- Nada es Gratis - https://nadaesgratis.es -

Lecturas veraniegas: Buena Estrategia, Mala Estrategia

Dadas las fechas en las que nos encontramos me gustaría recomendar lo que en mi opinión constituye una excelente lectura para las vacaciones, sobre todo para aquellos de vosotros que tengáis algún interés en los temas de Economía Industrial aplicados. Se trata de un libro de Richard Rumelt titulado “Good Strategy, Bad Strategy: The Difference and Why It Matters”. Rumelt - doctorado por Harvard y profesor en UCLA- ha sido uno de los padres de la disciplina de estrategia empresarial con contribuciones fundamentales ya en los años 70 acerca del análisis de las estrategias de diversificación empresarial.

Desde entonces Rumelt ha simultaneado una carrera académica con la consultoría estratégica a gran número de empresas y también a gobiernos y otras entidades sin ánimo de lucro. Pues bien, en este libro resume de manera brillante sus experiencias durante más de 40 años de trabajo dedicados a investigar, enseñar y asesorar en este campo. Cada capítulo del libro es una auténtica joya de razonamiento aplicado y lógica empresarial ilustrados con una miríada de ejemplos reales. En este post sólo quiero destacar un par de lecciones que aplican genéricamente tanto al mundo de la empresa como a las estrategias de los gobiernos u otras entidades sin ánimo de lucro y que desde mi punto de vista ayudan a entender las malas estrategias de respuesta a la crisis económica que hemos observado por parte tanto de gobiernos como de empresas y bancos.

Según el autor, estrategia es un concepto muy sencillo sobre el que hay muchos malentendidos. Una buena estrategia está constituida simplemente por un buen diagnóstico del reto o problemas a los que se enfrenta una organización y un diseño coherente de las acciones conducentes a superar ese reto. Vamos, que no hay que hacer un doctorado en Estrategia Empresarial o en Economía Industrial para entenderlo. Sin embargo, pese a esta sencillez, la mala estrategia abunda por doquier y se encuentra en todo tipo de organizaciones. Rumelt está verdaderamente sublime explicando algunos porqués de esta parvedad de buenas estrategias y dando ejemplos e indicaciones que nos pueden ayudar a identificar rápidamente malas estrategia.

¿Por qué abunda tanto la mala estrategia?

Rumelt proporciona tres explicaciones principales. 1) Escasea la voluntad de tomar decisiones difíciles. Cualquier estrategia requiere elegir un camino y abandonar otros. Dado que generalmente habrá partidarios de cualquier trayectoria que se decida no seguir, una buena estrategia requerirá casi inevitablemente molestar a alguien. La mala estrategia es la consecuencia directa de intentar tener contento a todo el mundo mediante la elaboración de una estrategia lo suficientemente genérica, lo suficientemente abstracta, como para que evite importunar a nadie. 2) La falacia de pensar que un pensamiento positivo basta para alcanzar cualquier reto o solucionar cualquier problema. Según este tipo de pensamiento la clave del éxito reside en convencer a los miembros de la organización de pensar en positivo y no considerar la posibilidad de fallo. Sí, efectivamente es una chorrada pero es el mensaje real de muchos bestseller de management y además lo hemos vivido recientemente en nuestras carnes. 3) Hacer buena estrategia requiere un trabajo muy duro consistente en analizar detalladamente la situación y las alternativas. En su lugar es mucho más fácil pagar a consultores la aplicación de algún esquema de moda repleto de palabras vacías (por ejemplo el popular “Visión, Misión y Valores”) y llamarlo estrategia. En el mundo de la empresa es muy común la presencia de consultores estratégicos que se ganan la vida vendiendo a las organizaciones falsos sustitutos del análisis estratégico.

Señales para reconocer rápidamente una mala estrategia
Para finalizar tres señales muy rápidas que proporciona Rumelt para reconocer una mala estrategia que creo que pueden ser útiles:
1. Uso de palabras esotéricas para dar la ilusión de pensamiento de alto nivel. La mala estrategia se esconde en palabras grandilocuentes.
2. Una larguísima lista de objetivos estratégicos muchos imposibles de cumplir. Mala estrategia es limitarse a un ejercicio de establecer unos objetivos y unos subjetivos (tiene que haber un buen diagnóstico)
3. Fallo en reconocer el reto que hay que resolver utilizando estrategia como sinónimo de éxito. Por ejemplo si la estrategia es simplemente crecer al 15%” es una mala estrategia.

No sé si sería mucho pedir que de cara a las futuras elecciones los futuros responsables de diseñar el programa de respuesta a la crisis se hayan leído este libro de Rumelt (además del Nada es Gratis!) y tengamos por fin una buena estrategia o cuando menos puedan evitar los fallos más comunes conducentes a malas estrategias. Pronto lo veremos...