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Obama-Volcker: un paso adelante

La propuesta de la Casa Blanca de limitar las actividades por cuenta propia de los bancos es indudablemente un paso adelante para tratar de evitar más crisis como la que hemos presenciado. En palabras de Obama, la propuesta principal es la siguiente:

“Los bancos no podrán ser propietarios, inversores o sponsosr de un hedge fund, un fondo de prívate equity ni podrán llevar a cabo compraventas de títulos para su propio beneficio no relacionadas con la prestación de servicios a sus clientes”

("Banks will no longer be allowed to own, invest, or sponsor hedge funds, private equity funds, or proprietary trading operations for their own profit, unrelated to serving their customers." )

Cualquier esfuerzo de reforma tiene que partir del reconocimiento de que si los contribuyentes vamos a proteger a cualquier industria de la bancarrota, esa industria tiene que ser regulada y los riesgos que tome deben ser controlados. El capitalismo consiste en que los agentes tomen riesgos y se beneficien de ellos si les sale bien, pero que paguen las consecuencias si no. En caso contrario, el riesgo moral es enorme: se incita a quien se protege a arriesgarse excesivamente- si sale cara, gana, si sale cruz perdemos los demás. Y esto es en términos de eficiencia; el problema de equidad es igual de grave—los impuestos sobre los trabajadores y los desfavorecidos tienen que subir para pagar las locuras de los más ricos.

Es importante darse cuenta de que el mercado no es la solución de este problema, ni mejorar el gobierno corporativo va a mejorar las cosas. Una vez puesta en marcha la garantía de los contribuyentes, el conflicto de intereses no es entre los gestores del banco y los accionistas, como en cualquier otra empresa (el gestor quiere ganar demasiado, o quiere construirse un imperio o volar en un avión privado a todas partes); el conflicto es entre, por un lado, gestores y accionistas, y por otro los contribuyentes. Tanto los gestores como los accionistas (y los tenedores de deuda corporativa) prefieren aprovechar la protección del estado para tomar riesgos excesivos, dado que es el contribuyente el que termina pagando. Por tanto las propuestas de transparencia y de mejora de gobierno corporativo son completamente inútiles.

Las propuestas son por tanto un paso en la dirección adecuada. Pero plantean dos problemas series . Primero, que son insuficientes. No fue sólo el “prop-trading” la forma en que las entidades financieras tomaron riesgos excesivos; los mayores problemas han sido en la cartera de préstamos de las entidades financieras—también aquí, en simples préstamos inmobiliarios, se puede arriesgar demasiado. Segundo, su implementación es extremadamente complicada—separar actividades de “hedging” puro de actividades de especulación ha sido siempre imposible, y lo va a seguir siendo.

La solución sigue siendo la que ha sido siempre en el capitalismo: si una empresa tiene demasiadas deudas, si es insolvente, los contribuyentes no tienen ninguna responsabilidad—la empresa suspende pagos, cierra, y sus accionistas y acreedores pierden hasta la camisa. ¿Cómo hacer esta amenaza-esta realidad-- creíble en entidades financieras? Para conseguir que la quiebra vuelva a ejercer el papel de disciplina de los gestores que debe ejercer es necesario (1) que las instituciones financieras tengan un tamaño que las permita fracasar—es decir, que no existan “too big too fail Banks”-esto puede hacerse mediante un impuesto que crece con el tamaño de los activos, o con un límite literal de la hoja de balance; y (2) que los “testamentos” (living wills) sean creíbles y verdaderos y no papeles sin fuerza- de modo que cualquier institución financiera pueda desaparecer en un fin de semana sin crear el caos post-Lehman.

Veremos si, una vez recomenzado el debate por Obama, se empieza a mover en la dirección adecuada.