance financiado por deuda mayorista (débitos representados por valores negociables y pasivos subordinados.) Lo hago desde 2005 para facilitar la comparación ya que hubo en ese año un cambio contable que afecta la lectura de los balances (véase Nota 1 y 2). Como puede verse en el gráfico la fenomenal expansión del balance de la entidad sólo pudo financiarse mediante la emisión de deuda mayorista, que incluía también bonos de titulización. En el año 2008 y según leo en la memoria correspondiente a 2009 los importes vivos de bonos de tesorería, titulización y demás así como los pasivos subordinados estaban como sigue:
Esto es el Banco de Valencia tenía emitidos 4.6 millardos de euros (billones anglosajones) en deuda de distintos tipos. Los pasivos subordinados incluyen 170 millones de euros de participaciones preferentes que se emitieron en el año 2006 (a un tipo de Eur+1.35%); esta era una emisión de carácter perpetuo con una opción de recompra a favor del emisor a partir de 2016.
Termino con una anécdota. Para esa historia de la crisis bancaria española que quiero escribir un día guardo un correo electrónico del mejor analista de la banca española que comentaba sobre la absurda valoración del Banco de Valencia y el increíble crecimiento de su cartera de préstamos y de cómo ya se hacia notar la desaceleración de la burbuja. La fecha: Octubre de 2006.
Todo esto es historia; agua bajo el puente pero es preciso recordarla para aclarar que si el contribuyente español está pagando lo que está pagando es por lo que se hizo en el pasado, o mejor dicho lo que se dejó de hacer.
NOTA 1: La caída de los depósitos como porcentaje del balance de los bancos españoles suscitó varias reacciones en la prensa nacional. Este es sin embargo un tema muy delicado y complejo desde el punto de vista contable. Efectivamente la caída de los depósitos que se observa en 2011 se debe en un parte importante, no todo, a reclasificaciones estadísticas así como amortizaciones de bonos de titulización. Estos bonos, y bajo determinadas circunstancias, se contabilizan como depósitos desde Junio de 2005 como consecuencia de un cambio contable que entró en vigor en esa fecha. Básicamente el criterio es que si el emisor retiene un parte importante del riesgo de los activos subyacentes dichos activos permanecen en el balance aunque la entidad haya recibido fondos por la emisión de los bonos de titulizacion. El balance se re-equilibra registrando en el pasivo un depósito cuyo tenedor es precisamente el fondo de titulización. La amortización acelerada de muchos de esos bonos de titulización por tanto produjo la bajada de depósitos. Esto sin embargo no resulta en una disminución de la posición de liquidez de la entidad que es lo fundamental.
NOTA 2: Por ejemplo en la memoria de 2005 que he descargado de la CNMV la titulización está recogida como depósitos (9.126.280 miles de euros) mientras que los depósitos que se reportan en la memoria de 2006 correspondientes a 2005 son en cambio 7.828.998. La diferencia son precisamente los 1.297.282 miles de euros que aparecen como bonos de titulización en la entrada de Débitos representados por valores negociables (véase nota 16.4 en la memoria anual correspondiente a 2006).