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Rubén Blades: el economista del (sub)desarrollo

Por Juan Luis Jiménez

La entrada de hoy muestra una gran debilidad: quien la escribe habla desde la admiración y, como si de una deidad se tratase, algunas de las palabras pueden encontrarse almibaradas o exageradas, pero espero que la razón las recupere. Pido disculpas anticipadas por ello.

El fin de este blog es el de divulgar y fomentar el análisis económico riguroso, desde diferentes perspectivas. Igual evaluamos una política pública educativa que analizamos películas o canciones desde la perspectiva de la economía.

Pero este es un paso superior, que se justifica por una carrera dedicada a la música explicando el funcionamiento de los países, principalmente subdesarrollados, y de qué factores les frenan en su crecimiento. Hoy les hablo de Rubén Blades, el economista del (sub)desarrollo.

¿Quién es Rubén Blades?

Hacer esta pregunta puede resultar insultante para muchos, pero entiendo que pueda llegar a existir alguien (que odie la música y viva ajeno al mundo que le rodea 😉 ) que no lo conozca. Rubén Blades es Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad de Panamá y Máster en Legislación Internacional por la Universidad de Harvard (1985, EEUU).

Pero quizás lo conozcan por ser cantautor, músico, actor o político. Fue candidato a la presidencia de Panamá (1994) y Ministro de Turismo (2004-2009). Como actor, ha participado en películas y series desde 1987 (Fear The Walking Dead es la más reciente, aquí su filmografía).

Es su faceta de músico y cantautor la que, a buen seguro, genera su aportación casi incalculable. El “poeta de la salsa” no solo ha pasado por muchos estilos musicales (la comercialmente denominada “salsa”, la música afrocubana, jazz, ópera, boleros, tango, etc.), sino que sus letras son la descripción de los cantares del subdesarrollo de toda América Latina.

En 2022 (aunque debió ser en 2020), recibió la medalla de las Artes de la Universidad de Harvard. En su exposición a un panel de estudiantes les dijo lo que, en mi opinión, resume la obra de Rubén: “si puedes encontrar formas de contribuir a la comunidad, seguirás vivo (…). Lo peor que le puede pasar a alguien vivo es la indiferencia. Ahí es donde empieza la muerte. En el momento en que eres indiferente, te vas”.

Y él no ha sido indiferente. Y su obra lo refleja. Veamos algunos ejemplos.

Pablo Pueblo

En 1977, en su segundo álbum, junto a Willie Colón, explicó las penurias de Pablo Pueblo, un trabajador que vive “entre la miseria y el hambre”, para el que “su alimento es la esperanza”, que “trabajó hasta jubilarse y nunca sobraba un chavo”, “votando en las elecciones para después comerse un clavo”. Una magnífica descripción de la clase media de la América Latina de los 70, basada en trabajos mal remunerados, condiciones económicas de amplia dificultad que ensombrecen el futuro y sufriendo una clase política alejada de la realidad. Todo esto lo siguió describiendo en otras canciones del álbum, como en según el color, en la que señala las desigualdades de renta; o en plantación adentro, donde critica la mortal explotación que se hizo en el siglo XVIII a los indígenas que trabajaban en las plantaciones.

Los modelos importados

Rubén probó fortuna en el Nueva York de los ’70. Y lo consiguió (su historia merece la pena ser leída y, sobre todo, vista en este documental). Pero siempre tuvo claro que ese modelo no era el que América Latina necesita. Que tenía fallos. Y casi todos ellos los describió en Plástico: una chica plástica, un muchacho plástico, una pareja plástica, una ciudad de plástico, basados todos en apariencias financiadas por las que vendieron por comodidad su razón de ser y su dignidad. Pero al final el plástico se derrite cuando le da de lleno el sol (en las crisis económicas, por ejemplo), conformando así un paralelismo que define a buena parte de la sociedad.

Y para ello, para mejorar lo que Rubén veía que estaba mal, había que sembrar mejores semillas, que permitiesen recoger mejores frutos en el futuro. Justo lo que Siembra nos explica.

Maestra vida

El culmen de la imagen de América Latina es el doble álbum Maestra Vida. En ellos describe, en formato de innovadora ópera musical, la vida completa de una familia (o mejor dicho, de muchas), desde antes que nacieran, y cómo cada personaje sobrevive en la cotidianidad de la debilidad en el trabajo, las rentas bajas, las corruptelas políticas y la mísera situación familiar sin remedio económico alguno por la escasa formación disponible (entre otros factores).

La corrupción (y las dictaduras)

Como es de todos conocido, la corrupción afecta negativamente no solo al crecimiento económico de los países sino también al proceso político, a través de la confianza de las personas en el sistema (Mauro, 1995, Bowler and Karp, 2004). Por tanto, penalizar los comportamientos corruptos suponen pilares fundamentales para el buen funcionamiento de las democracias y, por ende, de la economía. Y este es uno de los pilares de las críticas de Rubén Blades en su obra artística.

En GDBD, describe un despertar en una familia bajo una dictadura en América Latina y, sobre todo, el rol de la mujer en la economía familiar, en un segundo plano adscrita a las labores de la casa. En Desapariciones, reclama por el dolor de todas las personas que sufrieron dictaduras y perdieron, por asesinatos y secuestros, a familiares y amigos (aún más emotiva la canción acerca del asesinato en 1980 en El Salvador de monseñor Romero, en El Padre Antonio y su Monaguillo Andrés). En Buscando América, reclama transparencia y justicia para la convulsa América Latina de los ’80, algo más animada pero de similar corte en Muévete.

Prohibir ir a la escuela, el derecho a preguntar, el fin constitucional…todos consecuencias del mismo problema: las dictaduras. Y en ello el papel de la historia es relevante, abogando Rubén por ello en Prohibido Olvidar:

“Pobre del país donde
Lo malo controla donde
El civil se enamora de la corrupción

Pobre del país alienado
Por la droga porque una mente
Que afloja, pierde la razón

Pobre del país
Que con la violencia crea
Que puede matar
La idea de su liberación

Pobre del país
Que ve la justicia hecha añicos
Por la voluntad del rico
O por orden militar”

Pero quizás el resumen más actual de toda la situación política y social, y no solo de América Latina, la encontramos en Hipocresía:

“La sociedad se desintegra
Cada familia en pie de guerra
La corrupción y el desgobierno
Hacen de la ciudad un infierno

Gritos y acusaciones
Mentiras y traiciones
Hacen que la razón desaparezca
Nace la indiferencia
Se anula la conciencia
Y no hay ideal que no se desvanezca

Y todo el mundo jura que no entiende
Por qué sus sueños hoy se vuelven mierda
Y me hablan del pasado en el presente
Culpando a los demás por el problema
De nuestra común hipocresía

(…)

Los medios de información
Aumentan la confusión
Y la verdad es mentira y viceversa
Nuestra desilusión
Crea desesperación
Y el ciclo se repite con más fuerza

(…)

Ya no hay izquierdas ni derechas
Solo hay excusas y pretextos
Una retórica maltrecha
Para un planeta de ambidextros”

A toda esta degradación social se suman dos factores más: la violencia y las drogas. Ambas están presentes en múltiples canciones del cantautor, como en la Caína, en la que señala directamente los problemas físicos y mentales que la cocaína genera sobre las personas; o en Sicarios, en la que canta a aquellas personas que se dedican a realizar asesinatos por encargo de “la orden del cartel”.

A modo de epílogo

Aunque el dinero no es la vida, es un paso necesario para salir del subdesarrollo al que Rubén magistralmente ha cantado (y criticado) en las últimas cuatro décadas. Al igual que a Bob Dylan le dieron el Nobel de Literatura, Rubén podría optar al de Economía, por su contribución a explicar los factores que desencadenan y sostienen el subdesarrollo en los países. Sí, ya sé que muchos están pensando que es una locura, pero qué sería de la vida si no…

De lo que estoy seguro es que no soy el único que estudió economía (y cualquier otra disciplina, oficio, labor) con el mismo objetivo que Blades: construir un mundo mejor. Gracias, Rubén.