De J. Ignacio Conde-Ruiz, Manu García, Luis Puch y Jesús Ruiz
Las noticias que podían extraerse de las últimas comparecencias de los ministros Escrivá (15 de abril) y Calviño (1 de mayo) hacían prever la estabilización en la afiliación a la Seguridad Social en abril, tal y como se ha publicado hoy. La afiliación se ha reducido en 74.298 ocupados entre el 1 y el 30 de abril. Y ésto, por culpa del efecto fin de mes: sin dicho efecto, el 29 de abril se había acumulado ya un aumento de casi 30.000 afiliaciones netas, resultado de una ligerísima tendencia positiva registrada desde el pasado día 14.
En nuestro documento de seguimiento de la afiliación publicado por Fedea, que repasamos en este post y cuyas actualizaciones iremos publicando en el Boletín de Fedea sobre la Crisis, ya habíamos anticipado, a mitad del mes pasado, el resultado que se ha producido. La previsión que dimos, la habíamos obtenido de nuestro modelo estadístico para los flujos de afiliación (SERIEs, 2019), modelo que hemos ampliado ahora, por la crisis, para incorporar los datos diarios de consumo eléctrico. Que las previsiones estén en línea con los datos de afiliación del mes de abril nos anima a seguir implementando nuestra metodología para el seguimiento de la crisis del Covid-19.
Pero antes de pensar en mayo, revisemos detenidamente lo que ha pasado en abril. El Gráfico 1 muestra la evolución diaria del número de afiliados a la Seguridad Social entre enero y abril, año a año desde 2016 hasta 2020 (para ver la serie histórica completa basta con recuperar el gráfico 1 de nuestro post anterior: el Episodio I). El gráfico permite visualizar la magnitud de la caída en marzo, y el significado preciso de la estabilización en abril. La estabilidad en la afiliación neta parece haber llegado gracias a los ERTEs. La destrucción de puestos de trabajo en marzo de 2020 llevó la serie de afiliados a niveles por debajo de los de marzo de 2018, y concretamente, hasta niveles de afiliación más bien de fin de 2017. La estabilización mantiene la serie de 2020 por debajo de 2018, convergiendo a niveles de mayo de 2017. Cabe preguntarse si en las próximas semanas veremos la serie recuperar la tendencia que habíamos observado en su momento para estas mismas fechas en el año 2018 o si, por el contrario, seguiremos planos por debajo, como estamos ahora. Es claro que esta es una partida muy importante que aún tenemos que jugar en la desescalada.
Salvo por el marcado efecto fin de mes, la cifra de afiliación de abril se sitúa en niveles de fin de marzo. Es importante llamar la atención sobre el efecto fin de mes porque parece que, incluso en estos tiempos excepcionales para el empleo, los efectos de calendario estructurales del mercado de trabajo español se imponen. Resulta evidente, en todo caso, que el gran ajuste se produjo en marzo, y que los trabajadores con contrato indefinido se han acogido a ERTEs (Expediente de Regulación Temporal de Empleo), como todos los analistas apuntan, y ya explicamos en el Episodio I de esta serie de posts. La nota de prensa del ministerio indica que, del total de afiliados, a 30 de abril, 3.386.785 están protegidos por una situación de suspensión total o parcial por ERTEs. A estos hay que añadir cerca de dos millones más de trabajadores para completar la cifra de los beneficiarios hoy de una prestación por desempleo.
Altas y bajas de afiliación en este 2020
Mirar a la evolución de los flujos: altas y bajas de afiliación, en lugar de al stock de afiliados, nos permite valorar más precisamente la importancia de los movimientos en la afiliación. El Gráfico 2 muestra la evolución de las altas y las bajas desde principio de año. Ambos flujos se mueven conjuntamente, como siempre, de manera episódica. Esto era así hasta el pasado 11 de marzo, con las altas ligeramente por encima de las bajas en los picos. A partir de esa fecha, y especialmente desde el pico en las bajas del día 16 (primer día laborable tras el Estado de Alarma), ambas series se separan en marzo, y en buena medida debido a la tendencia decreciente en las altas (línea azul). En marzo, y tal como dijimos en el anterior post, toda la destrucción vino por la no renovación (caída en las altas) de los contratos de muy corta duración (intra-semana o de fin de semana). Lo que comprobamos ahora con los nuevos datos es que abril ha sido una suerte de febrero en miniatura: se ha recuperado el patrón episódico (¿con ligera tendencia de caída?), pero a unos niveles de los flujos que ponen de manifiesto la atonía que, el confinamiento, aunque más moderado ya desde Semana Santa, induce en el mercado de trabajo.
Todo parece indicar que, una vez destruido en marzo el empleo temporal de corta duración correspondiente a los sectores hibernados por el parón de actividad, la afiliación de abril se comporta como la de una economía en la que sólo unos pocos secotores están funcionando (fundamentalmente aquellos no afectados por el Covid-19, como sanidad, distribución, alimentación, supermercados, etc). De ahí que el volumen de altas y de bajas sea muy inferior al de los meses previos.
Altas y bajas de afiliación en perspectiva
Para ir más al detalle, el Gráfico 3 muestra la evolución de las bajas registradas en todos los meses de abril desde el año 2012. Como en nuestro post anterior, el gráfico compara las bajas de afiliación lunes con lunes, martes con martes, etc. Las observaciones en blanco corresponden a la ausencia de registro en los fines de semana y los festivos. Por tratarse de las bajas, alineamos los días laborables de los distintos años en el último viernes de mes, y a partir de ahí ordenamos el resto de los días.
El gráfico de las bajas pone de manifiesto la atonía a la que nos habíamos referido antes. Las bajas no son en absoluto elevadas, al contrario, están en general en los niveles más bajos de cada día de abril de los últimos años. Si no se contrata (da de alta), entonces se despide (da de baja) mucho menos. Es llamativo que la segunda quincena recoge claramente los mínimos históricos (recientes) de las bajas de afiliación, y sólo cabe destacar la destrucción de empleo a fin de mes, de cuyo reflejo positivo nos haremos eco en junio próximo, al disponer de la observación de altas registradas en el día de ayer, primer laborable del mes de mayo.
Y es que en realidad para entender el ajuste del empleo en este mes de abril es necesario analizar también la creación de empleo reflejado en las nuevas altas de afiliados. En marzo pasado ya vimos que gran parte de la destrucción neta de empleo vino porque se dejó de contratar o no se renovó un contrato existente. Ahora, sin embargo, nos encontramos que las altas se han estabilizado en sus niveles más bajos de la serie.
Concretamente, como muestra el Gráfico 4, los lunes de los meses de abril entre 2012 y 2019 siempre registraron altas de afiliación por encima de los 100.000 ocupados. Este abril de 2020, sin embargo, es el primero que esa cifra no se consigue para ningún lunes, y ocurre que sólo el primer día laborable del mes consiguió superar la cifra de 100.000 altas (por el efecto principio de mes). El resto de días, las altas han estado en sus niveles más bajos de la serie histórica reciente, y por cierto que, perfectamente ordenadas a la baja de martes a viernes cada semana. En definitiva, como cabía esperar, las altas en el mes pasado, al igual que en marzo, han continuado estando por debajo de la media de esos mismos meses en los últimos años. Es claro por tanto que habrá que seguir esperando para una posible recuperación. Las altas de este mes de abril han sido las más bajas de los últimos años, y las bajas de afiliación siguen a las altas en su atonía.
Poco a poco vamos viendo las fases, éstas en el empleo, del efecto del Covid-19. En la primera fase (el mes de marzo) con el parón de la actividad impuesto por el Estado de Alerta, los trabajadores indefinidos de las actividades afectadas se fueron a los ERTEs, y los trabajadores temporales al desempleo (básicamente por la no renovación de sus contratos). En la segunda fase, los trabajadores indefinidos afectados continúan en ERTEs, y el muy escaso dinamismo laboral (con niveles de altas y bajas históricamente bajos) viene de las actividades que no están siendo afectadas por el Covid-19. Es decir, en abril, ha llegado la estabilidad en la afiliación neta gracias a los ERTEs. El análisis conjunto de las altas y las bajas diarias refleja el papel extraordinario que estos han debido haber jugado, y por comparación a los patrones habituales de otros años. A la vez, sorprende cómo incluso las actividades que se han mantenido operativas, siguen contratando y despidiendo haciendo uso de la contratación temporal y con el patrón de efectos de calendario habitual. Los datos de altas y bajas, dan también información sobre lo que no se ve. Por ejemplo, apenas hay altas el primer día del mes. Esto es un indicador de que no se están haciendo muchos contratos de un mes, que son los habituales en actividades estacionales. La economía española suele crear empleo neto desde marzo y hasta septiembre, precisamente por el aumento gradual de la temporada turística. Lamentablemente, este año esos contratos no se van a producir, y por lo tanto tampoco se van a destruir.
En las próximas semanas entraremos de lleno en la fase de desescalada. En esta fase, será clave analizar con atención dos aspectos. Por un lado, que los ERTEs no se conviertan en EREs. Es decir, que las empresas puedan sobrevivir al periodo de inactividad y por lo tanto no despedir a sus trabajadores. Por otro lado, esperamos que se produzcan reasignaciones de unas actividades a otras. Ambos eventos quedaran reflejados de una forma o de otra en la serie de altas y bajas, que continuaremos analizando en este blog.