J. Ignacio Conde-Ruiz y Pedro Mira
Acabamos de publicar aquí, la newsletter del año 2020. Ha sido un año muy complicado para todos. En lo que se refiere al COSME, tuvimos que posponer el Workshop y este año, gracias a la paciencia de los invitados el año pasado, vamos a realizar la versión on-line del mismo, los días 27 y 28 de Mayo (aquí se puede ver toda la información del workshop).
Como bien explica la presidenta del COSME, Irma Clots-Figueras, en su carta de bienvenida , en ésta newsletter hemos decidido centrarnos en el tema COVID-19 y Género, y hemos pedido a algunos economistas que trabajan en estos temas que resuman sus contribuciones.
Aunque les recomendamos ir a los artículos de la newsletter recién publicada, aquí les vamos a dar unas pequeñas pinceladas de cada unos de ellos.
Monica Costa-Dias nos escribe sobre las desigualdades de género en el mercado laboral y en el hogar durante la pandemia en Inglaterra (aquí). Analizando sus datos encuentran resultados hasta cierto punto sorprendentes. Aunque el empleo y las horas de trabajo remunerado durante el confinamiento cayeron tanto para las madres como para los padres, para las primeras el impacto fue muy superior. Estas diferencias se veían contrarrestadas por el desigual reparto de las responsabilidades domésticas entre los sexos. Las madres realizaban una mayor parte de las tareas domésticas y el cuidado de los niños que los padres, llegando a unas 2 horas más al día. De hecho durante el periodo en el que se cerraron las escuelas las madres se encargaron de 80 minutos más de cuidado de los niños que los padres dentro del horario escolar normal. Pero es que además, las madres independientemente de si eran la principal fuente de ingresos de la familia antes de la pandemia, como si no lo eran, siempre se ocuparon en mayor medida que los padres en las tareas domesticas y cuidados de los hijos.
Estos resultados sugieren que esta crisis puede estar intensificando las desigualdades de género tanto en el mercado de trabajo como en el reparto de las tareas dentro del hogar. También sugieren que las madres son más propensas que los padres, independientemente de su nivel salarial en comparación con sus parejas, a ajustar o reducir sus horas de trabajo remunerado cuando las familias se enfrentan a shocks inesperados que demandan mayores necesidades de cuidado de los niños. Este hecho podría estar debilitando su posición en el mercado de trabajo si, como consecuencia, son vistas como menos fiables por los empleadores.
Libertad González, nos muestra el impacto que la COVID-19 esta teniendo sobre la desigualdad de genero en España (aquí). Con los resultados de una encuesta representativa de hogares encuentran que la pandemia provocó pérdidas de empleo tanto para hombres como para mujeres, la mayoría de las cuales se cubrieron con los ERTEs. Sorprendentemente, a diferencia de otros países, encuentran que el shock afectó a los trabajadores de bajo nivel educativo de forma diferencial, pero no encuentran diferencias significativas en cuanto al genero. Con respecto al trabajo no remunerado (en el hogar), encuentran un gran aumento del tiempo dedicado a las tareas domésticas tanto para hombres y mujeres, especialmente en las familias con hijos. Antes de la COVID-19, las mujeres dedicaban mucho más tiempo al cuidado de los niños y a las tareas del hogar que los hombres. Durante el cierre (o confinamiento) de la primavera de 2020, tanto los hombres y mujeres aumentaron su participación en las distintas tareas, pero se mantuvo el fuerte desequilibrio de género preexistente. Eso si, en las familias con niños aumentó la brecha de género en el número total de horas trabajadas, sumando horas remuneradas y no remuneradas.
Michèle Tertilt nos explica cómo la recesión pandémica en EEUU es una “shecession” (aquí). Empieza, con el siguiente grafico sugerente donde se ve que, antes de la COVID-19, las recesiones económicas más recientes en Estados Unidos han sido "mancessions", lo que significa que las pérdidas de empleo fueron mayores para los hombres que para las mujeres. Esta vez, como se puede ver, las mujeres, han experimentado mayores pérdidas de empleo y un mayor desempleo.
Sostiene que las recesiones habituales provocan grandes pérdidas de empleo, especialmente en la construcción y la industria, sectores con una alta proporción de empleo masculino. En cambio, en la actual recesión, las pérdidas de empleo han sido mayores en los sectores de servicios que requieren mayor contacto interpersonal, como restaurantes, hostelería y viajes. Sectores en los que las mujeres representan una gran parte de la mano de obra. Pero además, argumenta que el empleo de las mujeres se ve más afectado que el de los hombres por el aumento de las necesidades de cuidado de los niños, principalmente durante el cierre de los colegios.
En definitiva encuentra que una recesión pandémica tiene repercusiones considerables en la desigualdad de género. Por un lado, a corto y medio plazo, una recesión pandémica erosiona la posición de las mujeres en el mercado laboral lo que conduce a un aumento de la brecha salarial. Pero, advierte que esta crisis puede desencadenar cambios que en última instancia pueden ayudar a reducir la desigualdad de género a largo plazo. En concreto, el aumento del teletrabajo y la flexibilidad laboral va a mejorar la conciliación y puede beneficiar desproporcionadamente a las mujeres que se reincorporan al trabajo con responsabilidades en el cuidado de los hijos.
Finalmente, Climent Quintana-Domeque se centra en las diferencias de género en las percepción de la pandemia, en la salud mental y en la asignación del tiempo en UK (aquí). Encuentran que las mujeres estaban un 12% más preocupadas que los hombres por contraer el virus, y un 8% más por propagarlo. Además, la percepción de la prevalencia del virus por parte de las mujeres era un 31% mayor que la de los hombres, y su percepción de la letalidad del virus un 39% mayor. La percepción de las mujeres sobre la situación económica era más negativa que la de los hombres, previendo tasas de desempleo para junio de 2020 un 7,6% más altas que las de los hombres, y un 15,4% más altas para junio de 2021. Controlando por todas las características las mujeres estaban más preocupadas que los hombres en lo que respecta a las cuestiones sanitarias y económicas relacionadas con la COVID-19.
En términos de bienestar, encuentran que las mujeres han sufrido mayores problemas de salud mental que los hombres. En concreto, la puntuación de ansiedad generalizada de las mujeres fue un 25% superior a la de los hombres, las mujeres tenían un 12% más de probabilidades de declarar haber sufrido un ataque de ansiedad (sensación repentina de miedo o pánico) en las últimas dos semanas, y el indicador de depresión fue un 22% superior entre las mujeres que entre los hombres. Por último, al observar los cambios en los patrones de asignación de tiempo, encuentran que la brecha de género en las horas de cuidado de los niños aumentó en 3,9 (con controles sociodemográficos estándar) o 3,4 horas (con controles adicionales) entre antes y durante la pandemia.
Esperamos que disfruten leyendo las contribuciones (mas detalladas) en los artículos de la Newsletter, que podamos vernos, aunque sea telemáticamente, el próximo XIII Workshop del COSME y sobre todo que pronto podamos volver a la normalidad y vernos con total naturalidad en el XIV Workshop on Gender Economics el año que viene!!!.