La fusión Iberia-Air Europa: (falta de) competencia, consumidores y dinero de los contribuyentes

Por Juan Luis Jiménez

Como explicamos en un post anterior, la gestión de la crisis que (también) sufren las aerolíneas, nos puede llevar a que estemos pagando como sociedad hasta tres veces el gasto público que se decida utilizar para este sector: como consumidores, como contribuyentes y como habitantes del planeta.

Como consumidores, varios son los canales por los que podría suceder pero, principalmente, tres: una regulación en materia de consumo muy laxa al respecto de las políticas de cancelación y devoluciones de billetes no realizados, que ha permitido a las empresas mantener en su poder el dinero de los usuarios (en junio se estimaban 700.000 usuarios no satisfechos, y el Ministerio de Consumo trató de solucionarlo habilitando una web para canalizar las reclamaciones); la desaparición de aerolíneas, que conlleva una reducción de competidores en las rutas y, por tanto, efectos negativos sobre la competencia; y que las condiciones coyunturales pudieran incidir sobre las decisiones de fusiones entre aerolíneas, aprobando operaciones que en situaciones “normales” no se producirían.

Como contribuyentes, el principal coste se daría si el uso de nuestro dinero para ayudas a este sector privado se hiciera de forma alejada de la eficiencia, manteniendo empresas que sin el sostenimiento de los fondos públicos no operarían; o incluso para mantener beneficios privados, en el caso que el Estado aportase pero no interviniese en la gestión de la compañía.

Y, quizás la más relevante, como habitantes del planeta, sufrimos un coste por no aplicar políticas medioambientales necesarias para internalizar los efectos que las emisiones generan sobre el planeta, algo que Fabra, Motta y Peitz ya nos apuntaron y afectan a la verdadera pandemia: el cambio climático.

En la actualidad, muchos son los cambios por venir al mercado de las aerolíneas (piense el lector en las múltiples ayudas que determinados países están concediendo a las aerolíneas, aquí) pero, para el caso español, el más destacado es la pretendida fusión entre las aerolíneas Iberia y Air Europa. ¿Qué implicaciones tiene esta fusión? ¿Cuál es (y cuál debería ser) el rol del sector público en él?

Las fusiones en aerolíneas han conllevado, tanto en Estados Unidos como en Europa, a resultados usualmente negativos para los consumidores: mayores precios y menores frecuencias, con excepción del disciplinamiento de la competencia ejercido por las Low-Cost (véase Fageda y Perdiguero, 2014).

En las siguientes líneas trataremos solamente de ordenar ideas para el (muy) necesario debate acerca de cómo utilizar el dinero de los contribuyentes.

La fusión Iberia-Air Europa

El último trimestre de 2019 recogió la noticia sobre la pretendida compra de Air Europa por parte de Iberia, compañía esta última miembro del Grupo IAG. La venta se produciría por una cuantía en torno a los 1.000 millones de euros, incluyendo cláusulas de penalización a favor de Air Europa si finalmente no pudiera llevarse a cabo (en torno a 40 millones de €).

Este proceso, que aún se encuentra en evaluación por Dirección General de Competencia de la Comisión Europea, supondría la desaparición de una de las principales compañías en el mercado aéreo español y, también, un competidor relevante en rutas de larga distancia entre Europa y América.

Un ejemplo. Con datos de noviembre de 2019, solo para el mercado Península-Islas, los cambios en las rutas que operaban ambas compañías simultáneamente señalan que 15 rutas pasan a ser monopolio de Iberia y 13 más se ven afectadas. Y estas rutas, además, sufren los negativos efectos que los descuentos a residentes tienen sobre los precios (véase informe Airef o post).

En esta situación, Iberia trata de justificar la existencia de “complementariedad” entre ambas compañías pero, contrariamente a su afirmación, tomó medidas a través de la cesión de rutas a la aerolínea Volotea para mejorar las probabilidades de que la fusión fuera aceptada (Volotea es una compañía muy cercana a Iberia, ya que el fundador de Volotea lo fue también de Vueling, y Vueling es del Grupo Iberia). Esta acción es muy discutible por cuanto Iberia está llegando a un acuerdo con una empresa, para que la cubra en un mercado, y eso podría suponer una infracción de las normas de competencia. Y en cualquier caso, per se, no es señal de alta competencia en el mercado.

Por tanto, la fusión presenta dudas en términos de competencia en determinadas rutas aéreas y, además, crea recelos por parte de representantes de los trabajadores.

¿Qué rol muestra el Gobierno en la fusión?

Como en cualquier mercado libre, el papel de la Administración debería ser el mínimo posible, evitando interferir en la libre competencia. Pero tanto por la evolución de la pandemia como por las pérdidas que anuncia Air Europa para 2020 (literalmente, el presidente de Globalia ha dicho que, “si no nos ayudan como Alemania y Francia, vamos a durar menos que un telediario”) el Gobierno ha tomado cartas en el asunto.

La principal es que el Ministerio de Transportes calificó la fusión de “estratégica” y con ello, permite acceder a financiación pública a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

De una parte, la empresa recibió 140 millones de € de financiación vía el Instituto de Crédito Oficial. Y de otra, solicitó una ayuda de 400 millones de € en septiembre de 2020 al Fondo de Apoyo a la solvencia de empresas estratégicas. Según el RD 25/2020 que lo regula, el Estado tiene 6 meses para resolver pero, como deben adscribirse al Marco Temporal de la Comisión sobre Ayudas de Estado, deberá ser efectiva antes del 31 de diciembre de 2020. Al parecer, la fórmula que se baraja es la de un crédito participativo y un préstamo, solicitando expresamente la compañía que el Estado no entre en el accionariado.

Esta intervención pública muestra dos dudas principales: interfiere claramente en un proceso de concentración empresarial (favoreciéndolo, quizás) que a priori tiene repercusiones sobre la competencia; y porque se utilizaría dinero público para una empresa que muestra debilidades financieras (según sus propios gerentes, aunque Globalia repartió dividendos justo antes de la aparición del Covid-19).

¿Qué se debería hacer?

Como ya explicó Natalia Fabra en un hilo de twitter, habría que distinguir dos cuestiones de naturaleza distinta:

(i) el rescate de Air Europa.

(ii) el proceso de concentración por parte de Iberia.

Sobre el rescate, los problemas de liquidez de Air Europea causados por la Covid-19 justificarían la concesión de ayudas de estado para salvaguardar su supervivencia (siguiendo el marco europeo antes mencionado e incluso las ayudas aprobadas a varias empresas del sector), pero esta ayuda no debiera ser un fin en sí mismo que redujese el precio de adquisición por parte de Iberia (el valor de la transacción ya ha bajado hasta los 500 millones de €).

De hecho, el Gobierno debería poder condicionar algunas de sus decisiones (nombramientos, composición del capital, retribuciones, etc.), de forma similar a lo que ocurre con otras empresas también consideradas estratégicas (e.j. Red Eléctrica). ¿Cómo? A través de la entrada del Estado en el capital de Air Europa (TAP o Alitalia son ejemplos recientes de ello).

Pero otra cuestión es la adquisición de Air Europa por otra compañía: si el Estado apoya a Air Europa con recursos públicos, debería poder recuperar la rentabilidad de su inversión, estableciendo mecanismos para evitar que el rescate beneficie a los nuevos propietarios vía un precio menor de adquisición, o a sus actuales propietarios vía un precio mayor de venta del que hubiera resultado en ausencia de rescate.

Posiblemente, entre todas las posibles, la fusión con Iberia sea la que presente los problemas más serios de competencia por su solapamiento de rutas, cuestión que la Comisión Europea está investigando

Conclusión:

La decisión en el uso del dinero público debe ser doble y secuencial: entrar sí y solo sí es necesario (evitar mantener empresas deficitarias); y, si se decide entrar, acceder a la gestión de la empresa con la finalidad de recuperar la inversión pública, fortalecer la competencia y adquirir compromisos medioambientales. Facilitar fusiones privadas (y anticompetitivas) con dinero público sería un craso error.

Hay 12 comentarios
  • Propugnar la libre competencia inter-empresas y criticar las fusiones (Air Europa/Iberia, Bankia/Caixabank o cualquier otra) en los mercados es un brindis al sol. Los mercados, el capital productivo, y hasta la totalidad de los seres vivos desde los primeros seres unicelulares, no tienden, ni deben tender, de ningún modo a entidades separadas y en competencia externa. Tienden a todo lo contrario, tienden a la concentración en un solo sujeto económico, en cooperación y competencia interna. La teoría económica científica más avanzada (son los beneficios de las economías de escala) lo avala y la evidencia histórica lo demuestra. Y, además, hacer ese brindis por la competencia desde la primera empresa, el Estado, esa empresa que tiene el monopolio absoluto desde hace siglos sobre lo que produce, vende, factura y recauda (obligatoriamente y por la fuerza), no permitiendo competencia alguna sobre sus productos al resto de empresas es beberse el champaña del brindis con el dinero de los incautos y sometidos ‘’competidores’. Saludos,

    • Amén. Allí donde mas competencia se necesita es en los servicios que ofrece el estado. Iberia y Air Europa son granos de arena en un mercado global y tienen todos los números de desaparecer cuando llegue una compañía con mas capacidad.

  • No solo en rutas europa-sudamerica. En todas las rutas internas dentro de España donde compiten Air Europa e Iberia los precios son razonables: Bilbao, Barcelona, Pais Vasco, Galicia, Levante, archipielagos. En donde no existe esa competencia, los precios son inasumibles y el servicio muy deficiente: Donosti o Pamplona, por ejemplo, con precios que a veces suben a 500 o 600 €. Ryanair solo compite en trayectos muy concretos, no en la mayoria de estos trayectos internos.
    Ademas, la fusión supondra la ruina de muchos aeropuertos: Vigo, Coruña, Bilbao, Asturias, por ejemplo, veran reducidas a la mitad sus operaciones, y si no al tiempo. Y Barajas directamente pierde el 90% del uso de la T2 y T3.
    Pero no hay problemas de competencia, no....

    • Estimado Antonio,
      precisamente este es uno de los grandes problemas de esta fusión: la notable reducción de la competencia en muchas rutas. Piense el efecto negativo ya no solo sobre rutas intrapeninsulares, sino aquellas en conexión con Islas, donde la competencia intermodal es reducida (sobre todo en Canarias).

      Competencia, quo vadis?

      Un saludo

      • Estimado Juan Luis
        La base principal del sistema en la totalidad de países, y en la totalidad de la vida y materia, en mi opinión, no es el de la Competencia, sino el de la Concentración del capital, en tendencia hacia un único sujeto económico. Siendo la competencia un factor de interés porque da más productividad e innovación, sin un tamaño suficiente de los sujetos económicos la sociedad no sobreviviría ni a una simple gripe. ¿Se ha da dado cuenta en estos días? Y además esta la necesidad de tamaño humano derivada de las diversas fuerzas de la naturaleza (clima, terremotos, etc...) infinitamente superiores. Esa desigualdad del hombre con una materia con la que ya competimos solo tiene una solución: más escala. Con un solo sujeto económico además la competencia no se pierde sino que se traslada desde el exterior del sujeto hacia su interior. En su mismo estado, el cual ya no compite con el resto de empresas de su país, ¿ud. no compite con los integrantes de su Departamento, Universidad, etc.? ¿Su Universidad no compite con las demás?. En Inditex, u otra multinacional, ¿no compiten entre si sus múltiples empresas del grupo que se dedican a la fabricación del mismo producto ropa? Para terminar, la competencia interna dentro del mismo sujeto da lugar a otro factor decisivo: la cooperación. Se compite si, pero se construyen redes de protección.Esa cooperación es casi nula hoy entre sujetos económicos independientes.Sujetos con capitales, rendimientos e intereses separados.

        • ¿Pero la concentración tiene que hacerse a base de "campeones nacionales"? ¿Necesariamente? Uno de los pilares de la economia de mercado es la competencia. Sin ella, dicha economia de mercado se derrumba por que desaparece el mercado libre. Asi que la tendencia a la concentración es un ataque directo a nuestras economias de mercado.
          Por otra parte, ¿dicha concentración debe ocurrir necesariamente a nivel local?¿No seria tambien una concentración que Air France comprara Air Europa? Al fin y al cabo, casi todos sabemos o creemos que Ibera va a aprovechar esta compra para monopolizar trayectos, mientras que si la compra la hiciera Air France o Lufthansa o cualquier otra aerolinea posiblemente cerraria trayectos no rentables, pero no todos. O quiza ninguno.

          Lo que le intento preguntar es: la concentración que usted postula, ¿ignora las reglas de mercado europeo abierto? Por que existen varias posibilidades de dicha concentración con menos afectación del mercado. Muchas menos.
          ¿No será que es mucho mas facil que esta concentración exista por que la captura de los reguladores es extremadamente facil para grandes empresas, y por tanto siempre existe a nivel local, pero no en mercados mas extensos? ¿No sera el puñetero capitalismo de amiguetes?

  • Estimado Antonio,
    la base del sistema en el que vive la gran mayoría de países, que evita pérdidas de bienestar y apalancamientos del progreso, es la Competencia (entre empresas, entre jurisdicciones, entre Estados, etc.). Sin ella, incluso el Estado (como Vd. comenta), sería un ente aún más monopolístico.

    Un saludo

  • ¿No hay una oficina de defensa de la competencia? ¿Para qué sirve? Por otra parte no entiendo la última moda de tener que rescatar a las empresas privadas que entran en pérdidas. Así es muy fácil ser empresario, ¿no?

    Al final la tendencia a la concentración empresarial, que debería ser modulada por el Estado, resulta que es favorecida por el mismo. No solo en este caso, sino, por ejemplo, en el bancario. Resulta que un problema cuando estalló la crisis financiera era el de que las entidades eran "too big to fail", y ahora vamos a una superconcentración aún mayor.

    Cada vez entiendo menos el papel del Estado en la Economía.

    • Estimado/a Briony,
      como explicamos en el post, las Autoridades de Competencia aún no se han pronunciado sobre este caso. Confiemos en ellas y en la evaluación que realicen sobre aquellas rutas donde, claramente, los consumidores empeoraremos sobremanera.

      Mientras tanto, el rol del Estado debería evitar que eso sucediera. Esperemos acontecimientos....

      Un saludo

      Juan Luis Jiménez

  • Gracias por este artículo. Se echa de menos que se discutan estas fusiones de dudoso interés general.

    Por esa razón, sería deseable que en Nada es Gratis se escriba algo sobre la fusión Caixabank-Bankia. Trae una reducción significativa de competencia, especialmente en cajeros automáticos, que ahora quedan en manos de 3 entidades: Santander, BBVA y La Caixa. Esto supondrá un serio problema para clientes de bancos como ING Direct. Además, La Caixa ya ha anunciado una subida importante de las comisiones para una cuenta online, https://www.caixabank.es/particular/general/nuevocliente_es.html (ya no es gratis con sólo una nómina).

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