Por Judit Vall Castelló y Lydia Prieto
Antes de nada, queremos empezar este post con un disclaimer muy importante: ninguna de las dos autoras somos médicos, ni psicólogas, ni psiquiatras y no tenemos conocimientos suficientes para entrar en detalle en las causas, orígenes, prevención, ni efectividad de los tratamientos en el caso que nos ocupa hoy: el de los suicidios. Sin embargo, nos parece un tema de vital importancia y, aprovechando que el INE ha publicado los nuevos datos de mortalidad por causa de muerte que se incluye en las estadísticas de defunciones, nos proponemos dar evidencia del estado de la situación actualmente, y realizar una comparativa con la situación existente durante los últimos años pre-pandemia.
El suicidio es la primera causa de muerte externa en España y la primera causa de muerte entre la población joven. Como se ha documentado en la literatura académica, los factores económicos pueden tener un impacto sobre la probabilidad del suicidio. Un ejemplo de esto, es el aumento del porcentaje de suicidios a largo plazo en España a raíz de la reforma de liberalización de los contratos temporales en 1984 (aquí). Otro ejemplo, es el incremento en el riesgo de suicidio entre la población con empleos con condiciones laborales más precarias, comparado con sus homólogos no precarios en Corea del Sur (aunque los autores identifican correlaciones y no efectos causales).
Además de esta evidencia más general, a día de hoy también existe una sólida evidencia sobre el impacto de la pandemia en la salud mental de la población. La irrupción del virus COVID-19 y las medidas de contención tomadas durante la pandemia afectaron gravemente a la salud, el empleo y la producción. Obviamente, el virus condujo a una crisis de la salud física pero, desde un primer momento, la OMS ya alertó de las “otras pandemias” que podían desatarse, así como de la necesidad de actuar de manera urgente y contundente sobre la salud mental.
La mayoría de estos estudios, que cubren varios países a nivel mundial, muestran un empeoramiento generalizado de la salud mental de la población, que persiste incluso 2-3 años después de la irrupción de la COVID-19 y que afecta de manera más contundente a los colectivos más vulnerables de la población, como las mujeres, los jóvenes, los mayores, las personas con trabajos más precarios o las que tuvieron que lidiar con la pandemia en la primera línea. En algunos casos, el agravamiento en el estado de salud mental (SM) puede llevar, como consecuencia, al suicido. De nuevo, y asumiendo el riesgo de ser repetitivas, queremos enfatizar que el análisis de las causas multidimensionales del suicidio está fuera de nuestra capacidad y del objetivo de esta entrada.
Para intentar entender si el impacto de este empeoramiento en la salud mental se ha traducido en un aumento de los suicidios, utilizamos microdatos de la estadística de defunciones por causa de muerte en España, que publica el INE. Más concretamente, nos centramos en los datos para los años 2016 a 2021 y calculamos las tasas de crecimiento anuales, centrando el 2019 como año base.
Si nos fijamos en los suicidios en todo el territorio y para todos los grupos socio demográficos de la población en España, vemos que estos aumentaron un 7,4% en 2020 y un 9% en 2021, respecto a 2019. Una de las ventajas de utilizar los microdatos, es la de poder analizar esta evolución en diferentes grupos poblacionales.
De los suicidios que se produjeron en 2020 y 2021 en España, la mayoría fueron hombres (74,4%). Aun así, las mujeres son el colectivo que ha experimentado un mayor incremento en la tasa de suicidio: aumentaron un 12,3% en 2020 y un 13,4% en 2021 respecto a 2019. Constatamos, por lo tanto, un aumento pronunciado de los suicidios durante el periodo post-pandémico. Esta evolución a la alza implica que esta cifra no ha conseguido situarse en los valores previos a la irrupción del virus. Tanto para hombres como mujeres, el colectivo de edad con un mayor incremento en los suicidios son el grupo de población de 45 a 64 años. Para este grupo, los suicidios aumentaron un 12,6% en los hombres y un 22,4% en las mujeres en 2021. El gráfico 1 muestra la evolución de los suicidios por grupos de edad y sexo.
Gráfico 1: Incremento de la tasa de suicidio por sexo y grupo de edad

Debido al aumento de población que experimenta ansiedad, depresión y otros trastornos de salud mental, las experiencias de los profesionales de los servicios públicos de salud en estas áreas especializadas relatan situaciones de saturación en las consultas médicas de psicología y psiquiatría. “Sabemos que hay más demanda, pero llega menos. Atención primaria está saturada y no está derivando, así que los pacientes no saben qué hacer: si tienen dinero, van a recursos privados y, si no, aguantan en casa hasta que explotan y entran por urgencias con cuadros gravísimos”, relataba Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría a El País. La Sociedad Española de Psicología Clínica (Anpir), afirma en un comunicado: “En el momento actual, el Sistema Nacional de Salud carece coyunturalmente de profesionales especializados de la medicina, la enfermería y la psicología clínica. […] Lejos de actuar contundentemente ante esta situación, asistimos a medidas políticas que, o bien amplifican la subcontratación y externalización de servicios públicos, o bien promueven directamente la propia precarización de la atención pública”.
Por su parte, un grupo de profesionales que incluye algunos de los mejores expertos en economía de la salud en España, ya nos explicaba en 2020 en Nada es Gratis la necesidad de reforzar el sistema de salud público.
Anpir proporciona datos sobre el número de profesionales de salud mental dedicados de forma parcial o total a la sanidad pública por 100 mil habitantes en el caso español, y estos se comparan con el mismo dato en los 5 principales países de Europa. El gráfico 2 muestra esta cifra y podemos observar como España es el país con menos profesionales en psicología por cada 100.000 habitantes. El número de psicólogos clínicos que atiende a la población española es 3 veces menor que los países europeos representados.
Gráfico 2: Profesionales de salud mental dedicados a la SNS por cada 100.000 habitantes en 2021

A raíz de la evidencia, parece que existe alguna reacción por parte del sector público: En 2022 el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó el Plan de Atención de Salud Mental 2022-2024. El objetivo de esta política pública es la mejora de la salud mental de la población. Se trata de un plan cofinanciado entre las CCAA y el Ministerio de Sanidad que cuenta con un presupuesto de 100 millones a través de los Presupuestos Generales del Estado. Una de las medidas destacadas es el establecimiento del teléfono 024; una Línea de Atención a la Conducta Suicida (en funcionamiento desde el 10 de mayo de 2022) gestionada por la Cruz Roja. En su primer mes, atendió 15.000 llamadas (una media de 800 llamadas en el día) e identificó 290 suicidios en curso (ver aquí).
Solo con el tiempo podremos ver hasta qué punto este nuevo plan estratégico es suficiente para revertir la tendencia creciente observada en los suicidios en el periodo post-pandemia. También será interesante analizar las políticas concretas implementadas como parte de este plan, así como su efectividad.
Hay 5 comentarios
Datos INE del 2022:
Victimas de suicidios: 4.097
Victimas violencia de género: 49
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Presupuesto prevención violencia de género 2023: 320 millones de euros
Plan atención salud mental 2022-2024, que incluye prevención de suicidio en otras medidas, 100 millones de euros...para los 3 años.
No encuentro otra razón que justifique esta desproporción más que la ideología. 3/4 de victimas de suicidio son hombres. No hay concienciación: La sociedad interpreta que el que se suicida es porque quiere. Falso, pero nos inundan con propaganda feminista que critica incluso coductas eminentemente biológicas entre macho-hemnra
Mejor no desnudar a un santo para vestir a otro. Resulta sospechoso y lamentable atribuir a la ideología la contraposición. Tal vez habría que ver ambas cosas desde el deseo de progreso social.
Aunque no es lo mismo que te maten que tú te mates. Vale, "no se suicidan porque quieren". Buen problema para los juristas que intentan reflejar en la ley eso (sea lo que sea) que denominamos libre albedrío. Recordemos que hasta no hace mucho el suicidio era un delito y un pecado (no enterrar en sagrado, etc ). El hecho es que su prevención requiere un sistema de salud sólido y cuando un diputado dice a otro "Ves al médico" cuando habla de este tema no vamos por el buen camino.
Bastante de acuerdo en que son dos problemáticas diferentes.
Me parece que estás comparando dos problemas totalmente diferentes pero quizás soy yo que no estoy entendiendo bien tu comentario.
Muy interesante el artículo. Me pregunto sobre la ausencia del grupo de menores de 18. Parece que el suicidio ha aumentado mucho y tb la covid o mejor dicho la situación de aislamiento del confinamiento ha afectado especialmente a los adolescentes. Muchas gracias.
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