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La universidad no es un genérico

Por Luis C. Corchón[*]

¿Os imagináis frases como estas? "Un militar nos habla de la guerra de Ucrania". "Un futbolista nos da su opinión sobre el mundial de Qatar". "Un cocinero nos habla de la nueva guía Michelin". "Un médico nos habla sobre la pandemia". No, ¿verdad? La milicia, el fútbol, la restauración y la medicina son actividades importantes en las que los periodistas escogen a sus invitados con criterios muy selectivos.

¿Por qué entonces cuando se habla de la Universidad se emplean frases tan vagas como "profesor universitario", "doctor", etc.? ¿Por qué la misma persona que emplea meses en informarse de las prestaciones y precios del coche que va a comprar, que gasta semanas en preparar su cumpleaños o el de sus hijos y que elige cuidadosamente la película o la obra de teatro que va a ver, elige la Universidad donde va ella/él o sus hij@s a estudiar con criterios como la cercanía geográfica, a donde van sus amigos, o lo que me ha dicho fulano que sabe mucho de eso?

Me temo que la respuesta a la pregunta anterior es que hay una parte importante de los españoles que consideran que no existen diferencias palpables entre nuestras universidades. En breve, consideran que la Universidad es un genérico. Pues bien, dejadme que os diga que, entre las universidades españolas, y las carreras que estas ofrecen, hay tantas diferencias como entre militares, futbolistas, cocineros o médicos. Y ahora vamos al grano.

Qué es la universidad

La Universidad es una institución educativa que NO, repito, NO es la continuación natural del colegio o el instituto. En la Universidad los profesores tienen que estar al tanto de las últimas aportaciones en su campo y deben incorporarlas a los cursos que impartan, además de intentar contribuir de propia mano a este empeño. Estas actividades también pueden ser realizadas por los profesores de instituto o de colegio, pero en su caso no son necesarias (ni exigidas en sus contratos). En la universidad sí.

Si el curso es de primero o incluso segundo, tendrás que usar un calzador para meter esas pequeñas gemas que son tan fundamentales para los buenos alumnos y también importantes para los no tan buenos. Para ello el profesor universitario tendrá que ser capaz de leer, comprender y sintetizar lo que publican las revistas académicas más importantes. Si tiene éxito el alumno, recordará esas pinceladas toda su vida. Y aquí permítaseme un autoelogio, pero se me hicieron las témporas Coca-Cola cuando un reciente premio Sabadell a jóvenes investigadores aún recordaba algún apunte mío en su curso de introducción a la economía.

¿Y cómo el profesor universitario puede leer esas revistas, llenas de técnicas tan avanzadas? Hay un solo requisito en cualquier sistema universitario en el mundo para ser profesor de plantilla: haber realizado una tesis doctoral, que es una aportación a su disciplina, para lo cual ha tenido que conocer lo que ya se sabía. O sea que esa capacidad para leer, entender y sintetizar ya debe venir del doctorado. Y a partir de ahí cada uno puede hacer lo que quiera. Así en una escuela de fútbol se enseñan los fundamentos técnicos y físicos para practicar el deporte como tal. Si luego alguien decide no cuidarse, es su elección. Y en algo tan competitivo como el fútbol lo más probable es que el descuidado tenga una carrera fallida. En el mundo académico anglosajón también. En el nuestro, es posible y cada vez es más probable.

No hagas caso de los "cuñados"

En España, si hablásemos de vinos o de coches cualquier propalador de bulos sería prontamente descubierto. Desgraciadamente mi experiencia es que, cuando se habla de la Universidad, tales individuos pasan por Sócrates. Daré dos ejemplos. Una conocida trató de convencerme que la Universidad Carlos III era privada. Cuando le contesté que yo llevaba ya más de un quinquenio trabajando allí, su respuesta fue que ella había visitado nuestro campus de Getafe y que la limpieza y la calidad de los edificios eran imposibles en una Universidad pública. Y además había hablado con una amiga que sabía mucho de ese tema, quien le había recomendado una Universidad privada, como la nuestra. Mi conocida fue totalmente insensible a mis repetidas invocaciones a mi conocimiento directo de este tema (lo que, si suponemos que era racional, debería implicar que asignaba probabilidad cero a que la Carlos III fuera pública). Solo tras amenazar con llevarle a su casa mis nóminas paró la discusión, aunque su cara daba a entender que seguía sin creerme (por cierto, dos de sus vástagos estaban en ese momento estudiando en la Carlos III).

El otro son los bulos sobre los procedimientos de promoción en mi departamento, donde he oído de todo, desde que lo único que valorábamos era tener un artículo en una revista Top Five[1] a que lo decidíamos en poco menos que una fiesta satánica. Sin dar detalles engorrosos, nuestro procedimiento de promoción es que reunidos todos los ya promocionados, se presentan los datos relevantes para juzgar al candidato, así como las cartas de entre tres y cinco figuras internacionales del campo correspondiente, se discute (la discusión puede ser de más de una hora) y al final se vota siendo necesario para la promoción un apoyo sólido de todos los votantes potenciales.

Resumiendo: Si quieres hacer algo bien, hazlo tú mismo. ¿Cómo? Aquí abajo te doy las herramientas.

Evaluación de las universidades y los grados

Hace bastante tiempo que existen rankings en el mundo que clasifican a las Universidades por criterios tales como la investigación, la inserción laboral y el número de estudiantes extranjeros que son capaces de atraer. Si tecleas en Google "University Rankings" te saldrán varias alternativas. A mí me ha salido primero el QS que es en el que me voy a centrar, pero si, por la razón que sea, quieres ver otro u otros rankings (esto último sería la opción que yo recomendaría) adelante. También estaría bien que consultaras los datos de inserción laboral que publica el Ministerio de Universidades, aunque en estos momentos sea imposible consultarlos...

Si empezamos por el ranking de universidades, verás que no hay ninguna española entre las cien primeras del mundo. Y aquí hay que hacer un inciso. En el sistema anglosajón, el presidente de una Universidad puede cerrar los departamentos que considere que no están a la altura de su universidad, aquí dos ejemplos (este y este). Esto lleva a una cierta igualación en la calidad de los departamentos dentro de una misma universidad.

Este procedimiento es imposible en nuestro sistema por lo que es mucho más ilustrativo mirar el ranking por materias. Centrándonos en la economía, que supongo que es el interés fundamental de la mayoría de los lectores de NeG, en el apartado de Economía y Econometría hallamos varios departamentos españoles entre los cien primeros: Pompeu Fabra (26), Carlos III (55) y Autónoma de Barcelona (58) (ver aquí). El lector curioso encontrará más departamentos españoles entre los 522 que se consideran en este ranking. Unas jugosas precisiones sobre los rankings y los hechos que reflejan se encuentran en este artículo.

Evaluación de los departamentos y sus moradores

Pero no basta con esa primera evaluación, como no te basta que en tu revista automovilística favorita te digan que el coche que te gusta está bien. O que un periódico te de la plantilla para el próximo año de tu equipo de fútbol favorito. Tú quieres algo más detallado. Pues aquí está una primera aproximación que es válida a efectos prácticos.

Vete a la página o páginas web de los departamentos que imparten ese grado. Si no tienen página web o no hay una lista de sus profesores, olvídate de ese centro. Mira quiénes son los profesores. Comprueba que todos tienen su ficha aquí y que tienen página web. En orcid o en su web, comprueba que hayan publicado algo en los últimos tres o cuatro años. Si no, es posible que esa persona haya tirado la toalla y en sus clases se limite a repetir lo que ya decía hace muchos años. Por ahora, descarta las publicaciones en castellano (ya verás el porqué). Pero no te creas que todas las publicaciones en inglés son fetén. En otra ventana teclea el nombre del profesor seguido de "Google citations". Ahí saldrán las citas que, de una manera aproximada, miden el impacto de sus trabajos.[2] Pero aún así, no te conformes con eso. Mira las revistas donde están sus publicaciones más citadas. Bastará con que copies y pegues ese nombre en tu buscador. En la página web de la revista mira a ver si está en el Journal of Citation Reports (JCR).[3] Si no lo está, esa publicación.

Aún mejor, vete a esta página web y escribe el nombre de la revista; por ejemplo American Economic Review (AER).[4] Encontrarás dos números. EF que mide el impacto de la revista y el AI que mide el impacto de un artículo en esa revista. Ambos números pueden variar porque la cantidad de artículos publicados por una revista cuentan para el impacto de esta, pero no para el impacto de un artículo en la misma. En este caso vemos que ambos números coinciden, 99 y 99 lo que significa que el impacto de la AER, tanto como revista como por artículo está por encima del 99 por ciento de las revistas en esa área. Si tecleas las revistas en castellano antes descartadas verás que ese impacto puede ser tan bajo como 4, o sea que solo está por encima del impacto del 4% de revistas.

A modo de resumen

Dedica tanto tiempo y atención a evaluar a los profesionales de la academia como dedicas a evaluar tu nuevo coche. En este último caso no confías en radio macuto, lees rankings en páginas web (o revistas) especializadas, en varias lenguas si es posible, y hablas con gente con reputación que trabaja en el sector. Seguro que miras las estadísticas de fiabilidad y de satisfacción del consumidor que están disponibles en la red. Pues con la Universidad, haz lo mismo. Sé exigente. Las Universidades y los Grados que estas ofrecen tienen un nivel extraordinario de variabilidad, tan grande como en cualquier otra profesión que conozcas. Buena suerte.

[1]Que son las cinco revistas generalistas más importantes del mundo a saber Quarterly Journal of Economics, American Economic Review, Journal of Political Economy, Econometrica y Review of Economic Studies.

[2]Recalco que es sólo una primera aproximación. Otras páginas web más detalladas como Scopus no sé si están disponible fuera de la comunidad universitaria.

[3]Aquí se explica en que consiste tal acrónimo.

[4]Para una explicación de cómo funciona y porqué es preferible ese índice véase https://biblioguias.ucm.es/calidad-revistas/eigenfactor

[*]Agradezco a Carmen Beviá, Elena Huergo, Juan Luis Jiménez y Juande Moreno-Ternero sus comentarios a una versión preliminar de este trabajo. Todos los errores y omisiones son de mi absoluta responsabilidad.