Impuestos contra la deflación en "El País"

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Reproducimos por su interés un artículo de César Molinas publicado en "El País"

¿Qué diríamos a un médico que nos asegurase que no tenemos cáncer porque no tenemos fiebre? Pues que confunde la velocidad con el tocino porque el cáncer y la fiebre no tienen mucho que ver. ¿Qué diríamos a un economista, o a un ministro, o a un banco central que nos dijera que no estamos en deflación porque los precios están subiendo? Ahí mucha gente dudaría porque la inconsistencia del argumento no es tan aparente. Pero habría que decirle lo mismo que al médico, que confunde la velocidad con el tocino, porque la deflación y la caída de los precios no tienen mucho que ver. Pocos médicos diagnostican el cáncer por la fiebre, afortunadamente. Pero la gran mayoría de los economistas, ministros y bancos centrales diagnostica la deflación por la caída de los precios y, peor aún, intentan combatirla procurando que los precios crezcan, lo que es como tratar el cáncer con antipiréticos.

¿Qué es la deflación? Veamos, ¿qué es mejor, comer hoy o comer mañana? La mayoría contestaría que hoy, porque mañana Dios dirá. ¿Cuánto mejor tiene que ser la comida de mañana para que alguien acepte comer mañana en vez de hoy? La respuesta está relacionada con el precio que le asigne al transcurrir del tiempo. Si el precio que se pide por esperar es muy alto, la comida de mañana tendrá que ser mucho mejor que la de hoy. Partiendo de esta intuición, los economistas toman la Tasa de Descuento Intertemporal (TDI) como aproximación al precio del tiempo y, por convención, la estiman utilizando algún tipo de interés a largo plazo. La TDI es el tipo de interés profundo de una economía o de una sociedad. Es el agujero negro alrededor del cual gravita toda la galaxia de los demás tipos de interés.

Pero ¿qué es la deflación? Una sociedad está en deflación cuando tiene una TDI cercana a cero o negativa. Eso equivale a decir que los acontecimientos del futuro tienen tanto o incluso más valor que los del presente. La comida de mañana, por ejemplo, se valora más que la de hoy. En una sociedad deflacionaria se posponen las decisiones de consumo y también las de inversión. Hay una gran aversión al riesgo. Se ahorra en exceso y se consume poco. Se exportan capitales y los superávits por cuenta corriente se hacen crónicos. Los precios al consumo pueden caer por falta de demanda pero esa caída es síntoma, no causa de la deflación.

¿Puede existir una sociedad con una TDI negativa? Sí, sí puede. En 1998, el economista japonés Ryuta Kato estimó que para explicar la alta tasa de ahorro que se observa en Japón tenía que usar TDI negativas entre el -1% y el -7,5% ¿Qué proceso lleva a una sociedad “normal”, con TDI positiva, a convertirse en una sociedad deflacionaria con TDI negativa? En una breve nota publicada en 2009 en VoxEU, propuse un sencillo esquema demográfico para explicar la transición de una TDI positiva a otra negativa. El razonamiento es como sigue.

En toda sociedad conviven personas con TDI positivas y negativas. Los jóvenes tienden a endeudarse para hacer frente a gastos, como la compra de vivienda, para los que su ahorro es insuficiente. Esto denota preferencia por el presente respecto al futuro y una TDI positiva. Los ancianos, aunque sea contraintuitivo, ahorran, y mucho. Una razón puede ser el deseo de dejar una herencia lo que, a su vez, puede estar motivado por el deseo de no perder el control de la riqueza y de mantener el poder. Otra razón es la incertidumbre sobre cuánto va a durar la propia vida en una sociedad en la que la longevidad sigue creciendo con mucha rapidez. Es razonable suponer que la TDI de los ancianos es negativa e, incluso, muy negativa.

¿De qué manera deben agregarse las tasas individuales para lograr una TDI del colectivo social? Esta es la cuestión clave. Se ha discutido mucho este tema de agregación en el contexto del análisis coste-beneficio de proyectos con horizonte de maduración muy largo como, por ejemplo, los de prevención del cambio climático. En mi nota de 2009 usé un modelo de descuento basado en la función gamma, propuesto por Martin Weitzman, que parece particularmente indicado para la agregación de TDI. Los resultados de una sencilla simulación en una sociedad en la que hay jóvenes con una TDI del 4% y ancianos con una TDI del -4% ilustran los resultados demoledores del cambio demográfico: un incremento del porcentaje de ancianos del 10% al 30% hunde a la TDI agregada en zona negativa. Los efectos del envejecimiento sobre la TDI son más que proporcionales.

Este es el resultado clave. La sociedad ha entrado en deflación. La caída en deflación de una sociedad es un proceso no lineal que va mucho más deprisa que el cambio demográfico que lo desencadena. En otras palabras, la deflación entra en una sociedad sin anunciarse, de manera subrepticia. La sociedad puede envejecer lentamente, pero puede caer en deflación con mucha rapidez. El proceso puede hacerse todavía más rápido si, como ocurre en muchos países, la riqueza está concentrada en la población más anciana.

Hay que llevar la lucha antideflación a las familias, que es donde hay posibilidades de victoria

¿Cuáles son las consecuencias de la deflación? Sin ánimo de ser exhaustivo, citaré en primer lugar un incremento de la tasa de ahorro generado por la preferencia del consumo futuro respecto al consumo presente. Ello puede llevar, en segundo lugar, a que la demanda agregada se torne insensible a los precios y se vuelva vertical —la infame trampa de la liquidez—, provocando caídas de precios en cadena y creando un círculo vicioso que agrava el problema.

En tercer lugar, la caída de la TDI provoca un aumento de la aversión al riesgo en el conjunto de la sociedad: la preservación del capital se torna el principio rector de la asignación de recursos en detrimento de la inversión productiva, que es la que crea empresas y empleo. En cuarto lugar, la combinación del crecimiento de la tasa de ahorro con el aumento de la aversión al riesgo provoca un exceso de ahorro, o de fondos prestables, que no encuentra inversiones lo suficientemente seguras. Ello genera, en quinto lugar, una presión a la baja sobre los tipos de interés que los hace converger hacia cero. En sexto lugar, el exceso de ahorro se manifiesta en exportaciones de capital en busca de rendimientos más elevados que los que ofrece la economía doméstica. Esto, en séptimo lugar, se manifiesta en superávits crónicos por cuenta corriente en los países deflacionarios. Y, en octavo lugar, se manifiesta también en la creación de burbujas especulativas en terceros países, alimentadas por los flujos internacionales de capital. Es fácil reconocer en esas características estilizadas a países como Japón o Alemania, que ya han recorrido un buen trecho en el camino de la deflación.

¿Qué hacer? ¿Qué remedios pueden aplicarse contra la deflación? Como hemos sugerido al principio, no parece que una expansión monetaria ilimitada tanto cuantitativa como temporalmente sea el remedio adecuado. Es, como mucho, un tratamiento sintomático de la enfermedad que puede ser, incluso, contraproducente porque contribuye a empujar a los tipos de interés hacia cero. Por otra parte, tampoco parece posible —o deseable— revertir o limitar el envejecimiento de la población controlando el crecimiento de la esperanza de vida. Menos reparos morales tendrían políticas de fomento de la natalidad, aunque la experiencia indica que su éxito sería limitado. Más prometedor parece actuar sobre los agravantes de la conexión entre envejecimiento y caída de la TDI. El principal de estos agravantes es la acumulación de la riqueza y del poder de decisión en las personas mayores, que es un factor de amplificación de la no linealidad inherente en la determinación de la TDI de una sociedad.

Para corregir esta situación parece mucho más eficaz el sistema tributario que la política monetaria. Una combinación de un impuesto de sucesiones muy severo —que, en cualquier caso, debería existir por razones de equidad— y un impuesto de donaciones intervivos mucho más suave podría incentivar una transferencia intergeneracional de riqueza hacia personas con una TDI más alta, con menor aversión al riesgo y con mayor capacidad de liderar una sociedad más dinámica. Se trataría de llevar la lucha contra la deflación al seno de cada familia, que es donde hay posibilidades de victoria.

Hay 66 comentarios
  • Extraordinario artículo, que se suma a las tendencias heteredoxas que se vienen observando últimamente. Es muy oportuna la incursión decidida en temas propios de la economía conductualista, es decir, la que no trata a las personas como moléculas de un gas, sino que tiene en cuenta su complejidad psicológica.

    Las conclusiones (peligrosa acumulación de riqueza en ciertas capas sociales) no andan lejos de las del polémico Piketty. Parece claro que, en vez de resolver las desigualdades por la vía de impuestos sobre la actividad (lo que siempre tiene un efecto desincentivador), procede hacerlo gravando las herencias. En ese sentido, mejor y más meritocrático que cualquier impuesto de sucesiones sería la pura confiscación de las grandes herencias. Ningún liberal puede estar en desacuerdo con esto.

    Con vistas a conseguir una reapreciación de la capacidad laboral de los parados, muchos de ellos jóvenes (es decir, gente con una TDI positiva), hay otra medida obvia: el proteccionismo comercial. Todavía un tabú, aunque cada vez menos…

    • Le agradezco el comentario y me reconforta ver que estamos en ondas muy similares. Creo que da en el clavo en su observación sobre el proteccionismo comercial. Si no ha leído el libro de Dani Rodrik "The Globalization Paradox" se lo recomiendo encarecidamente. Discute estos temas de manera muy clarificadora.

      • Perdón, ¿él proteccionismo? No lo entiendo, pero quizás pueda acudir a la recomendación bibliográfica del Sr. Molinas.

        A propósito, estupendo artículo.

  • ¡Fantástico artículo! No me podias haber transmitido mas conocimiento en menos palabras. Muchas gracias.

    • La primera versión de este artículo salió como documento de Merrill Lynch en 2003. Son ideas que he ido desarrollando a lo largo de muchos años. Me alegro de que le haya gustado

  • Muy interesante!!

    Por diversas intuiciones, siempre he pensado que el impuesto de sucesiones, se monte como se monte, es muy necesario para la eficiencia del sistema. Sin embargo, hemos vivido procesos tendentes a su desaparición, por intereses puramente de clase y de competición fiscal entre países y regiones.

    Sería necesario revertir esta tendencia y parece que Obama también quiere ir por ahí segun sus ultimas propuestas.

    En general, lo comentado en el articulo debería llevar a una transformación general del sistema impositivo, muchas veces defendida (aunque no de forma única) en este blog.

    • Hay que volver a la reforma fiscal de Augusto que tan bien relata Gibbon en el primer volumen de "Decline and Fall". Cuando planteó al Senado la introducción de un impuesto de sucesiones del 20%, ante el tumulto de protestas de los senadores, mencionó como alternativa un impuesto del 10% sobre la renta. Ante el creciente griterío senatorial, el divino preguntó ¿preferís pagar de muertos o de vivos? Ahí se acabó la cosa. Muy recomendable la reciente biografía de Goldsworthy.

  • Un artículo muy ilustrativo. Las expectativas sobre los precios que tienen los agentes también influyen sobre sus decisiones. Aunque un individuo tenga una tasa de descuento intertemporal negativa, si tiene la expectativa de que los precios van a subir lo suficiente, puede que no le compense posponer el consumo si lo que espera perder por una expectativa de subida de precios es más que su tasa de descuento intertemporal. Pero también, incluso consiguiendo que se recupere la tasa de descuento intertemporal, también se puede producir lo contrario, que los individuos pospongan su consumo por una expectativa de reducción de precios.

    Un cordial saludo.

    • Creo que lo que dice es correcto, aunque el caso preocupante es cuando TDI y expectativas de precios al consumo decrecientes entran en resonancia, forman un círculo vicioso y entran en barrena.

  • La alternativa es reestructurar la deuda privada de las familias. Familias jóvenes con (mucho) menos deuda tendrían mucho mayor capacidad de consumo.

    Y esto también implicaría una transferencia intrageneracional: las perdidas para los bancos que una reestructuración de deuda privada implicaría serían absorbidas por sus accionistas e bonistas. Los accionistas e bonistas de los bancos son sobre todo gente mayor, que es quién tiene los ahorros para invertir en acciones y bonos.

    • Interesante idea. Pero en un contexto de deflación con tipos de interés cercanos a cero el servicio de la deuda es poco oneroso, con lo que la ganancia por reestructurar sería pequeña. Mi intuición es que, como en tantas otras cosas, la deflación se cuece entre los ricos. Da igual lo que hagan los pobres. ¿Dónde está invirtiendo Amancio Ortega su multibillonaria riqueza? En el inmobiliario. ¿Cuanto empleo crea eso? Cero. Quiere preservar su capital, no crear nueva riqueza. Eso es deflación.

      • Si no hubiéramos tenido históricamente inflación, dudo que la gente se preocupara de preservar el capital: la bóveda del tío gilito bastaría. El problema que genera el ansia de preservar capital es la inflación.

  • Interesante artículo. Las implicaciones de la TDI negativas son sin duda importantes. Sin embargo, no estoy de acuerdo en la identificación entre TDI negativa y deflación. Un ejemplo. Imaginemos un grupo de náufragos en una balsa con un deposito de agua que pierde. El precio del agua crece con el tiempo -hay inflación- pero la bebida de mañana se valora más que la de hoy -TDI negativa- porque actualmente no hay escasez. Es decir, que los acontecimientos del futuro -poder beber mañana- tienen tanto o incluso más valor que los del presente -poder beber hoy-.

    • El ejemplo es ingenioso pero refuerza, no debilita, mi argumento. Una TDI negativa no tiene por qué ir acompañada de una caída de precios, como reitero en el texto del artículo.

  • No estoy de acuerdo en absoluto con este artículo. Los precios bajos son un síntoma de falta de demanda provocada por un entorno que desincentiva la inversión, altos impuestos y burocracia. La solución nunca puede ser poner más impuestos. La baja inflación es un balón de oxígeno para muchas familias y empresas que ganan poder adquisitivo. La solución tiene que venir de una bajada general de impuestos y de una reducción de burocracia que permita incentivar la inversión y el consumo.

    • No propongo poner más impuestos, es decir, subir la presión fiscal, sino ponerlos de manera diferente para dar mayor capacidad de decisión y riqueza a personas con TDI positiva. Abogo por una redistribución del poder y la riqueza dentro de las familias, no necesariamente dentro de la sociedad. Este último es otro tema.

  • Con una creciente incertidumbre sobre la esperanza de vida y del coste económico que supondrá tener acceso a los cuidados médicos 'antiaging' ( http://www.theguardian.com/science/2015/jan/11/-sp-live-forever-extend-life-calico-google-longevity ) no parece probable que las personas mayores aumenten sus donativos intervivos por muy buen tratamiento fiscal que tengan.
    Una solución alternativa podría ser imponer tipos impositivos que dependieran no solo de la renta sino también de la edad y transferir rentas a los jóvenes pero no creo que políticamente sea aceptable dada la creciente fuerza de política de las personas mayores.

    • Los mayores tienen, y tendrán, cada vez más peso político. La vía coercitiva a través del Estado para redistribuir poder y riqueza es de dudoso futuro, estoy de acuerdo. Por eso propongo sublevar a las familias. Los hijos contra los padres, así de cínico. Porque perderán mucho si los padres no donan en vida.

  • Que gran articulo! Dice Cesar Molinas "El principal de estos agravantes es la acumulación de la riqueza y del poder de decisión en las personas mayores,".

    Justamente el otro día miraba la edad media de los dirigentes (públicos y privados) de los países de la OCDE y construí con los datos una gráfica que no puedo pegar aquí.

    Resulta que si haces la media de edad de los CEOs de las 4 empresas más grandes de cada país junto con los 4 ministros más relevantes:Economia, justicia, Rel. ext. + Primer ministro o Presidente (Educación o Sanidad en ciertos países se legisla a nivel regional), España aparece como el segundo más anciano tras Japón. Y el primero si se mide según la diferencia de estos con la edad media de la población.

    Entiendo que 9 observaciones puede no ser suficiente pero creo que sí es indicativo y acorde con lo que Cesar Molinas dice.

    Podeis ver la gráfica aquí: http://appliedeconomist.blogspot.co.uk/

  • La verdad es que es un enfoque muy interesante y (para mí) novedoso.
    Que duda cabe que las tendencias demográficas tienen una gran relación con la economía.

    De "toda la vida" tenemos la teoría del ciclo vital para el ahorro y la inversión.
    Un acierto ponerlo en relación con la inflación.

  • El que sepa más que yo que me corrija si me equivoco, pero yo, desde mi ignorancia, lo veo del siguiente modo:

    Estamos en un mundo globalizado. Si un país como Japón, o un continente como Europa, tienen o llegan a tener algún día TDI cero o negativa, siempre podrán exportar su exceso de ahorro para que sea invertido en otros países más jóvenes, en rápido crecimiento y con TDI positiva. Es natural y deseable que mientras haya asimetrías en el TDI mundial, los países con TDI pequeña o negativa tengan superávit crónico y los países con TDI grande y positiva tengan déficit crónico por cuenta corriente. Además tal vez sea esto suficiente para que en los países con TDI negativo, en condiciones normales, el tipo de interés real sea positivo y hasta generoso y los bancos centrales puedan cumplir sin demasiados problemas un objetivo de inflación positiva.

    Cuando hay libre movimiento de bienes y capitales, lo que importaría sería el TDI global, no el de cada país.

  • Continuo:

    Ahora bien, si algún día el TDI mundial llega a ser negativo, o si las condiciones de la economía no son normales, sino de recesión, con tipos de interés reales cercanos a cero (algo así como lo que tenemos ahora en Europa), entiendo que una forma de desincentivar el ahorro e incentivar la inversión sería promover tipos de interés real negativos. Supongo que ahora mismo no es posible y que habría que cambiar algunas cosas para poder conseguir tipos de interés reales negativos. Si los bancos centrales no están dispuestos a mantener sistemáticamente un margen de tasa de inflación positiva y sustancial para poder tener tipos reales negativos, tal vez habría que suprimir el dinero en metálico y obligar a que todas las transacciones sean electrónicas.

    • Cito a Laubach y Williams, que trabajan para la Reserva Federal, en la respuesta a Samuel Bentolila más abajo. Les sale un tipo de interés "natural" negativo en EE. UU. desde 2012. Este tipo "natural" se estima a partir del crecimiento potencial de la economía y de un vector de características demográficas que incluye la preferencia intertemporal. Es esta última la que empuja al tipo natural a terreno negativo. Y no es Japón, no. Son los EE. UU.!

  • Gran texto. Me permito tomar estas dos frases prestadas para explicar modelos Macro de largo plazo:
    "La TDI es el tipo de interés profundo de una economía o de una sociedad. Es el agujero negro alrededor del cual gravita toda la galaxia de los demás tipos de interés."
    El contenido y el continente son impecables, y sin embargo uno siente que levantarán mucha polvareda si se comunican tal cual a la sociedad. Eso prueba que se está tratando un tema que, como el tipo de interés natural, es i) bastante profundo e ii) hemos soslayado durante demasiado tiempo.

  • César, no estoy convencido de que el ahorro de los ancianos implique necesariamente una TDI negativa (sobre su propia utilidad). Puede ser ahorro por motivo de precaución: si sufren perturbaciones negativas, por ejemplo de salud, su renta está dada --si tienen pensión-- y no pueden ponerse a trabajar para ganar más, su único recurso suele ser su stock de riqueza. O altruismo intergeneracional: valoran el bienestar de sus descendientes. Me gustaría saber qué piensan los macroeconomistas, pero creo que su comportamiento se puede justificar con TDI positivas y que así se hace rutinariamente en la literatura. De hecho, no recuerdo ningún trabajo que suponga o estime TDI negativas. ¿Conoces alguna referencia?

      • César, no tengo tiempo para leer esta referencia con cuidado, pero de entrada no me parece muy relevante. Y no me sorprende que sea la única, es decir, que ningún otro macroeconomista reputado haya seguido esta senda. Es más, a priori esperaría que la TDI de los mayores sea mayor que la de los jóvenes.

    • Totalmente de acuerdo con Samuel, aunque creo que están bien cubiertos con la Seguridad Social (salud+pensiones) para tener precautionary savings. También podría ser que los ancianos ahorrasen más por un motivo egoísta de tener más herencia que dejar a los hijos y de esa manera garantizarse que éstos cuidarán de él a lo largo de su vejez. Cuanta más herencia, más incentivos a portarse bien con tus mayores. Si este mecanismo fuese importante implicaría que el impuesto que propone César sería muy negativo para el bienestar de los ancianos.

      Creo que la teoría que propone César está en línea con la "Secular Stagnation Hypothesis" de Larry Summers explicada aquí: http://www.voxeu.org/article/larry-summers-secular-stagnation

      De hecho el descenso del crecimiento de la población activa podría ser suficiente para que el tipo de interés real acabe siendo negativo tal como comenta Summers o Krugman en esta entrada muy relacionada con la de César: http://krugman.blogs.nytimes.com/2013/11/16/secular-stagnation-coalmines-bubbles-and-larry-summers/?_r=0

      Asímismo, creo que un incremento de la inflación permanente sí podría ser de ayuda en un mundo sumergido en la trampa de liquidez. Creo que Jesús Fernández-Villaverde ya lo ha propuesto más de una vez en este blog.

      • Efectivamente, mi argumento está en línea con varios que salen en el eBook de VoxEU sobre secular stagnation. Es un libro que vale la pena leer. Además está en abierto. En ese libro, el artículo de Eggertson & Mehrotra presenta un modelo formal de Secular Stagnation que es compatible, a mi juicio, con TDI agregadas positivas. Pero también con TDI negativas si la riqueza se concentra en los más ancianos en vez de hacerlo en los de mediana edad. La Sec Sta puede explicarse con TDI positivas o negativas. No tengo ningún problema conceptual con las segundas y los modelos son más parsimoniosos y elegantes

    • Samuel. Desde un punto de vista exclusivamente teórico la TDI del individuo incluye las tres categorías que tú apuntas: su propia utilidad sobre el consumo, sus miedos ante perturbaciones externas y su valoración del bienestar de los descendientes. Es decir, no hay una TDI exclusivamente de "Micro" y otros factores adicionales aparte. Lo que está en juego es la TDI del "agente representativo" que trata de representar-sustituir a la hipotética agregación de las TDI de los individuos. Es cierto que tradicionalmente se ha supuesto positiva en los modelos Macroeconómicos teóricos y se ha estimado positiva en los estudios econométricos.
      Pero ahí está el problema de la agregación cuando hay agentes tan heterogéneos: el efecto composición es importante. No es de extrañar que los japoneses sean los "pioneros" en estudiar TDI negativas: Japón lleva más de dos décadas siendo un laboratorio viviente de este problema que ahora (parece) extenderse.

      • Probablemente el problema sea más complejo ya que, dado que los agentes no tienen una única TDI sino una curva de TDI para los distintos plazos, los análisis agregados pueden no generar soluciones estables y globales.
        Por otra parte, TDI agregadas negativas son difíciles de casar con la respuesta de países como EEUU a problemas como el cambio climático. Con tasas de descuento negativas resulta difícil infravalorarlos.

      • Jorge, le agradeceré la referencia a los japoneses que han estudiado la TDI. Yo no conozco ninguno. Si usted se está refriendo a Kato, se equivocó porque Kato no estudió la TDI, sólo supuso un valor negativo para sus simulaciones. Estoy seguro que muchos otros, en todo el mundo, que han estudiado problemas concretos sobre pensiones o similares con el modelo clásico pero obsoleto de descuento también han supuesto un valor para la TDI como parámetro importante y también de varios otros parámetros, pero jamás diría que esos investigadores estudiaron la TDI.

      • Fede, EB:
        Cierto, la TDI es como la tasa natural de paro, que creemos que la podemos estimar por los indicios o por sus efectos más que por otras vías. Concepto claro, pero estimación muy difusa.
        El comportamiento ante el cambio climático no sé si tiene más que ver con la TDI o simplemente con la elasticidad de la función de utilidad tal cual. En cualquier caso, no creo que detrás de las bajadas de las TDI de los mayores haya una mayor sensibilidad ambiental, desgraciadamente 🙂 Supongo que entraría como un elemento más (y probablemente no el más decisivo) dentro del barullo de la incertidumbre ante el futuro.
        EB: No tengo otras citas que las que apuntas, y efectivamente no es "estudiar" sino simular resultados con supuestas TDI negativas. Tienes razón.

        • Jorge, no hay ninguna evidencia empírica de que alguna sociedad la TDI de los viejos sea negativa y no hay ningún argumento teórico para sostenerlo. Recomiendo vea artículo sobe Psicología de Preferencias Intertemporales que refiero en otro comentario.

          El artículo de CM supone que la TDI de los viejos cayó a cero o negativa, pero es un supuesto como si yo dijera supongamos que la tierra es plana. Si uno no acepta ese supuesto todo el artículo se cae y aunque lo aceptara las consecuencias que menciona (nunca analiza) CM no se siguen de ese supuesto porque primero habría que tener un modelo de la decisión intertemporal y CM no hace referencia a modelo alguno.

  • Que un individio tenga preferencia por el futuro, o una tasa de descuento intertemporal negativa según la terminología del autor, significa que si puede elegir entre tener €10 hoy y tener €10 dentro de un mes, eligirá tenerlos dentro de un mes, lo cual es absurdo — tener €10 hoy permite tenerlos dentro de un mes (no gastándolos antes) y alternativamente permite gastarlos antes, y una alternativa que incluye a otra nunca puede ser menos preferida que esta otra. Por tanto, la hipóteses de la preferencia por el futuro ha de ser descartada por no tener sentido.

    • Explícales eso a todos los inversores financieros que están pagando a Alemania porque les guarde su stock de riqueza durante tres años (Tipo de interés NOMINAL negativo).
      Es cierto que no tiene sentido en una economía con crecimiento y con certidumbre.

    • No tienes razón.

      Guetto de varsovia 1944: ofreces 50 zlotys de 1950 a cambio de 100 zlotys (precio real, no nominal), ya te digo que es una oferta atractiva.

      Es un caso extremo pero que demuestra que tu reducción no es válida.

  • Sr. Molinas, su post me hizo recordar y repensar lo aprendido durante 50 años sobre preferencias intertemporales. La lectura de su planteo y sus argumentos a partir de una definición diferente de deflación (algo que no me preocupa) pronto me dejó claro que usted pretendía sacar conclusiones a partir de la hipótesis de que la composición de preferencias intertemporales de la población ha estado cambiando por el envejecimiento de la población. Sí, la población ha estado envejeciendo, pero no tenemos evidencia de cómo ha afectado a esa composición (las simulaciones de Kato no son evidencia relevante y fiable). Usted argumenta que los cambios en esa composición han sido en una dirección porque supone que los viejos tienen preferencias distintas a los jóvenes. Puede que tenga razón pero todavía conocemos poco sobre la psicología de las preferencias en general y las intertemporales en particular. Luego tenemos el problema de agregación de preferencias que se complica porque nos estamos refiriendo a nuestra disposición para sacrificar algo hoy (mañana) para tener algo mañana (hoy) cuando el algo es abstracto, esto es, el poder para acceder a bienes y servicios (la riqueza ayuda pero es distinta al poder). Por cierto, la medición de las preferencias intertemporales cuando el costo (sacrificio de poder hoy) y el beneficio (mayor poder mañana) en juego son intangibles se vuelve muy difícil (los métodos basados en tasas de descuento no son aplicables). cont.

  • Pero aun suponiendo que el algo hoy y mañana es tangible y medible por algún método basado en tasas de descuento quedaría pendiente el problema principal de que las decisiones intertemporales dependen de las preferencias pero también de las oportunidades y otros factores. En ausencia de una explicación clara sobre la importancia decisiva de los cambios en preferencias sobre los cambios en las decisiones no puede decirse que la deflación (según su definición) haya tenido las consecuencias que usted le atribuye (supongo que para la economía global en los últimos 15-25 años) o cualquier otras que alguien imagine. Aun aceptando que durante ese período las tasas de interés real habrían disminuido hasta niveles bajos (consecuencia #5), quizás nunca antes observados, esa disminución difícilmente podría explicarse por la deflación vía efectos sobre ahorro e inversión (conceptos de cuentas nacionales que no deben confundirse con oferta y demanda de fondos prestables, consecuencias #1 y 4). En cuanto a las otras consecuencias, no imagino supuestos razonables sobre la evolución reciente de la economía global para poder atribuirla a su deflación.

  • En EEUU miden la inflación (deflación siendo inflación negativa) por medio del Consumer Price Index (CPI). El CPI es como una lista de la compra del americano medio en la que se incluyen precios de comida, ropa, vivienda, transporte, etc. Los contenidos de esta lista se actualizan acorde con lo que las encuestas dicen que el americano medio se gasta su dinero y otros factores como la depreciación tecnológica.
    Asumiendo que las encuestas no fallan, si el CPI baja eso significa que hay deflación. Esta es la única forma de medir directamente la inflación.
    No confundamos deflación con espiral deflatoria, esta última la pueden causar multitud de factores siendo el más importante la desconfianza (desconfianza en el sistema, pesimismo, inseguridad laboral, etc).

  • Muy interesante articulo. Es demoledor sobre los modelos economicos que tratan a todos los individuos por igual. Pocas veces he visto que con tan poco se pueda decir tanto. Enhorabuena

  • existe literatura experimental que refiere la existencia de segementos de población con sensibilidades temporales que valoran más el futuro que el presente... no sería una aberración, pero en esos estudios no se indica que sean viejos:
    http://www.nber.org/papers/w17255
    es cierto que son poblaciones de países poco desarrollados pero eso debería llamarnos más la atención.
    Por otro lado respecto de lo que dice Samuel Bentolila los motivos que aduce son plausibles sobre todo en tiempos de incertidumbre sobre qué es rentable y qué no. De todas formas yo desconfío de las sensibilidades temporales innatas... creo que es mejor prestar atención a los esquemas suscritos por los depositantes. Los trabajos de Laibson sobre los planes de pensiones en eeuu indican que los sujetos toman lo que hay:
    http://www.nber.org/papers/w10486

  • El artículo, en mi opinión, ilustra sutilmente algunos de los problemas del momento.
    Tenemos un modelo de la economía que no mide riqueza real sino flujos; masa en valor absoluto y velocidad.
    Un modelo desarrollado en los 30 y 40 con criterios políticos (ver el prólogo de Kuznets en "The national Income and its components"), unas métricas que no miden lo que dicen medir --según se entiende por los ciudadanos-- (es decir, hechas para despistar) y una semántica hecha para gestionar la percepción, debe necesariamente producir tales conclusiones.
    Y lo viene haciendo desde hace mucho. Desde que se nos obliga a consumir y a gastar a golpe de BOE y Diario de las Comunidades Europeas para alimentar los flujos con los cuales miden sus objetivos que no suponen en realidad ni riqueza ni empleo real. Estamos hace mucho en la economía subprime.

    Con lo fácil que es medir rentas y patrimonios, con lo bien que las miden cuando quieren y con lo bien que han aprendido a reciclar ahorros con multiplicadores inauditos apoyados en el cero absoluto, que a estas alturas recurramos a recetas soviéticas --o de Lager y Gulag--, es realmente la constatación de que ya hemos llegado al límite.
    O quizás al destino lógico.

  • Pienso que la solución propuesta contradice algunos principios económicos básicos. Cuanto mayor sea la propensión al ahorro a largo plazo, más aumentará el crecimiento y el bienestar a largo plazo, puesto que la inversión se financia con el ahorro, y la inversión es lo que aumenta el capital productivo de la economía. Por supuesto, no estoy diciendo con ello que sea positivo que el consumo se desplome o se mantenga excesivamente bajo por razones coyunturales (sobreendeudamiento), pero a largo plazo el crecimiento se beneficia de una mayor propensión al ahorro, igual que se beneficia de una mayor propensión al trabajo frente al ocio. Se puede intentar evitar la deflación interviniendo en factores de demanda, pero sería contraproducente hacerlo erosionando el ahorro.

  • La situación que describe como deflación no se da en España, sino como dice, en Alemania y Japón. Quizá también en otros países, pero en España no tenemos ni de lejos superávit por cuenta corriente. Así que incluso si su diagnóstico es correcto la posible decisión de incrementar los tipos del impuesto de sucesiones corresponderán a los ciudadanos alemanes y nipones.
    Enlazando con otro artículo del blog, si el Estado cuenta con recaudación adicional por aumentar este tributo, ¿podríamos permitirnos sufragar el impuesto de suma fija negativo, o renta básica?
    Si, por el contrario, cambia el comportamiento de la gente y se lega más en vida, con un tipo mucho más suave (entiendo que comparado con el actual), ¿podría reducirse la recaudación fiscal?
    En este caso, legado inter vivos, según los modelos al uso los agentes receptores de la donación, ¿perderán incentivos a cuidar a las personas mayores, porque ya no esperan una futura herencia? (la herencia ya ha llegado). Quedaría la motivación sentimental, pero la pecuniaria se desvanece.
    Al mismo tiempo que pueden perder los cuidados y atenciones de su descendencia y allegados, se quedan sin fondos para que, como decía aquel "les limpien el culo con una sonrisa."
    Por cierto, en algún sitio le leí a Russell el argumento de lo insensato de estar en contra de la herencia del poder político (monarquía) pero a favor de la herencia del poder económico (herencias tal como las entendemos).

  • Cesar, el artículo es muy interesante. Suerte que pusieron esta línia porque me estaba volviendo loco para ver cómo encajaba esto en 140 caracteres. En fin, yendo al punto, mi pregunta es la siguiente: si no tenemos identificado el motivo por el cuál la gente grande ahorra 'demasiado', no me queda claro por qué este mecanismo va a funcionar. Es decir, si la gente grande atesora activos como mecanismo de control sobre los más jóvenes, su incentivo no cambia en absoluto a partir de este cambio de precios relativos que propones.
    Una alternativa o mejor dicho complemento a tu propuesta es modificar el tipo impositivo a la transmisión de fondos de inversión destinados a empresas. Ejemplo: si yo como persona grande ahorro para que me vengan a visitar mis nietos, podría realizar en vida una inversión en activos destinados a start ups o empresas que no tienen forma de acceder al crédito convencional, y como contraparte el Estado elimina el impuesto de transferencia de estos activos una vez muerto. De esta forma, el ahorro privado se canaliza hacia inversión real y yo mantengo mi control sobre a quién le dejo la herencia.
    (Es cierto que esto no reestructura la deuda de los jóvenes en forma directa)

  • A los lectores interesados en decisiones intertemporales recomiendo leer

    Attanasio y Weber, Consumption and Saving – Models of Intertemporal Allocation and their Implications for Public Policy, JEL, September 2010.

    Gollier, Pricing the Future – The Economics of Discounting and Sustainable Development, draft, January 14, 2011.

    Urminsky y Zauberman, The Psychology of Intertemporal Preferences, draft, May 17, 2014.

    Los tres documentos se pueden bajar gratis. Los tres son reseñas de investigación y se complementan muy bien. Si alguien conoce alguna otra reseña reciente de investigación sobre decisiones intertemporales agradeceré la referencia.

    • He visto un par de artículos de los que recomiendas. Me los guardo. Yo no controlo nada de macro ni de modelos de ciclo de vida pero he trabajado algo la literatura condutual sobre preferencia temporal. Una compilación muy buena me parece:

      "Time discounting and time preference: A critical review" S Frederick, G Loewenstein, T O'donoghue - JEL, 2002

      Un clásico al respecto que demuestra la importancia de las formas de edición sobre la tasa de descuento (a mi me gusta decirle sensibilidad temporal) es:

      "Anomalies in intertemporal choice: Evidence and an interpretation" G Loewenstein, D Prelec, QJE, 1992

      Un modelo con vocación macro sobre ahorro, consumo y aversión a la pérdida en:

      "Loss aversion in a consumption saving model" D Bowman, D Minehart, M Rabin - 1999

      Pero a mi los modelos que me gustan son algunos de Laibson. Sobre elección temporal me gusta este:
      "Laibson Golden eggs and hyperbolic discounting" - 1997 (sobre cómo la capacidad para ahorrar puede depender de las tecnologías disponibles. La tesis que sostiene es atrevida pero sugerente).

      Y sobre por qué me gusta llamarle sensibilidad temporal y no tipo de descuento (y de por qué no creo que exista una sensibilidad temporal innata):
      "Preferences for sequences of outcomes". GF Loewenstein, D Prelec, 1993

      Y sobre todo:
      "The fragility of time: Time-insensitivity and valuation of the near and far future". JEJ Ebert, D Prelec, 2007

      Me gusta mucho la idea del artículo de Molinas de modificar la imposición sobre las herencias y el comentario de drokba.

    • Además una literatura que no está directamente relacionada pero que me parece oportuna es la que está generando la Economía Experimental en países en vías de desarrollo. En concreto me refiero al trabajo de las Esther Duflo, Pascaline Dupas, Rebecca L. Thornton y otros.
      Me gusta mucho el artículo de Dupas que ya enlacé en otro comentario:
      "Why don't the poor save more? Evidence from health savings experiments", P Dupas, J Robinson - 2011 - nber.org.
      Me parece interesante porque es posible comprobar lo difícil que resulta representarse las consecuencias futuras de nuestros actos presentes. No es algo que nos salga naturalmente... y una vez representadas esas consecuencias resulta enormemente difícil realizar aquello que preferimos... y no sólo por tentaciones o emociones viscerales sino también por formas de procastinación, distracciones, etc. Para poder relacionarnos de forma adecuada con esas consecuencias futuras de sus actos presentes el sujeto debe tener acceso a una adecuada edición de esas consecuencias, tecnologías de compromiso, instrumentos para el ahorro, buenos hábitos... además hay sujetos que son más inconsistentes que otros (sensibles a las humanas tentaciones), y los hay que son conscientes de sus debilidades y otros que no. Por eso me gustan los modelos como el de Laibson anteriormente referenciado.
      Por cierto, en un anterior comentario mencioné que en el artículo de Dupas referían la existencia de sujetos con tipo de descuento negativo pero no referencié: (p. 15 nota: 15).
      Siento la extensión 🙂

  • También recomiendo leer

    Kato, Transition to an Aging Japan – Public Pension, Savings, and Capital Taxation, Journal of the Japanese and International Economies, vol. 12, 204-231, 1998.

    Este es el artículo citado por César Molinas. El artículo no está disponible en internet pero puede conseguirse en biblioteca (yo no estoy autorizado a compartir mi copia).

    En nota al Table 1 (page 214), Kato reconoce que el valor supuesto de la tasa de descuento (= -0,075; constante durante el ciclo de vida) implica que el factor intertemporal de descuento es mayor que uno y es consistente con algunos documentos de investigación sin nombrarlos. En el resto de su artículo, Kato no hace ninguna otra referencia a la tasa de descuento o a diferencias en la tasa entre personas de distintas edades.

    El artículo de Kato intenta cuantificar efectos de financiamientos alternativos de las pensiones y usa el modelo estándar pero ya obsoleto de descuento (ver la reseña de Attanasio y Weber para una discusión de los muchos progresos hechos a partir de ese modelo). Para su propósito Kato sólo necesita hacer un supuesto sobre el valor de la tasa de descuento y supone que es negativa aunque, como reconoce, podría haber sido positiva (no lo dice, pero su elección es necesaria para forzar el ajuste del modelo de simulación a los datos de Japón). Siendo un supuesto no es evidencia relevante y fiable para ningún otro propósito.

  • Parece claro el hecho de que la reducción del consumo da lugar a la deflación como consecuencia de TDI negativas. Me parece que el aspecto psicológico es importante y se puede relacionar con la "paradoja del ahorro" de Keynes.
    En este caso, la incertidumbre reduce el consumo y la inversión, lo que puede influir en el signo negativo de la TDI, dando lugar a tipos de interés bajos, incrementando la masa monetaria, pero no incentivando la demanda agregada, conduciendo a la trampa de liquidez.
    El fenómeno, creo que afecta a toda la población y no solo las clases de mayor riqueza, aunque cuantitativamente este segmento de población condicione en mayor medida el devenir de la situación por su capacidad de gasto e inversión.
    En cuanto al orígen demográfico de la evolución negativa de la TDI tengo mis dudas.
    Aún partiendo de que esa base sea cierta y se induzca el ahorro en la gente de mayor edad, hay que tener muy en cuenta su influencia cuantitativa.La influencia mostrada en el post me parece exagerada y agradecería que se nombrase la referencia.
    El abordaje original de la solución mediante la discriminación de tipos impositivos distintos para los impuestos de sucesiones y donaciones puede ayudar, se debería comprobar su efectividad, su efecto redistributivo podría ser mínimo. Quizá, como dice Piketty, se evitaría la concentración de riqueza en ciertos segmentos de población pero no creo que resolviera el problema. continua ..

  • En resumen, mi humilde opinión va más encaminada a pensar que el efecto psicológico es importante y radica en la competitividad de la economía, que es la que determina el crecimiento económico, los ingresos netos de la población y su capacidad de gasto o inversión, lo que indudablemente implicaría a un cambio del modelo económico, por lo menos en España.

  • Grandísimo artículo, enhorabuena! El problema demográfico de occidente como base de los problemas económicos que están en la raíz de la Gran Recesión desde el 2009. El mismo argumento de Edward Hugh desde hace ya unos años.

    Una duda: la inevitable reforma de los sistemas de pensiones en España y en otros países, reforma que como Vd dice en su libro no está siendo comunicada, pero que sí está siendo "intuída" por los afectados, ¿no puede acabar reforzando el deseo de la población mayor por mantenr su capital, por ahorra y preservar el capital? Y añado una reflexión: la población ahorradora "conservadora" es la gran víctima colateral de las políticas d los bancos centrales de tipos cero y QE. Esta población puede acabar extendiendo su tasa de ahorro hasta límites más altos cuanto menos rendimiento percibe de sus ahorros

    • Creo que ha tenido mucho impacto. Los mayores tienen más incertidumbre y ahorran más. Es decir, le dan más importancia al gasto futuro (real o imaginario) que al presente. En otras palabras, su TDI se va haciendo negativa.

  • Perdonad que disienta, si se puede.
    Desde el punto de vista de la necesidad:
    1.- No veo suficiente evidencia empírica a favor de que la tasa de preferencia intertemporal o tasa de descuento (TDI) sea superior sistemáticamente en los ancianos.
    2.- No parece razonable que si eso fuese cierto y en ausencia de fallos significativos de mercado, (que no encuentro) la economía no sea capaz de ofrecer a los ancianos productos nuevos que les incentivasen a incrementar su consumo presente.
    Desde el punto de vista de la proporcionalidad:
    1.- Incluso aceptando que la TDI de los ancianos fuese mayor que la de los jóvenes, no parece razonable recomendar directamente un impuesto de sucesión, sin consideración de las distorsiones del impuesto sobre la eficiencia aparte de otras consideraciones más jurídicas: incentivo a donaciones intervivos, constitución de sociedades para evitar impuesto, etc.
    2.- Parece paradójico que justo en el momento en que el anciano fallece y finalmente el "joven" va a poder acceder al dinero, el grande César Molinas recomiende que un porcentaje del flujo económico (espero que no el 20% de Augusto) se transfiera a la "clase extractiva" vía impositiva. ¿Es razonable pensar que la TDI de la clase extractiva es superior a la TDI del joven medio?. ¿No es la "casta" una gerontocracia.....?.
    En definitiva, me parece que el argumento económico es original, pero no parece suficientemente robusto. Alguien en Podemos lo puede confundir por algo que realmente merece la pena incluir en el programa.... Veremos.
    Me encanta el blog. Gracias!!!

    • Gravar un flujo "mortis causa" equivale a gravar un stock. A mí me parece intuitivo, extrapolando solo muy poco lo que se observa en el presente, que en el próximo futuro sólo los pobres y clases medias bajas tendrán flujos, mientras que los ricos sólo tendrán stocks. ¿Qué pagan las grandes fortunas de España por los "flujos" que les atribuye la prensa? Pues casi nada. ¿Qué pagan por los stocks? Pues nada en absoluto, a juzgar por los datos del impuesto sobre el patrimonio. No se puede tener una fiscalidad progresiva basada solo en los flujos. El impuesto sobre los stocks tiene que ir ganando peso, sobre todo en el inmobiliario, que es un impuesto de fraude cero, y los impuestos de los pobres, IRPF y compañía tienen que ir perdiendo peso. Y un impuesto sobre stocks puede ser tan progresivo como un impuesto sobre flujos. Hay que ver más allá de los prejuicios.

      • Es muy difícil ver más allá de los prejuicios... si no no lo serían.

        De todas maneras, creo que en este caso particular no es un tema de prejuicios. Por ejemplo, en mi caso, me parece razonable la máxima del Justice Holmes: "Taxes are the price we pay for a civilized society". Como economista entiendo que eficiencia y equidad están relacionadas, aunque la segunda sea, en mayor medida, una decisión política.

        Entiendo también que el impuesto de sucesión, "mortis causa", es un impuesto puntual. Ocurre, eso sí, en un momento particular en el que, digamos, el "stock se hace flujo" y es gravado (si lo pillas). Pero insisto que no me parece eficiente, asumiendo cualquier nivel de equidad (progresividad) que se desee exógenamente. No lo sería por varias razones pero baste decir que económica y jurídicamente es fácilmente eludible.

        Lo del enfrentamiento entre padres e hijos como recomendación de política tributaria no parece muy apropiado tampoco, ni en eficiencia ni en equidad....

        En fin. Me parece que habría candidatos más obvios para incrementar la recaudación, permitiendo reducir IRPF/Cotizaciones, sin afectar a la eficiencia. Por ejemplo, un incremento de la imposición sobre los carburantes de automoción: internalizas en mayor medida la externalidad negativa sobre el medio ambiente, no es fácilmente eludible, aproxima la tributación española a la europea, amplia el colchón ante futuros incrementos precio carburantes y reduce la presión del sector para subidas de precios... de risa lo que se dice estos días sobre la deflación relacionada con menor precio gasolinas.

  • A pesar de las dudas que le surgen, según avanza, llega a una conclusión sin formalizarla claramente. A estas alturas con varios países cobrando por recibir prestado, es decir, con tipos de interés negativos y caídas de precios habría que concluir, TDI aparte, que estamos en deflación y hay que adoptar medidas "radicales" pues la deflación o se corta o genera un círculo "beatífico" de difícil corte.
    Dicho lo cual, felicidades por la propuesta impositiva que comparto,

  • Aunque ocurra lo que dice el artículo, hay otras causas de la deflación que no se abordan y que no dependen de la demografía.

    Una es la desigualdad. No todas las familias son iguales. Solo una minoría tienen herencias significativas.Si se produce el "efecto Piketty" y la riqueza se concentra cada vez más, la importancia de las herencias aumentará, haciendo cada vez más negativa la TDI.

    Otra es la inseguridad. Cada vez hay menor continuidad en las trayectorias laborales, y menos regulación de los contratos. Esto puede hacer que personas relativamente jóvenes tengan TDI negativa. Hay que ahorrar ahora, porque en el futuro puedes necesitar el dinero para cosas tan importantes como conservar la vivienda. Por supuesto, la precariedad también perjudica a la natalidad.

    Aunque el impuesto de sucesiones puede ser positivo en lo que se refiere a la desigualdad, no evitará la deflación si no se hace algo para atajar la precariedad.

  • Alternativa para reducir el diferencial entre las TDI positivas de los jóvenes y las TDI negativas de los mayores sería garantizar de nuevo unos ingresos mínimos a los mayores, que no tengan que vivir obsesionados con el mañana.
    En otras palabras, que el sistema de pensiones fuera SUFICIENTE y estuviera GARANTIZADO de verdad.
    Así los mayores no tendrían obsesión por ahorrar para estar seguros que no pasarán hambre, frío y no les echarán de casa.

  • El argumento parece impecable, pero no lo tengo tan claro. Parece evidente que unos jóvenes con dinero en el bolsillo tendrán tendencia a gastarlo y que la gente mayor tendrá miedo a no tener ese dinero con el que convencer a su familia que siga cuidando de ellos aunque solo sea por la perspectiva de acabar heredando ese capital.

    Estaríamos justificando la inflación negativa por el volumen de personas mayores y parecería que tiene sentido, sin embargo sería fácil demostrar que los países que más gente mayor tiene son a su vez los que tienen los precios más altos, es decir, aquellos en los que la DPI positiva se ha mantenido durante más tiempo y con más fuerza.

    En países en los que no hay una protección de jubilación, o esta es menor, los precios son a su vez más bajos por lo que la evolución de los precios no depende de la edad del consumidor sino más bien de los ingresos del mismo. Daría igual que se murieran todos los jubilados por una epidemia general, de hecho bajaría el consumo por la parte que les tocase y si no subieran los ingresos de los jóvenes no habría forma de subir los precios pues nadie podría consumir y siendo que la producción también disminuiría, simplemente habría más jóvenes sin trabajo y sin posibilidad de consumir por lo que para vender, tendrían que bajar los precios.

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