2020 será recordado como un año en el que vivimos muy peligrosamente y morimos más de lo que lo hicimos en cualesquiera otros días de nuestra vida. Muchos de nosotros hemos sufrido dolorosas pérdidas de familiares, amigos y colegas. Y la profesión de economistas, por causas varias, no ha sido inmune al exceso de mortalidad.
En NeG intentamos rememorar a todos los economistas que nos dejan publicando semblanzas que recojan sus principales contribuciones, aptitudes y actitudes. Por ejemplo, este año lo hemos hecho con Juan Carlos García-Bermejo, querido amigo de muchos de nosotros, y con Alberto Alesina. Pero, lamentablemente, no han sido los únicos que se fueron y no hemos podido cumplir con esta tarea en todos los casos (por razones que no vienen al caso). Por otra parte, en muchas ocasiones han aparecido obituarios tan magníficamente escritos que quedada poco por aportar.
No obstante, con esta entrada queremos recordar in memoriam a algunos de ellos, indicando, en vínculos, lecturas para iniciar en sus obras a los que no las conocen. DEP.
Emmanuele Farhi. Era claramente el macroeconomista más destacado de su generación y a su corta edad (41 años) ya había recibido numerosos reconocimientos y premios a la investigación por sus contribuciones a la Macroeconomía, Finanzas Internacionales y a la Economía Pública. Jean Tirole, Premio Nobel de Economía, dice de él (aquí) que estaba en camino de conseguir ese mismo premio y que su trabajo tenía un único propósito: contribuir al bien común mejorando las políticas económicas. Por como se dice y quién lo dice resulta evidente que la pérdida de Emmanuele ralentizará el progreso de la Macroeconomía.
Thomas Laubach. Desarrolló su carrera profesional siendo investigador y asesor económico en varios organismos económicos (entre ellos el Board of Governors de la Federal Reserve y la OCDE). Al mismo tiempo, ocupó posiciones académicas y mantuvo ese difícil equilibrio entre ser respetado académicamente y traer rigor al diseño y la formulación de las políticas económicas. En su obituario, Volker Wieland, destaca sus contribuciones a la comprensión y estimación de la tasa natural de interés, la política monetaria y la deuda pública, aparte de otras a importantes debates recientes sobre políticas macroeconómicas. En un mundo donde ha resucitado el “estancamiento secular”, se echarán mucho de menos las aportaciones que habría podido realizar sobre este nuevo régimen macroeconómico.
Ed Lazear. Uno de los economistas laborales más famosos. Se le atribuye haber sido el fundador de una rama de la Economía, Personnel Economics, esto es, la utilización del análisis y la evidencia empírica de la Economía Laboral para la gestión de los recursos humanos y el diseño de incentivos en las organizaciones y las empresas. También hizo importantes contribuciones en los campos de la Economía de la Educación, el análisis de la inmigración, la productividad y el emprendimiento empresarial. Su estilo destacaba por la simplicidad de planteamientos que, a pesar de ello, dieron lugar a importantes debates sobre numerosas teorías económicas. Bien conocidas son por ejemplo, su crítica a los salarios de eficiencia basada en la posibilidad de establecer “fianzas” relativas al comportamiento (bonding) o a la relevancia de los costes de despido cuando los salarios son flexibles y pueden acordarse en función de otros términos del contrato de empleo.
Assar Lindbeck. Uno de los grandes popes de la ciencia económica en la Europa del siglo XX. No solo fue un investigador y profesor de Economía destacado en los campos de la Macroeconomía, la Economía Laboral y la Economía Pública sino que también fue un emprendedor de la investigación e impulsor de varios centros de investigación de prestigio internacional. Por ejemplo, el Institute for International Economic Studies de la Universidad de Estocolmo le debe mucho de su actual liderazgo en la investigación económica en Europa. También es probable que el Premio Nobel de Economía (propiamente, el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel) no hubiera tenido el éxito y la trayectoria que ahora se le reconoce sin su participación en el comité de selección de los premiados. También fue excepcionalmente influyente a la hora de imbuir a la socialdemocracia sueca de principios económicos básicos que fundamentan buena parte de los logros de sus políticas económicas y sociales. Su visión sobre lo que la ciencia económica puede y debe aportar debería ser lectura obligatoria en todos los cursos de introducción a la Economía.
Finis Welch. Otro economista laboral muy destacado, principalmente por sus contribuciones empíricas al análisis del mercado laboral y, en particular, de la estructura salarial y de la desigualdades económicas. La introducción de uno de sus artículos (In Defense of Inequality) es, en mi opinión, una de las que han sido escritas mejor y resultan más inspiradoras de toda la literatura económica. Su pasión por el análisis de datos queda ejemplificada en su labor fundamental en el desarrollo del programa econométrico STATA que tantos y tantos economistas laborales utilizaron (y todavía algunos siguen utilizando).
La lista no es, lamentablemente, ni mucho menos completa. Está además sesgada: todos son varones (aunque hay excusas: los varones morimos más y la profesión económica ha estado demasiado masculinizada) y todos son reconocidos por sus contribuciones a la Macroeconomía o a la Economía Laboral, áreas de conocimiento más cercanas a mis intereses y, por tanto, con mayor influencia sobre mí.
Animamos a nuestros lectores a que utilicen los comentarios para añadir otros nombres y, así, rendirles el homenaje que merecen.
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Copio a continuación la contribución de Luis Rodrigo Izquierdo Millán (Universidad de Burgos)
Con una enorme tristeza, comento que este año también falleció Bill Sandholm, autor del libro más completo y avanzado sobre Teoría de Juegos Evolutiva moderna: “Population Games and Evolutionary Dynamics”. Hasta la llegada de este libro, en Teoría de Juegos Evolutiva existía una clara división entre modelos estocásticos (que usan como primitiva el comportamiento individual de cada agente) y modelos deterministas (que son modelos agregados, poblacionales, tales como la dinámica del replicador). Estos dos tipos de modelos venían siendo analizados usando técnicas completamente diferentes por distintos grupos de investigadores que no interaccionaban apenas entre ellos. Hasta la llegada del libro de Bill, la Teoría de Juegos Evolutiva era percibida por muchos como una colección de modelos dispares, difíciles de comparar, y de dudosa utilidad práctica.
En su libro, Bill fue capaz de unificar el campo estableciendo un vínculo formal, nítido y exquisitamente riguroso entre los modelos estocásticos (microfundamentados usando el concepto de “protocolo de revisión”) y los modelos deterministas (que aparecen en este marco como aproximaciones al comportamiento de los modelos estocásticos cuando la población es suficientemente grande, y/o el horizonte temporal es suficientemente largo, y/o el ruido es suficientemente pequeño). Cada una de estas aproximaciones –que aparecen como límites en el tamaño de población, tiempo y/o ruido, y donde el orden en que se toman estos límites es importante– es especialmente relevante para un determinado propósito. Este marco unificador permitió que el campo comenzara a avanzar de forma mucho más coherente y rigurosa, y que multitud de aplicaciones comenzaran a florecer en numerosas disciplinas además de en Economía (e.g. en Ingeniería y en Ciencias de la Computación).
Además de ser un genio, Bill era tremendamente generoso, paciente y amable. Para todos sus estudiantes, y para todos los que hemos tenido la enorme suerte de poder trabajar con él, Bill era una fuente de inspiración y motivación impresionante. Pese a que su talento e inteligencia estaba a años luz de la mayoría de nosotros, Bill siempre encontraba tiempo para escucharnos con gran interés (independientemente de la disciplina de la que viniésemos), y siempre fue capaz de sacar lo mejor de cada uno de nosotros.
Somos cientos o miles los académicos que hemos llorado su pérdida este año.
La trayectoria profesional de Bill puede consultarse en: https://link.springer.com/article/10.1007/s00182-020-00732-2
In Memoriam: https://econ.wisc.edu/2020/07/10/in-memoriam/
Hay 1 comentarios
En 2020 tambien Gary Chamberlain. Entre la lista de 2020 y que el año pasado murieron Alan Krueger, Martin Feldstein, Martin Weitzman y Harold Demsetz, parece que son malos tiempos para la profesión y especialmente aciagos para el Departamento e Economía de Harvard.
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