Este artículo fue publicado originalmente en La Vanguardia
Las perspectivas económicas para España y Catalunya el año que viene son bastante positivas, aunque existen riesgos importantes. La recuperación es fuerte y los desequilibrios están cayendo; por lo tanto, vamos mucho mejor. Incluso la desigualdad disminuirá, aunque, desgraciadamente, no lo suficiente como uno desearía. Pero hay problemas a medio y largo plazo: incertidumbres sobre crecimiento fuerte continuado (no simplemente recuperación fuerte), desigualdad estructural, pensiones y sistema de bienestar potencialmente insostenibles. Todo esto sólo lo podemos superar si aumenta nuestra productividad de forma substancial, y para ello necesitamos mejor gestión (no sólo mayores recursos) en la educación e investigación, y reformas en los mercados de productos y servicios.
España está creciendo al 3% en el 2016 y se espera como mínimo un 2% para el próximo año (por ejemplo, en la encuesta del The Economist, la proyección mínima para el 2017 es del 2% y la máxima del 2.7%). Si comparamos el crecimiento español con el europeo es casi el doble que el de la zona euro. Pero claro, nosotros partíamos de una crisis y decrecimiento fuerte, por tanto, es normal que crezcamos más para recuperar la parte perdida durante la crisis. Pero en Italia, que también partía de crisis, el crecimiento actual y esperado es menor del 1%. De hecho, en los círculos internacionales, España ya no preocupa como antes y se compara muy positivamente respecto a los otros PIGS (Portugal, Italia y Grecia). Por lo tanto, a nivel macro, vamos mucho mejor.
Ahora bien, ¿llega este crecimiento a la mayoría de los ciudadanos? Una gran parte de la mayor desigualdad que España padece, comparado con otros países, viene dada por el gran paro que experimentamos. Las buenas noticias son que hemos bajado del umbral del 20%, y que las reformas económicas en la última legislatura han hecho que el crecimiento esperado para el próximo año implicará un fuerte crecimiento del empleo. Además, la balanza comercial es positiva este año, y se espera que en el próximo año también; por lo tanto, si hubiese un crecimiento significativo de los salarios, no sólo disminuiría la desigualdad, sino también aumentarían la demanda agregada y el crecimiento sin peligrar la balanza comercial y el paro. Asimismo, la política fiscal ha sido expansiva en el último año “sin gobierno”, pero en el próximo será menos expansiva ya que el déficit fiscal español es bastante más alto que el europeo, e incluso que el italiano. Por lo tanto, la demanda privada debería substituir a la pública que tiene, y tendrá, más restricciones con Bruselas.
Dejando de lado incertidumbres políticas a nivel español y catalán para el próximo año, las incertidumbres a nivel internacional asociadas con la Reserva Federal, con el precio del petróleo, con la política (Trump, Brexit, Italia, elecciones en Francia, Holanda y Alemania) pueden generar problemas significativos aquí. Los populismos de derecha e izquierda critican duramente a los bancos centrales. Por ejemplo, Trump y May han criticado las políticas de sus bancos centrales. Las políticas de los bancos centrales han sido clave para evitar que la Gran Recesión se convirtiera en otra Gran Depresión; nos lo dice el sentido común, pero lo confirman también el análisis económico y la investigación puntera. La Fed ha comenzado a subir sus tipos de interés (dos veces en el último año), y los subirá más todavía (se espera tres veces más el próximo año). Esto implica un riesgo a nivel internacional, especialmente en los países emergentes y en los países muy endeudados. España tiene una deuda pública del 100% del PIB, muy alta, pero muchísimo más alta es nuestra deuda privada, y nuestra deuda externa neta alcanza casi nuestro PIB anual. Nuestra deuda está en euros, no en dólares, pero la política monetaria americana hará subir nuestros tipos a más largo plazo y restará movimientos de capital hacia aquí. Nuestros problemas financieros han mejorado mucho, pero tenemos un problema de deuda fuerte que hemos de mejorar antes que el BCE cambie el rumbo de su política monetaria. Aparte de la política monetaria internacional, otra incertidumbre importante es la evolución del comercio internacional dado el proteccionismo de Trump. Por otro lado, como la política fiscal americana será más expansiva y el dólar probablemente seguirá siendo más fuerte, un beneficiario pueden ser las exportaciones españolas ya que son muy elásticas al tipo de cambio.
Vivimos en un mundo muy globalizado, con Asia no sólo compitiendo con menores precios sino con una educación cada vez más excelente –los mejores resultados de PISA vienen de Singapur y Hong Kong y de otros países asiáticos. La robotización, big data y nuevas tecnologías, así como la globalización en general, tienen efectos positivos en general, pero favorecen más a unos que a otros (los llamados ganadores y perdedores). Si queremos no sólo un mejor 2017, pero una década siguiente mejor (la crisis empezó en verano del 2007), el crecimiento de la productividad será clave, y para ello las mejoras profundas en la investigación (I+D+i) y en educación serán necesarias. En el ranking de PISA estamos en la media, somos mediocres. Nuestras universidades en los rankings internacionales son mediocres. Los estudios de PISA nos ayudan a ver qué funciona mejor, lo mismo que los estudios internacionales para las universidades. Tenemos que mejorar e innovar en educación, pero no toda innovación en la educación es positiva. Habrá reformas muy positivas, pero otras pueden ser muy negativas y con costes substanciales para generaciones. Necesitamos medir científicamente si los cambios en la educación son a mejor. Nuestro reto mayor y más importante son la educación y la investigación. Se necesita voluntad para cambiar, rigor y sensatez en los cambios, y buscar la excelencia. Por ejemplo, es bueno repetir lo que acaba de decir la prestigiosa revista Nature. En Catalunya hay un polo de excelencia en investigación a nivel internacional –gracias en gran parte a ICREA (Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats)– como demuestran que las mejores becas para la ciencia en Europa, las del European Research Council, hayan sido otorgadas a más investigadores en Catalunya que en todo el resto de España junta, o hagan a Catalunya uno de los líderes a nivel europeo en investigación.
Más importante, hagamos que en la educación cada niño llegue a su potencial, y que la creatividad e innovación se expanda a todos los sectores de la sociedad. En definitiva, intentemos tener no sólo un buen año 2017, sino unas décadas siguientes mucho mejores.