Los ERTEs sostienen el empleo

de J J. Ignacio Conde-Ruiz (@conderuiz), Manu García (@manugar), Luis Puch (@lpuchg) y Jesús Ruiz (@icae_ucm)

Acabamos de conocer los datos de afiliación a la Seguridad Social del mes de noviembre.

La intensificación de los contagios y las consecuencias económicas del nuevo decreto de estado de alarma (del pasado 25 de octubre), hacían presagiar un noviembre de pandemia complicado para el empleo. Los datos de afiliación lo han confirmado, y noviembre se cierra con 19.022.002 cotizantes en media mensual, lo que representa un muy moderado incremento (y virgencita…) de 31.638 cotizantes respecto a octubre (un 0,17% más). El dato es más decepcionante aún en datos diarios en el mes: 11.832 afiliados más, unos 400.000 menos que el dato comparable del año 2019 (muy lejos), y tan sólo unos 100.000 por encima del año 2018 (demasiado cerca).

Y es que, tras semanas sin noticias desde la publicación del dato de afiliación en octubre, el ministro Escrivá nos informaba el pasado día 19 vía Twitter que los cotizantes aumentaban con fuerza en noviembre, lo que en ese momento se materializaba en unos 80.000 empleos nuevos en términos desestacionalizados. Más aún, en una entrevista en prensa del fin de semana nos anunciaba que el número mágico desestacionalizado estaría en torno a los 100.000 cotizantes más. Así que, ya el lunes 30 nos temíamos las malas noticias, seguramente inevitables en la situación actual.

En un post anterior hemos explicado en detalle la problemática de utilizar e interpretar datos ajustados de estacionalidad en este momento de pandemia, tan distinto del estado habitual de la economía. Incomprensiblemente, los analistas del Ministerio (y a veces también de otras instituciones) persisten en el error, hasta el punto esta vez de convertir un dato que debería tratarse con enorme cautela (dato legítimo, pero con cautela), nada más y nada menos que en el titular de la publicación de datos de noviembre, titular que reza: “La Seguridad Social suma 107.505 afiliados en términos desestacionalizados en el mes de noviembre”. ¡Un despropósito!

Como los lectores habituales saben bien, nuestra preferencia por el contrario es analizar la serie diaria de afiliación. Esta serie, no sólo es el fiel reflejo del disparate del mercado laboral del calendario que tenemos, sino que además (y a falta de disponer de otros datos diarios relevantes de los que el Ministerio sí dispone, pero no publica), creemos que en este momento es la información en tiempo real que mejor nos permite seguir la evolución del mercado de trabajo. Lo creemos porque nos permite comparar día a día del mismo mes en años anteriores incluidos los de la crisis 2008-2013, y a la vez, día a día, mes a mes de la pandemia. A falta de los datos de los que no disponemos, y con ello, de los posibles refinamientos de nuestra metodología econométrica de seguimiento de la afiliación, creemos sinceramente que lo mejor que podemos hacer es lo que hacemos en este post y en los anteriores. Vamos a ello.

Por ejemplo, tal y como pusimos de relieve en el post anterior para octubre, puesto que el último día entonces fue sábado, no se pudieron registrar las bajas correspondientes a los contratos mensuales, ni tampoco las de los contratos de la última semana, con lo cual esas bajas se han registrado en el primer día laborable del mes de noviembre. En concreto el lunes 2 de noviembre se dieron de baja 231.644 trabajadores. A la vez, este mes de noviembre termino en lunes, y, por lo tanto, sí se han podido registrar las bajas de los contratos mensuales, de semana, y del fin de semana. Así, el lunes 30 de noviembre se dieron de baja 214.904 trabajadores. Es decir, en tan solo dos días, dos lunes, se dieron de baja casi 450.000 trabajadores: algo más que la distancia que nos separa, como decíamos al principio, de otro lunes, el pasado 2 de diciembre de 2019. El nivel de afiliación al que habríamos querido estarnos acercando a estas alturas de la recuperación, y que los rebrotes parecen habérnoslo impedido.

Una vez más ¿tiene sentido económico esta altísima volatilidad? ¿Alguien va a hacer algo? (Por favor, a ser posible, que no sea: “los contratos se mantienen por decreto”).

Con todos estos preliminares (rapapolvo incluido), el Gráfico 1 muestra nuestra ilustración habitual de la afiliación diaria. Los datos de 2018 continúan siendo un soporte a lo largo de la recuperación y desde el pasado verano. Sería importante que continuaran siéndolo de aquí a fin de año, pero sin forzar, porque la economía pueda sostenerlos e impulsarlos desde el principio de 2021.

Gráfico 1. Afiliación diaria a la seguridad social 2016-2020

En todo caso, es justo decir que, si estuviéramos en una situación de normalidad, el dato sería, sin duda, positivo, pues se trataría de la mayor subida para un mes de noviembre desde 2006 en afiliados medios. Más aún, como podemos ver en los dos siguientes gráficos, las altas y las bajas diarias cuando comparamos los últimos años van relativamente en la buena dirección para un mes de noviembre, aunque hay algunos nubarrones. Por ejemplo, respecto a las altas diarias (Gráfico 2a), observamos que las altas han estado bastante bien posicionadas cada lunes respecto a otros años (salvo por el lunes 9 que fue festivo en Madrid), pero el resto de los días de la semana vuelven a estar entre las más bajas de las series diarias de los noviembres desde 2012. Mal asunto.

Gráfico 2a. Altas diarias en todos los meses de noviembre, desde el año 2012, haciendo coincidir los lunes de cada mes. En rojo el número de altas cada día de octubre 2020.

 

Gráfico 2b: Bajas diarias en todos los meses de noviembre, desde el año 2012, haciendo coincidir los lunes de cada mes. En rojo el número de bajas cada día de octubre 2020.

Del mismo modo, en cuanto a las bajas mes a mes desde 2012, el Gráfico 2b sugiere la situación complementaria al gráfico 2a anterior: bajas relativamente altas los lunes, especialmente el primero y el último del mes como ya hemos destacado en el ejemplo de inicio a nuestro análisis, a la vez que el resto de días, sí, bajas entre las más moderadas de la serie de noviembres desde 2012, lo que sugiere atonía. De nuevo, mal asunto.

Y es que desgraciadamente, no estamos en una situación de normalidad y esto hace que tengamos que mirar las luces y las sombras. En particular, los efectos del mercado laboral están siendo amortiguados por un instrumento de “flexiseguridad” como son los ERTEs, y por lo tanto es importante analizar como han evolucionado durante este mes. Pues bien, el mes de noviembre han aumentado los trabajadores en ERTEs desde que se inicio la desescalada y también han aumentado los autónomos que están percibiendo una prestación. Seguramente muchos autónomos han podido permanecer en alta gracias a esta nueva prestación. A nadie le sorprende que las medidas de restricción de la movilidad para hacer frente a la pandemia hayan afectado a la actividad y al empleo, y por lo tanto es normal que ambos instrumentos aumenten su uso.

En concreto, en noviembre había 1.094.000 trabajadores afiliados que permanecían en alta gracias a las ayudas públicas: 746.900 afectados por ERTE y 346.800 autónomos con prestación. Como hemos puesto de relieve, en múltiples ocasiones en este blog, creemos que estos nuevos instrumentos van a resultar claves para conseguir una recuperación del empleo más rápida que en crisis anteriores. Pero haríamos mal si los usáramos para dar una falsa sensación de recuperación prematura en el mercado laboral. Para que esto ocurra va a ser necesario, que un alto porcentaje de empresas sean capaces de sobrevivir a esta pandemia y por lo tanto evitar que los ERTEs (o suspensiones temporales de actividad) se conviertan en EREs (despidos). Aunque, las recientes noticias positivas sobre las vacunas nos han hecho ver luz al final del túnel, lo cierto es que aun queda túnel por recorrer y seguramente va a ser necesario ayudar a muchas empresas pequeñas del sector de la hostelería y el comercio muy endeudadas, con subvenciones directas para que consigan atravesar el túnel preservando su solvencia. En este sentido, es difícil argumentar que el empleo ha crecido en términos medios en 31.638 afiliados, cuando al mismo tiempo han entrado miles de trabajadores en ERTE y también han aumentado los autónomos que perciben prestaciones. Esta caída en la actividad, generada por las medidas de restricción de movilidad para frenar la segunda ola de la pandemia, aunque no se ven en el dato agregado de afiliados, se ven reflejadas en los siguientes gráficos, donde tenemos la evolución de la altas y de las bajas desde el mes de mayo. Podemos ver cómo se ha frenado la progresión en el crecimiento de las altas que ya son inferiores a las del mes previo.

Es decir, cualquier comparación de la evolución diaria en cada mes de la pandemia exigiría en paralelo seguir la evolución diaria de los ERTE por sectores. Un dato que como ya hemos dicho querríamos tener. Entre tanto, optamos por comparar los meses de pandemia en los Gráficos 3a y 3b a continuación. Muy brevemente, porque el lector habitual ya los conoce, vemos que se confirma la atonía en el dinamismo en el mercado de trabajo que habíamos anunciado. Este noviembre queda por en medio en altas y bajas respecto a los otros meses de pandemia. En concreto, no es tan vigoroso como lo fueron los meses de septiembre y octubre pasados, que por cierto, lo fueron más que los meses de verano de los que quizás se podía haber esperado más. Tampoco noviembre ha sido tan apático como lo fueron los meses del confinamiento, en los que por supuesto era difícil esperar algo distinto de lo que ya observamos en su momento, y describimos en los posts de entonces.

Gráfico 3a. Altas diarias de afiliación en los meses de inicio de la recuperación.

Gráfico 3b. Bajas diarias de afiliación en los meses de inicio de la recuperación de la pandemia.

En definitiva, aunque este mes de noviembre es el séptimo mes consecutivo en que el sistema de Seguridad Social suma trabajadores desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, a la vez hay un cambio cualitativo importante: este es el primer mes donde al mismo tiempo aumentan los trabajadores en ERTEs y los autónomos con prestación.

En cualquier caso, nuestro optimismo de fin de octubre se ha tornado gris en este noviembre de pandemia complicado en el que todo parece apuntar dimos un paso atrás en la economía y en la salud (como tan bien nos han contado por ejemplo Miguel Sebastián con su seguimiento en Twitter de todos estos días). Por último, insistir que creemos que, en esta situación de pandemia, tan alejada de la normalidad, no tiene sentido hablar de los datos en términos desestacionalizados. La medidas de restricción de la movilidad para parar la segunda ola han impactado sobre la actividad y el empleo. Los ERTEs impiden que esta destrucción de empleo quede reflejada en la serie de afiliados y por lo tanto la serie no se esta comportando con normalidad. Los problemas técnicos de aplicar técnicas de desestacionalizacion en estos momentos a la serie de afiliados ya los explicamos en este post.

Tomar en serio la serie desestacionalizada nos va a crear ahora una falsa sensación de mejoría en el mercado laboral (como lo fue de gravedad extra en marzo por construcción). Mejoría que, esperemos se produzca en los próximos meses, pero para ello será necesario mejorar la gestión de la pandemia a la vez que implementar las medidas necesarias para que el máximo número de empresas solventes sobrevivan a la llegada de las vacunas.

Hay 3 comentarios
  • Los ERTEs no sostienen el empleo, son basicamente un diferimiento del desempleo. Maquillaje de cifras que a la larga se volverá en nuestra contra.
    Desde el confinamiento de Marzo, en el que se paró en seco la economía, hasta las últimas medidas en comunidades sobre el cierre de comercios y/o restaurantes, todas son medidas a favor de un empeoramiento de la economía. Y esta, al ser un producto dinámico de la interacción de millones de participantes, tiene unos tiempos de respuesta dificiles de predecir pero los resultados catastróficos van a llegar. No se puede dar falsas esperanzas a las personas sobre que todo va a ir a mejor y que los ERTEs son gran parte de la solución, porque no lo son, es un problema escondido debajo de la alfombra.

    Por otro lado, últimamente noto que las entradas tienen bastante sesgo. Me gustaría leer en el blog entradas más independientes, menos complacientes. Entiendo el vínculo entre universidad pública y estado, pero una visión más crítica de la realidad nos podria ayudar a todos a encarar esta situación de la mejor manera posible. Gracias

    • Es un título engañoso, pues el contenido de la entrada lo desmiente por completo. Más correcto hubiera sido: "Los ERTEs sostienen las cifras de empleo".

  • Dado que en España una abrumadora de empresas son pequeñas o micro empresas, con poca capacidad para mantenerse sin ingresos. Por otro lado, la perspectiva de que faltan muchos meses para recuperar cierta normalidad en la actividad económica y con nuevos pedidos, augura un futuro bastante complicado.

    Cuando terminen los ERTE se convertirán en nuevos desempleados, si la empresa puede permitirse el "lujo" de formalizar los despidos. En el peor de los casos, muchos de estos negocios tendrán que cerrar definitivamente.

    La famosa recuperación en V no ha llegado, los ERTE han servido de solución temporal a medias.

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