Vicente Cuñat tiene un interesante y muy relevante trabajo sobre temporalidad que muestra que las dificultades de financiación incrementan el impacto de la temporalidad: las empresas sujetas a restricciones financieras son reacias a invertir a largo plazo, y por tanto evitan hacer contratos fijos. Le he pedido que nos escriba una nota y nos manda este muy interesante resumen.
"La Falta de Acceso al Crédito Intensifica la Dualidad del Mercado Laboral"
Por Vicente Cuñat, LSE
Dos de los temas protagonistas de la reciente crisis son la reforma del mercado laboral y el limitado acceso al crédito por parte de las empresas. Frecuentemente ambos se presentan como problemas relativamente independientes. Hay incluso quien sostiene que, dado que la crisis actual tiene un origen eminentemente financiero, no es relevante reformar el mercado laboral y deberíamos concentrarnos en poner orden en los bancos y mercados de capitales. Esta visión, sin embargo, ignora que los efectos de tener un mercado de trabajo dual interactúan con el acceso al crédito de las empresas. Los problemas de financiación amplifican los problemas de un mercado de trabajo dual, distorsionan la forma en la que las empresas contratan y despiden, y amplían la inseguridad laboral de los trabajadores temporales. Es por tanto importante actuar simultáneamente sobre el mercado de trabajo y sobre el acceso al crédito.
Los efectos de la dualidad del mercado de trabajo son más intensos entre las pequeñas y medianas empresas. Andrea Caggese y yo nos preguntábamos hace algún tiempo si este efecto se debía a problemas de acceso al crédito. El contenido de esta nota esta en parte basado un artículo académico que escribimos al respecto. El artículo incluye un modelo teórico que contrastamos utilizando datos Italianos. Aunque las características económicas e institucionales de Italia y España no son idénticas, son lo suficientemente parecidas para generalizar los resultados y sacar algunas lecciones. En concreto, ambos países cuentan con un mercado de trabajo dual (aunque en Italia la proporción de trabajadores temporales es algo menor y el régimen de los trabajadores fijos es distinto). Además, en ambos países una parte importante de la actividad económica depende de un tejido amplio de pequeñas y medianas empresas, con acceso limitado a los mercados financieros, cuya financiación proviene fundamentalmente de los bancos.
¿Cuáles son los factores que afectan a las empresas cuando contratan o despiden trabajadores fijos o temporales?
A la hora de contratar (o de transformar un contrato temporal en fijo) las empresas tienen en cuenta que los contratos temporales aportan flexibilidad a la empresa, pero con la desventaja de que la temporalidad va generalmente asociada a una menor productividad media. El impacto de la temporalidad sobre la productividad es difícil de cuantificar con precisión, pero tenemos muchas respuestas parciales. Entre otros efectos la temporalidad aumenta el absentismo laboral, reduce los incentivos para que el trabajador se forme y para que la empresa provea formación específica.
En el momento de despedir, de nuevo las empresas se enfrentan de nuevo a una elección importante. ¿Debería el ajuste del empleo concentrarse en aquellos trabajadores que son menos necesarios para la empresa o en aquellos cuyo coste de despido es menor? En un extremo, si las empresas quisiesen minimizar el coste actual de los despidos empezarían despidiendo siempre a los trabajadores temporales y después a los fijos en orden inverso a sus años de permanencia en la empresa. Seria una política en la que “el último que entra es el primero que sale”. En el otro extremo la empresa podría decidir despedir selectivamente a aquellos trabajadores que por sus características personales o funcionales son menos productivos. Esta seria una política en la que “se despide a los trabajadores menos necesarios”. En la práctica las empresas se sitúan en un punto intermedio entre estas dos políticas extremas, aunque dado el fuerte diferencial entre los costes de despido entre fijos y temporales, tanto en Italia como en España es improbable que muchos trabajadores fijos sean despedidos antes de haber despedido a los temporales. Hay que resaltar que aunque desde el punto de vista de la empresa pueda ser optima una política en la que los últimos contratados son los primeros despedidos, para la sociedad es costoso en términos de la correcta asignación de recursos.
Partiendo de estas premisas nos podemos preguntar si las empresas toman decisiones de contratación y despido diferentes cuando tienen mejor o peor acceso al mercado de crédito.
Para contestar a esta pregunta hay que entender que despedir a un trabajador fijo tiene una estructura de pagos similar a un proyecto de inversión. Al despedir a un trabajador fijo, la empresa debe pagar por adelantado unos fondos (indemnización por despido) para dejar de pagar en el futuro un flujo de salarios. Cuando el acceso al crédito está muy restringido la inversión en general se resiente y el despido de trabajadores fijos (en términos relativos al despido de trabajadores temporales) también. El efecto de la falta de financiación no se restringe solo al despido, sino también a la contratación, dado que las empresas anticipan los costes de despido futuros.
Estas ideas se ven reflejadas claramente en los datos (me refiero a datos de PYMES Italianas entre 1996 y 2001 aunque, de nuevo, los efectos son generalizables al caso de España). En primer lugar, las empresas con peor acceso al crédito contratan una proporción mayor de trabajadores temporales. Este es un efecto muy intenso y viene marcado por la política de contratación de las empresas cuando crecen. Las empresas con problemas de acceso al crédito prefieren contar con un margen mayor de trabajadores temporales y dejar pasar la posibilidad de ser más productivas para ganar en flexibilidad. En segundo lugar, la volatilidad del empleo en estas empresas es mayor. Esto se debe en parte a las características de dichas las empresas, pero también al tipo de contratos que utilizan. Por último, el tercer efecto relevante es que la volatilidad del empleo temporal en relación con la volatilidad del empleo fijo es mayor en las empresas con pobre acceso al crédito. En las empresas sujetas a restricciones financieras, los puestos de trabajo temporales son aun más precarios, pero, en términos relativos, los trabajadores fijos se encuentran paradójicamente más protegidos dado que la indemnización por despido es particularmente costosa cuando los fondos propios escasean y no hay forma de conseguir financiación.
Aunque los datos no permiten el seguimiento individual de los trabajadores, este último resultado se puede extender a la disyuntiva sobre qué trabajadores son despedidos. Cuanto peor es el acceso al crédito mas se enfatiza la política de “el último que entra es el primero que sale” tanto en el margen de fijos respecto a temporales, como también respecto a los años de permanencia en la empresa de los trabajadores fijos.
En resumen, cuando existen problemas de financiación la política de contratación y despido de las empresas se distorsiona; las empresas valoran en exceso la flexibilidad y dejan de lado la productividad. Para los trabajadores, el mercado de trabajo se vuelve más dual, aumentando el diferencial entre la inseguridad laboral de unos y otros. Es precisamente en un momento como el actual, con un acceso al crédito muy restringido cuando los males de un mercado de trabajo dual se enfatizan. La reforma del mercado laboral y recuperar la normalidad en el crédito a las empresas deben verse como acciones complementarias.
Aunque las diferencias entre puestos de trabajo fijos y temporales se manifiestan en el momento del despido. Las restricciones financieras afectan al comportamiento de las empresas particularmente en el momento de la contratación. Son los potenciales costes de despido futuros los que llevan a las empresas con pobre acceso al crédito a contratar más trabajadores temporales. El tipo de contratación que observaremos en el futuro va a depender de las instituciones laborales y de las expectativas de financiación de las empresas. La dualidad del mercado de trabajo y la regularización del mercado financiero no es algo que haya que resolver “para la próxima crisis” sino para sentar las bases del crecimiento futuro.
Referencia:
“Financing Constraints and Fixed-Term Employment Contracts.” Andrea Caggese – Vicente Cuñat - The Economic Journal - Volumen 11, Número 553, Noviembre 2008