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Déficit de las CCAA ¿victimas o verdugos?

de J. Ignacio Conde-Ruiz, Manuel Díaz y Juan Rubio-Ramírez

El 2014 no ha sido un mal año en la lucha por la reducción del déficit. Sin contar con las ayudas al sector financiero, el déficit de las Administraciones Publicas (AAPP) ha vuelto a reducirse en unos 6.000 millones de Euros con respecto al 2013 (véase Tabla 1) y ha bajado del 6% del PIB por primera vez en mucho tiempo. No obstante, trabajo no está, ni muchos menos, finalizado, pues aún estamos lejos del superávit primario, pero las cosas tienen mejor color.

Tabla 1. Déficit de las AAPP (millones de Euros)

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Como se puede ver en la Tabla 1, el problema siguen siendo las Comunidades Autónomas (CCAA). Estas, cada vez más lejos de sus objetivos de déficit, parecen incapaces del seguir las pautas marcadas desde el Ministerio de Hacienda para la reducción de su agujero fiscal. Tanto es así que los números para el 2014 han sido peores que los obtenidos en el 2013. Mientras que el 2013 las CCAA alcanzaron un déficit de algo menos de 16.000 millones de Euros, la cifra ha superado con creces los 17.000 millones en 2014. Unos 1.500 millones de Euros de déficit adicional durante el 2014 que contrasta con la reducción de los déficits de la Administración Central, Seguridad Social y Administraciones Locales. Mientras que estas tres administraciones han mejorado sus números en un 16,3%, 3,7% y 2,6% respectivamente, las CCAA los han empeorado en un 10,0%. Además, al ser un año electoral, no esperamos mejoras sustanciales durante el 2015.

Ante estos irrefutables datos, es fácil apuntar con el dedo acusador a los responsables financieros de las administraciones autonómicas. Una lectura rápida de la evidencia presentada aquí puede hacernos concluir que en nuestra clase de cuatro alumnos hay tres que se saben la lección, mientras que hay uno que no hace, ni tan siquiera, las tareas. Pero como casi siempre sucede en estos casos, una análisis superficial puede hacernos llegar a conclusiones que, cuanto menos, pueden no ser acertadas. Las cosas son, muchas veces, más complejas de lo que parecen.

Como hemos escrito en los últimos años por activa y por pasiva, el sistema de financiación de las CCAA es, cuanto menos, complicado e impredecible. Pero además, durante el 2014, ha sido muy injusto con ellas. Las CCAA tienen muchas formas de financiación, pero la mayor parte de sus ingresos corrientes provienen de dos fuentes: impuestos que ellas controlan u otros que se deciden en el Consejo de Ministros y están lejos del dominio autonómico. A riesgo de no ser exactos, los ingresos corrientes bajo el control de las CCAA son el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, el Impuesto Renta Personas Físicas, el impuesto sobre el patrimonio, ITP y AJD, Tasas y precios públicos, el tramo autonómico del impuesto sobre Hidrocarburos y el impuesto de matriculación.

En líneas generales, los ingresos corrientes bajo el control de las CCAA corresponden al 45 % de sus ingresos corrientes. Simplificando, esto quiere decir que si las CCAA quieren aumentar sus ingresos corrientes sin tener que depender de Madrid, estás solo pueden modificar el 45% de los mismos. Este reparto del control recaudatorio puede dificultar cualquier intento de aumentar recursos que no esté bendecido por el Parlamento nacional. Pues bien, así ha sido en el 2014. Como la Tabla 2 indica, mientras que los recursos corrientes controlados por las CCAA han subido un 2 % (es decir, las CCAA han aumentado la parte de la presión fiscal que ellas controlan directamente), los regidos desde Madrid han bajado casi un 5%. Así, el efecto del aumento de la presión fiscal impulsada por los parlamentos autonómicos se ha visto fuertemente diluido y sus recursos se han reducido a pesar de los intentos de estos por aumentarlos. La reducción de recursos ha hecho que, incluso habiendo bajado levemente el conjunto de sus principales partidas de gasto (léase la suma de personal, consumos intermedios, intereses, gasto en recetas y educación concertada), el déficit haya aumentado durante el 2014.

Tabla 2. Recursos controlados por las CCAA (miles de euros)

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Es verdad que el sistema de entregas a cuenta y liquidaciones hace difícil dilucidar si el aumento del 2% o la reducción del 5% se deben a acciones tomadas durante el 2014 o en periodos anteriores. En cualquier caso, lo que estos números nos dicen es que decisiones tomadas tanto por las CCAA como por el Estado han hecho que la parte de la presión fiscal que esta bajo el directo control de las primeras haya aumentado en el 2014, mientras que la que esta bajo el control de la Admiración Central haya bajado. Esta lectura de los datos implica que puede ser erróneo apuntar a las CCAA como únicas culpables de sus malos números. No todos los factores que deciden sus déficits están bajo su control, y los que no lo están han soplado muy en contra durante el 2014.

Esto no quiere decir que las CCAA no sean, en gran parte, responsables de sus malos datos de déficit, ni que el Ministro tenga un plan “machiavellico” para contrarrestar cualquier intento de las consejerías de hacienda para mejorarlos. Las CCAA son, y deben ser, responsables de sus cuentas públicas, y pensar que alguien puede usar el, complicado y oscuro, sistema de financiación autonómico para fastidiar a estas está fuera de consideración (principalmente porque el laberinto que lo caracteriza hace imposible usarlo para esos menesteres). Lo que si es verdad es que si pretendemos responsabilizar a las CCAA de sus déficit se disparen, debemos posibilitar que estas puedan tomar todas (o en su defecto, la mayoría de) las decisiones que atañen a su fiscalidad.