Esta es la segunda parte de la entrada que publiqué ayer.
Empecemos por lo obvio. El precio de la electricidad fluctúa porque el coste de producirla varía a cada minuto debido a las condiciones climáticas, la demanda, plantas disponibles, averías, reservas de agua, etc. Sin embargo, hay poco que podamos hacer con esta variación si los usuarios no tienen contadores que registren la hora que realizan su consumo. Es por ello que hasta la llegada de los contadores inteligentes no tenía mucho sentido hablar de que los consumidores tuvieran en cuenta los cambios en el coste de la electricidad, puesto que no había manera de cobrárselo. Supongamos, por tanto, que todos los hogares españoles tienen ya un contador inteligente. ¿Que efectos esperamos que la nueva tarificación tenga sobre su gasto en electricidad y sobre el sector en general?
En un reciente artículo, Joskow y Wolfram (2011) hacen un repaso a la literatura que ha estudiado el efecto de la tarificación en tiempo real (real-time pricing). En Estados Unidos a fecha de 2010 solo un 1% de los hogares estaban sujetos a este tipo de tarificación, que era más frecuente en empresas grandes, aunque también existía en más pequeñas. Es por ello que en la actualidad nos encontramos con la primera generación de estudios sobre su impacto. A pesar de algunas dificultades que discuto en esta entrada mi lectura de la literatura es que globalmente este cambio tiene efectos positivos para el funcionamiento del mercado aunque no todos los consumidores se benefician de ello.
Algunos de los argumentos a favor de este tipo de tarificación son los siguientes:
- Como contamos a nuestros estudiantes en cualquier curso de regulación, un precio único es típicamente demasiado alto en horas valle (cuando la demanda es baja) y demasiado bajo en hora punta (cuando la demanda es alta). Entre otras distorsiones esta falta de sensibilidad significa que la demanda oscile más de lo que sería deseable, siendo demasiado baja en hora valle y demasiado alta en hora punta. Este último efecto conlleva una sobreinversión destinada a construir y mantener una capacidad excesiva. Savolainen y Svento (2012) estiman que adoptar la tarificación en tiempo real para los países nórdicos podría conllevar un ahorro por este concepto de cerca del 6% de su inversión anual.
- Al hacer la demanda más sensible al precio se reduce el poder de mercado de los productores en el mercado mayorista.
- En el caso de España, tal y como comentaba en mi entrada anterior y discute en más detalle Natalia Fabra en un artículo reciente, el precio promedio del kwh es probable que se reduzca en más de un 10% en relación al modelo anterior de tarificación.
- Mejoras en la gestión de la red. Los contadores inteligentes y la tarificación en tiempo real son los primeros pasos hacia una red inteligente (smart grid).
Estos efectos deben ser puntualizados en varios aspectos. El primero es que el beneficio para los consumidores de responder al precio debe ser comparado con el coste que conlleva la incertidumbre sobre futuros precios. Utilizando una muestra de usuarios industriales y comerciales, Borenstein (2007a) (aquí el documento de trabajo) muestra que, manteniendo el perfil de consumo constante, la mayor parte de los efectos del cambio en la tarificación en el importe de la factura provienen del paso del precio fijo a uno que discrimina según la hora del día. Los efectos de pasar de esta a una tarificación en tiempo real es pequeño. Como comentaba en la primera parte de esta entrada, este es un dato a tener en cuenta a la hora de someter a los consumidores a excesivas fluctuaciones. En cualquier caso es cierto que como muestra Borenstein (2007b) (aquí el documento de trabajo) estas fluctuaciones son fácilmente reducibles mediante contratos financieros de cobertura. En el caso de los consumidores finales parece razonable que sean las empresas comercializadoras las que los ofrezcan.
El segundo aspecto son las implicaciones redistributivas de este cambio en la factura. Con una tarifa constante que refleja el precio promedio en el mercado mayorista los consumidores cuyo consumo se realiza en su mayor parte en hora punta y que tienen poca flexibilidad para cambiarlo son subsidiados por el resto. A medida que todos los hogares pasen a la tarificación en tiempo real estas transferencias se eliminarán. Esto no es malo desde el punto de vista de la eficiencia pero constata que en este cambio habrá perdedores. Así, Borenstein (2007a) estudia la factura para 1142 empresas y compara cuanto pagarían con un precio constante y con una tarificación en tiempo real que conlleva la misma recaudación para las empresas en un escenario en que no cambian los hábitos de consumo. Sus resultados muestran que en un escenario de alta volatilidad habrá grandes transferencias entre consumidores, que podrían implicar que un 25% de los usuarios vieran su factura incrementada en más de un 8%. Como decía, este escenario pesimista parte del supuesto que los usuarios no podrán modificar sus hábitos de consumo.
La evidencia sugiere que este supuesto es razonable para empresas pero que los hogares responden algo más a cambios en el precio. Así, Patrick y Wolak (2001) muestran que la demanda de las empresas industriales responde poquísimo a cambios en los precios entre horas. Para los clientes domésticos, Wolak (2011) estudia el resultado de un experimento en el Distrito de Columbia en el que se compara a usuarios con un precio constante con otros cuya tarificación es en tiempo real y reciben avisos telefónicos o por mensaje sobre las horas en que el precio de la electricidad va a exceder un cierto nivel. Sus resultados muestran disminuciones substanciales en el consumo cuando los usuarios reciben este aviso, especialmente para aquellos hogares cuyo consumo es mayor por tener calefacción eléctrica. El ajuste para estos últimos usuarios es parecido al que realizan los usuarios con tarifa por tramos horarios pero es algo menor en el caso del resto de los hogares. El autor atribuye este comportamiento parecido a que el precio de la electricidad tiene una alta correlación en el tiempo y por tanto, las circunstancias que enfrenta un consumidor informado sobre el perfil de precios cuando está sujeto a la tarificación en tiempo real no es muy distinto a si simplemente enfrentara una tarifa por tramos horarios.
Los diferentes patrones de consumo de los hogares y la mayor o menor dificultad para adaptar su consumo a cambios en el precio de la electricidad explica que, tal y como advierte el Ministerio de Industria, un contrato que prometa un precio constante durante todas las horas del año vaya a ser muy probablemente más caro que el precio que habría resultado del antiguo sistema de subasta. El motivo es, obviamente, el clásico problema de selección adversa que ocurre con cualquier seguro: los consumidores interesados son también aquellos a los que más perjudica la tarificación en tiempo real y por tanto los que generarán mayores costes a las comercializadoras que les ofrezcan ese contrato y que trasladarán a su precio. Por tanto, no es necesariamente cierto que los consumidores perjudicados por la nueva tarificación podrán quedarse como hasta ahora acogiéndose al precio fijo incluso si el cambio eliminara el poder de mercado que pudieran tener las comercializadoras.
Por último, Borenstein y Holland (2005) (aquí el documento de trabajo) estudian el funcionamiento de un mercado eléctrico donde existen consumidores con tarificación en tiempo real y otros cuya tarificación es constante. Este será el escenario relevante en España durante la transición de los próximos años. Sus resultados muestran que las ineficiencias que mencionaba anteriormente en el caso del precio constante se mantienen mientras existan estos dos tipos de usuarios. Además, durante la transición es probable que los usuarios que ya tienen tarificación en tiempo real se vean perjudicados por la transición de otros consumidores. También advierten sobre la ineficacia de impuestos y subvenciones para corregir las ineficiencias en la inversión durante la transición.
Hay 7 comentarios
Llega un momento en el cual al controlador y al controlado no les salen las cuentas porque el coste de los controles excede los rendimientos del sistema y este entra en pérdidas netas varias. Ley de Ashby.
El Sr. Soria hereda el problema, no puede con él porque nadie podría tal es el tamaño del monstruo construido por las políticas electorales de gobiernos diversos. Entonces se pone nervioso y comienza a hacer cosas raras. No debe sorprendernos.
Esto de la facturación al minuto es una de ellas para obligarnos a consumir contadores --probablemente made in China by XXX como las bombillas de Sebastián y los uniformes de la G. Civil-- del mismo modo que fueron made in Germany los cientos de miles de estufas de terraza que ha habido que comprar por la ley del tabaco.
Nada es casual y andamos sobrados de aprendices de brujo que, a nuestra cuenta, leyeron mal a Keynes.
No hay un producto industrial cuyo coste por unidad --en el mismo proveedor-- no varíe a lo largo del día. Bien por el turno que lo fabrica, por la mano de obra específica, por los inputs de distintos proveedores o por los costes de distribución y marketing. Todo esto es perfectamente "traceable" por medios electrónicos si ponemos suficientes "Contadores-Controladores" pero ¿Qué sentido tiene hacerlo? ¿Lo hacemos para todo y vemos qué pasa?
Este tipo de conductas aparecen, decía Conrad, ..."At the end of the Teether". El gato de Schrödinger
Cordura. No lo compliquemos más.
Muy útil esta entrada y llena de información y referencias relevantes! Gracias Gerard.
Estoy de acuerdo con uno de tus últimos puntos: las tarifas fijas anuales pueden encarecer la electricidad incluso frente a los precios CESUR por el problema de Selección Adversa que mencionas, y también porque las primas de riesgo para contratos de un año (frente a contratos trimestrales) serán mayores. Pero los consumidores siempre podrán optar por pagar el precio medio del mercado cada dos meses. No tendrán volatilidad de precios durante estos dos meses, aunque sí como comentabas, no podrán saber el precio de cada MWh hasta el final del periodo. Para mitigar esto, creo que se podrían introducir mecanismos muy sencillos de facturación de una cantidad fija y luego re-liquidaciones anuales que no debieran ser grandes porque las diferencias en las facturaciones bimensuales se deberían de ver compensadas entre meses.
Saludos,
Natalia
"[...] mecanismos muy sencillos de facturación de una cantidad fija y luego re-liquidaciones anuales [...]"
No conozco en suficiente detalle esta industria, pero sí otras en las que deben facturarse servicios a millones de clientes y puedo decirle que esos "sencillos mecanismos" a que se refiere casi nunca son tan sencillos como pueda parecer. El otro día y según El País, el sr. Sánchez Galán decía que como ingeniero, hacer un sistema de tarifas en tiempo real le parecía fantástico pero que lo veía de difícil aplicación. No debemos olvidar que los costes de adaptación de sistemas de información, entre otros, los acabaremos asumiendo los consumidores, como no puede ser de otra forma.
La simplicidad en el diseño suele ser una buena opción, también en las tarifas eléctricas.
Buenos días,
Recomiendo que echéis un vistazo a este artículo de Joskow:
WHY DO WE NEED ELECTRICITY RETAILERS? OR CAN YOU GET IT CHEAPER WHOLESALE? (http://economics.mit.edu/files/1127) que encabeza con una cita atribuida a Woody Allen: “It’s a sin to buy retail”.
Saludos
Muy buen articulo Gerard.
Estoy de acuerdo con el problema de redistribucion por la seleccion adversa, pero sigo pensando que el descenso de los precios en los consumidores que elijan la tarifa flexible compensa al posible incremento de los que sigan con tarifa fija. Y, en el plano moral, es mas justo que cada uno pague por lo que consume y no haga transferencias cruzadas.
A parte de eso, creo que el mayor aumento en la eficiencia se hara en la reduccion de capacidad necesaria. Sobretodo debido a la reduccion de demanda en las horas puntas de la tarde/noche.
Tenemos que pensar que 1 Kw/h a las 5 de la tarde es un producto distinto que un Kw/h a las 5 de la mañana. Y eso antes era "inpensable".
Un saludo
A mi la tarifa en tiempo real me parece estupenda desde el punto de vista económico.
Sin embargo, me parece inaceptable desde el punto de vista de la privacidad personal, cada vez más atacada desde todos los frentes,
Hola Gerard,
Un comentario: me da la impresión de que para que exista un problema de selección adversa deberían darse dos condiciones: que los consumidores se autoseleccionen optando por el contrato constante o permaneciendo en el variable y ii) que estos consumidores que se quedan efectivamente supongan un coste mayor a las comercializadores.
Es probable que la primera condición no se dé inicialmente debido a los costes de transacción (incluidos los de información). Durante años un consumidor doméstico con un perfil de consumo medio podía ahorrarse dinero contratando la tarifa con discriminación horaria; hubiese sido esperable una avalancha de consumidores pasándose de tarifa que nunca se dio (admito la complicación de cambiar de contador).
Respecto a la segunda, para que el coste de energía que un cliente dependa de su perfil de consumo es necesario que la liquidación de su consumo se haga utilizando la medida horaria real. Sin embargo, el borrador del Real Decreto no aclara si esto será así. (actualmente no se hace aunque el consumidor tenga ya un contador inteligente).
Finalmente, es probable que el coste de energía para un comercializadores de referencia de ofrecer la tarifa constante no varíe significativamente al principio. La mayoría de los clientes que opten por esta tarifa seguirá teniendo un contador convencional, que se liquida por medio de un perfil, y los perfiles actuales seguirán siendo representativos en los próximos años, ya que tener contador inteligente puede considerarse independiente del perfil de consumo (depende de los planes de implantación de las compañías).
Los comentarios están cerrados.