De Pedro Rey Biel (@pedroreybiel)
Recientemente hemos hablado en este blog sobre la relación entre la ciencia, la economía académica y el diseño de políticas públicas, por ejemplo aquí. Samuel Bentolila expresaba sus reservas frente a los modelos macroeconómicos utilizados para evaluar ciertas recomendaciones de política económica, y yo quiero hoy centrarme en los modelos microecónomicos, también usados para inspirar y evaluar medidas. En concreto, utilizaré un artículo reciente de Ramón Caminal y Antonio Di Paolo (resumido aquí en el recomendable blog de Barcelona GSE Focus), que ensalza las virtudes del programa de inmersión lingüística en Cataluña, dado que favorece "la adquisición de competencias en una lengua aparentemente redundante, expandiendo la cooperación entre comunidades con distintas lenguas". ¿Podemos entonces recomendar directamente este uso de políticas o debemos ser un poco más cautos antes de aplicarlas?
El artículo tiene el mérito de introducir un análisis riguroso sobre un tema atractivo y de actualidad. Además, los resultados del modelo que utiliza son perfectamente razonables bajo los supuestos que incluye. La idea principal que utiliza es el supuesto de que los idiomas no sólo sirven para comunicarse, sino que también definen nuestra identidad y, por tanto, nos crean un "coste emocional" cuando nos comunicamos en una lengua ajena. Por ello, aún asumiendo que la comunicación en un mismo idioma es deseable porque favorece los intercambios (culturales, económicos, sentimentales...), no resulta obvio que la existencia de un único idioma para todas las culturas sea óptimo, si los costes emocionales de perder uno de los lenguajes de al menos uno de los grupos son excesivos. Modelizar lo dicho hasta aquí con fórmulas matemáticas (que les ahorro) es relativamente sencillo y tiene la ventaja de que parte de un supuesto, la existencia del apego sentimental al idioma que, empíricamente, no parece descabellado. Lo siguiente, si se quiere hacer una recomendación política, sería comparar el valor de esos costes sentimentales (y, aunque no se incluyan en el modelo, también culturales) frente a las ganancias comunicativas de tener un único idioma común. Sin embargo, debido probablemente a las dificultades para tener datos objetivos que permitan hacer tal comparación, los autores del artículo siguen otra estrategia: utilizan la singularidad histórica de que la represión franquista forzó durante años al uso de un único idioma (castellano), para estudiar "como un experimento natural" los efectos de la política de inmersión lingüística, que se propuso recuperar la otra lengua (catalán). De esta forma, suponiendo que la comunicación entre comunidades que prefieren hablar en idiomas distintos es deseable por ser eficiente, valoran favorablemente la política de inmersión lingüística porque "reduce el coste para la población que habla el lenguaje mayoritario de aprender el lenguaje minoritario", y concluyen que funciona bien "porque fomenta el deseado intercambio entre las dos culturas".
¿Cuál es el problema? Creo que el fundamental es que al hacerse una evaluación tan general de una política, podemos olvidarnos hasta cierto punto de los supuestos restrictivos en los que se basa la recomendación. Por ejemplo, los mismos autores cualifican su resultado diciendo que el mismo es válido "sin tener en cuenta los costes de aprendizaje". Es decir, evalúan una política lingüistica sin tener el cuenta el coste de enseñar esa lengua a una parte de la población. ¿Cuál es el coste real de las subvenciones y facilidades existentes para aprender un idioma local? ¿Cuánto aumentaría dicho coste si se buscara un uso perfecto del idioma minoritario para todos los intercambios? Lo ideal sería cuantificarlo. Si bien es cierto que, como se discute en el artículo, en todo caso el coste de aprendizaje de una segunda lengua disminuirá "según disminuya la proporción de personas que sólo hablan el idioma mayoritario" y que "será menor cuánto más se parezcan las dos lenguas", hacer una análisis coste-beneficio sin introducir en el modelo un coste fundamental podría llevar a conclusiones erróneas.
No son éstos los únicos aspectos que cualifican los resultados. Aunque los autores no lo dicen explícitamente, su valoración depende también del tamaño relativo de las poblaciones que hablan sólo el idioma mayoritario y del que habla ambas lenguas. Obviamente, si la primera fuera relativamente mucho más grande, su coste "sentimental" de cambiar a la lengua minoritaria podría implicar que la medida no fuera tan deseable. Es más, quizá sería interesante enriquecer el modelo teniendo en cuenta las interacciones que pueden existir entre los costes de unos y otros al utilizar una medida política u otra: al favorecer un lenguaje sobre el otro (cualquiera de los dos), es posible que el coste de cambiar de idioma de la población que se siente desfavorecida aumente (cualquiera de los dos), incrementando el coste identitario.
No parece tan difícil separar el reconocimiento de la existencia de un coste sentimental en el uso de un idioma de las recomendaciones sobre política lingüística. Por ejemplo, como comentamos en esta entrada, economistas poco sospechosos de no tener fuertes sentimientos identitarios y apego a un idioma, como Xavier Sala-i-Martín, se han mostrado contrarios al requisito que impone el catalán como única lengua vehicular en la universidad catalana, debido a la barrera de entrada que supondría para atraer a los mejores investigadores que no lo hablaran (aquí), argumento que recientemente ha levantado una agria polémica entre el diario El Español y el actual rector de la Universitat Pompeu Fabra (aquí). En todo caso, considerar todos los costes de una forma aséptica (o interesada en el sentido contrario) podría llevar a pensar y evaluar políticas alternativas. Por ejemplo, dado que el modelo incluye el apego sentimental a la lengua como un coste para los que se comunican en un idioma que no es el suyo, ¿por qué entonces no orientar medidas políticas que favorezcan la reducción de ese coste sentimental? ¿Por qué no realizar campañas de comunicación que disminuyan el sentimiento identitario del uso del idioma para favorecer la eficiencia comunicativa?
Entiendo que les pueda parece inaudito que un gobierno de una región bilingüe trate de desvincular el valor sentimental del comunicativo en el uso del lenguaje pero, al menos en lo teórico, la construcción del modelo permitiría analizar ésta y otras políticas. Quizá una razón por la que los gobiernos no realizan campañas que disminuyan el valor sentimental asociado a los idiomas sea porque puede que para ellos ese coste sentimental no sea realmente un pasivo sino un activo. Algo de evidencia parece existir sobre ello. Por ejemplo, en este artículo empírico de Irma Clots ("Compulsory Language Educational Policies and Identity Formation"), comentado por Antonio Cabrales en esta entrada, se concluye: "usando datos de encuestas en Cataluña, observamos que aquellos que han estado expuestos a una enseñanza en catalán durante un mayor periodo de tiempo, tiene sentimientos catalanistas más intensos. El efecto también aparece entre quienes tienen padres de origen no catalán. Además, la reforma afecta a las preferencias políticas y a las actitudes sobre la organización óptima del estado" Obviamente, quienes estén más en contra de las medidas alternativas que comento en esta entrada, como el hacer campañas que reduzcan el apego sentimental a cualquier idioma, argumentarán que dichas medidas favorecen el monolingüismo, lo que terminaría por hacernos perder una valor cultural crucial. Pero entonces, ¿Por qué no incluir en el análisis coste-beneficio el valor cultural que tiene el conservar un lenguaje minoritario? En un tema tan polémico, sería preferible que cualquier valoración de medidas lo hiciera con un modelo más completo que incluyera todos los posibles costes y beneficios pues, si no, se corre el riesgo de que se tomen medidas que no mejoran el bienestar de la sociedad en su conjunto.
Es cierto que el artículo de Caminal y Di Paolo tiene una segunda parte empírica en la que precisamente muestran que la reducción de los costes de aprendizaje de la lengua minoritaria han favorecido el intercambio entre dos culturas y reducido la segregación, pero esta afirmación, que coincide con la predicción de su modelo teórico, está lejos de ser una evaluación completa de todos los costes y beneficios de la llamada inmersión lingüística. Mi mensaje es de precaución a la hora de recomendar y valorar medidas políticas bajo los supuestos restrictivos de nuestros modelos. Eso no los invalida en absoluto, pero nos obliga a ser meridianamente claros sobre su alcance. Como decía el estadístico George Box, "todo modelo es erróneo, pero algunos son útiles". La pregunta es: ¿Para qué? y ¿Para quién? Afortunadamente, el uso de modelos matemáticos y estimaciones empíricas permite un debate más informado y preciso sobre la validez de los argumentos basado en lo apropiado de los supuestos que se incluyen, en la resolución correcta de las ecuaciones y en la valoración empírica de los parámetros. Esta discusión académica, que pretendo fomentar en esta entrada, debería ser previa al uso, interesado o no, de nuestras conclusiones por parte de los políticos. En el caso de las políticas discutidas hoy, que unas u otras aumenten el bienestar de la sociedad a la que se aplican dependen de que sepamos valorar objetivamente qué costes y qué beneficios son mayores.
Hay 44 comentarios
La política de inmersión lingüística es en buena parte responsable de la situación institucional, y por lo tanto, aunque sea indirectamente, también de la financiera y económica, de Cataluña. Supongo que el modelo parte de supuestos adecuados al caso, pero llega a resultados incoherentes. Si se toman en cuenta aspectos irracionales, como son la emotividad y el identitarismo, y se sitúan como objetivos deseables, la consecuencia de tal modelo será fomentar el comportamiento irracional de los agentes económicos. Luego no parece razonable pretender partir de un modelo emocional para generar bienestar económico.
Cataluña se está quedando atrás en relación con las otras regiones desarrolladas de España, especialmente respecto a Madrid, que es la otra más desarrollada no foral. Éste parece otro estudio catalán para negar la realidad de lo que está sucediendo allí. Si no, no se comprende que obvie los costes sociales, económicos y políticos, que tan evidentes son hoy día, de dicha inmersión. Siempre se ha sabido que el nacionalismo motiva a la gente, pero de ahí a querer demostrar que dicha motivación tiene efectos beneficiosos, va un trecho.
Tenga en cuenta que el bienestar en estos modelos no se mide "en lo económico". La función de bienestar que se evalúa puede tener en cuenta cualquier cosa que les importe a los individuos, que no son "irracionales", sino que simplemente les importan muchas cosas. El intentar cuantificar cuánto les importa esas cosas y asignarles un valor monetario, es sólo un amanera de poder comparar en la misma medida...por muy difícil que sea hacerlo. El único objetivo de la entrada e sindicar que ese ejercicio es necesario hacerlo pensando en TODOS los posibles beneficios y costes.
La definición de la RAE para 'irracional' es 'que es absurdo o que no obedece a la razón'. Las emociones no obedecen a la razón, luego son irracionales. Y un modelo que sitúa emociones como objetivo, está poniendo el foco en metas irracionales. Y además no cuantificables, por lo que usar matemáticas para ello es una doble estafa intelectual. Otra más sería usar tales modelos para justificar ataques estatales a los derechos civiles de los escolares y sus padres.
Supongo que la herencia europea es lo que hace que el nacionalismo intente revestirse de pseudociencia, en lugar de apelar a los puros y simples 'patria o muerte, ¡venceremos!', o '¡Allahu Akbar!' propios de sociedades más atrasadas. Para los cuales, sin embargo, se podría perfectamente plantear un modelo matemático que tuviera en cuenta TODOS los posibles beneficios y costes, además de los puramente económicos, y asignar un valor monetario arbitrario a la cerrazón ideológica para hacer creer que cuánto más pobres y conflictivos, más ricos. Aunque todos esos suelen ser partidarios de las teorías del decrecimiento, así que no necesitan esa clase de artimañas.
Si el objetivo de la entrada es mostrar cómo la mentecatería ideológica trae la degeneración académica, es muy de agradecer. Si por el contrario es mostrar esto como un trabajo serio digno de ser tenido en consideración, dudo mucho que consiga su objetivo. Más abunda en la percepción de descrédito de todo lo que venga del oficialismo institucional catalán, que en lo contrario. Cervantes sigue sin ser catalán :-D.
Ni lo uno ni lo otro. Imagino que habrá oído usted hablar de la Economía del Comportamiento ("Behavioural Economics"), que poco tiene de pseudociencia, y que se encarga precisamente de analizar, con el rigor de los modelos matemáticos y los datos empíricos procedentes de experimentos, no sólo las emociones, sino muchas otras cosas que pueden influir en nuestro comportamiento. La discusión en esta entrada es académica, sobre el peligro de enviar mensajes que sean o mal interpretados o parcialmente interpretados, cuando nuestra investigación no es completa. Sobre el resto de sus comentarios, me limito a constatar lo sensible que es el tema...y precisamente la necesidad de tener un debate académico previo.
El debate sobre la economía del comportamiento sería otro diferente. Pero este caso sí pone de relieve que, al estar más cerca de la psicología o la sociología, es fácilmente manipulable para intenciones espúreas. Los resultados ex post del experimento realizado en Cataluña durante las últimas décadas ya están a la vista, y a pesar de ello se presenta este estudio intentando vender otra cosa diferente.
Y sí, es un tema sensible. Principalmente porque afecta a libertades y derechos básicos, y parece poco apropiado tratarlo con la frivolidad típica de la arrogancia intelectual académica. Sobre el papel no parece difícil desarrollar un curso de 'Costes y beneficios estimados del totalitarismo. Aspectos prácticos. Parte I: La lengua'. Y seguro que habría una legión de intelectuales dispuestos a tomar partido. Siempre han existido, de hecho. Pero no por eso deja de ser menos repulsivo.
Por supuesto, las críticas a esa insensibilidad con la libertad se pueden lidiar con la condescendencia propia de quien no concibe freno ético alguno siempre que esté ahí la 'ciencia' o la 'academia' para ampararlo. Pero no deja de ser querer confundir ciencia con política.
Me llama la atención que acudas al DRAE para definir "irracional" y que a continuación uses la palabra "espúreas", que no existe en castellano o español o como haya que llamar a esta lengua. Sinceramente, me aportan mucho más los comentarios cuando se refieren a posibles dudas sobre la calidad del modelo empleado, y no consisten, como estos, en hacer juicios de intenciones sobre el autor. Me gusta que haya compañeros que se esfuerzan para intentar utilizar los instrumentos de nuestra ciencia a cosas que vayan más allá de curvas que se desplazan arriba o abajo o tienen pendiente positiva o negativa.
Tengan también en cuenta el "coste sentimental" de que no todo el mundo practique mi religión. Para imponerla en la escuela digo, con apoyo matemático- estadístico y tal.
Dejando el lado el sarcasmo, creo que su comentario indica lo sensible que es el tema y, por ello, lo importante de ser completamente transparente al estudiarlo. El uso de un modelo matemático para hacerlo no es, a mi parecer, un mal principio, pues el lenguaje aséptico de las matemáticas permite abstraernos de nuestros sesgos, siempre y cuando el modelo sea lo más completo posible.
Independientemente de la espinosa cuestión lingüística o los resultados del estudios, a mi lo que me parece es muy ingenuo ser capaz de introducir sentimientos, valores morales, etc a un simple modelo matemático y creerse que se puede dar alguna validez real al resultado. Me parece una nueva acepción del "garbage in, garbage out".
Precisamente por ello, la validez empírica de los supuestos de los modelos debe ser constatada con datos, que en ocasiones, son muy difíciles de obtener. Por ello, pido prudencia en lo teórico mientras no se pueda constatar algunas de las afirmaciones empíricas.
Me parece una mala analogía. Hay gente bilingüe, o multilíngüe, pero no hay gente multireligiosa.
Las lenguas no son excluyentes per se, las religiones sí.
Hola.
No estoy de acuerdo con el motivo que da para decir que la analogía es mala:
1º Hay gente, mucho firmante de Koiné, que no está de acuerdo con usted y opinan, desde el conocimiento científico, que sí son excluyentes.... http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2015/01/-el-bilinguismo-mata-15627.php
http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/grup-koine-manifiesto-catalan-unica-lengua-oficial-5018986
2º Aunque no fuese así, precisamente de eso va la inmersión de excluir una lengua; 3º Finalmente, y España es un ejemplo, puede haber una religión oficial a la que oficialmente uno se somete, mientras practica la suya verdadera: La analogía no es inadecuada por lo que usted afirma.
Un saludo.
Lo de "conocimiento científico" lo dicen ellos... no yo.
Donde, hablando de religión, digo "la suya verdadera" quería decir la "verdaderamente suya".
Un saludo.
Hola. El bienestar colectivo depende del colectivo que consideramos. (Ya sé que es una obviedad, pero en muchos casos se pasa por alto.) Por ejemplo, el resultado neto de la política de inmersión lingüística en Cataluña no es el mismo para la sociedad catalana, que para la sociedad española en su conjunto. Por tanto, un elemento crucial es la asignación inicial de derechos, e.g. qué colectivo tiene la competencia sobre la política lingüística, que no es un problema económico sino ético, en mi opinión. Del mismo modo, ciertos colectivos tienen mecanismos para obligar a personas venidas de fuera a aprender el idioma local, por ejemplo estableciendo restricciones o condiciones a la entrada de personas, como es el caso típicamente de los estados, mientras que otros no tienen la misma capacidad de coacción.
"también definen nuestra identidad y, por tanto, nos crean un "coste emocional" cuando nos comunicamos en una lengua ajena". Este punto de partida es "falso" o, al menos, vuelve el argumento un tanto "circular" (ese "coste" también puede ser un "beneficio" si así lo quiere la autoridad competente).
Los idiomas pueden definir nuestra identidad por "hablarlos" o por "no hablarlos": durante mucho tiempo en España, sin duda como consecuencia de determinadas políticas, no hablar "castellano" se consideraba síntoma de falta de cultura y la gente trataba de evitarlo (en menor medida en Cataluña pero muy claramente en Galicia y en las zonas rurales del País Vasco, donde eran frecuentes hasta hace poco entre personas de una cierta edad frases como "no tiene ninguna cultura, solo sabe hablar vascuence").
Así, en gran medida, el poder político es el que influye significativamente en si "no comunicarse en su lengua materna" supone un "coste emocional" o un "beneficio emocional" (como hablar francés en la corte rusa por poner otro ejemplo).
Es irónico (si no puramente patético) que instancias oficiales traten de "usar" estudios que demuestran que "crean valor emocional" las políticas lingüísticas alineadas con su "manipulación previa" de las emociones de los ciudadanos.
A mí no me consta que este estudio haya sido utilizado "por ninguna instancia oficial" para justificar nada.
La política de inmersión lingüística y su hermana, la "normalización" lingüística, son principalmente herramientas de adoctrinamiento político. Si no fuese así, habría escuelas públicas en Cataluña ofreciendo clases con la lengua de enseñanza en catalán, español, inglés o tibetano siempre que existiera suficiente demanda de parte de los padres. La política de restricción de lenguas beneficia también otro grupo: los profesores nativos. Ser el mejor profesor de economía de habla española o inglesa requiere superar una población más amplia y por tanto más competitiva que ser el mejor profesor de economía de habla catalana. Por eso, la restricción lingüística es una política atractiva para los de adentro, al servir de barrera frente a la competencia de fuera.
La política de inmersión lingüística es en buena parte responsable de la situación institucional , y por lo tanto , aunque sea indirectamente ,también de la financiera y económica, de España. La definición de la RAE no recoge el sentido que tiene lo irracional , medios ineficaces o inficientes para conseguir un objetivo. La racionalidad se refiere siempre a medios, nunca a fines.
España se está quedando atrás en relación con las otras regiones desarrolladas de Cataluña, especialmente con Barcelona , sin contar las forales.
Esto parece otro estudio español para negar la realidad de lo que está sucediendo allí. Si no , no se entiende que obvie los costes sociales , económocos y políticos, que tan evidentes son hoy en día , de dicha inmersión.
Siempre se ha sabido que el nacionalismo español motiva a la gente , pero de ahí a querer demostrar que dicha motivación tiene efectos beneficiosos , va un trecho.
" La racionalidad se refiere siempre a medios, nunca a fines."
Eso es muy discutible. Por ejemplo, Parfit y su"principio de indiferencia de un martes futuro" es muy claro. Todos consideraríamos irracionales a individuos que casi todos los días tomaran decisiones para lograr el máximo bienestar (monetario o no monetario) en el futuro (con un cierto factor de descuento, etc) pero los martes se mostraran indiferentes a cualquier tipo de beneficio futuro y sólo se preocuparan del día de hoy.
Las emociones no obedecen a la razón, luego son arracionales ,lo que no impide que puedan ser racionales si ayudan a los fines. Tal y como han puesto de manifiesto desde hace años las neurociencias.
Utilizar una lengua obligatoria de aprendizaje, el español , por ejemplo , que es un ataque estatal a los derechos civiles de los hijos y los padres , no debe justificarse utilizando modelos matemáticos.
Supongo que la herencia de la historia de España es lo que hace que el nacionalismo centralista intente revestirse de pseudohistoria , en lugar de apelar a los simples "Todo por la patria" o "Antes roja que rota" , própios de sociedades más atrasadas. En este caso sí que se podría implementar un modelo matemático que asignase un valor a la cerrazón ideológica , que intenta vender la pobreza y la conflictividad como un beneficio.
Si el objetivo de la entrada es mostrar cómo la investigación academia puede mostrar la degenerada mentecatería ideológica, muy mal, sólo molestáis. Si el estudio es riguroso y pretende replantear ciertos apriorismos , dudo mucho que lo consiga.
L a percepción dominante es que todo lo que provenga del jacobinismo recentralizador español está muy desacreditado. Cervantes sigue siendo español.
La política de inmersión lingüística , y su hermana , la normalización lingüística , son principalmente herramientas de adoctrinamiento político. Si no fuese así , habría escuelas públicas en España, ofreciendo clases con la lengua de enseñanza en catalán, español, inglés o tibetano siempre que existiera suficiente demanda de parte de los padres. Ser el mejor profesor de economía de habla inglesa requiere superar una población más amplia y por tanto más competitiva que ser el mejor profesor de economía de habla catalana o española.
Por eso, la restricción lingüística es una política atractiva para los de adentro, al servir de barrera frente a la competencia de fuera. Sea española o catalana.
Pretendiendo lo contrario, da usted la razón a quienes quiere ridiculizar, Joan. Todas sus transcripciones con cambio de bando muestran lo patético que sería un estudio que justificara las bondades de la inmersión en castellano de la educación en Cataluña. Es lo único que le faltaba a sus relatos con cambio de bando, cambiar de bando también a los opresores y oprimidos.
Un saludo.
Mis transcripciones , sólo pretenden mostrar que determinadas entradas son un simple conjunto de afirmaciones basadas en creencias , sin que se aporte información o argumentos . Digo argumentos , premisas fiables , conclusiones robustas... Y puestos a escribir , tiene el mismo sinsentido una versión como otra.
Y lo que me preocupa más, y en parte esperaba que fuese más visible, es la distancia que hay entre la entrada y los comentarios, incluídos los míos. Hay un exceso de politización , pocos comentarios se refieren al contenido.
Creo que entre todos debemos hacer una reflexión, sobre el tipo de respuestas. Al menos a mí es una cuestión que me preocupa.
Saludos.
Estoy de acuerdo en que, como era de esperar, varios de los comentarios se han desviado del contenido de la entrada, y por ello, he preferido no contestarlos.
Hoy a las 16:00 publicaremos una respuesta de Ramón Caminal a mi entrada, que esperemos vuelva a centrar el debate en dicho contenido.
Al menos, al hacer explícito el modelo formal, con sus supuestos y cadena de causalidad a la vista de todos, podemos hablar del tema algo más desapasionadamente. ¿Se trata de un modelo incompleto y que sospechosamente apunta para un lado? No hay problema, para eso está la revisión por pares y la comunidad científica con las que llegar a mejores y más ecuánimes modelos que puedan explicar mejor la realidad. (Y no sé si sabemos ya a quién darán la razón esos mejores modelos.)
Es un poco extraño el argumento que haces sobre el apego sentimental a la lengua y la posibilidad de que, viéndose como un coste, se intente limitar. Como economistas, tendemos a respetar las preferencias individuales como mejor manera de evaluar políticas. Si el apego por la lengua es parte de las preferencias no tiene mucho sentido pedir que los políticos vayan contra estas preferencias, ni lo tiene el pensar que los individuos vayan a votar a políticos que hagan tal cosa. Tal vez si a cambio de renunciar a ese apego puedan obtener otras ventajas que son más preferidas podría ocurrir algo así. Catalanes y vascos franceses tienen también apego por su lengua, pero el ideal republicano pesa más y la política lingüística no es una prioridad, según parece.
En el caso de Francia, no creo que la desaparición de las llamadas lenguas regionales pueda atribuirse a una renuncia voluntaria de los hablantes de esas lenguas, sino a una política activa de persecución y desprestigio que el gobierno de Francia ha aplicado durante décadas. Es un tema interesante. Muchos franceses sostienen que la nación francesa está basada en la adhesión a un supuesto ideal republicano y lo contraponen a Alemania que según ellos una nación étnico-lingüística, pero al mismo tiempo es un hecho que la república no reconoce otro idioma que no sea el francés y que este es un elemento de identificación, hasta el punto de que ven la presencia de otras lenguas como una amenaza para la unidad del país. Por ejemplo, hace poco hubo una movilización contra la educación bilingüe en francés y occitano en la que uno de los argumentos utilizados es que el occitano divide a la sociedad:
http://www.ladepeche.fr/article/2015/02/11/2047370-manif-contre-la-classe-bilingue-occitan.html
Ernest,
"En el caso de Cataluña no creo que la vitalidad de las llamadas lenguas regionales pueda atribuirse a un entusiasmo voluntario de los (no) hablantes de esas lenguas, sino a una política activa de fomento y requerimientos legales que el gobierno de Cataluña ha aplicado durante décadas".
Los "sentimientos" hacia las lenguas son, en gran medida, lo que los gobiernos quieran hacer de ellas (asociándolas a un sentimiento "de pertenencia" o, alternativamente, asociándolas a un sentimiento de "retraso cultural").
Los gobiernos se embarcan en extraordinarios (y caros) esfuerzos por controlar el proceso de endoculturación de sus ciudadanos, precisamente porque, dado el tiempo suficiente, ese control les permite "pilotar" la "sensación de bienestar" de la gente.
Es por eso peligroso (e improcedente) establecer como variable de "validación" (pretendidamente científica) de una determinada política el grado de éxito que un gobierno ha tenido en el proceso de endoculturación de sus ciudadanos. Sea en el sentido de conseguir que sus súbditos se sientan "más felices" limitando su empleo de otras lenguas (como el caso francés que mencionas o el de las lenguas regionales en la España franquista) o que se sientan "más felices" ampliando el empleo de esas mismas lenguas (como en el caso del estado autonómico español).
Hola. El hecho que los gobiernos puedan influir en las preferencias de los ciudadanos no significa que no podamos medir el bienestar dadas esas preferencias. Los publicistas tambien influyen (o tratan de influir) en las decisiones de compra de los consumidores y sin embargo nadie dice que el cálculo del PIB es inválido a consecuencia de ello.
El cálculo del PIB no tiene en cuenta los "costes emocionales" del consumo, solo la cantidad de euros que gastamos en lo que elegimos consumir.
El modelo discutido "asigna" un "coste emocional" a un determinado evento (no hablar una lengua). Los gobiernos pueden transformar ese evento en un "coste" o en un "beneficio" emocional. El nivel de arbitrariedad introducido en el modelo vuelve, por tanto, totalmente irrelevante sus conclusiones.
Creo que te estás confundiendo. Una cosa es la determinación del valor de bienes de no-mercado, a los cuales se asigna un valor que NO es arbitrario (ya que se hace de acuerdo con convenciones comúnmente aceptadas), como en el caso del PIB son las imputaciones de alquileres o en el caso de un idioma puede ser un valor sentimental, y otra cosa es que el bienestar (o malestar) que proporciona un bien, tanto si es un bien de mercado (e.g. ipad) como si no lo es (e.g. un idioma), varía en función de las preferencias de los individuos, y que estas son susceptibles de ser modificadas a través de campañas de persuasión. Son dos cuestiones independientes.
Creo que te estás confundiendo. Una cosa es la imputación de alquileres (o, aún peor, computar como "valor creado" el trabajo de la inspección de Hacienda a coste, dado que no existe valor de mercado) y otra es el "valor sentimental" de un idioma. Este último puede ser manipulado a través de campañas de "persuasión" o de "obligación legal multable" pasando de ser un "beneficio sentimental" a un "coste sentimental" para el individuo.
Gracias José Luis.
Totalmente de acuerdo en que el proceso de publicación científica ofrece algunas garantías para poder discriminar. En todo caso, yo tuve constancia del artículo original a través de un blog público de divulgación (Barcelona GSE Focus), razón por la que he querido llevar el debate al mismo terreno.
No debemos ser ingenuos en que las políticas pueden servir para perfirlar preferencias, y por ello destaca que me llama la atención que no se piense en políticas que pueden hacerlo y quizá sean más naturales. Precisamente toda la literatura de "Nudges" de Thaler, es criticada por este paternalismo en crear preferencias, en un sentido...o en el otro.
nada es gratis....
http://www.economist.com/news/europe/21698819-secessionist-catalonia-cracking-down-businesses-communicate-only-spanish
Bueno, en el estudio del coste/beneficio deberían entrar tanto el coste por alumno como el resultado académico.
La immersión lingüística no parece tan costosa:
http://www.mecd.gob.es/dctm/inee/indicadores-educativos/mapa2015/2015-f2-gasto-por-alumno.pdf
Y no penaliza a las universidades catalanas:
http://www.elmundo.es/sociedad/2016/03/31/56fc2435ca4741b3128b45a9.html
O la habilidad lectora:
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Resultados_del_Informe_PISA_en_Espa%C3%B1a_por_Comunidades_Aut%C3%B3nomas
Respecto a la lengua universitaria tal vez el catalán sea obligatorio para un tipo determinado de contrato universitario o de carrera, pero por lo menos en los màsteres de ingeniería el único idioma vehicular es el inglés. En la escuela pública de mi hija profesor y niños cambian de lengua constantemente según el turno de palabra o el material que se sigue, y mi hija se expresa perfectamente en castellano y catalán.
Un beneficio de la immersión lingüística puede ser precisamente la mejora en el nivel de inglés, utilizando varias lenguas desde la infancia:
http://www.ef.com.es/sitecore/__~/media/centralefcom/epi/downloads/fact-sheets/v5/ef-epi-country-fact-sheet-v5-es-es.pdf
Pero yo creo que el beneficio está en la no segregación, la igualdad en oportunidades y la capacidad para adoptar lenguas adicionales. Creo que todos hemos visto como las personas que hablan un único idioma se aíslan de forma inconsciente de cualquier persona que aún hablando el mismo idioma muestre otro acento (chino, árabe, catalán o el que sea), como quien oye silbar. La immersión obliga a la comunidades lingüísticas a mezclarse, y la obligatoriedad mantiene bajo el coste.
Encuentro que hay una obsesión desmesurada por exagerar todo lo relacionado con la immersión lingüística en Catalunya, encontrar en ella la fuente de todos los males y crear problemas donde no los había.
Sergio
el primer link era
http://www.mecd.gob.es/dctm/inee/indicadores-educativos/mapa2015/2015-f2-gasto-por-alumno.pdf?documentId=0901e72b81e3a3af
Un ejemplo de los "costes emocionales" a introducir en el modelo, obviamente sin ninguna posibilidad de nada remotamente parecido a "precisión" o "validez".
http://www.economist.com/news/europe/21698819-secessionist-catalonia-cracking-down-businesses-communicate-only-spanish?fsrc=permar|text6
Un ejemplo claro, también, de la "obsesión desmesurada por exagerar" problemas donde no los hay ... como diría Maduro respecto al desabastecimiento de los supermercados venezolanos.
Si se refiere a la habilidad lectora en español, me permito señalarle que PISA, en Cataluña, se hace en catalán:
http://www.vozbcn.com/2012/03/23/106714/responsable-pisa-nivel-castellano/
Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de Sergio. Es curiosa la fijación obsesiva con el tema del catalán y la inmersión. Y esto en un país con unos problemas enormes en todo el sistema educativo y con un conocimiento de lenguas que roza lo patético.
Lo que es verdad es que no existen monolingües catalanes, todos hablan, por lo menos, castellano. Que el catalán, como el castellano, como el portugués o el italiano, se aprende en tres semanas, si se habla una de las otras y se tienen ganas. Que en Cataluña todo el mundo habla, en público y en privado, la lengua que le da la gana. Los adultos y los niños. En casa y en la calle. Que, como se ha visto en las últimas semanas en todas las clasificaciones, universidades catalanas lideran los rankings de universidades españolas. También los rankings de atracción de talento foráneo y de presencia de profesores internacionales.
En definitiva, que el tema es que no hay tema. al menos para quien quiera verlo con buena fe y sentido común. La obsesión con el catalán y la inmersión provocaría una inmensa tristeza sino es porque provoca hilaridad. Y más vale reír que llorar. Siempre. En cualquier lengua.
Buenas noches.
La inmersión lingüística es sólo un elemento de una política más amplia. Una política que llama la atención también fuera de España:
http://www.economist.com/news/europe/21698819-secessionist-catalonia-cracking-down-businesses-communicate-only-spanish
Es un tema de derechos y libertades individuales, frente a inexistentes derechos de las lenguas. Que se conculquen derechos para defender una lengua, una ideología, una casta a usted le producirá hilaridad. A los que lo sufren, ninguna.
Un saludo.
Antes que nada, los sesgos por delante: soy muy crítico con la política de inmersión lingüística en Cataluña (por razones, fundamentalmente, ideológicas) y también muy amigo de Ramon Caminal (por el mismo tipo de razones).
Dicho esto: un entomólogo que decide dedicar parte de su juventud y sus pestañas al estudio de la mariposa monarca probablemente lo haga porque siente fascinación por ella. Es decir, por puras razones ideológicas. Probablemente sus trabajos nos hablarán del increíble viaje de estos insectos desde Canadá a México, esa emigración anual. Acaso dedique menos atención al posible impacto negativo que los miles de turistas que visitan las sierras de Michoacán para observarlas imponen cada año sobre el medio ambiente.
Nada de esto me parece mal. Me lo parecería si ese entomólogo quisiese convencerme, por ejemplo, de que gracias a la mariposa monarca, a su migración anual, la tierra sigue girando sobre su eje. O que gracias al aleteo de sus alas el calentamiento global está bajo control. Al menos si lo hiciese con axiomas esperpénticos o datos trucados.
Tampoco me parece mal que Ramon y Antonio sientan pasión por el estudio de los aspectos económicos relacionados con la lengua, y que lo hagan por razones ideológicas: en el caso de Ramon, su apego a la lengua catalana. Me lo parecería si hubiesen inventado datos, escondido derivadas mal obtenidas, o directamente se hubiesen marcado unos axiomas extraídos de Disney Channel. (Continuará)
(Continúo, y pido disculpas por la longitud)
No parece que sea esto lo que Pedro les atribuye. Les atribuye que no hayan estudiado todos los efectos de la política de inmersión lingüística ... ¡Dios mío! Si este es el estándar de la profesión, reconozco yo mismo ser un fraude y, Pedro, ruego aceptes mis disculpas por haber incurrido en pecados tan gordos o más que los de Antonio y Ramon. Nunca, creo, he siquiera contemplado la posibilidad de recoger todos los aspectos de ningún problema, y sí, he osado escribir algún artículo, incluso incluir en ellos recomendaciones de política, eso que llamamos policy implications.
Pero espero, sinceramente, que no lo sea. Que el estándar sea uno de honestidad en la aportación de elementos en los que creamos, para aportarlos a un debate sobre, sí, todos los costes y beneficios de las medidas de política.
Roberto, gracias por tu comentario y por tu prosa. !Me encanta la metáfora del entomólogo! 🙂
Que los análisis de nuestros trabajos académicos son parciales es obvio y por ello mi entrada llamaba precisamente la atención sobre extraer conclusiones excesivamente generales sin ser del todo claros sobre los supuestos. Simplemente, creo que decir "Result 2 A general reduction in a; abstracting from learning costs, (i) always
raises native B speakersíaverage payo§, (ii) may or may not raise native
A speakersíaverage payo§, and (iii) always raises aggregate payo§s.", sin explicitar algunos de los supuestos en los que se basa el resultado, puede inducir a error.
Muy a propósito de todo:
https://www.psychologytoday.com/blog/feeling-smart/201502/why-our-emotions-are-more-rational-we-think
Un respetuoso abrazo a los dos.
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