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Las muertes por sobredosis: lecciones de Estados Unidos

En los días previos al 8M intentaba pensar en qué mujeres consideraba como referentes y una de las que me vino a la cabeza fue Michelle Obama. Ésto me llevó a preguntarme por qué no había pensado en la actual primera dama de los Estados Unidos, Melania Trump, y me di cuenta de que no sabía prácticamente nada de lo que está haciendo durante este mandato. Así que buscando información sobre las actividades a las que dedica su tiempo, encontré este artículo del The New York Times (aquí) y me sorprendió leer que uno de sus mayores proyectos en los últimos dos años se llama “Be Best”; en este proyecto Melania Trump recorre varios estados hablando sobre los medios de comunicación, el bienestar y la crisis de los opioides. En una de sus intervenciones recientes criticó públicamente a los medios de comunicación por dedicar demasiado tiempo a historias triviales (o más comúnmente, “chismes” o “cotilleos”) y demasiado poco al número de vidas que se podrían salvar con una mejor cobertura informativa sobre la crisis de los opioides.

¿Pero qué es exactamente la crisis de los opioides? En un post reciente (aquí) Sara Ayllón introducía el tema pero hoy quiero ponerle algunos números al problema de las muertes por opioides en Estados Unidos: entre 1999 y 2017 las muertes por sobredosis de ciudadanos norteamericanos han aumentado de 16.849 a 70.237 y este espectacular aumento sitúa las muertes por drogas como la primera causa de muerte por accidente en los Estados Unidos, superando a las muertes por accidentes de tráfico (Ruhm, 2019). Las muertes por sobredosis se pueden deber al consumo de diferentes sustancias: de 1999 a 2010 las muertes por sobredosis vienen mayoritariamente por el consumo de analgésicos (de prescripción médica) que contienen opioides (como OxyContin) o por metadona. En cambio, a partir de 2010 las muertes por sobredosis se explican en mayor medida por el consumo de drogas sintéticas, como el fentanilo, y la heroína.

Existen varios artículos que intentan documentar los elementos que puede explicar este aumento impresionante de las muertes por sobredosis. Un trabajo reciente de Christopher Ruhm (aquí) pone varias de las explicaciones potenciales juntas para ver la contribución relativa de cada una de ellas. Básicamente, Ruhm divide las causas entre las originadas por factores de demanda y las originadas por factores de oferta. Para el autor, los factores de demanda están relacionados con la situación económica y se engloban dentro de las tesis más amplias de Case and Deaton sobre “deaths of despair” (muertes por suicidios o sobredosis que afectan principalmente a ciudadanos americanos de edad media, 45-54, y que se pueden explicar por la situación económica y social de parte de la población en algunas regiones industriales que han perdido el ímpetu económico y en las que los ciudadanos tienen pocas oportunidades profesionales y sociales de prosperar). Los factores de oferta vienen dados por cambios en el entorno como las acciones implementadas para reducir el consumo de medicamentos de prescripción con contenido de opioides, entre las que cabe mencionar: programas de seguimiento de las prescripciones médicas, introducción de regulación para clínicas especializadas en el tratamiento del dolor, revisión de las guías de prescripción médica y campañas de educación dirigidas tanto hacia la población como hacia los médicos. Además, en 2010 se produjo un cambio en la formulación del OxyContin que limitó el uso de este medicamento. Estas medidas impulsaron una sustitución del consumo de medicamentos con opioides hacía el consumo de drogas ilegales como la heroína (que en esos momentos aumenta su oferta en el mercado estadounidense) y el fentanilo proveniente de China.

La principal hipótesis del autor es que, si la razón principal que explica el aumento de la mortalidad por sobredosis son las condiciones económicas, entonces el tipo de persona que muere por el consumo de estas sustancias no debería cambiar con el cambio en el tipo de droga que está disponible en el mercado. En cambio, si el factor principal que explica estas muertes es la oferta de drogas en cada momento y el grupo de población que consume diferentes tipos de drogas no es el mismo, entonces el cambio en la oferta a partir de 2010 debería provocar un cambio en el grupo de población que muere por sobredosis. Ruhm muestra datos de una encuesta de consumo de drogas donde queda claro que los hombres jóvenes (18-29 años) reportan un consumo mayor de drogas ilegales mientras que el consumo de analgésicos de prescripción con opioides es mayor para las mujeres de mediana edad (50-59 años).

Confirmando la hipótesis del autor, cuando miramos las tasas de mortalidad por edad y género se ve claramente como la mortalidad por sobredosis de los hombres jóvenes (20-39 años) se reduce sustancialmente de 1999 a 2009 y aumenta de 2010 a 2015, siguiendo el mismo patrón que las muertes por consumo de drogas ilegales (heroína y fentanilo). Por otro lado, la mortalidad por sobredosis de las mujeres de mediana edad (40-59 años) aumenta entre 1999 y 2010 y se reduce de 2010 a 2015, siguiendo el mismo patrón que las muertes por analgésicos con opioides.

Por lo tanto, la conclusión a la que llega el autor es que los esfuerzos que dedica el gobierno a mejorar las economías locales seguramente generan muchos efectos positivos para la población afectada pero no van a ser útiles a la hora de reducir las muertes por sobredosis. En cambio, la recomendación en este sentido es clara: si el objetivo es reducir este tipo de muertes, las energías y dinero deben destinarse a los factores de oferta y disponibilidad de drogas.

Finalmente, para los que podáis pensar que este es un tema exclusivo de Estados Unidos, no quiero acabar sin mencionar que los datos del Observatorio Europeo de Consumo de drogas (aquí) muestran que entre 2012 y 2016 (último año con datos disponibles) las muertes por sobredosis han aumentado en la UE hasta llegar a las 7.929 muertes en 2016. Dentro de los países de la UE, España es uno de los que ha experimentado un crecimiento mayor. Así que me parece relevante poder aprender algunas de las lecciones del caso de Estados Unidos donde esta tendencia alcista existe desde finales de los 90.