El reverdecer de las políticas populistas: el subsidio de 20 céntimos a los combustibles en Canarias

Fuente: pixabay.com

El 01 de abril de 2024 entró en vigor un subsidio de 20 céntimos por litro de combustible consumido en las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro. Esta política pública, aprobada por el Gobierno de Canarias con vigencia hasta el 31 de diciembre del presente año, se activa casualmente justo dos años después de que el Gobierno central la implementase, pero aquella fue como respuesta a la invasión de Ucrania y el consecuente encarecimiento de los productos petrolíferos. En el caso de Canarias, la justificación aparente de tal medida se encuentra en las diferencias de precios de los combustibles en estas tres islas respecto del resto del archipiélago canario, hecho que sucede desde hace ya algunos años y que se sitúan en torno a un 20% superiores.

Aunque los efectos que tuvo este subsidio en España ya fueron descritos en su momento, este post permite no solo recordarlos sino extraer algunas recomendaciones de política que son de interés para mostrar, precisamente, por qué no deben implementarse. En las próximas líneas encontrarán ideas ya analizadas y una intrahistoria (como diría Unamuno) que explica el mal que acecha a las políticas públicas en nuestro país.

¿Por qué es una política populista?

¿Cómo va estar mal que me descuenten dinero? Esta pregunta responde parcialmente a por qué esta es una política populista: la idea es sencilla de entender y, aparentemente, con buenas y justificadas intenciones. El Gobierno interviene para corregir lo que entiende como una situación de desigualdad de unas islas respecto a otras (pagan más caro el combustible), subsidiando con dinero público el consumo de un bien que para muchas familias es necesario (sobre todo en islas con un transporte público que, a buen seguro, tiene menores frecuencias y mayores tiempos de espera).

Pero, como habitualmente exponemos, las políticas se evalúan por sus efectos y no por sus intenciones. Y en este caso, los efectos son muy diferentes de las intenciones. O quizás no (lean hasta el final y se entenderá mejor esta última frase).

¿Por qué es una política pública ineficiente?

Un breve repaso a los argumentos que demuestran que esta medida es ineficiente:

    1. Beneficia a las rentas más altas, pues tienen más probabilidad de tener coche y, además, de que estos consuman más (vea los argumentos de la AIReF al respecto, y este documento de EsadeEcPol).
    2. Es probable que, como pasase en el resto de España, reduzca más la inflación soportada por los hogares más ricos que los más pobres (véase estimaciones del Banco de España).
    3. Se subsidia la contaminación. Sobran explicaciones.
    4. No se garantiza que el dinero público se traslade a los precios finales y, por ende, a los consumidores. Y para el caso de España, más de 700 millones de euros públicos fueron directamente a aumentar los beneficios de las petroleras ya que estas aumentaron precios por el subsidio.
    5. No soluciona el problema de estas islas, que es la falta de competencia minorista en el mercado de hidrocarburos que, en el caso de El Hierro, es monopolio de la empresa DISA.

Por último, un detalle curioso: ¿por qué 20 céntimos? ¿Por qué no 10 o 50? ¿Qué justifica tal cantidad?

Nada es casual: la intrahistoria

Entonces, si la política presenta más efectos negativos (es regresiva, los productores se apropian de parte del subsidio, se contamina más, etc.) que positivos (¿se reducen los precios finales?), y esto es conocido por todos (incluido el Gobierno de Canarias), ¿por qué se implementa? Las explicaciones son dos, y ninguna es buena.

La primera es la idea de la medida populista, con la que se mostraría que el Gobierno ha hecho algo por tratar de solucionar el problema de los mayores precios en esas islas, independientemente del resultado que se obtenga.

La segunda tiene una explicación que se remonta a 2020. En ese año el propio Gobierno de Canarias (en aquella legislatura con otros socios de gobierno, en un pacto entre cuatro) estaba también preocupado por las diferencias de precios, para lo que la oposición planteaba como solución el subsidio directo a las empresas para el transporte de hidrocarburos a estas islas (principalmente a DISA). Una evaluación del mercado, encargada por el Gobierno y realizada por Jordi Perdiguero y un servidor (vea el post que lo resume aquí, y que fue presentado en el propio Parlamento de Canarias), mostró que los precios son mayores debido a la falta de competencia en esas islas y que, si se establecía el subsidio, era muy probable que la empresa (o empresas) se apropiaran de él, sin alcanzar rebajas de precios finales de los hidrocarburos.

Ahora, cuatro años después, el problema de competencia sigue siendo el mismo (si bien ha mejorado algo en La Gomera), pero el nuevo Gobierno decide establecer el subsidio de 20 céntimos, del que todos conocemos que las empresas se pueden apropiar de él. Y probablemente en mayor porcentaje que el 17% estimado para el conjunto de España.

Pero hay un matiz muy relevante: es mejor subsidiar a los consumidores que el subsidio directo al transporte, pues ambos lograrán similares resultados (aumentar los beneficios de las petroleras), pero el primero tiene apariencia de política bienintencionada. Jugada maestra.

El remate: la condición para su extensión en 2025

Pero si lo anterior le parece que es un mal uso del dinero público (al menos los datos así lo confirman) espere a conocer cuál es la cláusula que ha establecido el Gobierno de Canarias para renovar la ayuda en el primer semestre de 2025: que el precio medio global de la venta minorista de combustible en esas tres islas sea superior en 0,20 euros al precio medio global minorista en el resto de islas.

En otras palabras, el propio Gobierno ha establecido un incentivo perverso a las empresas oligopolistas (o monopolista, en el caso de DISA en El Hierro) para la renovación de esta medida, incitándoles a establecer precios superiores a los 20 céntimos para así obtener durante más tiempo ese subsidio encubierto al sector.

Resumen

La política de subsidiar con 20 céntimos el consumo de los combustibles en España generó ineficiencias destacables en el uso del dinero público. Restaurarla en las islas verdes de la Comunidad Autónoma de Canarias para no afrontar el problema de la falta de competencia en el mercado y subsidiar encubiertamente a los productores, supondrá un peor uso del dinero público y un reverdecer de las políticas populistas.

¿Cuál es la moraleja? Que los intereses particulares condicionan las políticas públicas, a pesar de haber sido estas evaluadas negativamente. A mal futuro nos llevan si no hacemos caso de la evidencia empírica.

Hay 2 comentarios
  • Resulta imposible argumentar nada cuando el único interés de la clase política es medrar electoralmente.

    A pesar de que los efectos de esta medida son evidentes, indeseable y regresivos, para llegar a esta conclusión hacen falta al menos cinco minutos de análisis y reflexión, y ese tiempo no lo dedica (ni tiene por qué) ni el 1% de la población.

    La inmensa mayoría de las personas, en casi todos los temas, no dedica (no dedicamos) ni un segundo a entender cada medida concreta que se adopta: la juzgamos sencillamente conforme toque para bien o para mal nuestra fibra sensible (eso que llamamos "corazón").

    El corazón dice que subsidiar el combustible donde es más caro es una medida muy justa. Eso da votos. No hay nada más que decir. Todo desarrollo razonado que contradiga al corazón suena al elector a jerga técnica de la que conviene desconfiar o, en el mejor de los casos, escuchar respetuosamente para olvidarla un minuto después.

    No se vota con la cabeza, sino con el corazón. Y eso es lo que guía (el interés de comprar el corazón de sus votantes, para así perpetuarse en el cargo) al político medio cuando toma sus decisiones.

    • Estimado José,
      por desgracia (por lo que su comentario implica), estoy absolutamente de acuerdo con su argumentación. Pero, a pesar de ello, seguiremos trabajando para aportar argumentos válidos que mejoren el debate y la información recibida por ese 1%. O, al menos, para que hacer malas políticas no salga del todo gratis a quienes las aplican.

      Un saludo

      Juan Luis Jiménez

Los comentarios están cerrados.