Por J. Ignacio García Pérez y Libertad González
Andalucía ha estado en los medios nacionales más de lo normal estas semanas, debido a las recientes elecciones y la formación de nuevo gobierno. Quizá es buen momento para presentar y comentar los indicadores principales del mercado laboral andaluz y su evolución reciente, en comparación con la media nacional. Lo intentamos en esta entrada, con idea de resaltar las particularidades de la economía andaluza, pero también sus grandes similitudes con el mercado de trabajo a nivel nacional.
Para ello, usamos principalmente datos de la Encuesta de Población Activa, de 2007 a 2018. Empezamos por el indicador más popular: la tasa de paro, definida de manera estándar como el número de personas que buscan trabajo sobre el número de personas “activas” (trabajando o buscando trabajo). En el tercer trimestre de 2018, la tasa de paro en Andalucía era del 23%, comparada con el 15% nacional (Figura 1). La tasa de paro andaluza ha sido desde los años 90 en torno a 8-9 puntos más alta que la media nacional. Tras un breve periodo en el que pareció observarse cierta convergencia (entre los años 2003-2007), las diferencias volvieron a incrementarse durante la crisis. La evolución reciente es muy similar a la nacional, con una caída muy pronunciada desde 2013, aunque todavía lejos de los niveles pre-crisis.
Figura 1. Tasa de paro
La Figura 2 muestra la tasa de ocupación masculina y femenina (porcentaje de empleados sobre la población en edad de trabajar). De nuevo, la evolución es paralela en Andalucía y España, pero los niveles son siempre más bajos en el sur. Después de alcanzar un mínimo del 51% en 2013, la tasa de ocupación masculina era del 63% en Andalucía en 2018, bastante por debajo del 71% nacional. La femenina era del 47% (59% en España), habiendo alcanzado el 40% durante la crisis. Por tanto, niveles de ocupación en aumento pero aún bajos. La brecha de género es también mayor en Andalucía: la tasa de ocupación femenina es el 74% de la masculina, comparado con el 83% nacional.
Figura 2. Tasa de ocupación masculina y femenina
Las razones de esta brecha estructural en empleo y paro entre Andalucía y el resto de España resulta cuando menos esquiva. No obstante, no son pocos los sospechosos. En primer lugar, es evidente que Andalucía cuenta con un tejido productivo más débil que el resto de España. Como veremos más abajo, un menor peso de la industria y un mayor peso de actividades estacionales imprimen un carácter más estacional y de menos solidez a la demanda de empleo en la región. Sin embargo, otras razones pueden ser igualmente importantes. Por ejemplo, la regulación, tanto administrativa como laboral, puede incidir de un modo diferencial en regiones con sectores productivos sesgados a la baja productividad. Por último, la dotación de capital humano en Andalucía es también algo inferior a la media española. Las dificultades que encuentra el sistema educativo en Andalucía para acelerar la convergencia con la media española en ratios como el abandono escolar temprano o la tasa de repetición de curso hacen que todavía sean muchos los retos por superar en este ámbito.
Figura 3. Paro de larga duración (porcentaje de parados)
En contra de lo que pudiera esperarse, sin embargo, el paro de larga duración no es más intenso en Andalucía que en el conjunto de España. Tanto en Andalucía como en España afecta en torno a la mitad de los desempleados (Figura 3). De la misma forma, la evolución del paro juvenil sigue el mismo patrón que la del paro total, unos diez puntos por encima en Andalucía, alcanzando todavía un alarmante 36% en 2018 (Figura 4). (Existen datos interesantes sobre educación y transiciones al mercado laboral en Andalucía aquí que permitirían un análisis detallado).
Figura 4. Paro juvenil
Tampoco existen apenas diferencias en la proporción de los desempleados que perciben prestaciones, en torno al 28% tanto en Andalucía como en España (Figura 5).
Figura 5. Porcentaje de desempleados que percibe prestaciones
Más allá del nivel de empleo, nos interesa también la calidad del mismo. La Figura 6 muestra que en Andalucía más de un tercio de los contratos (el 36%) eran temporales en 2018, una cifra bastante más alta que el 27% nacional, y estable en los últimos años.
Figura 6. Tasa de temporalidad (porcentaje de contratos temporales sobre el total)
Datos del SEPE nos permiten distinguir la duración de los contratos que se firman año a año (Figura 7). Hay diferencias claras en los contratos sin duración determinada y en los contratos de entre una semana y un mes. El resultado es que en Andalucía se firman solo un 4% del total de contratos como indefinidos, mientras que en el conjunto de España es más del 9%. Tal y como se explicaba aquí, las nuevas formas de precariedad pueden estar haciendo mella en determinados colectivos de trabajadores, con consecuencias a medio y largo plazo difíciles de revertir. Andalucía, como veremos en seguida, tiene mayores riesgos en este sentido al contar con una estructura productiva y una fuerza de trabajo algo menos cualificada que la media del conjunto del Estado.
Figura 7. Porcentaje de contratos según duración, en España y Andalucía
Nota: Estos datos no incluyen a empleados del hogar. Gracias Floren.
Así, en la Figura 8 comparamos la estructura del empleo por sectores, que viene a reflejar un peso ligeramente más alto para el sector servicios en Andalucía (78 vs. 76%). Pero la diferencia más destacada es el menor peso de la industria (9 vs. 14%) y el mayor de la agricultura (7 vs. 4%).
Figura 8. Porcentaje de empleo por sectores, en España y Andalucía
Además, el peso del sector público en el empleo es algo mayor en Andalucía, abarcando al 19% de los trabajadores en años recientes, comparado con el 16% nacional (Figura 9).
Figura 9. Porcentaje de empleo público
También se observan diferencias en el nivel de cualificación de los trabajadores. La Figura 10 muestra cómo el nivel educativo es más bajo en Andalucía, aunque las diferencias son moderadas. A pesar de que la fracción de los trabajadores con formación universitaria ha aumentado del 29 al 38% desde 2007, se mantiene por debajo del 43% nacional (sobre diferencias regionales en desempeño educativo ya hemos hablado aquí y aquí, ver también aquí, capítulos 7 y 8).
Figura 10. Porcentaje de trabajadores por nivel educativo, en España y Andalucía
También por debajo de la media nacional está la proporción de trabajadores inmigrantes (Figura 11), del 8% (11% en España).
Figura 11. Porcentaje de inmigrantes sobre el total de trabajadores
En resumen, Andalucía sigue teniendo una tasa de paro muy alta, a pesar de la tendencia a la baja desde 2013, así como una tasa de temporalidad superior a la media nacional. La tasa de ocupación es relativamente baja, especialmente entre las mujeres, y el peso del sector industrial es menor que en la economía nacional. La fuerza de trabajo está menos formada, y el sector público tiene un peso mayor en el empleo. La presencia de inmigrantes no difiere apenas de la media nacional, como tampoco el porcentaje de parados que percibe prestaciones.
El nuevo gobierno se enfrentará por tanto a un mercado de trabajo con problemas que vienen de largo, algunos de los cuales son especialmente pronunciados en Andalucía. Medidas que afronten el alto desempleo y la formación de los trabajadores, así como la calidad del empleo, y el fomento de sectores y actividades de alta productividad, serán bienvenidas.
Hay 6 comentarios
Libertad, en ningún momento se hace referencia a la integración de los mercados de trabajo de Andalucía en los mercados del resto de España y de la UE. El análisis de mercados locales, provinciales y regionales no puede ignorar esa integración que se manifiesta en migraciones internas importantes. Lo poco que sabe sobre la emigración española a América y al resto del mundo en los últimos 200 años no parece que pueda ignorarse en el análisis de España o de una comunidad.
Siempre recuerdo la preocupación de Larry Sjaastad cuando me contó sobre su tesis doctoral sobre la convergencia de los datos agregados de los mercados de trabajo locales y provinciales en EEUU (Larry escribió su tesis en 1959-60 bajo la supervisión de Ted Schultz). Lo recuerdo porque en el análisis económico de cualquier mercado suponemos que el arbitraje se dará, aunque tome tiempo, y si es lento o no se da su explicación sí es un problema. Larry encontró que sí había convergencia pero lenta. Quizás entonces uno deba estudiar qué ha pasado en Andalucía en un período mucho más largo que los úlitmos 10 años (o dicho de otra manera, cuándo se originó lo que usted llama diferencia estructural y como ha cambiado en los últimos 50 años).
Por cierto, lo anterior supone que no hay problemas con los datos usados.
Sí, creo que el fenómeno de la inmigración es clave. Muchos universitarios se marchan de Andalucia hacía zonas con sueldos y mayores (Madrid, Barcelona, ...), perpetuando el modelo productivo diferencial. Y esta es una dinámica muy difícil de romper.
Quizás la pregunta es porqué los trabajadores menos cualificados no emigran tanto (¿? es mi percepción, no tengo datos) a zonas con menos paro, equilibrandose las tasas de las diferentes autonomías.
Los "universitarios", sobre todo en España, no conforman (ni perpetúan) ningún modelo productivo. La universidad no les dota de ninguna "habilidad" útil en el mundo laboral (¿como podría hacerlo si los profesores universitarios en su inmensa mayoría no tienen ninguna experiencia laboral "real"? ¿como podrían enseñar habilidades que ellos nunca han puesto en "práctica"?.
Lo que sucede (si es que es eso lo que pasa) es que los jóvenes que terminan el periodo de "estabulación" semi-obligatorio en las universidades locales acuden a aprender "habilidades útiles" en el mundo laboral a las empresas, donde quiera que estas se encuentran y ahí empiezan a conocer el "modelo productivo".
Asignar a los "universitarios" la capacidad de "conformar" modelos productivos es una narrativa sin ninguna base en la realidad, como sabe cualquiera que haya sido universitario y haya ido después a una empresa a "aprender a trabajar".
Hola Enrique, gracias por tu comentario. De acuerdo contigo en que la integración de los distintos mercados regionales es importante, y me parece muy relevante estudiar por qué no hay más emigración desde regiones con alto desempleo (persistente) como Andalucía.
Hola Libertad,
No sería más apropiado comparar Andalucía vs España (Sin Andalucia)?
Al final es comparar un mercado de trabajo andaluz respecto al resto de España. Por ejemplo, al incluir Andalucía sesgas al alza las cifras de paro del resto de España. Además, es Andalucía no Asturias o La Rioja, el peso en las cifras del mercado laboral español es muy significativo.
Un saludo.
Tienes razón. Si sacamos a Andalucía del total de España, las diferencias en los gráficos se acentuarían, claro.
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