Venezuela y la Maldición del Petróleo

La semana pasada estuve visitando el Banco Central de Venezuela. Llevo viniendo a Venezuela desde el 2005 y puedo decir que la última década han sentado bien a Venezuela. Ayudada por una sustancial mejora en los términos de intercambio la renta por habitante del país ha tomado una senda creciente durante los últimos años. Y lo mejor es que esto ha sucedido después de alrededor de 15 años de caída continua de esta.

A mediados de los 70s Venezuela era un país rico. Muy rico diría yo. No solo era el país más rico de Latino América sino que era más rico que España y casi tan rico como el Reino Unido. Todo esto acabó a mediados de los 80s. La caída en los precios del petróleo que se produjo durante esa época llevo al país al colapso total. Tal fue el desplome que las medidas fiscales (la más protestada fue un intento de acabar con los subsidios a la gasolina que hacen que por el precio de una botella de agua puedas llenar el depósito del coche) que el gobierno de Carlos Andrés Pérez tuvo que poner en marcha para intentar reconducir la situación llevaron al país a lo que se conoció como el “Caracazo”; una serie de disturbios públicos en la capital y sus alrededores que se saldaron con varios miles de muertos.

¿Cómo paso Venezuela de ser el país más rico de Latino América a sufrir unos disturbios con miles de muertos en tan poco tiempo? La explicación no puede ser sencilla y estoy seguro de que muchos son los factores que influyeron, pero hoy me gustaría destacar uno de ellos.

Justo antes del primer “shock” del petróleo el gobierno Venezolano decidió nacionalizar el sector petrolero. Las razones esgrimidas son típicas y, por desgracia, bastante comunes aún en nuestros días: el petróleo es un sector estratégico. Esta nacionalización tuvo dos efectos. Uno inmediato y otro un poco más tarde.
El inmediato fue una sobreexplotación de los pozos por parte de las compañías privadas que los explotaban hasta ese momento en un intento de extraer el mayor excedente posible. Las consecuencias fueron nefastas para la capacidad futura de los pozos ya que si uno extrae el petróleo demasiado rápido compromete la productividad futura del mismo. El segundo efecto fue que con el aumento de los precios del petróleo en los 70s y principios de los 80s el estado vio incrementar sus ingresos de forma más que sustancial. Este llevo al gobiernos (o gobiernos) a aumentar el gasto público (que no el ahorro) de forma importante y a dimensionar el sector público comprometiendo sus necesidades de financiación futuras de forma sustancial. Cuando los precios cayeron el gobierno tuvo que endeudarse de forma considerable para poder hacer frente a los gastos asociados a un sector público creado a la sombra de unos precios del petróleo muy altos. Cuando la crisis de la deuda estalla en la Latino América de los 80s el gobierno tuvo que implementar medidas fiscales muy restrictivas y el “Caracazo” le estalla en las manos. Después de eso; 15 años de caída en la renta por habitante.

¿Podemos relacionar todo esto con la Venezuela de hoy? Por desgracia creo que así es. Los altos precios del petróleo que se dieron hasta antes de la crisis han llevado al gobierno de Chávez a comportarse de forma parecida al que acabo de describir. Chávez ha utilizado los recursos del petróleo para aumentar la dimensión del sector público. Con la caída del precio el gobierno (ya hoy) tiene problemas para cuadrar las cuentas de su enorme sector público y todo parece indicar que se va a ver obligado a devaluar (una medida muy impopular ya que encarece las importaciones de bienes de consumo pero muy atractiva para el gobierno cuando las divisas para financiar esas importaciones escasean).

De todas formas no creo que estas medidas sean suficientes. Uno de los grandes problemas de Venezuela es que la gasolina se regala. Los venezolanos sienten que el petróleo es suyo, y tan abundante, que tienen derecho utilizarlo de forma casi gratuita. Esto lleva a que más del 10 por ciento de la producción petrolera sea, casi, regalada internamente. Esto lleva a la densidad de coches en el país sea tremenda poniendo mucha presión a las inversiones públicas en infraestructuras que nunca son suficientes.

Carlos Andrés Pérez intento solucionar el problema de raíz y la cosa acabo mal. Chávez también mencionó algo al respecto hace un tiempo y sus asesores le aconsejaron olvidarse del tema por los costes políticos asociados a la solución. Así que esperemos que el precio del petróleo siga a niveles altos, de no ser así podemos encontrarnos a las puertas de otro Caracazo o otros 15 años de caída en la renta por habitante. Maldito petróleo.

Hay 4 comentarios
  • Muy interesante, Juan. Dada la maldición del ladrillo que nos ha tocado, podría pasarnos algo parecido? Al fin y al cabo, en algún post anterior nos has hablado de que nuestro gasto público parecía excesivo pasado el subidón coyuntural. Y su flexibilidad a la baja debe ser mínima.

    • Si, la verdad es que el problema no es solo de Venezuela, creo que es generalizado. Por desgracia, puede que nos haya tocado un poco a nosotros también.

  • Economía Política

    El caso de Venezuela yo creo que plantea también una interesante cuestión de economía política. En la mayor parte de los países se ha observado una significativa correlación positiva entre los votos obtenidos por los incumbents (políticos que están en el gobierno y se presenta a la re-elección) y la situación económica nacional (ver por ejemplo el paper de Justin Wolfers, “Are Voters Rational? Evidence from Gubernatorial Elections). Por ejemplo, en el caso de España, en las últimas ocho elecciones nacionales, si explotamos la variación provincial se observa que un aumento de 1000E en la renta per cápita está asociado a un incremento relativo de 1.4 puntos porcentuales del partido en el gobierno.
    No existe consenso, sin embargo, acerca de cuál es la causa que está detrás de esta correlación. Podría quizás reflejar la capacidad de los votantes para identificar a buenos gobernantes. Por otro lado, como indica el título del artículo de Wolfers, el mayor/menor apoyo que reciben los gobernantes cuando la economía va bien/mal en algunos casos podría también deberse a la tendencia por parte de algunos votantes a atribuir al gobierno, incorrectamente, la responsabilidad de la situación económica (se trataría de un sesgo de atribución).
    El caso de Venezuela es paradigmático. La llegada al poder de Chávez coincidió con el comienzo de un aumento espectacular en el precio del petróleo y una sustancial mejora en los términos de intercambio para Venezuela. Dada la falta de libertades es difícil saber qué apoyo ha tenido realmente Chávez estos años pero, sin duda, ha contado con el respaldo de una parte considerable de la población. En este sentido cabe preguntarse hasta qué punto algunos venezolanos han cometido un sesgo de atribución.
    Volviendo al caso español, en un artículo que estoy realizando con Berta Esteve-Volart estamos tratando de distinguir las causas que han generado históricamente que en nuestro país los incumbents hayan tenido un mayor apoyo en tiempos de crecimiento económico (o lo que es lo mismo, que los incumbents estén perdiendo apoyos a medida que se deteriora la situación económica). En cuanto tengamos resultados en firme os los comentaremos.

Los comentarios están cerrados.