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El populismo, ¿causas económicas o culturales?

trumpTodavía cada día que me levanto me pregunto cómo pudo ganar Brexit en el referéndum del pasado Junio. Y cada vez que oigo a Trump, me pregunto cómo una persona que dice semejantes disparates puede ser candidato a presidente de los Estados Unidos. Cada día que pasa me da la impresión que lo entiendo menos… En busca de alguna pista que me ayude, decidí leer un documento de trabajo reciente de la Harvard Kennedy School titulado “Trump, Brexit, and the Rise of Populism: Economic Have-Nots and Cultural Backlash.” En esta entrada intentaré resumirlo para aquellos que no lleguen a leerlo, pero no soy experto en el tema así que pido perdón de antemano porque seguro que me equivoco en algo. También les advierto que tendrán que leer varios párrafos antes de llegar a los resultados empíricos.

Según los autores del trabajo, el profesor Ronald Inglehart de University of Michigan y la profesora Pippa Norris de la Harvard Kennedy School, el porcentaje de votos a partidos populistas en Europa ronda el 13%, y tan solo era del 5% en 1960. En el mismo periodo el porcentaje de parlamentarios populistas se ha triplicado del 4% al 13%. Y claro está, su influencia no acaba en los parlamentos. Para evitar que hagan mella en su electorado, los partidos tradicionales reaccionan adoptando políticas similares a las que defienden los partidos populistas. Por ejemplo, en el Reino Unido, los partidos tradicionales endurecieron su postura ante la inmigración cuando quedo claro que UKIP, el partido de Nigel Farage, estaba ganando simpatizantes.

Seguramente cada uno de nosotros entiende algo distinto por populismo. Para los autores del documento, tiene tres elementos: anti sistema, autoritarismo, y nativismo. El populismo es anti sistema: considera que las “clases dirigentes” (políticos, personajes de los medios de comunicación, grandes empresarios, intelectuales, expertos, científicos) son corruptas, y tienen una conspiración contra la “gente normal y corriente”. El populismo es autoritario en el sentido que prefiere un líder fuerte y carismático frente a las instituciones de la democracia representativa. Además, el populismo está en contra de lo que sea multicultural, y favorece excluir lo que venga de fuera. Está en contra de la cooperación internacional, y siempre pone primero el interés de la “gente normal y corriente.” Seguro que al lector le cuesta bien poco hacer una correspondencia entre estos tres conceptos de anti sistema, autoritarismo, y nativismo y lo que Trump ha estado diciendo en sus discursos.

El objetivo del documento de trabajo es determinar si el reciente aumento del populismo es fundamentalmente a causas económicas o culturales. Como casi siempre, se plantea como un tema de blanco o negro, pero los autores son los primeros en decir que seguramente los dos factores son importantes, pero que intentan determinar cual lleva más peso. ¿Pero que quieren decir con causas económicas o culturales?

Según la hipótesis de las causas económicas, el incremento del populismo se debe al aumento del la desigualdad de renta y riqueza, posiblemente debido a la globalización, automatización de tareas, economía del conocimiento, y las políticas de austeridad. El incremento de la inseguridad económica ha llevado al resentimiento en contra del sistema. Por supuesto, esto afectaría a los desempleados, trabajadores poco cualificados, y personas que reciben beneficios sociales. Dentro de esta visión, los inmigrantes son malos porque “quitan” los trabajos y se benefician de los servicios públicos.

Por el contrario, según la hipótesis de reacción cultural, el aumento del populismo se debe a una reacción en contra de los valores culturales post-materialistas que han avanzado en sociedades occidentales desde los setenta. La manifestación más clara del avance de los valores post-materialistas son la preocupación por el medio ambiente, los derechos humanos, la equidad de género, y el cosmopolitanismo. Esta revolución silenciosa (que fue por primera vez descrita por uno de los autores del documento de trabajo, véase aquí o aquí) ha hecho que aquellos con “valores tradicionales” no se encuentren identificados en un “sistema” que ha adoptado los valores post-materialistas. ¿Quiénes son los que mantienen los “valores tradicionales”? Mayoritariamente, las personas mayores, menos educadas, y en la mayoría hombres que en el pasado eran portadores de los valores predominantes, y que no participaron de esta revolución silenciosa de la que surgió los valores post-materialistas.

El análisis empírico para adjudicar entre el peso relativo de la hipótesis económica y la cultural, se realiza en dos etapas. En una primera etapa, se utiliza una encuesta, la “2014 Chapel Hill Expert Survey” que pregunta a expertos en política europea sobre el posicionamiento de partidos políticos europeos en una serie de políticas. Utilizando esas respuestas y un análisis factorial, determinan qué partidos políticos europeos consideran populistas.

En una segunda etapa, utilizan los datos de la Encuesta Social Europea en la que se pregunta a los entrevistados por el partido que votaron en la última elección nacional. Analizan conjuntamente todas las encuestas desde el 2002 al 2014, por lo que terminan utilizando la información de casi 300.000 individuos repartidos en 32 países. La idea es estimar un modelo econométrico para intentar determinar si son variables económicas o variables culturales las que mejor predicen el voto a un partido populista.

Para representar la hipótesis económica utilizan las siguientes variables: ocupación, experiencia de desempleo, si la principal fuente de ingreso familiar son las transferencias sociales, y percepción de inseguridad económica. Para representar las variables culturales incluyen postura anti-migración, desconfianza en instituciones multilaterales, desconfianza en las instituciones políticas y gubernamentales nacionales, un conjunto de variables representando valores autoritarios, y considerarse ideológicamente “de derechas.” Cuando se estiman las regresiones siempre controlan por edad, género, nivel educativo, si se es de una minoría étnica, y religiosidad.

Antes de pasar a describir los resultados, y por la importancia que seguramente tiene en la mente del lector, me voy a parar a explicar como miden la postura anti-migración: las preguntas que utilizan es si la inmigración es buena o mala para la economía de un país, si los inmigrantes enriquecen o empobrecen la vida cultural de un país, o si la inmigración hacen el país un mejor o peor sitio para vivir. Por lo tanto, hay algunos tintes económicos en la definición de la postura anti-migración, pero supongo que el razonamiento de los autores es que las otras variables económicas incluidas en las regresiones debe capturar mejor las condiciones económicas.

La conclusión de los autores del documento es que las variables económicas no hacen mucho para mejorar el ajuste del modelo de regresión, pero las variables culturales parecen implicar una mayor mejora (aunque la verdad es que no es fácil medir el ajuste de un modelo cuando la variable que se intenta explicar toma solo dos valores). Aunque todas las variables culturales tienen el signo esperado, alguna variable económica tiene un signo distinto al que esperaban los autores. Por ejemplo, aunque la experiencia de desempleo está ligado a un mayor apoyo de partidos populistas, que la principal fuente de ingreso familiar sean las transferencias sociales, y percepción de inseguridad económica están las dos ligadas a un menor apoyo a partidos populistas. Por lo tanto, los autores terminan concluyendo que la hipótesis de reacción cultural parece tener mayor peso que la económica.

Yo no estoy tan seguro que se pueda concluir de sus resultados que la hipótesis de reacción cultural sea más importante que la económica. Al fin y al cabo, los autores han de trabajar con las variables que tienen en la encuesta, que no necesariamente son las mejores. Por ejemplo, no incluyen en la regresión ni ingreso ni riqueza, posiblemente porque no estén disponibles en la encuesta que utilizan. También me parece que la mayoría de las variables culturales son continuas, mientras que las económicas son dicotómicas. Pudiera ser que su conclusión hubiese sido distinta si las variables económicas disponibles hubieran sido mejores. Pero lo que sí queda claro, es que la cuestiones culturales son muy importantes. Y la verdad que no me sorprende del todo, al menos cuando pienso en Brexit. En esta entrada ya pensaba que la gente “no utilizará la economía como variable para decidir su voto, sino que se guiará por una especie de animal spirit, sentimiento o actitud a favor o en contra de Europa que se ha forjado a lo largo de los años.”

Otra pista sobre la relevancia de los valores culturales es el voto de la mayoría de las personas mayores. Una encuesta que se hizo por académicos justo antes del referéndum (léase aquí) indica que 69% de las personas mayores de 65 votaron a favor de Brexit, mientras que tan solo fue 21% de las personas más jóvenes de 26. ¿Por qué votaron a favor de Brexit la mayoría de las personas mayores? Difícilmente será por cuestiones económicas ya que los pensionistas fueron el grupo mimado del gobierno de Cameron, y su bienestar económico ha mejorado más rápido que el de los trabajadores (léase, por ejemplo, aquí). Además tampoco deben tener la ilusión de competir en el mercado de trabajo con inmigrantes, porque ya no forman parte de la población activa. Y aunque es cierto que la campaña a favor de Brexit destacaba que se podrían aumentar los fondos al Servicio Nacional de Salud, son también las personas mayores las que más ven todo el personal sanitario que viene de otros países.

Esta misma encuesta nos sigue dando pistas sobre la importancia de los valores culturales. Preguntaron a las personas si se identificaban como británicos, ingleses, escoceses o galeses. Según la encuesta el 72% de los que se identificaron como ingleses votaron a favor de Brexit, pero sólo el 43% que se identificó como británico votó a favor de Brexit.

Y la cosa no acaba con Brexit. No creo que con su posición manifiestamente machista (veáse, por ejemplo, aquí), el UKIP esté intentando atraer al electorado de valores post-materialistas que favorecen la igualdad de género. El documento de trabajo de los profesores Inglehart y Norris, me ha hecho recordar la importancia de los valores culturales, y me ha ayudado a conectar puntos que tenía sueltos: le recomiendo que se lo lean.