¿Qué características tiene la crisis del COVID-19? ¿Cuáles deberían ser los objetivos de las políticas económicas en esta fase de la crisis? ¿Cómo afrontar los retos económicos y sociales derivados de la pandemia? ¿Qué restricciones han de tenerse en cuenta y en qué medida países desarrollados y países en vías de desarrollo difieren en sus capacidades de respuesta a la crisis?
El pasado miércoles tuve la oportunidad y el privilegio de conversar sobre estas cuestiones con Ana Revenga, Toni Roldán y la audiencia del webinar semanal de ESADE.
Algunas conclusiones del webinar:
Estamos en una situación muy incierta, pero la fase de transición será larga, gradual, no-lineal y desigual en el espacio y en el tiempo. En estas condiciones, una primera recomendación de política económica es no aumentar la incertidumbre. En el plano sanitario, ello exige más tests y estrategias mejor diseñadas. En el plano económico, se trata de actuar con inmediatez y eficacia.
Los objetivos prioritarios de políticas económicas deberían ser proteger las rentas de las familias y asegurar la supervivencia de las empresas.
Las medidas de política económica deben ser generales, transparentes, flexibles, contingentes.
La crisis del COVID19 aumenta las desigualdades. En el futuro habrá que repensar cómo redistribuir los costes.
Para ello, programas de amplio espectro de transferencias de renta a las familias y
Países en vías de desarrollo se enfrentan en condiciones diferentes a la crisis del COVID-19 pero los recursos fiscales disponibles no tienen por qué constituir la principal restricción.
La financiación de las medidas necesariamente pasa por aumento del deficit y de la deuda públicas. Los retos a este respecto son garantizar la sostenibilidad de la deuda y diseñar un plan futuro para revertir el aumento del endeudamiento cuando se recupere la actividad económica.
No habrá "desglobalización" pero sí mayor preocupación por "la resiliencia".
(A título personal: si vas a participar en un webinar, cuida la iluminación y mira a la cámara).