Recientemente la Comisión Nacional de Competencia (CNC) ha sancionado con multas millonarias a 15 fabricantes de sobres de papel españoles por haber acordado la eliminación de la competencia en el sector desde el año 1977 hasta el año 2010. Es un cártel del que la CNC ha obtenido muchísima información porque varias de las compañías integrantes han cooperado con las autoridades facilitando datos muy detallados acerca del funcionamiento y la dinámica de los acuerdos anticompetitivos. Por ello, las 341 páginas de la resolución de la CNC (ver aquí ) son una auténtica mina de datos para los estudiosos de la colusión entre empresas. En este post primero describo sucintamente el funcionamiento de estos acuerdos anticompetitivos. Posteriormente analizo las implicaciones que podemos extraer de este caso particular sobre los beneficios de introducir más competencia en la economía española. Más concretamente, este caso refleja como la falta de competencia en el mercado puede estar asociada a menores acicates para introducir mejoras tecnológicas. Además, este caso ilustra como la relativa escasez de empresas medianas en la economía española puede estar relacionada con una falta de competencia efectiva sectorial que distorsiona los incentivos a iniciar procesos de consolidación empresarial que generen empresas más eficientes y de mayor tamaño. Por último, el cártel de los sobres de papel nos revela el papel oscuro que pueden haber jugado algunas consultoras al facilitar el funcionamiento y el mantenimiento de acuerdos anticompetitivos en varios sectores.
El funcionamiento del cártel 1977-2010
El cártel consistía en acuerdos entre las compañías españolas productoras de sobre de papel para repartirse el mercado. Había tres diferentes tipos de sobre afectados, uno el de los sobres electorales (tanto para elecciones como para la propaganda electoral de los partidos), otro el de los sobres blancos y otro el de los sobres pre impresos.
En el caso de las licitaciones de sobres para las elecciones, para cada convocatoria electoral desde las primeras elecciones democráticas, las compañías se reunían y acordaban quién iba a llevarse el respectivo concurso, a qué precio se iba a ofertar y cuanto iba a ofrecer cada una para hacer el paripé y que las autoridades no se dieran cuenta del amaño.
Posteriormente, el ganador de la licitación subcontrataba secretamente la producción de sobres electorales a los otros miembros del “club” a un precio acordado previamente y por este mecanismo todos los integrantes del club se beneficiaban del pucherazo en base a unas proporciones constantes a lo largo del tiempo y que generalmente coincidían con la participación accionarial de cada empresa en la sociedad Hispapel. El cártel fue muy cuidadoso en las elecciones autonómicas para hacer miembros del club a fabricantes localizados en la autonomía correspondiente, con el objetivo evitar que se presentaran a las licitaciones con precio más bajos.
Estos acuerdos ilegales no se limitaban a las convocatorias de elecciones. En el 1995 estas mismas compañías llegan a un acuerdo para repartirse los llamados grandes clientes que eran 223 organizaciones con un volumen de compra superior a 5 millones de pesetas (por ejemplo la Agencia Tributaria, BBVA, Correos, Dirección General de Policía,…). Para cada gran cliente se designó a una compañía líder que se encargaba de coordinar las ofertas que cada miembro del club tenía que hacer al gran cliente y en su caso orquestar los pagos y subcontratas compensatorias necesarias para evitar la competencia en precios. Además, existía una penalización para cualquier empresa que se saltara algún acuerdo del club y ofertara a la baja. Esta penalización era de un 25% del importe del pedido. Este cártel fenece en el año 2010 cuando uno de los principales integrantes del club, Unipapel, denuncia el cártel a la propia CNC para beneficiarse de la inmunidad que se garantiza al primer miembro de un cártel que aporte pruebas de su existencia. (Para los interesados en ver los detalles cómo funciona este programa de clemencia a los delatores de un cártel en España ver aquí)
Una estimación del sobreprecio que pueden haber estado pagando los clientes por la existencia de un cártel es un ejercicio difícil que merece un estudio preciso y muy cuidadoso que sobrepasa los objetivos de este post. Sin embargo, podemos hacernos una idea del sobreprecio utilizando un ejemplo mencionado en la citada resolución de la CNC. En las elecciones al Parlamento europeo del año 1994, una empresa no perteneciente al puchero común –denominación utilizada por los propios integrantes del cártel- ofrece un precio más competitivo que el acordado por el cártel y gana el concurso ante la extrañeza de los responsables del Ministerio del Interior. Esta empresa ganó la licitación ofreciendo realizar los sobres electorales a un precio que era un 18.8% inferior a la propuesta amañada por el cártel. Podemos tomar este 18.8% como una cota inferior al sobreprecio que generó el cártel pues parece razonable suponer que las principales empresas del sector tenían costes inferiores y por tanto podían haberse permitido ofertar un precio inferior al de esta tercera empresa si hubieran competido en buena lid. Por otro lado, en las elecciones generales de Noviembre del 2011, cuando “el puchero” ya es historia, el ganador de la licitación lo hace con una oferta que representa una bajada del 40% sobre el precio máximo de licitación, cuando otros años la oferta ganadora amañada por el cártel no fue nunca más de un descuento del 10% sobre el precio máximo. En base a estos datos otra estimación del sobreprecio ocasionado por el cártel sería de alrededor de un 33%. En la Tabla de más abajo he recopilado la información del precio de licitación de varias elecciones -actualizado en euros del 2013- y en base a él y los dos porcentajes estimados computo el sobreprecio para las arcas públicas para cada una de ellos.
Las lecciones del cártel de los sobres
Este caso ilustra de una manera didáctica dos puntos que ya se han mencionado anteriormente en este blog acerca de los beneficios para nuestra economía de fomentar la competencia:
1. El efecto negativo de la falta de competencia sobre la inversión en innovación.
Tal como resumía en este post hay mucha evidencia empírica acerca del efecto positivo de la competencia en la productividad de las empresas y en la inversión de las mismas en innovación. En el caso de los fabricantes de sobres de papel, la CNC documenta un efecto negativo del cártel sobre el desarrollo tecnológico y en los incentivos para innovar. En este caso los miembros del cártel comparten la tecnología para la apertura fácil de sobres de papel con un compromiso mutuo de no competencia en posibles innovaciones tecnológicas. Hay menores incentivos a la innovación tecnológica porque también crearon una sociedad a la que cedieron todos los derechos de utilidades industriales presentes y futuras. Además concedieron licencias de uso de la tecnología sólo a los integrantes del núcleo duro del cártel.
2. El efecto de la falta de competencia sobre la distribución del tamaño de las empresas.
Este post de Pol Antràs muestra como las empresas españolas grandes son tan o más productivas que sus equivalentes europeas mientras que por el contrario las empresas pequeñas son mucho menos productivas que sus pares. Gran parte del problema de productividad española es que tenemos en proporción muchas empresas pequeñas. El caso de los sobres de papel muestra el papel que puede jugar la falta de competencia en explicar esta anómala distribución del tamaño de nuestras empresas. En particular, la cartelización del sector puede haber contribuido a dejar a España fuera del proceso de concentración sectorial que ha ocurrido en nuestros países vecinos. Mientras que en Europa se pasa de 30 grandes fabricantes a sólo 5 en España siguen presentes los 15 fabricantes multados. Esta diferencia en el proceso de consolidación puede explicarse porque la ausencia de competencia en España no ha hecho imperativa la búsqueda de mayores eficiencias y economías de escala. Al no competir, los fabricantes de menor tamaño no se ven presionados a consolidarse para conseguir un tamaño mínimo eficiente y por eso en España encontramos empresas pequeñas que en otros países se han consolidado.
Para finalizar, la resolución de la CNC pone sobre la mesa el papel oscuro que pueden haber jugado algunas consultoras en la cartelización de varios sectores nuestra economía. En el año 1995 Arthur Andersen hace una presentación a los miembros del club sobre los puntos clave para la implantación de un sistema para la revisión de los registros de facturación entre los integrantes del cártel. En su presentación Arthur Andersen argumenta que tiene experiencia en varios sectores tales como materiales de construcción, siderometalurgia y telecomunicaciones. También Deloitte-Touche presentó una propuesta sobre el mismo tema y la CNC menciona que hay evidencia de que se contrató a Price Waterhouse con el objetivo de auditar la información sobre facturación facilitada por los miembros del club. En vista a esta evidencia, ¿pueden ser las consultoras un buen lugar para tirar del hilo, encontrar más cárteles e incrementar la competencia en nuestro tejido productivo?