Como casi todo el mundo parece saber, la destrucción de empleo desde el comienzo de la crisis ha sido sangrante para la economía española. Según datos de la seguridad social, entre Mayo del 2008 y el mismo mes del 2009, se han destruido más de un millón doscientos mil empleos; o lo que es lo mismo, el número de inscritos en la seguridad social se ha reducido en un 8,25 por ciento. Se han escrito ríos de tinta sobre las causas y consecuencias de esta dramática reducción en afiliados a la seguridad social. Pero poco se comenta sobre la suerte de las empresas donde este 8 por ciento de afiliados trabajaba. Pues bien, la respuesta también esta en los datos de la seguridad social. Durante el mismo período, se han destruido en España algo más de 100.000 empresas o casi un 7 por ciento de las originalmente inscritas. Y lo que es peor, casi toda la destrucción del tejido empresarial se ha concentrado en empresas de menos de 50 trabajadores. En particular, el número de empresas entre 26 y 49 trabajadores se ha reducido en más de un 15 por ciento entre Mayo del 2008 y Mayo del 2009. Por que estos datos me parecen preocupantes? Aun olvidándonos del capital humano que se destruye cada vez que una empresa desaparece, cuando la recuperación llegue, si es que llega, alguien tendrá que dar trabajo a este millón y pico de nuevos desempleados. Pero, dado lo costoso y difícil que es crear una empresa en España, puede que la recuperación sea más lenta y dificultosa de lo que de otra forma sería. Claro que alguien podría fácilmente argumentar que solo se han destruido las empresas ineficientes y que sobreviven las más eficientes. Pero dado los altos costes de despido de los que tanto hemos hablado y la imposibilidad para las empresas pequeñas y medianas de utilizar los beneficios de las EREs para abaratar estos, todo parece indicar que hay algo más que mera destrucción de empresas ineficientes. Lo que el viento se llevó puede que nos haga falta en el futuro.