- Nada es Gratis - https://nadaesgratis.es -

La nueva generación de economistas españolas

En los últimos años se ha debatido mucho sobre los sesgos de género en la economía como disciplina. Las mujeres están infrarrepresentadas en los departamentos de economía de Europa y Estados Unidos, donde solo un 25-30% de los profesores son mujeres y esta proporción desciende al 15% cuando nos fijamos solo en los profesores catedráticos (Bayer y Rouse, 2016; Bateman et al. 2021). Varias investigaciones recientes han analizado en qué medida esto se podría deber a sesgos de género, documentando algunos hechos preocupantes: las mujeres reciben menos reconocimiento por sus publicaciones en coautoría que sus coautores hombres (Sarsons et al. 2021), los editores de las revistas son más exigentes con los artículos escritos por mujeres que por hombres (Hengel, 2022) y las mujeres reciben más comentarios negativos y sexistas en una web frecuentada por economistas en la que todos los usuarios son anónimos (Wu, 2020).

Afortunadamente, si miramos al futuro no todo son malas noticias. En concreto, en los últimos años ha surgido una nueva generación de economistas españolas con un enorme potencial que están comenzando carreras académicas brillantes y pueden ser modelos a seguir para las estudiantes más jóvenes. No son las primeras economistas españolas, naturalmente, pero lo que las distingue es que se trata de un grupo que concentra mucho talento en un periodo muy corto de tiempo. Para acotar el periodo, en esta entrada me centro exclusivamente en mujeres economistas españolas que terminaron su doctorado entre 2018 y 2020. Vaya por delante que esta lista es, inevitablemente, incompleta. Estoy seguro de que me dejo a otras (y a otros!) jóvenes economistas brillantes en el tintero, así que animo a los lectores a que nos hablen de ellas y ellos en los comentarios a esta entrada.

Fila superior: Milena Almagro, Clara Santamaría, Laura Castillo-Martínez y Claudia Robles-García. Fila inferior: Marta Santamaría, Clara Martínez-Toledano, Ana Costa-Ramón, Ana Rodríguez-González y Ana Moreno-Maldonado.

Tras obtener sus doctorados en universidades internacionales de primer nivel como la London School of Economics, New York University, Paris School of Economics, el Instituto Europeo de Florencia (EUI) o la Universidad Pompeu Fabra, estas economistas han comenzado sus carreras académicas en algunos de los mejores departamentos de Economía y escuelas de negocio a nivel internacional. Por ejemplo, Claudia Robles-García es profesora en la escuela de negocios de Stanford, Milena Almagro en la escuela de negocios de la Universidad de Chicago, Laura Castillo-Martínez en la Universidad de Duke, Clara Martínez-Toledano en la escuela de negocios de Imperial College, Marta Santamaría en la Universidad de Warwick, Ana Costa-Ramón en la Universidad de Zurich y Clara Santamaría en la Universidad Carlos III. Todas estas universidades están entre las 100 mejores del mundo por la calidad de su investigación en economía, y algunas de ellas entre las 20 mejores. Aparte del reconocimiento que supone haber logrado estas plazas por las que hay una tremenda competencia, trabajar en estas instituciones les aportará una valiosa experiencia tanto por el entorno de investigación en el que podrán desenvolverse como por la visibilidad que tendrán sus trabajos.

Los temas de investigación que estudian son diversos. Robles-García estudia temas relacionados con la economía bancaria. Uno de sus trabajos analiza la competencia en los mercados de hipotecas y está en proceso de revisión en Econometrica. Martínez-Toledano investiga sobre impuestos y la desigual distribución de la riqueza. Los lectores de este blog seguramente ya la conocen porque recibió el premio Nada es Gratis a uno de los mejores Job Market Papers en 2019, además de haber escrito varias entradas en el blog. Recientemente ha publicado un interesante artículo en el Quarterly Journal of Economics (con Gethin y Piketty) sobre los cambios en el apoyo de diversos grupos sociales a partidos políticos de distinta ideología a raíz del incremento de la desigualdad. Castillo-Martínez estudia temas de macroeconomía internacional y economía monetaria. Por ejemplo, ha escrito (junto con Ricardo Reis) una “guía para perplejos” sobre lo que hacen los bancos centrales modernos para controlar la inflación (aquí), que está en proceso de revisión para el Journal of Economic Literature. Costa-Ramón investiga sobre temas relacionados con la economía de la salud. En dos artículos en coautoría con Ana Rodríguez-González (post-doc en la Universidad de Lund, que también pertenece a esta misma generación), estudian los efectos a corto y largo plazo de los partos atendidos con cesáreas no justificadas por motivos médicos (aquí y aquí). Los lectores del blog ya las conocen porque nos contaron este trabajo a raíz de su nominación para el premio Vanguardia de la Ciencia 2019 (aquí).

Hay un subgrupo que investiga cuestiones relacionadas con la economía urbana. Almagro ha estudiado cómo eligen los habitantes de una ciudad en qué barrio vivir en función de la oferta de servicios a nivel local (aquí). Este trabajo recibió el premio al mejor trabajo presentado por un doctorando en la conferencia de la Urban Economic Association (UEA) en 2019, así como el premio al mejor JMP en la conferencia de la European Economic Association de ese mismo año. Marta Santamaría también recibió el premio al mejor trabajo presentado por un doctorando en la conferencia europea de la UEA ese mismo año, en el que investiga cómo se ajustó la red de autopistas en Alemania después de la reunificación (aquí). Barriendo un poco para casa, Ana Moreno-Maldonado (mi compañera de departamento en CUNEF) también trabaja en este campo y también recibió una mención de honor en la conferencia de la UEA en 2020 por un trabajo en el que indaga sobre el coste adicional que supone la maternidad para las mujeres que viven en ciudades (aquí). Por último, Clara Santamaría investiga la relación entre el tamaño de las ciudades, la productividad de los trabajadores y el tamaño de los equipos en los que trabajan (aquí).

Aparte de tener una edad similar, un aspecto que me hace pensar en este grupo de economistas como una “generación” es que casi todas ellas se conocen y son amigas entre sí, quizá porque la mayoría (excepto Almagro y Costa-Ramón) hicieron la carrera en la Universidad Carlos III en el mismo periodo. En estos últimos años he tenido el placer de conocerlas a (casi) todas en persona y puedo asegurar que además de grandes investigadoras son personas fantásticas que cualquiera desearía tener como colegas en su departamento. Estoy seguro de que en los próximos años oiremos hablar de ellas a menudo y aprenderemos muchas cosas nuevas gracias a su investigación.