¡La NAIRU ha muerto! ¡Larga vida a la NAIRU!

Hace unos tres meses dediqué una entrada a reflexionar sobre la utilidad del paradigma dominante con el que los macroeconomistas, analistas económicos y responsables de las políticas macroeconómicas afrontan el análisis de la relación entre las fluctuaciones de la actividad económica (PIB, empleo, desempleo) e inflación (de precios y de salarios). Se trata de la teoría de la tasa de desempleo de equilibrio (Non-Accelerating Inflation Rate of UnemploymentNAIRU-), según la cual la inflación sube (baja) si la tasa de desempleo es menor (mayor)  que la NAIRU.

El pasado fin de semana en el congreso anual de las “Asociaciones Aliadas de Ciencias Sociales” (ASSA meetings) en Filadelfia tuvo lugar una sesión en la que Robert Hall y Tom Sargent, Greg Mankiw y Ricardo Reis, y Olivier Blanchard presentaron sus puntos de vista sobre si dicho paradigma sigue siendo útil (con comentarios de Stanley Fischer, Emi Nakamura y Larry Summers, respectivamente).

Organizada para celebrar el 50 aniversario de la Presidential Address de Milton Friedman a la American Economic Association (AEA), esta sesión resultó además ser bastante oportuna por otras dos razones. Una es que como mencioné en mi entrada anterior, la utilidad de la NAIRU para el análisis de la inflación está en entredicho. La segunda es que hay ciertas demandas de reformulación de la macroeconomía para incorporar utilizar enfoques menos hegemónicos y más pluralistas que no dependan tanto de teorías convencionales. Y estas no son cuestiones solo de relevancia académica. Sus consecuencias para la formulación de las políticas macroeconómicas son fundamentales. Por ejemplo, la NAIRU es uno los principales ingredientes de las evaluaciones de desequilibrio fiscal y sostenibilidad de la deuda y de las decisiones de política monetaria.

Lo que sigue es un breve resumen de esa sesión (en mi interpretación algo impedida por un fuerte resfriado causado por un viaje complicado a un lugar inhóspito, especialmente en enero).

El legado…

La mayor parte de la sesión estuvo dedicada a glosar las contribuciones a la macroeconomía de Milton Friedman, el padre intelectual de la NAIRU. Hubo pocas dudas de que su Presidential Address ha sido la más influyente en la larga historia de la AEA. En un solo discurso, publicado posteriormente en 17 páginas, creó las bases de la macroeconomía moderna con dos ideas fundamentales: i) la existencia de un equilibrio de largo plazo hacia el cual la economía converge, y ii) la importancia de las expectativas en el análisis económico.

Frente al desprecio de John Maynard Keynes por el comportamiento de la economía en el largo plazo (“cuando todos estaremos muertos”), Milton Friedman sembró la semilla para la construcción de modelos macroeconómicos dinámicos en los que el tiempo importa, porque la transmisión de las perturbaciones económicas y los ajustes que provocan dependen del horizonte temporal considerado. Sin una idea de cómo se comporta la economía en el largo plazo, difícilmente podemos entender cómo se ajusta en el corto. O como decía el gran (aunque peculiar) “filósofo” estadounidense, Yogi Berra: “Si no sabes adónde vas, puedes acabar en cualquier otro sitio”

Y una vez que el tiempo es un protagonista importante del análisis económico, las expectativas de los agentes sobre qué ocurrirá en el futuro se convierten en un factor fundamental de las decisiones económicas. Podemos discutir si los agentes económicos son más o menos “miopes” (hasta qué punto tienen en cuenta el futuro para tomar sus decisiones) o cómo forman sus expectativas (adaptativas, racionales, con aprendizaje, con despreocupación racional). Pero lo que no es admisible es realizar análisis económico sin tener en cuenta que las personas toman decisiones mirando de alguna manera hacia el futuro (una omisión presente en la economía keynesiana tradicional y en buena parte de la economía postkeynesiana actual).

y la revolución

Donde no hubo tanto consenso fue en dos cuestiones fundamentales. Una es qué determina el equilibrio de largo plazo y hasta qué punto podemos seguir considerando que es independiente de la política monetaria. Otra es si la curva de Phillips tradicional, o sus versiones más modernas, siguen siendo útiles para entender el proceso de ajuste entre el corto y el largo plazo.

Sobre ambas cuestiones, fue la presentación de Olivier Blanchard (basada en su artículo “Should we reject the natural rate hypothesis?”) la que proporcionó más “food for thought”. Acerca de la independencia de la política monetaria y el equilibrio de largo plazo, su argumento puede resumirse en dos afirmaciones: i) la cuestión no es si la política monetaria tiene efectos de largo plazo, que los tiene en cualquier modelo macro con acumulación de capital físico y/o humano, sino si dichos efectos son persistentes y de magnitud considerable, y ii) la experiencia reciente sobre la recuperación tras la Gran Depresión, sugiere que la permanencia en el tiempo de los efectos de perturbaciones económicas y financieras es ahora mayor y viene determinada en buena parte por las instituciones laborales. A este respecto el gráfico siguiente, que muestra que ni la economía estadounidense ni la de la zona del euro han recuperado todavía las sendas derivadas del crecimiento proyectado antes de la crisis, es bastante ilustrativo:

En cuanto a la utilidad de la curva de Phillips en sus diferentes manifestaciones, su evaluación fue algo ambigua. Por una parte, defendió que no cabe duda de que en mercados laborales con una mayor ratio de puestos de trabajo vacantes/trabajadores desempleados (tighness), los salarios deben acabar subiendo. Por otra, reconoció que para hacer compatible la curva de Phillips con los datos recientes de desempleo e inflación, uno tiene que permitir cambios en las estimaciones de los parámetros de dicha curva y fluctuaciones de la NAIRU que parecen poco plausibles. Como sugieren estudios recientes, el impacto del desempleo sobre la inflación se ha hecho cada vez menos significativo, estadística y económicamente, y como muestra el siguiente gráfico, el efecto estimado de la inflación pasada sobre la inflación presente ha realizado un "viaje de ida y vuelta" poco comprensible:

En definitiva, hay pocas preguntas en Economía que tengan una respuesta categórica. Y a pesar de que Olivier no es de los que se hacen preguntas para no responderlas, en esta ocasión su conclusión sobre el estado de la NAIRU quedó en suspenso. Su respuesta a la pregunta del título de su artículo no fue “yes, but…”, ni tampoco “no, although…” , sino alguna combinación lineal de ambas con pesos relativos por descubrir.

En sus comentarios al trabajo de Olivier, Larry Summers fue “algo” más rotundo. En primer lugar, se declaró firme creyente en histéresis, es decir, en mecanismos que hacen que lo que ocurre en el corto plazo tenga consecuencias significativas en el largo plazo. En segundo lugar, reafirmó sus posiciones a favor de la hipótesis del estancamiento secular y afirmó que, en un contexto de bajos tipos de interés, la baja inflación tiene efectos negativos sobre el PIB y el empleo. En tercer lugar, conjeturó que hay una relación negativa entre el nivel del PIB y su volatilidad. Concluyó que, con estas premisas, la política monetaria tiene efectos significativos en el largo plazo, incluso cuando es anticipada. Finalmente, y algo contradictoriamente, cuestionó que el concepto de dinero sea de utilidad cuando no existe deuda del Gobierno a tipo de interés de cero que el propio Gobierno pueda controlar. Un corolario de esta proposición es que en los modelos macroeconómicos al uso el nivel de equilibrio de los precios no está determinado. Y sin una teoría que determine este equilibrio, no podemos saber si la política monetaria tiene efectos reales en el largo plazo.

Estando convencido de que los sucesos recientes asociados a la Gran Recesión y a la crisis de la deuda europea tendrán consecuencias de muy largo plazo, tiendo a compartir algunas de las observaciones de Larry Summers. En las presentaciones sobre estancamiento secular que he realizado durante los últimos meses he utilizado, en parte como broma, el símil con la declaración de Fernando Trueba cuando recibió el Oscar, confesando que: “Me gustaría creer en Dios..., pero solo creo en… Larry Summers”. No obstante, también tengo que reconocer que, en mi caso, con la edad, el escepticismo crece (en todos los ámbitos).

Hay 13 comentarios
  • Poco aclara el artículo sobre la cuestión que plantea y, al igual que Larry Summers, se queda con la tela cortada y hace afirmaciones obvias hasta para un 'ciego en economía'.
    Plantean las mismas hipótesis que nos han traído la Gran Recesión y se quedan tan anchos.
    Por supuesto, no podía faltar la referencia a la 'bestia negra' de la escuela neoclásica en cualquiera de sus versiones: 'la experiencia reciente sobre la recuperación tras la Gran Depresión, sugiere que la permanencia en el tiempo de los efectos de perturbaciones económicas y financieras es ahora mayor y viene determinada en buena parte por las instituciones laborales. ' (sic)

    • Gracias por el comentario, aunque no es más que un conjunto de expresiones imprecisas y gratuitas. Expresiones tales como
      “hace afirmaciones obvias hasta para un ciego en economía”
      “plantean las mismas hipótesis que nos han traído la Gran Depresión
      “bestia negra de la escuela neoclásica”
      no constituyen un buen punto de partida para debatir sobre las cuestiones que se plantean en la entrada.
      Si de verdad quiere entablar con los lectores de NeG y conmigo un diálogo inteligente sobre esas cuestiones, tendrá que ser más preciso (y utilizar un tono diferente).

  • Hola, en relación con:

    "ii) la experiencia reciente sobre la recuperación tras la Gran Depresión, sugiere que la permanencia en el tiempo de los efectos de perturbaciones económicas y financieras es ahora mayor y viene determinada en buena parte por las instituciones laborales."

    Conozco un poco el trabajo de Blanchard y Summers sobre la persistencia de los efectos de la Gran Recesión, pero me gustaría conocer algún detalle más sobre lo de las instituciones laborales (esa bestia negra 😉 )

    Del gráfico no me parece obvio que se deduzca que hay más persistencia de la brecha en la zona Euro que en EEUU, teniendo en cuenta que la primera sufrió la crisis del euro de 2011 y EEUU no.

    • Samuel,
      Gracias por el comentario. Yo también hubiera apreciado que OB hubiera sido más explícito en su presentación sobre como las instituciones laborales han afectado a la permanencia en el tiempo de las perturbaciones que causaron la Gran Depresión. En el paper, no obstante, dedica el apartado 4 a revisar brevemente la evidencia empírica disponible y concluye que:
      “Of the microeconomic channels potentially behind high persistence, the most persuasive one appears to be that high unemployment leads some workers to be less employable or to give up on looking for jobs, increasing unemployment or reducing the labor force, and by implication, leading to a persistent effect on potential output.”
      Si tuviera razón, entonces instituciones laborales como el sistema de prestaciones por desempleo, la negociación colectiva o la legislación sobre protección al empleo, en la medida en que afecten al nivel y a la duración del desempleo, serían factores relevantes que explicarían esa permanencia.
      En cuanto a que
      “Del gráfico no me parece obvio que se deduzca que hay más persistencia de la brecha en la zona Euro que en EEUU, teniendo en cuenta que la primera sufrió la crisis del euro de 2011 y EEUU no.”
      dos observaciones:
      1. Sí parece que la brecha es mayor en el caso de la zona del euro (casi 2 pp) que en USA (alrededor de 1,5 pp). Unas pocas décimas de difierencia persistente en el tiempo suponen una gran diferencia.
      2. En cualquier caso, los datos para la zona del euro resultan de la agregación de países con mercados de trabajo muy distintos. Cuando se desagrega por país, la importancia de los efectos de las instituciones laborales es más evidente.
      Saludos.

  • Muchas gracias por el comentario (tiene suerte de poder asistir a ese tipo de reuniones: pagaría gustoso con un resfriado).

    Creo que caricaturiza un poco innecesariamente la postura de Keynes. No creo que "despreciara" el largo, pero en aquel contexto económico (crisis de 1929) sí era necesario subrarayar que atender solo al largo plazo, no procuraba solución a muchos individuos. Otra cosa son las interpretaciones que de Keynes se han hecho con posterioridad.

    También me ha llamado la atención la frase "...hay ciertas demandas de reformulación de la macroeconomía para incorporar utilizar enfoques menos hegemónicos y más pluralistas que no dependan tanto de teorías convencionales". No parece atender al criterio básico por el que las hipótesis y teorías que conforman una disciplina son (o no) válidos.

    • Akira,
      Muchas gracias por sus comentarios. No tengo ni argumentos ni nueva información para participar en una discusión sobre lo que “Keynes quería y no quería decir”. Puede que me haya excedido en el uso del verbo “despreciar”, pero no era mi intención caricaturizar el pensamiento de JMK.

      Sobre la frase acerca de la reformulación de la macroeconomía, hay que entenderla en un contexto en el que se buscan formas alternativas de estudiar la macroeconomía por la insatisfacción relativa a la utilidad de los modelos convencionales a la hora de formular políticas económicas durante la pasada crisis. Como ejemplo de dichas demandas, le remito a:
      https://www.rebuildingmacroeconomics.ac.uk
      Saludos.

  • El artículo es una delicia, muy interesante. No creo que ningún economista niegue la importancia del largo plazo, e incluso diría que la mayoría creen también en la histéresis. ¿Sabremos encajar alguna vez de manera coherente el dinero en el corto y el largo? Es muy difícil, y como dices, las respuestas rotundas en economía son muy raras.

    Ahora, se me hace un poco difícil "creer en Larry Summers". No porque no sea brillante, sino porque representa todos los vicios de la profesión que más de una vez se han resaltado en esta blog. Es un campeón en lo de lanzarse a aconsejar fuera de su especialización, y un maestro en mezclar ideología con economía en su vida pública, aparte de ser completamente irrespetuoso con las ideas ajenas que no le gustan.. No estaría mal que Jesús Gonzalo contara alguna vez en el blog su entrevista con este señor para harvard. Quizá en saraos de la profesión cambie su actitud, pero no puedo con él!

    https://www.theatlantic.com/business/archive/2013/09/the-comprehensive-case-against-larry-summers/279651/

  • Gracias por la entrada. Es un tema muy interesante y el puzzle de la relación (¿perdida?) entre desempleo/inflación de máximo interés, también para el diseño de la política económica.

    En este sentido me hubiese gustado que desarrollase lo que apunta en la introducción: el papel relevante que tiene el cálculo de la NAI(W)RU en las reglas fiscales europeas.

    Si las mentes más preclaras en estos temas no saben si la NAIRU está viva o muerta, ¿qué demonios pinta en nuestra Constitución, a través de la metodología para el cálculo del saldo estructural?

    Un último comentario: parece claro el fenómeno de hysteresis en nuestro mercado laboral, pero una NAIRU (15,7 % EU COM),tan cercana al paro observado,(16.4% EPA Q3) y con cierta prociclicidad, algo parece fallar ahí, ¿no cree?

    • Jorge,
      Gracias por el comentario y por las preguntas. Junto a la dificultad teórica de definir con precisión la NAIRU, están las dificultades empíricas para su medición. Se utiliza como referencia de equilibrio de largo plazo y, por ello, para estimar el saldo fiscal estructural a falta de mejor alternativa. Por tanto, hay dos cuestiones a dilucidar. Una es si necesitamos una referencia de equilibrio a largo plazo para estimar equilibrios estructurales (fiscales o de otro tipo). Otra es si podemos hacerlo mejor que como se hace ahora. Mis repuestas son, respectivamente, sí y sí.
      En cuanto a la histéresis y el valor de la NAIRU en la economía española, mi impresión es que, independientemente de las estimaciones al uso, estamos todavía muy lejos de cerrar "el exceso de desempleo" generado por la crisis y por un mercado de trabajo disfuncional.
      Saludos.

  • Me encanta leer a economistas escépticos, los dogmáticos me hartaron hace décadas. Hay mucho y muy interesante debate posible tras este artículo.

    Respecto al estancamiento secular que Wiki define como: "Secular stagnation refers to "a condition of negligible or no economic growth in a market-based economy"... ¿ De verdad alguien puede creer hoy que la economía real no crece ? ¿ De verdad es necesario enfrascarse en los fríos datos y olvidar lo que éramos hace 20 años ? ¿ Tan fácil olvidamos ? ¿ No estaremos simplemente malinterpretando los datos ? Cierra el Excel y recuerda detalles de 1997...

    En mi opinión ( mía y solo mía ) sería mejor estudiar cómo medimos lo real por si estamos haciendo alguna trastada datística porque lo real lo recuerdo y, claramente, estamos creciendo a marchas forzadas.
    Creo.

    • Pablo,
      Gracias por el comentario. La resurrección de la hipótesis del estancamiento secular se refiere a las perspectivas de crecimiento de las economías desarrolladas en las próximas décadas, no al crecimiento observado desde 1990. Por eso, dos o tres observaciones de crecimiento positivo en los últimos años pueden no ser suficientes para rechazarla.
      Saludos.

  • De todo lo que he estudiado en Economía, me queda la percepción de que el impacto de la tecnología no está estudiado, no lo suficiente. Porque ¿cómo es posible que aumente la deuda púbica en cantidades industriales, se crezca al X% y la inflación no aumente?. Si hubiera dicho esto cuando me examiné de las cuatro asignaturas de macroeconomía me suspenden. Y tengo la intuición, seguramente errónea, que la tecnología es la que lo permite. El concepto del NAIRU ya no es entendible con los supuestos que estudíabamos.

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