Dos Tipos de Tijeras

Todos pertenecemos a diferentes grupos en la población, definidos por alguna de nuestras características, preferencias, etc. Uno de los grupos a los que pertenezco incluye al 11%-12% de la población y que históricamente ha sido objeto de cierta superstición: los zurdos. En español, la misma palabra zurdo tiene connotaciones negativas. Proviene de la palabra latina soccus, que era el calzado que llevaban los cómicos en la antigua roma, que se hacían pasar por torpes o tontos (y también es el origen de la palabra zueco, por cierto). Esta connotación también se extiende a la izquierda en general y contrasta con la mano derecha, que llamamos la “diestra”. Estas diferencias también están detrás de muchas de las diferencias en el lenguaje como decir, por ejemplo, que vamos a “entrar con el pie derecho”. Y, por supuesto, este efecto no aparece solo español y se extiende a muchos de los idiomas más populares (francés, italiano, mandarín, etc) a pesar de que el origen etimológico de la palabra a menudo es muy distinto.

No es por tanto sorprendente que ser zurdo se haya considerado históricamente como un defecto y existen multitud de mitos al respecto. El interés histórico en curar este “defecto” lo hemos vivido incluso aquellos que hemos nacido ya en los años setenta y que hemos sido testigos de intentos de “reconversión” para utilizar la mano derecha (en mi caso ni tan siquiera lo intentaron al ver que no tenía remedio). Pero ¿qué hay de cierto acerca las diferencias entre zurdos y diestros?

En el año 1991 se publicó un estudio sobre ser zurdo que tuvo mucho impacto mediático (y que por motivos obvios aún recuerdo), elaborado por investigadores la Universidad de British Columbia. Este estudio mostraba que ser zurdo tenía un efecto muy pronunciado sobre la longevidad. En particular, ser zurdo se asociaba a una esperanza de vida 5 años menor en el caso de las mujeres y 10 años en el caso de los hombres. Esta diferencia tan pronunciada se asoció a diferencias fisiológicas que el uso de la mano “equivocada” generaba. Afortunadamente, ese estudio fue desmentido pocos años después al mostrar que, al utilizar certificados de defunción, gran parte de la diferencia provenía de problemas de selección, dado que una proporción mayor de zurdos había sido reconvertido en las generaciones más antiguas, lo que hacía que ser diestro estuviera sobrerepresentado entre los más longevos. Esta selección de la muestra también explicaría porque los zurdos tenían una mayor probabilidad de morir en un accidente de tráfico, lo que durante algunos años nos hizo un peligro en la carretera.

Mi lectura de la literatura al respecto es que en la actualidad existe un cierto consenso acerca de que el efecto de ser zurdo sobre la esperanza de vida o es muy pequeño o es directamente inexistente. Sin embargo, si que existen diferencias de carácter más económico, como muestra el trabajo de Goodman (2014) y que detallo a continuación.

Sabemos que la parte derecha del cerebro en los zurdos se estimula relativamente más en comparación con el caso de los diestros. También sabemos que es más probable ser zurdo cuando los padres (y en especial la madre) son también zurdos. Si eso es efecto imitación o tiene un componente genético no está claro. Por otro lado, existe evidencia de que la probabilidad de ser zurdo aumenta cuando existen problemas de salud durante la gestación y la primera infancia (medidos por una mayor estancia en el hospital o menor peso al nacimiento).

Los efectos prácticos son, sin embargo, muy distintos de los que habitualmente se afirman. No, no es cierto que ser zurdo esté asociado a una mayor inteligencia o a una mayor creatividad. En realidad, lo contrario parece ser cierto. Los zurdos estamos sobrerepresentados en la parte inferior de la distribución de resultados cognitivos. Esto se debe en parte a la mayor prevalencia de la dislexia o los déficits de atención entre los zurdos.

Las diferencias en coeficiente intelectual, salud mental y problemas de aprendizaje se trasladan a los resultados académicos y profesionales. Goodman muestra que ser zurdo podría reducir la probabilidad de terminar los estudios universitarios entre un 1% y un 2%. También obtiene que los zurdos acostumbran a tener ocupaciones que requieren menor capacidad intelectual. Estas diferencias se extienden a ocupaciones que requieren “originalidad” o “racionamiento inductivo”. Probablemente como consecuencia de los anterior, los zurdos están sobrerepresentados en las actividades que requieren habilidades manuales.

Goodman estima que, debido a las diferencias anteriores, para Estados Unidos, ser zurdo conlleva una disminución de ingresos de un 9% en el caso de los hombres. Esta diferencia es del 5% en el Reino Unido. Curiosamente esta diferencia practicamente no existe en el caso de las mujeres.

Por supuesto, una excepción menor a los resultados anteriores (y que Goodman no discute) aplica al caso de aquellos deportes que implican competencia directa entre personas. Aunque no es cierto que los zurdos estén sobrerepresentados en el tenis como a menudo se afirma, sí sucede en el caso del béisbol, donde cerca del 40% de los bateadores y el 30% de los lanzadores son zurdos. Con algo nos tendremos que conformar, me imagino.

Mi mayor queja cuando era pequeño tenía que ver con lo difícil que era encontrar tijeras para zurdos. Al menos ese problema ya no existe en la actualidad.

Hay 10 comentarios
  • Sorprende que zurdos españoles relativamente jóvenes hayan sido contrariados en escuelas concertadas. En cambio, presidentes USA mayores como Bush padre son zurdos no contrariados.

    • Ese ejemplo iba a poner. Un señor que hoy rondaría los 100 años, estando en educación primaria en los 20-30 del pasado siglo era zurdo. Yo soy del 69 y soy prácticamente de los primeros, con algún problema en edad de preescolar.

  • Como zurdo orgulloso que siempre he sido --a pesar de numerosos intentos de conversión forzosa-- me río de todas las diferencias que usted cita a partir del estudio de Goodman. Ya tengo 77 años y espero vivir bien hasta por lo menos los 100. Vengo de una familia muy numerosa con un único zurdo y en la que se puede apostar que yo soy el único que podría llegar a los 100 años.

    Mis diferencias con los demás miembros de esa gran familia no se limitan a que yo sea zurdo y los demás no. Hemos tenido grandes diferencias y todavía las tengo con los demás sobrevivientes. Nada extraño ya que no hay dos seres humanos iguales y que hasta ahora no hemos podido identificar las varias dimensiones en que nos diferenciamos. Y por si fuera poco, a lo anterior agrego mis diferencias con mis descendientes directos --hijos y nietos-- porque mi curiosidad académica sigue intacta y me pregunto continuamente porque ninguno de ellos salió zurdo y no tienen siquiera alguna de mis pocas "buenas" habilidades y virtudes (mientras que algunos viejos colegas consiguieron que algunos descendientes se interesaran en ser economistas, yo no he conseguido que siquiera uno lo intente).

    Y como anécdota le agrego que en los años que viví en China aprendí que la represión de los zurdos parece ser de dudosa eficacia. Lo aprendí de un viejo director "zurdo reprimido" de la escuela de posgrado del Banco Central de China.

    • Estimado Enrique,
      Gracias por compartir su experiencia personal. Me alegro de su excelente estado de salud. Sin embargo, como sabe, la inferencia que uno puede hacer de su caso particular o de una anécdota es extremadamente limitada. El trabajo que comento, sin embargo, se basa en datos miles de personas lo que me hace pensar que sus conclusiones son mucho más robustas. Por último, como menciono explícitamente en la entrada, los estudios más recientes indican que no hay diferencias en la esperanza de vida entre zurdos y diestros, lo que hace que su pretensión de vivir 100 años no sea más controvertida que si fuera diestro.

      • Por supuesto que no intento extrapolar de mi experiencia personal. Por eso afirmo en mi comentario que ni siquiera hemos sido capaces de identificar las dimensiones relevantes que nos diferencian como humanos. La revisión de papers publicados sobre diferencias entre humanos siempre me invita a pensar sobre las dimensiones ignoradas (y también sobre la mala medición de las dimensiones consideradas, incluyendo tanto proxies equivocadas como deficiencias en intensidad).

  • Aquí va una pequeña muestra como curiosidad.
    Soy zurdo, mi mujer es zurda y nuestros tres hijos diestros.
    No ha acompañado mucho la probabilidad.

    • Carlos, muchas gracias por plantear este problema tan interesante. Si la probabilidad de tener un hijo zurdo cuando los dos padres lo son es menor del 25%, entonces la configuracion de tus hijos es el evento mas probable de los 4 posibles (3 zurdos, 2 zurdos, 1 zurdo, 0 zurdos)

      • Aquí va una muestra en el sentido contrario como curiosidad:

        Mis padres eran diestros así como todos mis abuelos, pero de cuatro hermanos tres somos zurdos.

  • Hola, esto de la palabra 'soccus' en latin me ha hecho pensar que en catalan decir que alguien "es un socas" es sinonimo de tonto o estupido. No se si tendra algo que ver, siempre habia pensado que seria como cabeza dura por 'soca' de madera. No he encontrado la etimologia.

  • La connotación negativa asociada a lo “zurdo” es aún más profunda, y mantenida en el tiempo, de lo que usted describe. La mayoría de las lenguas romances abandonan el latín “sinistra” para designar la mano o el lado izquierdo. Los romances de la península ibérica (portugués, gallego, castellano o catalán) adoptan la palabra vasca (eskerra en batua, el euskera actual) probablemente a través del castellano. Lo curioso es que esta palabra está cargada, desde su origen, de una connotación negativa. Derecha se dice eskubi, es decir dos manos, mientras izquierda es esku erdia, es decir media mano.

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