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Recomendaciones (o no) de lectura: pretensiones sin fundamentos (y II)

Esta es la segunda parte de mi reseña del libro Macroeconomics de William Mitchell, Randall Wray y Martin Watts (MWW), iniciada aquí. ¿Proporcionan MWW fundamentos teóricos y empíricos rigurosos a las pretensiones de omnisciencia y omnipotencia que reclaman para sí los partidarios de la Teoría Monetaria Moderna (MMT)? ¿Hay en esta obra alguna contribución fundamental que nos obligue a repensar la Macroeconomía convencional? Aquí, las respuestas a estas dos preguntas son rotundamente negativas.

 

Acción política, movimiento social…

MMT se ha convertido, principalmente, en un programa de acción política para movilizar la audiencia electoral en favor de determinadas propuestas de gasto público (por ejemplo, en Estados Unidos: salud pública para todos e inversiones contra el cambio climático). A ello, no hay nada que objetar. De hecho, como Marcel y yo hemos reconocido en el caso del Green New Deal, creo que son muy necesarias. Cuando es evidente que la cuantía y, sobre todo, la composición del gasto público no se deciden por criterios exclusivamente guiados por el bienestar social, hay que insistir en que todo programa de gasto público pase el filtro de la evaluación de sus efectos sobre la eficiencia y la equidad.

Tampoco hay nada que objetar a la idea de que la política fiscal se puede y se debe utilizar como mecanismo de estabilización macroeconómica, esto es, para regular el gasto agregado y suavizar las fluctuaciones económicas en el corto plazo, y como instrumento para promover inversiones en capital humano, físico y tecnológico que aumenten el crecimiento potencial en el largo plazo. Consideraciones de Economía Política pueden plantear dudas sobre la eficacia de estas actuaciones gubernamentales pero es evidente que, en muchos casos, son imprescindibles.

pero ni teoría,…

Contemplada como teoría económica, MMT tiene muchas y grandes lagunas. Partiendo de una descripción de las operaciones monetarias que pueden darse en una economía con dinero fiduciario y soberanía monetaria, MMT pretende demostrar que la política fiscal, no limitada por restricciones financieras, puede alcanzar siempre el pleno empleo y la estabilidad de precios (figura 6.4, pag. 89) mientras que la concepción ortodoxa de dicha política, sometida a una restricción presupuestaria del Gobierno, está abocada a producir austeridad y paro (figura 6.5, pag. 90).

Sin embargo, en la "demostración" de MWW algunos protagonistas importantes están totalmente ausentes. Por ejemplo, apelando a que en macro solo hace falta mirar a los agregados (una malinterpretación grosera de la falacia de la composición), no se consideran las decisiones del sector privado (familias y empresas) ni cómo estas pueden responder a las actuaciones gubernamentales. Otras decisiones importantes también se ignoran. Una es la determinación de los precios de bienes y servicios (que se suponen constantes en el “rango normal” de actividad económica) y de los precios de los activos financieros (a pesar del énfasis en la importancia de las relaciones entre la riqueza financiera de los sectores institucionales de la economía). Tampoco las expectativas de dichos agentes se consideran relevantes, ahora con la excusa de que estamos en un mundo de incertidumbre en el que no es posible asignar distribuciones de probabilidad a eventos futuros (el sentido que Frank Knight le atribuyó a ese término). Otra relación ignorada es la existente entre variables financieras y recursos reales disponibles para la producción, que se consideran predeterminados. Finalmente, tampoco hay ninguna relación dinámica que se considere importante, de manera que las actuaciones del Gobierno tienen un impacto poco significativo sobre los recursos reales que estarán disponibles para la producción de bienes y servicios en el futuro.

En definitiva, MMT se reduce a una “Macroeconomía” sin sector privado, sin precios, sin expectativas y sin dinámica que desprecia todas aquellas razones por las que las actuaciones del Gobierno pueden tener efectos contraproducentes. Además, también se ignoran restricciones importantes de Economía Política. Un conjunto de proposiciones que se limita a asumir acríticamente su certeza y su éxito como fundamentación de las políticas económicas, no puede considerarse una teoría.

ni monetaria,…

Tal y como se presenta por MWW, MMT es básicamente el post-keynesianismo de siempre adornado con una descripción de operaciones monetarias en economías con dinero fiduciario. Frente a la macroeconomía tradicional en la que el proceso de creación de dinero se suponía el resultado de las actuaciones del banco central y de la concesión de crédito por los bancos comerciales limitada por sus depósitos (fondos prestables, multiplicador monetario), MMT presenta una visión en la que los bancos eran dinero concediendo crédito de manera discrecional y, en Macroeconomics de MWW, sin limitaciones de regulación financiera o supervisión bancaria.

Que el dinero fiduciario y la concesión de crédito por los bancos altera la forma de concebir el proceso de creación de dinero es incontrovertido. Sin embargo, para entender la relevancia de ello hay que ir algo más allá de la Contabilidad Nacional (con pretensiones de sofisticación) y darle a ese proceso algún contenido económico. En Macroeconomics de MWW no hay indicios de ese tipo de análisis. Incluso por lo que respecta a la descripción de qué es el dinero y qué hacen los bancos, hay lecturas alternativas mucho más didácticas y relevantes (por ejemplo, esto y esto, que han estado en la lista de lecturas de mi curso de macro avanzada durante el último lustro).

Mención aparte merece el programa de empleo garantizado que en MMT cumple dos funciones fundamentales: garante del pleno empleo cubriendo la falta de demanda de trabajo del sector privado y ancla nominal que permite al gobierno controlar salarios, precios e inflación alterando el salario de los empleados públicos en función de la inflación. En Macroeoconomics de MWW ello se presenta como un avance progresista frente a la prescripción de controlar la inflación por el desempleo que se atribuye a la macro ortodoxa (otra malinterpretación grosera, esta vez de la curva de Phillips). Sin embargo, cualquiera que conozca la complejidad del mercado de trabajo, aunque sea solo superficialmente, reconocerá inmediatamente que, tal y como se presenta por MMT, el programa de empleo garantizado es completamente inviable.

Una (no) teoría que simplemente describe operaciones monetarias sin indagar en sus consecuencias sobre las decisiones de los agentes ni en la transmisión de los impulsos monetarios y que delega el anclaje nominal de la economía a un programa inviable de empleo garantizado, no contribuye de ninguna manera al avance de la Economía Monetaria.

ni mucho menos moderna

El origen de la parte monetaria de MMT se remonta al chartalismo de Knapp (1905). La macro que hay en ella es, básicamente, Keynes (1936). Y la idea de utilizar la política fiscal y un programa de empleo garantizado como instrumentos fundamentales para alcanzar el pleno empleo son de Lerner (1943) y Lord Beveridge (1944).  Calificar a esta (no) teoría como moderna o hacerlo de su parte monetaria es una broma de insiders, que, como apunta Sebastián Edwards, se refiere a la afirmación de Keynes (aquí, pag. 4) según la cual “durante al menos los últimos 4.000 años el dinero ha sido una criatura del Estado”.

Menos broma es que MWW no tengan en cuenta lo mucho que realmente se ha investigado y publicado sobre la coordinación y las interacciones entre políticas fiscal y monetaria durante las ultimas décadas; o que pretendan descubrir la importancia de la concesión de crédito bancario en la creación de dinero ignorando (o despreciando) que a esa cuestión se le empezó a prestar atención en la macro convencional hace más de tres décadas al menos (hasta yo mismo dirigí una tesis doctoral sobre el papel del crédito bancario en la transmisión de la política monetaria hace ya más de tres lustros).

En conclusión, en ninguno de sus sentidos, tampoco el tercer vocablo de su nombre hace justicia a lo que MMT realmente es.

 

Soy consciente de que la respuesta de los partidarios de la MMT a esta reseña será la habitual: “No has entendido nada y no conoces toda la MMT” (algún comentario no publicado en este sentido ya hubo en reacción a la primera parte). Dudo mucho que las lagunas aquí descritas  (que, por otra parte, tampoco todas ellas han sido totalmente resueltas por otros enfoques metodológicos) hayan sido cubiertas por partidarios de la MMT, al menos en formulaciones académicas que cumplan con los requisitos que se piden a contribuciones de carácter científico. Por si acaso, seguiré buscándolas. Lo que sí puedo certificar es que en Macroeconomics de MWW no están.