Este invierno, en una noche bien fría, y en medio del brote de estreptococo A que afectó a Inglaterra, fui con mi hijo a urgencias del hospital más cercano. Por la tarde habíamos estado en un centro de asistencia y le habían prescrito antibióticos a mi hijo. Pero nos dijeron, si pasa esto, llévenlo a urgencias. Y pasó y a urgencia hospitalaria fuimos: una sala repleta de niños, casi todos ellos tosiendo, y tras estar allí 20 minutos oímos a una madre quejándose porque ya llevaba 4 horas esperando. Las estrellas no podían estar peor alineadas: un brote de estreptococo A y más de 133,000 puestos de trabajo que están vacantes en el “National Health Service” (NHS). Pero en medio de todo el estrés no pude evitar pensar si no habría una manera más eficiente de organizar esa sala de urgencias.
Y al respecto viene muy bien este artículo de los economistas Cristóbal Otero y Pablo Muñoz (que los propios autores habían discutido en detalle aquí en el blog), en el que estudian los efectos de una reforma en la manera que se seleccionan directivos de entes públicos (incluido hospitales) en Chile. En respuesta a unos casos de corrupción que salieron a la luz en el 2003, se estableció un nuevo sistema de selección de directivos en el que cada concurso se anunciaba en un periódico nacional, y participaba una empresa de recursos humanos que realiza una criba de las solicitudes, y tan solo las mejores se entrevistan por un comité de funcionarios. Este comité elige las tres mejores, y el jefe superior escoge entre estas tres.
La reforma remplazó un sistema mucho más opaco en el que el jefe superior elegía a dedo al director del hospital. Antes de la reforma, el 98% de los puestos de director de hospital estaban ocupados por médicos. Es muy normal en entes públicos que el jefe o director sea una persona de la organización que ha ido ascendiendo de puesto. Sin ir más lejos, los jefes de departamento de universidades suelen ser profesores de dicho departamento, y los decanos son catedráticos de la materia. ¿Qué prefieren tener como jefe de departamento, un económetra o un macroeconomista?
La reforma aumentó en 21 puntos porcentuales el porcentaje de directores de hospital que tenían educación de pregrado relacionada con la gestión (administración pública, administración de empresas, economía, contabilidad e ingeniería). También aumentó considerablemente el porcentaje de directores médicos que tenían educación de postgrado en gestión, y disminuyó la de médicos sin educación en gestión. Teniendo todo en cuenta, la reforma aumentó en 40 puntos porcentuales el porcentaje de directores de hospitales con educación de pre o postgrado en gestión.
¿Cuáles fueron los efectos de la reforma en la gestión y resultados de los hospitales? Aprovechándose que no todos los hospitales nombran un nuevo director a la vez, sino que es un proceso gradual, los autores estiman que en los tres primeros años de implementación la reforma llevó a una disminución del 8% en la tasa de mortalidad hospitalaria, y del 6.1% en la tasa de mortalidad que incluye tanto muertes en el hospital como muertes fuera del hospital (dentro de un período de 28 días del alta).
Los autores también estiman que la reforma llevó a un aumento del 25% tanto en el número de horas que los quirófanos eran usados, como en el número de operaciones realizadas. También llevó a una disminución en la tasa de rotación de médicos, sin aumentar sus salarios, por lo que seguramente se debe a mejoras en las condiciones de trabajo.
El artículo es muy completo y discute varias cosas como que el efecto no se debe a cambios en la composición de pacientes, ni a incentivos monetarios ligados al cargo del directivo, ni a que la reforma aumentó el salario de los directivos. Tampoco se deben al simple efecto de cambiar de directivo. Todo el análisis hace pensar que los beneficios de la reforma se deben a que los nuevos directivos tienen formación en gestión. Cuando analizan los resultados, separando aquellos directivos con formación en gestión contratados bajo los auspicios de la reforma, con los que no tienen formación en gestión, es claro que los beneficios sólo son apreciables en los hospitales que han contratado un director con formación en gestión.
Hay otros estudios que ya apuntaban a la importancia de la gestión de hospitales, aunque no lo mostrasen de forma tan clara. Este artículo muestra que la competencia mejora la calidad de la gestión de los hospitales del NHS británico, y también mejora la mortalidad por ataque al corazón. Este otro, utilizando datos de 9 países, muestra una asociación positiva entre la calidad de gestión de los hospitales y sus resultados clínicos.
¿Cómo estamos en España? Pues parece que tenemos mucho que aprender de Chile. Un estudio del 2018 encontró que más de la mitad de los directores de hospitales era designados directamente por la administración (véase aquí). En esta entrada, Matilde Pinto-Machado, Félix Lobo y yo mostrábamos el déficit de formación en gestión entre las principales autoridades sanitarias de la comunidades autónomas de nuestro país. Y eso que desde ya hace tiempo se ha argumentado la necesidad del buen gobierno en sanidad (véase este artículo)
Y después de esto no me pude resistir a buscar la formación académica del director del hospital al que fui con mi hijo a urgencias, seguro que al lector ya se la imagina…
Hay 1 comentarios
Perdone mi desfachatez pero, ¿El artículo que referencia no fue comentado por los propios autores en este mismo blog hace unas semanas?
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