Una amiga, economista ella, suele decir que existen tres clases de economistas: los que saben sumar y los que no... Además de su fina ironía, este chiste contiene el germen de un par de reflexiones interesantes. Primero, es verdad que hay grupos de economistas, algunos notorios situados en ambos extremos del espectro político, que todavía creen que pueden hacer análisis económico sin el apoyo de métodos cuantitativos y basándose exclusivamente en el conocimiento revelado por personajes de tiempos pasados y en la introspección. En segundo lugar, cuando hay variables económicas por medio, “sumar” es algo más complicado de lo que parece. Por ejemplo, las siguientes proposiciones:
- “El progreso tecnológico destruye empleo. Si las máquinas hacen el trabajo, habrá menos trabajadores ocupados”.
- “Los inmigrantes nos roban los puestos de trabajo. Si volvieran a sus países de origen los inmigrantes que llegaron masivamente en años anteriores, el problema del desempleo sería mucho menos grave”.
- “La única solución al problema del desempleo es el reparto del trabajo. Solo reduciendo la jornada de trabajo, mejorarán las oportunidades de empleo de los parados”.
- “El retraso de la edad de jubilación reduce los puestos de trabajo disponibles para los jóvenes. Hay que adelantar la edad de jubilación para reducir el desempleo juvenil”.
- “Las importaciones también reducen el empleo. Solo con medidas proteccionistas se podrá reducir el desempleo”
- “El empleo solo depende de la demanda de productos. Solo aumentando el gasto público se pueden generar nuevos puestos de trabajo”.
comparten tres características: son el resultado de simples operaciones aritméticas, mucha gente piensa que son incontrovertibles y, sin embargo, son… manifiestamente falsas. El error que subyace a todas ellas es la idea de que la cantidad de trabajo está dada y, por tanto, cualquier cosa que genere una mayor disponibilidad de bienes y servicios, sea un incremento de la productividad, la llegada de inmigrantes, o importaciones, reduce el número de puestos de trabajo disponibles para los trabajadores nacionales. (La proposición #6 añade a este otros dos errores: pensar que solo con aumentos de gasto público se puede aumentar la demanda de productos y creer que todos los aumentos de gasto público aumentan dicha demanda). La idea de que la cantidad de trabajo está determinada exógenamente constituye una de las falacias más conocidas en Economía y, sin embargo, más repetidas en muchas de las propuestas de políticas de empleo.
La teoría: cuando las sumas no cuadran
Los sistemas económicos son complejos. En ellos, cada variable depende de los valores actuales y futuros de muchas otras, las cuales a su vez dependen de los valores actuales y futuros de las primeras. Es más, estas relaciones de dependencia son cambiantes en el tiempo, dado que las decisiones que toman los agentes económicos varían en función de sus expectativas sobre el comportamiento actual y futuro de otros agentes. Es por ello por lo que la evaluación de medidas de política económica requiere el uso de modelos económicos (que, necesariamente, han de ser dinámicos, es decir, han de tener en cuenta el futuro, de equilibrio general, es decir, han de tener en cuenta la determinación conjunta de todas las variables, además de lógicamente coherentes, es decir, adecuados a la cuestión que se quiere analizar). Y también por las mismas razones, la identificación de relaciones causales en Economía es todavía un ejercicio muy arriesgado, a pesar de los avances en los métodos de inferencia estadística y econométrica.
Volviendo a las versiones de la falacia de la cantidad fija de trabajo enunciadas anteriormente, estos son algunos de los efectos (explicados muy someramente) que hay que tener en cuenta en cada caso:
- Un aumento de la productividad implica que una determinada cantidad de bienes puede obtenerse con menos horas de trabajo. Como resultado, los precios de tales bienes pueden caer y/o los salarios aumentar. Sea por una u otra vía, la ganancia de salarios reales se traduce en una mayor demanda de consumo y/o de ocio, de manera que o bien se producen más bienes, o bien se reduce el número de horas de trabajo por trabajador. En cualquier caso, una vez combinados todos estos efectos, el número de personas ocupadas no necesariamente se reduce proporcionalmente con el aumento de productividad, sino que puede incluso aumentar. De hecho, la experiencia histórica muestra que el progreso tecnológico aumenta la renta de los trabajadores y el empleo, mientras que el tiempo dedicado al ocio no se ha reducido tanto. En una conferencia pronunciada en la Residencia de Estudiantes de Madrid, John Maynard Keynes, a pesar de su desinterés por el largo plazo, pronosticó que, como consecuencia del incremento de la productividad, la jornada normal de trabajo de la generación de sus nietos sería de unas 15 horas semanales. (En su discurso de ingreso a la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Andreu Mas-Colell comenta la conferencia de Keynes y se muestra menos optimista sobre las posibilidades de ocio de la generación de nuestros nietos).
- La llegada de inmigrantes, o cualquier otro aumento de la oferta de trabajo, tiene igualmente efectos tanto sobre la demanda como sobre la oferta agregada. Por una parte, los inmigrantes contribuyen a aumentar la demanda de bienes y servicios. Por otra, dependiendo de sus características, afectan a la composición de los bienes y servicios que se producen. Cuando son “complementarios” a los trabajadores nacionales, bien porque ocupen puestos de trabajo distintos o bien porque contribuyan a que la productividad de los trabajadores nacionales aumente, como ocurre, por ejemplo, cuando prestan servicios domésticos, la tasa de empleo de la población nacional puede aumentar. Por las mismas razones, que vuelvan los inmigrantes a su país de origen puede conducir a que haya menos producción, menos productividad y menos empleo para la población nacional.
- La reducción de la jornada normal de trabajo. Cuando se reduce la jornada normal de trabajo, el coste laboral aumenta, tanto más cuanto menor sea la reducción salarial que acompañe dicha reducción. Y también puede variar la productividad, en un sentido u otro dependiendo de las características de los puestos de trabajo. Si dicha reducción provoca un aumento del coste laboral unitario (coste laboral en relación a la productividad del trabajo), los precios de los bienes y servicios aumentarán, con lo que las empresas reducirán su demanda de trabajo. Por el lado de la oferta de trabajo, habrá trabajadores que preferirán pluriemplearse antes que aprovechar totalmente la disponibilidad adicional de ocio. Ambos efectos reducen el aumento de puestos de trabajo disponibles para nuevos trabajadores, que acaba siendo proporcionalmente menor que la reducción de las horas de trabajo por trabajador. Incluso, en una economía abierta, puede ocurrir que el empleo total disminuya, por la pérdida de competitividad asociada al incremento de los precios de los productos nacionales.
- El adelanto de la jubilación. El adelanto de la edad de jubilación es como una reducción de la jornada de trabajo, solo que concentrada al final de la vida laboral. Por tanto, sus efectos son similares, aunque que, en este caso, los efectos sobre el coste laboral se transfieren al conjunto de la sociedad a través de la financiación del sistema de pensiones (cuando este es de reparto y de prestación definida). Así, si el adelanto de la jubilación no va acompasado con una reducción proporcional de la pensión a recibir, será necesario aumentar la imposición sobre el trabajo, a través de cotizaciones sociales más elevadas. En consecuencia, la demanda de trabajo disminuirá. Por otra parte, la sustitución de trabajadores de edad avanzada por nuevos trabajadores es imperfecta, dado que las ocupaciones y cualificaciones profesionales de unos y otros no son las mismas. En definitiva, adelantar la edad de jubilación puede acabar implicando menos empleo, no más.
- Las importaciones. Los efectos de las importaciones sobre el empleo se producen a través de canales similares a los de la inmigración, excluyendo el efectos sobre la demanda agregada (los trabajadores que producen las importaciones consumen en sus países de origen, mientras que los inmigrantes, excepto por las remesas que envían a sus países, consumen en el país en el que producen). La apertura al comercio internacional, de hecho, aumenta el empleo cuando la asignación de recursos productivos es eficiente y el país receptor explota adecuadamente sus ventajas comparativas. Por ejemplo, hay dos maneras de aumentar la productividad, la renta y el empleo: invertir en I+D para tratar de reducir la brecha tecnológica en sectores de alto valor añadido o especializarse en los productos en los que se tiene ventajas comparativas y aumentar las exportaciones de estos productos. No siempre la primera opción es superior a la segunda.
- Un aumento del gasto público. Se ha escrito tanto y tan bien sobre multiplicadores fiscales en NeG (por ejemplo, aquí o aquí) que sería muy atrevido insistir en los posibles efectos de un aumento del gasto público sobre el empleo. Solo recordaré lo básico: dado que aumentos del gasto público pueden reducir el consumo y la inversión privados e incrementar las importaciones, no cabe convertir dichos aumentos en incrementos proporcionales del empleo. (Y para los que siguen insistiendo en la necesidad de utilizar una política fiscal más activa para luchar contra el desempleo en la situación actual, una recomendación: esta columna de Raju Rajan en el FT.)
…y la evidencia empírica: cuando los datos son tozudos
La evidencia empírica en contra de las proposiciones enunciadas anteriormente es ingente. Como no podía ser de otra manera, los datos no contradicen a la teoría bien fundamentada. Lo que sigue es una selección de resultados empíricos que contradicen las proposiciones anteriores.
- Sobre la productividad y empleo. La evidencia empírica se construye principalmente mediante las comparaciones internacionales de las tasas de crecimiento tendencial de ambas variables y, en general, muestra que, si acaso, la correlación entre ambas es positiva (van Ark, Frankema y Duteweend).
- Sobre inmigración y empleo. Aquí la literatura empírica ha estudiado mayoritariamente la correlación entre la tasa de empleo de los trabajadores nacionales y la llegada de inmigrantes. En general, los resultados indican que si hay una relación causal negativa entre inmigración y empleo, esta es bastante tenue y está muy concentrada en colectivos de trabajadores de menor cualificación (para el caso español ver Amuedo‐Dorantes y De la Rica, Carrasco, Jimeno y Ortega y Gonzalez y F. Ortega).
- Sobre reparto de trabajo y empleo. Ni en Alemania en los años ochenta, donde se intentó reducir la jornada de trabajo mediante la negociación colectiva, ni en Francia, a principios de los años ochenta y a finales de noventa, donde se impuso por ley, se ha observó que esta medida produjera un aumento del empleo (Hunt y Kramarz, Cahuc, Crépon, Nordstörm Skans, Schank, van Lomwel y Zylberberg).
- Sobre jubilación anticipada y empleo. En este caso, la evidencia empírica también se refiere a cada país. Un compendio de estudios que muestran que la jubilación anticipada no genera empleo es Gruber y Wise, el capítulo sobre España es de Boldrin, García-Gómez y Jiménez-Martín.
- Sobre comercio internacional y empleo. A finales de los años ochenta y principios de los noventa, hubo una explosión de trabajos empíricos que mostraban poca relación entre importaciones y destrucción de empleo. Más recientemente, algunos trabajos empiezan a encontrar que, como en el caso de la inmigración, los efectos en determinados segmentos del mercado de trabajo pueden ser más grandes de lo que se pensaba (Molnar, Pain y Taglioni y Autor, Dorn y Hanson).
- Sobre gasto público y empleo. Algunos trabajos han utilizado VARs para estimar las funciones de impulso-respuesta del empleo a determinados cambios de la política fiscal. Con esta metodología, cuando se encuentra que un aumento del gasto público ha tenido efectos positivos sobre el empleo, estos son de magnitud limitada (Fatás y Mihov y Pappa).
Moraleja: En Economía las cosas no son tan fáciles. Por eso, se enseña en programas de doctorado compuestos por asignaturas que requieren elevados conocimientos analíticos y cuantitativos. Si se enfrenta a una propuesta económica basada en una sencilla operación aritmética, piense que es muy probable que se derive de un argumento erróneo. En cualquier caso, nunca está de más discernir entre las dos clases de economistas que señala mi amiga: los que utilizan modelos (“esquemas teóricos, generalmente en forma matemática, de un sistema o de una realidad compleja”) y los que solo siguen “modelos” (“arquetipos o puntos de referencia para imitarlos o reproducirlos”). ¿O son tres?
Hay 33 comentarios
Buenos días,
En general estoy bastante de acuerdo, pero en cuanto a (3), "reducción de la jornada normal de trabajo", me parece que al menos habría que distinguir entre empleo público y privado. Aquí (http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=four-day-workweek-energy-environment-economics-utah) una reseña divulgativa de la experiencia Working4Utah y aquí (http://www.scientificamerican.com/article.cfm?id=four-day-workweek-energy-environment-economics-utah) el informe final. Por no entrar a "contar", claro, otros costes y beneficios no relacionados estrictamente con la demanda de trabajo pero asociados a este tipo de propuestas.
Saludos,
Borja
Mi opinión es que todo economista que desdeña los metodos cuantitativos -normalmente porque los desconoce- practica la llamada economía "digital".
Es decir, al salir de casa (normalmente camino de una tertulia de TV), se chupan el dedo índice y lo levantan al aire para comprobar la dirección del viento. Luego llegan al estudio y afirman sin rubor: "ha recortado demasiado""hay que recortar mas""deberia hacer esto, o lo otro"
Es particularmente español ese sensacion de que todos llevamos dentro un seleccionador nacional y un ministro de economía. Pero, por favor, no convirtamos la economía en un debate de futbol.
Gracias a NEG, todavía hay esperanza
Ya sé por dónde voy a distribuir esta entrada. En cuanto a las referencias, sobre el punto número 2, el libro de Philippe Legrain Immigrants. Your country needs them contiene algunas referencias interesantes, como el experimento natural de la llegada de inmigrantes de Rusia a Israel, que aumentó la fuerza laboral en un 15 por ciento es unos meses y acabó aumentando el salario medio. Creo que está traducido al español.
Gran post, una lectura verdaderamente placentera, muchas gracias!!
¿Acaso no es una consecuencia de la posición 2 (más inmigración, más desempleo) que los países grandes (con más población) tenderían a tener más desempleo? Evidentemente, nada de evidencia empírica al respecto, otra razón más para descartar dicha posición...
Efectivamente, hay tres clases de economistas: i) los que saben sumar y creen que no hace falta nada más, ii) los que ni saben sumar ni creen que haga falta y iii) los que creen que solo sumando NO se puede (ni se debe) contestar a todas las preguntas.
Habéis hecho una buena crítica a ii) usando economistas mayoritariamente tipo i); pero faltan los ejemplos y las opiniones de los iii). Empezando por el hecho de que el artículo de Raghuram Rajan ha tenido alguna que otra crítica de gente que tampoco piensa que exista una cantidad fija de trabajo:
http://krugman.blogs.nytimes.com/2012/05/22/sensible-nonsense/
http://krugman.blogs.nytimes.com/2012/05/03/the-do-nothing-caucus/
Jorge,
Como digo en otro comentario, el primer problema es verificar la calidad de los datos. Pocos pasarían ese filtro.
Un segundo problema en el análisis económico --importante cuando este análisis se usa para “falsificar“ teorías o para recomendar políticas públicas-- es la manipulación de los datos para justificar conclusiones preconcebidas. En períodos de crisis --cuando aparecen ejércitos de economistas y no-economistas disfrazados de analistas-- la manipulación de los datos es cosa corriente y por eso yo recomiendo no tomar en serio afirmaciones “concluyentes“ sobre lo que dicen los datos.
Juan,
Si los datos son confiables acepto tu argumento, pero si el investigador no ha verificado personalmente la calidad de los datos ¿cómo puede confiarse?
Por ejemplo, en 1994-97 yo trabajé como asesor económico en China y construí a partir de datos oficiales mis propias estimaciones de fuentes y usos de fondos que mostraban claramente que esos datos eran poco confiables. La gran mayoría de economistas que hoy analizan la economía china no pueden construir y actualizar estimaciones similares por su alto costo y hay que ser meticuloso y quisquilloso para querer hacerlo. Puedes leer los trabajos de Gregory Chow (conocido profe de econometría) usando los datos oficiales chinos.
Te puedo contar historias similares sobre otros datos (por ejemplo, todos los datos financieros que en Occidente son preparados para cumplir con regulaciones y que ni los reguladores ni auditores bien pagados han verificado). Y no hablemos de los datos de empleo y desempleo y peor todavía los datos sobre el “verdadero“ costo de un trabajador para las empresas y sus grandes diferencias con el salario que normalmente se usa en los análisis económicos. Por suerte, unos pocos economistas se han tomado el tiempo y dispuesto de los recursos para verificar la calidad de los datos --el lado malo es que han dejado en evidencia la pobreza de los datos.
que buena entrada para hoy. Supongo que hay tres tipos de economistas, unos que suman, otros que no suman y un tercero que utiliza ambas opciones según la situación analizada. Aunque también habría un cuarto economista, que dispone de algo de humildad para decir, "no puedo decir nada sobre este tema, dado que mi caja de herramientas no es suficiente para entregar algo concreto" y deriva a otros profesionales pertinentes (sean economistas especializados en el área u profesionales de otras áreas de las ciencias sociales).
Un agrado siempre leerlos.
Hombre, Juan:
En un momento en el que voces cualificadísimas, --como Skidelski, presidente muchos años de la profesión en Inglaterra, o Posner y muchos otros--, están cuestionando el manifiesto refugio de muchos profesionales en lo "cuantitativo" resulta un tanto expuesto el intento de sostener dicho enfoque en una ciencia que no tiene una unidad de medida fiable en gran parte de sus métricas y datos.
Es cierto que los ejemplos citados son falsos, es decir, "dependen". Dependen de lo que no sabemos ni se dice, que siempre es más de lo que creemos.
Habida cuenta de los resultados obtenidos tras cuarenta años de "retiro cuantitativo" vale la pena recordar la reflexión de Abramowich al contemplar que las variables principales de sus modelos dejaban sin explicar el 85% de las mejoras de productividad USA en en siglo.
Él reconoció que el Residuo de Solow era "el indicador de nuestra ignorancia".
O como sucedió el año pasado que entre los 20 mejores artículos del primer siglo de American Economic Review no había ninguno de los últimos 30 años.
Claro que hay que medir, naturalmente.
Pero al tiempo reconozcamos lo penoso de las métricas y el hecho escasamente banal de que nunca hay fondos ni datos para analizar o medir lo que el sistema no quiere que se estudie.
Saludos.
Manu,
Creo que, en ningún momento, se dice que los métodos cuantitativos den siempre la solución. Se dice que son un apoyo muy necesario, dada la complejidad de las cuestiones económicas. En otras palabras, yo prefiero que me diagnostique un doctor en medicina tras las pruebas oportunas a que lo haga un curandero a ojo de buen cubero.
Naturalmente, Juan. Hay casos en los cuales los métodos cuantitativos no dan la solución.
En muchos otros sí.
Por ejemplo en problemas como optimizaciones en asignación de recursos, análisis de opciones y decisiones, cálculos proyectivos y planificación estratégica y táctica.
Son imprescindibles cuando los datos son buenos, las unidades de medida razonablemente precisas y las variables y sus relaciones son bien conocidas y predecibles.
Pocos de estos rasgos se dan en la esfera macro con agravantes:
1. los cambios cuantitativos generan cambios cualitativos impredecibles que nos llevan a veces a variables ignotas.
2. Las variables usadas (grandes agregados) no coinciden con variables operativas de gestión. Otro grave fallo de las Contabilidades Públicas.
Por supuesto que estas cosas --y casi todas-- requieren profesionales pero lamentablemente cuando la política anda por medio las cosas ni son tan precisas ni sus parámetros o sus datos son los nuestros, amén de que el tren va en marcha.
Sobre el otro asunto quizás sería conveniente un reconocimiento público (algunos economistas bien importantes lo han incluso llevado a best sellers) de que la profesión no está en sus mejores momentos. Una especie de mea culpa para recuperar prestigio. No creo que se deba a los modelos (por eso uso el término refugio) es otra cosa más profunda y de manejo mucho más difícil.
Saludos
Muy buen artículo al que además, hay que agradecer las referencias y enlaces. Al limón del uso de modelos econométricos en Economía y demás, me gustaría añadir que tan peligroso es el que no aprovecha la oportunidad que supone su existencia, como el que se enfada luego con la realidad porque no se ajusta a su modelo. Debemos tener cuidado con reificar y convertir en real lo que no deja de ser una simplificación matemática y estadística de la realidad. Al fin y al cabo Adam Smith, David Ricardo, Menger, Mises, Hayek y tantos otros economistas no usaron nunca dichos modelos y no se puede decir que únicamente "chupan el dedo índice y lo levantan al aire para comprobar la dirección del viento".
Un saludo.
Me considero una persona crédula, me creo todo lo que se me pueda demostrar de una forma categórica, contundente e incontrovertible. No debe quedar ni el más mínimo atisbo de duda, el modelo debe haber contemplado todas y cada una de las variables y todas y cada una de las posibilidades que se hayan producido o se puedan producir.
Si se basa en datos extraídos de series históricas la elección del lapso temporal será incontrovertible y su especifidad o ausencia de ella justificada de una manera exhaustiva y tajante. La validez de los datos empleados debe ser inatacable sin la menor posibilidad de rebatir su incuestionable solidez.
El consenso debería ser total porque hasta el más lerdo quedaría en evidencia si negara lo tangible. Si se pudiera reproducir en condiciones de laboratorio quedaría plenamente satisfecho.
Si no es así podré creer de una forma más o menos razonable. Si tengo que elegir entre Condorcet y Malthus pueden quedarse sentados esperando mi elección.
Juan,
Aunque me bajé del tren de la econometría tiempo atrás por el tema ya comentado de los datos, en Minnesota tuve excelentes maestros que me enseñaron la importancia de los métodos estadísticos y también sobre sus limitaciones. Aprecio tu entrada y me gustaría que agregaras algo sobre cómo se plantea hoy el problema de los grados de certeza de las conclusiones de los métodos estadísticos. Mucho me temo que lectores de tu entrada se queden con la impresión de que a partir de datos confiables, los métodos estadísticos te permiten sacar conclusiones ciertas --en otras palabras, afirmar de manera concluyente que la evidencia contradice o falsifica la proposición en estudio.
Tengo mis dudas en cuanto a la 3. Creo que la productividad es funcion de las horas. Un escaso numero de horas laborables como bien decis puede suponer un aumento de los costes (y tambien una disminucion de la eficiencia pura y dura al no poderse aprovechar "economias de escala" por decirlo así.
Pero por otra parte parece claro que es mejor 5 trabajadores con 8 horas diarias que 4 con 10. A partir de cierto punto el cansancio, la falta de ilusion, etc pueden pesar mas.
A mi la refutación del punto 3 tampoco me resulta convincente. En primer lugar, considerando que el trabajo es un recurso perfectamente divisible, no veo por que razón reducir las horas de trabajo tiene que hacer aumentar los costes laborales. La única explicación que se me ocurre es que sea a causa de imposiciones legales - en este caso, es un problema legal y no económico. En segundo lugar, si el PIB se puede expresar como el producto de la productividad del trabajo por el número de ocupados por las horas de trabajo, resulta evidente que, si la productividad se mantiene invariable, se puede aumentar la ocupación reduciendo las horas de trabajo, sin que se produzca ningún efecto sobre la renta agregada. Por tanto, la cuestión es si la reducción de las horas de trabajo implica necesariamente una disminución de la productividad. Como dice Proximo, este supuesto parece más que cuestionable.
Los economistas que no somos de sumar buscamos cualquier argumento para desacreditar a los que sí lo son (envidia ponzoñosa). Supongo que por eso me gusta lo que dice Nancy Cartwright (LSE) en una charla del INET sobre la validez de la aplicación de métodos cuantitativos al discernimiento de la causalidad de los eventos que estudiamos los economistas. (http://youtu.be/fuvXWnTl6_s desde el min 5:45 hasta el 7:35) Básicamente:
* Podemos identificar causalidades pero esas causalidades son muy dependientes de las condiciones de localidad a las que pertenecen los datos a los que se refiere el estudio, localidad entendida como la población de las que éstos se derivan. >>>> La causalidad bien identificada depende de esa localidad.
* Para justificar afirmaciones de amplio espectro (de alguna forma no locales: generalizaciones) es necesario poseer una teoría bien fundada (cosa que raras veces ocurre, nos dice Nancy). Y que un buen entendimiento de lo que significan los conceptos empleados en esa teoría de amplio espectro es fundamental, cosa también infrecuente. (Nancy qué guapa eres!!!)
Qué pasa por ejemplo cuando una economía se globaliza y surgen nuevas tecnologías, o cuando recursos clave se vuelven escasos, en suma, cuando las condiciones iniciales de los estudios pasados se modifican en aspectos sustanciales... Construímos castillos que deshace la marea para volverlos a construir. Considero de gran importancia los métodos cuantitativos (sin ellos seguiríamos navegando pegados a la costa), pero también habrá que tener en cuenta sus limitaciones.
Quasimontoro,
Una primera condición para hacer un buen trabajo empírico es usar los datos adecuados, siendo consciente de lo que esos datos pueden y no pueden decir. Y te aseguro que los editores y evaluadores de las buenas revistas de economía donde aspiramos a colocar nuestros trabajos son muy quisquillosos con eso.
Saludos
Juan,
Creo que tu subestimas el costo de verificar la calidad de los datos. Los editores pueden elegir evaluadores familiarizados con los datos usados en una investigación empírica pero te has preguntado cuántos de estos evaluadores han cuestionado la calidad de los datos. Toma el caso de las investigaciones académicas sobre China --o cierras los ojos o excluyes China. Toma el caso de las investigaciones que usan cuentas nacionales de cualquier país --¿cómo es posible ignorar las grandes diferencias conceptuales en las mediciones del valor añadido por empresas y por gobiernos?
Muchas gracias Don Juan de mercado por sus esfuerzos, supongamos que a partir de las escamas de pescado y de otros deshechos, se obtiene un nuevo medicamento capaz de duplicar la esperanza de vida de la humanidad. ¿Como quedan esas premisas?. ¿Alguien pondría en duda el lógico retraso para la edad de jubilación?. ¡Y digo lógico!. Eso si, sin tener que trabajar también se vive estupendamente.
Una de las mejores entradas de este blog.
La evidencia sobre el gasto público...dejas entrever que la evidencia empírica dice que los efectos del gasto público sobre el empleo son limitados. Krugman ha escrito en su blog lo contrario recientemente (apoyado por supuesta evidencia "rigurosa"). ¿a quién me creo? Pues no lo sé. Pero desde luego desconfío de que me lo planteeis como una verdad inmutable. No se puede sentar cátedra si nada menos que un premio Nobel de la disciplina...dice lo contrario de lo que ponéis en la entrada! No es verdad que exista consenso en la profesión respecto al efecto en general de la política fiscal sobre el empleo. Ahora, siempre se puede ganar debates con la técnica Friedman-Stigler. Exageremos la evidencia a nuestro favor, neguemos la contraria por todos los medios. No compro.
"Con esta metodología, cuando se encuentra que un aumento del gasto público ha tenido efectos positivos sobre el empleo, estos son de magnitud limitada " ¡Qué deliberadamente ambigua elección del adjetivo!... ¡Ay, claro, si fuese ilimitada cuánta gente habría en Chicago a día de hoy pintando acuarelas o cuidando de su jardín o paseando el perro!
El problema de las prosiciones expuestas es que, cuando el excedente que la reorganización de factores productivos genera no se reinvierte localmente, la vuelta al equilibrio requiere un reacomodamiento de precios relativos significativo y, las más de las veces, más lento de lo conveniente. Y durante dicho lapso las proposiciones del caso aparecen al común de la gente como evidentes, haciendo que las medidas objetadas resulten políticamente legitimables dentro de los institutos de los sistemas políticos vigentes.
Sí, pero cuidado con la estadística, muchas veces presupone que los sistemas operan en "lazo abierto" ignorando los "feed-backs" y los sistemas de control no evidentes
El caso de la inmigración, no sé exactamente lo que, en el fondo, queréis decir, pero no hay un sólo gobierno que no endurezca su política de inmigración cuando ve subir el paro, y claro, esto puede no verse bien en las "correlaciones"
Lo que sí tuvieron claro nuestros gobiernos es que la inmigración es una variable que regula los niveles agregados de salarios (y los de beneficios) y la capacidad de carga de la burbuja inmobiliaria, y eso es lo que explica que España haya tenido, varios años, el ratio de inmigración más alto de la OCDE, a pesar de tener siempre más de un 10% de paro, muuuuchísimo mayor que países con menos tasa de desempleo y salarios muuuuuchísimo más altos como USA o Alemania. En ocasiones el "paro estructural" se "hace"
Y por cierto, ¿no ha notado nadie la restricción a la inmigración que "apareció" en España?
Igualmente podríamos decir de las importaciones v.s. el PIB, si tenemos un "sistema de control" asociado al crédito masivo, los desequilibrios de balanza no tienen por qué notarse...de momento
Hay que tener, creo, cuidado con el empirismo exacerbado, se requiere una "mecánica" subyacente para explicarlo, sino ocurriría como en ese chiste donde un "investigador" va arrancando las patas 1 a 1 a una pulga y gritando para que salte, y al final escribió: "la pulga cuando pierde las patas se queda sorda"
Hola, DFC.
No he entendido tu pregunta al final del párrafo tercero. Las restricciones a la innmegración. ¿a qué te refieres?
Saludos
Hola Manu
Bueno, es una pregunta "retórica", hace ya muchos años que nadie sostiene las afirmaciones de Miguel Sebastián (lo de que"aquí cabemos 66 millones"), las de Zerolo y otros. El PSOE dio un giro "copernicano" en 2008 más que evidente, así como el PP actual, porque, hay que entender las políticas de restricción del acceso a la sanidad a los inmigrantes no legalizados no "sólo" por el coste económico para la sanidad, sino el "incentivo" que supone para que se vuelvan a sus países
Ya puestos, en cierta medida he "sufrido" la "ola" de los métodos estadísticos, como el "6-sigma", tan querida al espíritu "empírico" anglo-sajón (frente a los "racionalismos" continentales). El desembarco de los "black-belts" en 6-sigma hacía que, por ejemplo, personas dotadas de potentes herramientas de análisis estadísticos nos dijeran a los conocedores al detalle de los problemas de los procesos y la producción, las líneas en que teníamos que "operar"
Por ejemplo, había un problema de filtrabilidad de una corriente de proceso, y con hermosas gráficas de correlaciones, factores "p" de la distribución gaussiana y otras "verdades" incuestionables llegaban a la conclusión de que la densidad del fluido no influía la filtrabilidad, lo cual era absolutamente contra-intuitivo para nosotros y el laboratorio
Claro, lo que pasa es que había una "manipulación" aguas arriba del proceso de la densidad, según los casos de freno a la producción por la filtrabilidad, que se escapaban al análisis estadísticos, pero es que lo que los operadores buscaban era precisamente el desacoplamiento. ¡Qué de explicaciones para nada!
Tuché!. Ha ido usted directo a la línea de flotación. A estas alturas del partido no creo que nadie piense que el progreso destruye empleo. No lo ha hecho. Lo que sí permite es producir más en menor tiempo. Y ese aumento de producción debería verse reflejado o bien en un aumento de sueldo o bien en una reducción de jornada laboral.
Hasta ahí la teoría. De la realidad mejor no hablamos
El progreso permite producir más empleando la misma cantidad de trabajo, o producir lo mismo con menos cantidad de trabajo. Personalmente, pienso que en los países desarrollados no tiene mucho sentido pretender aumentar el bienestar a través de mayores niveles de producción/consumo, en cambio creo hay posibilidades de mejorar enormemente el nivel de vida reduciendo progresivamente la cantidad de trabajo.
acabo de leer una entrevista a Ariel Rubinstein (economista que no sabe sumar) que ha despertado la más profunda de mis afinidades y simpatías.
http://thebrowser.com/interviews/ariel-rubinstein-on-game-theory?page=1
es cortita y dice cosas como:
"The disadvantage of formal language is the level of abstraction, which has two main downsides. First of all, it makes the theory very far away from one minus epsilon of the population. Even among the academic community, most people who claim to use game theory hardly understand it. Secondly, abstraction has the negative side that once you abstract things, you miss a lot of the information and most of the details, which in real life are very relevant."
[...] So if people study it, it should be just for love of the subject?
"That’s my position about academic life in general. Universities and academic research are not supposed to be useful in a direct sense. I’m not talking about research like in medicine – that’s a completely different story – but I’m talking about social sciences and humanities, which I am more familiar with. The social sciences and humanities, in my opinion, should not have any pretension to be directly useful. We are part of the culture. We are useful as sculptures are. Maybe a sculpture that will be put in Central Park in New York will prove to have a lot of influence on people. So are our models."
supongo que por eso siempre fui más de micro que de macro: "L'univers est une fleur de rhétorique".
Un post estupendo. Gracias por la lección de economía. Solo añadiré dos cosas. No es tanto un problema de aritmética como de disponer o no de evidencia empírica (cuantitativa y cualitativa) y claridad de pensamiento. Los dos elementos básicos del conocimiento empírico. Y aplíquese lo mismo para la Sociología y la Psicología.
Christian.
Gracias a todos por los comentarios, tanto si han sido publicados como si no. Y una aclaración: en este caso, quien ha decidido sobre la publicación de los mismos no ha sido el autor de la entrada.
La parte referida a inmigración, al menos a mi, me parece muy poco acertada y los papers elegidos para apoyar la tesis del artículo, desafortunados.
Los efectos de la inmigración se trasladan y amplifican 5, 10, 20, 200 y 2000 años más allá de haberse producido. Que los economistas ignoremos sistematicamente este tipo de detalles no hace nuestros análisis más acertados ni utiles.
Los 3 papers mencionados, tan solo estudian la relación entre inmigración y mercado laboral para los nativos en medio de la burbuja -antes de 2008- lo que es un poco, a mi entender, limitado.
¿llegaría a las mismas conclusiones utilizando datos de...ahora?
¿y del 2020?
Si hicieramos caso de estos 3 papers de no haber habido inmigración, ahora, con 7 millones de habitantes menos (los inmigrantes) tendríamos 8 o 9 millones de parados y menor productividad. Lo que resulta para mi, una afirmación que roza el disparate.
La razón dice que a más recursos, más productividad. Máxime en una epoca de escasez de recursos derivado de la globalización. No lo dice el ejemplo de Canada, Australia, Noruega...Lo dice el sentido común y la razón.
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