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El estado del sistema educativo español*

Recientemente las Fundaciones “Ramón Areces” y “Europea Sociedad y Educación” han editado un interesante libro titulado "Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español" (2022), cuya presentación del libro y comentarios consecuentes están disponibles aquí.

El título es bastante indicativo. El libro da una descripción cuantitativa completa del funcionamiento de nuestro sistema educativo (preuniversitario y universitario) y pergeña posibles soluciones a los problemas detectados. En sus 229 páginas se ofrecen multitud de datos y reflexiones que merecerían un detallado estudio por parte de aquellos que tienen la capacidad política de cambiar las cosas.[1] Estos datos nos proporcionan una visión detallada de los diferentes frentes y nos permiten ver realmente dónde están los problemas. E igual que un médico no prescribe un tratamiento para "problemas renales" (de los que hay 15 más comunes), nadie debería hablar de los problemas de nuestra educación sin ir al detalle de dónde se hallan esos problemas.

En esta reseña trataré de dar una idea de parte del contenido de éste interesantísimo libro que, si tengo éxito, abra el apetito del lector y le anime a sumergirse en él.

Los datos españoles desagregados

Los datos que me han parecido más relevantes se refieren a varios importantes temas a saber:

1 - CCAA. Su nivel educativo varía mucho. Desde el País Vasco, donde el 56% de la población entre los 25 a 64 años ha completado educación terciaria, hasta Extremadura donde solo lo ha hecho el 29% (gráfico 59). También varían las tasas de abandono educativo, donde el País Vasco tiene el 4,8% hasta Andalucía que tiene el 17% (gráfico 83).
2 - Género. La tasa bruta de graduación de la ESO varía entre el 88,4% para mujeres al 80% en hombres en 2020. Una brecha que se va cerrando, ya que en 1999 esas tasas eran del 81% y 66% respectivamente (gráfico 61). El abandona educativo temprano en 2021 era del 16,7 y el 9,7% respectivamente (gráfico 81).
3 - Series temporales. La educación de las cohortes va mejorando. La tasa bruta de graduación de las cohortes ha pasado del 81,3% en 2000 al 88,4% en 2020 (gráfico 61). Y el porcentaje de la población de 25 a 34 años que ha alcanzado la educación terciaria ha pasado del 41,6% al 54,4% en el mismo período (gráfico 71). El abandono educativo ha caído del 37,2% al 16,7% en ese mismo período (gráfico 81). Y el porcentaje de becarios en la universidad pasa del 8% al 9,9% en el mismo período (gráfico 48).
4 - Niveles educativos. Aunque España lo hace bastante bien en los niveles más bajos de la educación, Jesús Carro en un análisis estadístico impecable muestra que nuestro sistema educativo no es capaz de producir el mismo porcentaje de gente realmente brillante que otros países, aspecto ya señalado en un "oldie but goldie" de Antonio Cabrales.[2]

Los datos españoles con respecto a Europa

La comparación con nuestros socios europeos le da profundidad al análisis de los datos. Y así como para saber si un equipo de fútbol va bien nos basta una mirada a la clasificación de la liga, los rankings nos colocan en nuestro lugar en Europa.

1- Abandono educativo. No me detendré mucho aquí ya que es conocido nuestro mal rendimiento en este campo en el que somos penúltimos en la UE (gráfico 82).
2 - Educación permanente. Aquí lo hacemos bastante bien. Estamos 4 puntos por encima de la media de la UE (gráfico 86).
3 - Ninis. Otro problema endémico de nuestro sistema educativo. Es cierto que hemos logrado una reducción significativa del porcentaje de jóvenes en esta categoría, en concreto, del 18,2% en 2011 al 11% en el 2021 (gráfico 95). Desgraciadamente esto no ha sido suficiente: somos los séptimos por la cola en la UE (gráfico 96).
4 - Tasa de empleo por nivel educativo. Es más o menos idéntica a las medias europeas y de la OCDE en el nivel educativo más bajo. Pero son inferiores en todos los demás niveles. Esta tasa es creciente con el nivel educativo partiendo desde el 56% para el nivel más bajo llegando al 89% para los que tienen el doctorado.
5 - Categorías educativas. Aunque España lo hace muy bien en educación infantil, está un poco por encima de la media de la UE en el porcentaje de alumnos de bajo rendimiento en lectura y matemáticas (pero ese dato puede no ser muy exacto ver aquí). Un poco por debajo en el porcentaje de bajo rendimiento en ciencias. Y, como ya hemos comentado, muy por encima en abandono temprano de la educación y la formación (gráfico 57).
6 - Series temporales. España ha progresado notablemente su nivel educativo superior superando en 7 puntos la media de la UE en educación terciaria, casi los mismos que teníamos de ventaja en 2005.

Cosas que echo en falta en el informe (y más allá).

Como cosas puntuales, me hubiera gustado que la publicación ofreciera un índice temático que hiciera más fácil buscar temas concretos, así como estadísticas de becarios en Europa lo que nos permitiría entender mejor nuestras realizaciones en este campo.

Cosas más importantes.

1 - Me gustaría que hubiera datos del rendimiento educativo como función del nivel educativo de los padres. Hace unos quince años, creíamos que parte de nuestros mediocres resultados agregados en PISA eran debido al atraso educativo de la generación anterior (ver por ejemplo aquí), lo cual nos hacía (quizá debería decir me hacía) optimista pensando que conforme se incorporaran nuevas cohortes con padres con mejor educación promedia nuestro rendimiento educativo iría subiendo. No ha ocurrido así y me gustaría saber por qué.
2 - Otro misterio para los que creemos que el capital humano es el motor principal del desarrollo, es que no siempre el rendimiento educativo se traduce en mejores resultados económicos. Así Castilla tiene unas cifras PISA comparables a Finlandia, pero su PIB por habitante no lo es... ¿es debido a la emigración de los mejores, a la falta de emprendimiento...? Me gustaría tener cifras de trasvases educativos entre regiones para empezar a entender este problema.
3 - Es muy difícil empezar a entender las debilidades de nuestro sistema universitario sin datos de la investigación que se realiza ni cómo esos datos se comparan con Europa. En la universidad moderna, porque se investiga, se enseña, ya que no hay otra manera de llevar a los estudiantes a la frontera del conocimiento (bueno, quizá solo a sus aledaños). Una frontera que se mueve continuamente. Por eso el único requisito para ser profesor permanente en cualquier sistema universitario es el de haber realizado una investigación independiente que se supone, ha hecho avanzar esa frontera, aunque sea milimétricamente.[3]
4 - Para evaluar el rendimiento de las universidades convendría tener en cuenta los datos del programa internacional de evaluación de competencias de adultos. Debemos valorar si la expansión de la enseñanza universitaria es necesariamente una buena idea. Dependerá del cómo, claro.

Resumiendo, aunque la enseñanza en España ha realizado progresos considerables en el siglo XXI, sigue mostrando debilidades importantes entre las cuales, la que más me preocupa, es nuestro escaso éxito en producir alumnos realmente brillantes en cantidades comparables a los que se producen en Europa. Y aún más que, a pesar del esfuerzo de algunos, estos temas no estén continuamente en las primeras páginas de los medios de comunicación. Y que cuando lo están "manca finezza". Nos jugamos estar en primera división o en tercera.

[*] Agradezco a Carmen Beviá, Antonio Cabrales, Mercedes Esteban e Ismael Sanz sus comentarios a una versión preliminar de este trabajo. Todos los errores u omisiones son de mi exclusiva responsabilidad.

[1]La contribución de este servidor de ustedes se centra en resaltar la importancia de la educación a todos los niveles.

[2] Me queda una duda ¿lo hacemos bien en los alumnos con menor rendimiento educativo porque somos cuasi-líderes en abandono escolar? Es verdad que ambas estadísticas se refieren a momentos diferentes ya que las pruebas PISA se hacen entre alumnos de 15 años y el dato de abandono se toma en la franja de edad entre 18-24 años. Pero yo sospecho que podría haber alguna conexión entre ambos. Ahí lo dejo...

[3]La excepción a esa regla son los "clinical professors", ver aquí que suelen ser profesionales que ofrecen conocimientos prácticos y que complementan la educación ofrecida por los profesores con formación investigadora.