Informe de Expertos sobre reforma de universidades, con mis mejores deseos

El Ministerio de Educación acaba de hacer público Informe de expertos, una comisión de la que formé parte, sobre reforma de las Universidades. Espero sinceramente que os parezca que el informe, que es posibilista e incrementalista, y muy engarzado en el sistema que tenemos y para cuyo su elaboración y consenso hemos gastado mucho esfuerzo y muchas horas de trabajo (¡gratis!), os parezca un avance sustancial. No es la universidad “ideal” que me/nos  gustaría ver en España, sino los cambios que un grupo de personas muy diferentes han creído imprescindibles para avanzar y han sido capaces de consensuar.

A los que trabajáis en la Universidad Española, espero que el informe sirva para eliminar parte de los absurdos a los que os enfrentáis de vuestras vidas y que os ayude a crear un buen ambiente de investigación y docencia. Y a los que estudiáis, a la mayoría silenciosa que os habéis dado cuenta de que las universidades, en muchos casos, hoy no os forman, espero también que el informe que hemos producido os ayude a mejorar la calidad de la docencia que recibís.

Y a ambos os ruego que no os dejéis llevar, en la respuesta, por los que no quieren trabajar, ni quieren investigar, ni quieren aprender. Algunos de estos se pretenden de izquierdas. Pero una educación pública de calidad es la principal vía de movilidad social y económica. Si la Universidad sigue sin funcionar, la gente con medios seguirá llevándose a sus hijos a la privada o al extranjero y no sufrirá las consecuencias. La reivindicación de una universidad que funcione debe ser compartida por todos sin excepción. No olvidemos que las recientes reformas finlandesa y griega salieron con apoyo de izquierda y derecha.

Obviamente, el que hagamos un informe no quiere  decir que suscribamos ni la política de I+D, ni la de becas, ni la de educación del gobierno, o sea que los comentarios al respecto no me los dirijáis a mí, por favor. Este es el Informe.

Hay 121 comentarios
  • Luis, muchas gracias por tu trabajo.
    El informe me parece excelente en su planteamiento de intentar generar incentivos a la contratación de los mejores: Si la Universidad o el Departamento quiere financiación, debe contratar a los mejores y si no, en la siguiente evaluación, perderá dinero. El riesgo que le veo es la implementación. Si se da libertad a la Universidad pero los incentivos no son suficientemente fuertes para que todo el departamento se beneficie de contratar a los buenos, al final la contratación sin requisitos mínimos previos, volverá a ser un coladero para los mediocres y un medio de perpetuar la endogamia, al menos en el muy corto plazo. Habría que llevar cuidado con los primeros meses de implantación del sistema para que no se puedan sacar plazas hasta que los nuevos rectores sean elegidos con el nuevo sistema.
    Por otro lado me parece crucial el consenso entre partidos para que el sistema en lo básico no vuelva a cambiar dentro de 4 años. Si hay que salvaguardar algo en aras del consenso, para mi sería: 1) alto porcentaje de financiación de la Universidad basado en resultados de investigación, y 2) sistema de gobernanza. Cambiar el filtro previo para el acceso al funcionariado no me parece crucial. Yo he vivido el sistema ANECA y, aceptando sus fallos, no me parece peor que lo que se propone. Quizá simplemente con los cambios de ponderaciones que se sugieren, mejorando la transparencia, y dejando el resto como está, sería suficiente. Y nos ahorraríamos los costes de transición.

  • Hace casi un año la denostada ANECA me ha acreditado como catedrático de universidad (innecesario es decir que estoy, como tantos cientos de colegas anecados, a la espera de una improbable plaza). Concuerdo plenamente con la propuesta de la Comisión en eliminar el valor de la gestión y reducir considerablemente el de la docencia para ser TU o CU, pese a que a mí ambas (id est, unos cuantos años en puestos de gestión nombrado a dedo y muchos años dando unas clases cuya calidad nadie ha evaluado) me han servido para acumular puntos anequiles y sobrepasar holgadamente los 80 exigidos para acceder al sancta sanctorum. Es obvio que no voy a devolver la acreditación, pero el sistema me parece demencial. Por ejemplo: he asistido a decenas de cursillos y cursetes de 'innovación docente' con el único objetivo de acumular los puntos correspondientes en ese apartado. Huelga decir que no tengo la más mínima idea de qué diablos es la 'innovación docente', cosa que, por otro lado, no me interesa lo más mínimo. Siempre he creido que a un profesor competente debiera bastarle la palabra (y, como mucho, una tiza: nada de apuntes, chuletas ni powerpoints). He realizado dos estancias en dos muy prestigiosas universidades anglosajonas que la ANECA ha valorado 'per se', sin que nadie me haya exigido que presente el fruto (e.g., artículos en colaboración con profesores de tales universidades). Etcétera. A estas argucias se las conoce, como bien saben, con la acertada denominación de 'ingeniería del curriculum'. Continuará.

    • ovidio,

      Realmente la reforma del sistema de acreditación actual es sólo una propuesta de cambios urgentes. Lo que realmente propone la comisión es volver, al menos para la vía funcionarial, al sistema anterior de habilitación. Estoy de acuerdo con todas las críticas al sistema actual: las reglas del juego son absurdas. La pregunta es si además de absurdas queremos que sean impredecibles, que es lo que ocurre cuando las decide cada tribunal.

    • Ovidio,

      decir que la innovación docente no sirve para nada, te has quedado a gustito contigo mismo. No sé si sabes que hay carreras enteras que forman para saber cuales son los mejores sistemas para enseñar según las circunstancias. Si tu razonamiento lo aplicaramos a todas las ramas del conocimiento, todavía seguiríamos en la edad de piedra. Desgraciadamente en pedagogía como mucha gente piensa como tú así nos luce el pelo en fracaso escolar. Ya lo he dicho en algún comentari anterior, en este país todos nos creemos en derecho de saber como hay que enseñar sin tener ni idea. Tampoco te culpo, unicamente replicas lo que experimentaste en tu epoca de estudiante, pero así nos luce el pelo.

  • Continúo, y dios me libre de aburrir a la sufrida audiencia. Como decía, el sistema de acreditación de ANECA me parece demencial (o manifiestamente mejorable, si se prefiere el eufemismo). Pero también me parece un dislate otorgar, como en el documento se hace, tanta importancia a los sexenios, de suerte que se convierten en la piedra angular para valorar la investigación. No estoy de acuerdo en absoluto con esa postura. Me explico con brevedad: conozco ilustres (según los propios interesados) catedráticos con cinco sexenios y CUATRO (leen bien, señores) miserables artículos en JCR. Esta aberración se explica porque, como bien se sabe, hasta hace unos 10 años los sexenios se concedían por publicar prácticamente cualquier cosa, no precisamente artículos en revistas indexadas en JCR (siglas que en España no conocían más que unos cuantos iniciados). No se molesten si aludo a mi propio caso: tengo un sexenio, pero he conseguido publicar 27 artículos JCR en los últimos siete años. ¿Por qué razón mi único sexenio -ahora me darán el segundo- vale menos que los cinco del catedrático citado? ¿No sería mejor -digo, muho más objetivo- exigir artículos publicados en revistas indexadas en ISI como indicador de la excelencia de la investigación que acudir a sexenios concedidos por vaya usted a saber qué artículos, capítulos, etc., que nada tienen que ver con la investigación como sucede en muchísimos casos? Pertenezco a Sociales y Jurídicas y aseguro que los artículos publicados en revistas 'serias' son un indicador bastante objetivo de los méritos de investigación.

    • Totalmente con todo lo que escribe Ovidio. Yo también estoy acreditado a catedrático desde 2009, por lo que no va en mi interés personal abogar por la derogación del sistema como plantea el informe. Pero sería una infame traición contra la ciencia española, y sobre todo contra los jóvenes, oponerse a estas medidas por intereses personales tan zafios como este. A largo plazo, y en última instancia, todos aquellos a los que de verdad nos interesa la investigación valoraremos este informe en su justa medida como la más importante propuesta que se haya nunca para la universidad española. Todos saldremos ganando de una propuesta que no puede sino elevar el ínfimo nivel actual de la investigación en España.

    • Y si, sin duda, la cuestión de los sexenios es clave, como ya hemos dejado claro muchos, y deberían introducirse cambios en el documento.

  • J.B ha clavado las deficiencias del sistema de habilitaciones, al que esperemos no se vuelva por todos sus contras.
    Que el sistema de acreditaciones no es perfecto, totalmente de acuerdo.
    Que se debe de mejorar, sin duda.
    Que se pueden cambiar las ponderaciones entre docencia, investigación y gestión. Totalmente de acuerdo.
    Que se deben modificar la puntuación de ciertos elementos (estancias en el extranjero, asistencia a congresos y seminarios), se está tardando mucho.

    Ahora bien bajo mi punto de vista volver al sistema de habilitación sería un retraso.

    Otro tema, la valoración de la gestión. No seré yo el que diga que se debe valorar mucho la gestión, todos conocemos a gente que se ha acreditado por tener buenos méritos de gestión lo cual me parece un error. Pero que no cuente nada, hay que comprar la investigación pero en igualdad de oportunidades. Es lo mismo alguien que se dedica sólo a la investigación que un profesor que se dedique a dar varias clases de Grado, varias de Máster y Doctorado, que dirige TFG, tesis y tesinas, que coordina algún máster, que dirige su departamento/facultad o ayuda a hacerlo y vete tu a saber cuántas cosas más . Yo creo que no y para ello es necesario que se tengan en cuenta los méritos docentes e investigadores.
    En caso contrario quién va a ser el "tonto" que se va a dedicar a tareas de gestión sin un céntimo adicional??

  • Pues lamento disentir, pero a mí el informe me parece un intento bastante desafortunado para un objetivo que todos compartimos, que es el de mejorar la calidad de la Universidad española. Admito que en informe hay medidas muy sensatas y que, supongo, muchos aceptaríamos de buen grado. Pero el conjunto es bastante preocupante.

    Éste es el resumen (un tanto cáustico, lo reconozco) que yo hago del contenido del documento:

    (1) La Universidad española es una anomalía en el mundo civilizado, porque no ha producido un solo premio Nobel en 100 años y no tiene ninguna colocada entre las 200 primeras en el índice de Shanghai. (Por cierto, esto es falso si vamos por especialidades, ver: http://webpersonal.uma.es/~DIEGUEZ/hipervpdf/Servicios_prestados.pdf

    (2) Esto no tiene nada que ver con el hecho de que ningún Gobierno se ha tomado nunca en serio en este país el fomento de la investigación y que las inversiones en I+D siguen siendo las más bajas de Europa, sino que se debe a que, dada la picaresca típica de este país, la Universidad se ha llenado de vagos e inútiles que ahora se van a enterar.

    (3) Aquí sobran muchas titulaciones, sobre todo de humanidades. Hay que cerrarlas (y dejarlas sólo en las universidades grandes).

    (4) No se acreditará a nadie a no ser que haya dinero para que su Universidad saque una plaza.

    (5) Habrá unas pocas universidades sobre la que se volcará todo el esfuerzo inversor, a ver si por fin las convertimos en excelentes. Al resto que les vayan dando.

    (Continúa)

  • (6) Se acabó el cuento de ser funcionarios. Cada universidad contratará y despedirá profesores cuando le venga en gana, y se valorará mucho el fichaje de extranjeros (ya se sabe, ellos sí ganan premios Nobel).

    (7) El doctorado será un privilegio para unas pocas universidades y para unos pocos alumnos.

    (8) Lo ideal sería que al rector lo nombrara directamente el Gobierno, pero como eso es un sueño irrealizable, que lo nombre un Consejo pequeño y donde los políticos tengan mano.

    (9) Un Consejo de la Universidad, compuesto en un 25% de políticos de las Comunidades Autónomas y un 25% de gente nombrada a dedo (sólo el 50% restante sería elegido, véase página 44), pueda contratar a los profesores que quiera.
    (Ya me imagino el enorme avance en prestigio y en eficiencia que eso traerá a la Universidad. Justo el mismo prestigio que ese tipo de políticas ha traído a las cajas de ahorro, a las innumerables empresas públicas (caso de Andalucía) llenas de gente contratadas del mismo modo, o a los servicios públicos de las regiones más sometidas al clientelismo.)

    ¿Me equivoco en mucho?

    • Pues sí, Antonio, creo que te equivocas completamente. Adscribes intenciones malintencionadas que no existen a priori (otra cosa es lo que luego hagan los políticos con el informe, y cómo acabe plasmándose en ley; claro que si todos repetimos que estas cosas terribles, como el clientelismo, etc, ocurrirán, pues, al final, probablemente sea lo que acabe ocurriendo, lo mismo que ya pasó con Bolonia). Supongo que es el clásico fatalismo español, que acaba con toda esperanza de mejora. Yo, al menos, espero que en esta ocasión el orgullo, esa terrible lacra, no nos impida ver con claridad cuáles son los problemas agudísimos que tiene una de las instituciones clave del país. Sin un diagnóstico correcto de los problemas de nuestra universidad es imposible mejorarla o corregirla. Pero con un sentido del amor propio tan sensible como el que tú demuestras en este post, es imposible diagnosticar correctamente, lo que frustra cualquier esperanza de mejora. Supongo que lo que tú propones es que quede todo igual que ahora, a fin de cuentas te ha ido muy bien con este sistema. En fin, que muchas gracias por el jarro de agua fría.

      • Estimado Mauricio, no pretendo echar agua fría en este asunto. Ojalá tú tengas razón y yo me equivoque. Los dos compartimos nuestro deseo de que la universidad española mejore su calidad. Creo que también coincidiríamos en algunos diagnósticos. Por ejemplo, que aquí se premia poco la investigación de calidad y se protege al que no hace nada. Lo que contribuya a acabar con eso tendrá mi bienvenida. Pero el informe dice más cosas, y son esas las que me preocupan. Y supongo que también preocupan a los que están expresando dudas muy razonables en este foro. Como me preocupa igualmente que la imagen inicial que se da de la universidad española coincida casi punto por punto con las críticas vertidas por el ministro y que, como dije en el artículo periodístico que enlacé arriba, considero injustas. Al decir esto, no estoy movido por el orgullo ni por el amor propio. Yo no me siendo aludido por dichas críticas. Me mueve únicamente el respeto a una institución en la que llevo ya casi treinta años y que he visto mejorar mucho desde que entré en ella. Una institución, por cierto, cuyos objetivos no deberían limitarse a ofrecer a la sociedad rentabilidad económica y mano de obra cualificada. No propongo que todo siga igual, sino que las medidas a adoptar se piensen serenamente y se consensúen lo más ampliamente posible. En el sistema actual nadie me ha regalado nada, y lo mismo espero de los sistemas que puedan venir en el futuro.

        • Estoy de acuerdo en que las medidas deben pensarse serenamente y consensuarse si es posible. Ahora bien, creo que existe cierta obsesión con los males de la "rentabilidad económica y mano de obra cualificada" que hace difícil el consenso. No se puede plantear seriamente en el S.XXI que tales objetivos entran en colisión con la calidad de la investigación y docencia que se realiza en las universidades (el objeto principal del informe). Tampoco entiendo cómo se puede extraer una idea tan limitada de lo que dice: No es ése el informe que yo he leído. Y una gran parte de lo que va a ocurrir a partir de ahora dependerá de las lecturas que tengamos nosotros la voluntad de realizar. En mi opinión necesitamos lecturas del informe menos constreñidas por la trayectoria pasada de nuestras universidades (que por mucho que haya mejorado en años recientes, sigue siendo pobre), y más formadas en los horizontes que se le abren ahora en el nuevo marco europeo en el que juega. En ese sentido yo veo en algunas respuestas falta de visión (y de imaginación) del horizonte real de posibilidad. Supongo que tengo una visión más ambiciosa de los objetivos que la universidad española está en posición de conseguir, quizás porque estoy en posición de percibir mejor el desaprovechamiento sistemático de su talento, sobre todo entre los más jóvenes.

  • Yo sí estoy de acuerdo con la propuesta en que la gestión no se valore. En los ejemplos que pones hay que diferenciar a mi juicio entre (a) cargos unipersonales como decano, director de departamento... que están PAGADOS y reducen carga docente y, en consecuencia, no deberían computarse como méritos para promocionar; (b) dirección de tesis, que debería computarse como mucho como méritos docentes (digo 'como mucho' porque en España se leen tesis doctorales que deberían contar como deméritos) y (c) otras actividades tales como la dirección de trabajos 'menores' (TFG, tesinas...) o la pertenencia a comisiones, que en ningún caso deberían valorarse como méritos añadidos: a mi entender participar en ese tipo de tareas va en el sueldo y debería ser obligatorio para todo el profesorado (en un país que, como nadie ignora, el escaqueo y la picaresa han alcanzado la categoría de arte). Como bien dices, en esas cosas participamos los tontos. Los listos se dedican al arte del escaqueo permanente.

  • Yo reconozco que la primera impresión que me generó el informe fue de una ligera “desilusión”, después de múltiples rumores, expectativas generadas por el mismo… esperaba un informe más elaborado e “innovador”. Sin embargo, con el paso de las horas creo que es un informe “realista” y que realmente puede suponer, si se implanta, un gran avance para el sistema universitario español. Ahora lo fundamental es que salga adelante…, al margen de algunos retoques que se le pueda introducir.
    Hay detalles que se pueden mejorar. Por ejemplo, en el tema de los sexenios estoy de acuerdo con las críticas vertidas (no se pueden equiparar dos personas porque tengan un sexenio reconocido, ya que puede haber entre ellas diferencias abismales en productividad), pero esto se podría arreglar fácilmente, en vez de coger el valor de “1 punto” por un sexenio, se podría dar una puntuación de hasta 10 puntos por cada uno de ellos (que, en realidad, así es como se evalúan), de este modo, no sería lo mismo un sexenio con 6 puntos que con 10 y se podría poner como criterio de corte por ejemplo “10 puntos/20 puntos… obtenidos en sexenios”, ajustándose mucho más a la realidad de la investigación.

    • Esto me recuerda una historia real en la que cierta persona muy contenta con la evaluación del sexenio, pues le han dado un 9,5/10, se lo cuenta a otra de otra area de conocimiento, de los que no dan un palo al agua, pero sus amigos ponen su nombre en los papers, que de todo hay, y le contesta que al le han puesto un 10/10. Es decir, de cualquier manera existe la posibilidad de buscarle las vueltas al sistema.

      • En efecto, Academicus, el caso que usted comenta existe, y no es excepcional ni anecdótico, sino bastante más común de lo deseable. Digo, lo de poner en un 'paper' a los amiguetes, que van de esta guisa consiguiendo sexenios y aun acreditaciones anequiles sin dar golpe. Mucho me temo que el problema es irresoluble, pues tiene que ver con cosas tan peregrinas para el investigador español medio como la cultura científica y la ética de investigación. Estos procederes, que a un investigador anglosajón escandalizarían (a muchos que conozco ni siquiera los veo capaces de imaginarlo) son por estos pagos un hábito inveterado. Lo dije más arriba: la picaresca aquí es endémica (recuérdese aquello tan castizo de 'hecha la ley, hecha la trampa').

  • Como joven profesor universitario creo que el sistema mantiene la incertidumbre que recae sobre mi colectivo. De hecho pienso que todo el coste recae sobre nosotros (igual que el sistema de pensiones vigente cuando me jubile, si es que existe). Me explico. Imaginen una universidad con dos profesores en su departamento: A y B. El profesor A es un profesor Contratado Doctor (con publicaciones JCR) que tiene la acreditación de Titular; mientras el profesor B es titular de escuela, no doctor y sin publicaciones. El departamento saca una plaza de Titular de universidad dado que el A ha acreditado. Lamentablemente, A pierde porque se ha presentado un excelente profesor C de otra universidad. Mi pregunta es ¿quién es despedido de la universidad después de la reforma? ¿El A o el B? Hasta el momento el A porque el B ya es funcionario. Personalmente, creo que la universidad debería quedarse con C y A. Pero, también creo que hay una gran incertidumbre sobre el futuro laboral de los jóvenes profesores, y visto con el tiempo quizás sea mejor conseguir una plaza en un instituto, pues sabes lo que tienes que hacer para promocionar. En la universidad también, tiene que publicar en buenas revistas, pero tienes que convivir con la incertidumbre de si cuando salga la plaza para promocionarte vas a competir con candidatos externos. Con esto no quiero decir que no existan candidatos externos, simplemente que hasta que no se es funcionario hay una gran inestabilidad económica para los jóvenes profesores.

  • Creo que estos posibles hechos son especialmente importantes cuando se quiere promocionar la desfuncionarización del profesorado universitario, y más ahora que estamos en crisis. Si una universidad hace un ERE, ¿Quién se va?
    Sé que en el informe se propone habilitación, pero como no lo he vivido por eso hablo del sistema ANECA, aunque creo que lo que comento también puede ocurrir con las habilitaciones. Respecto al sistema de las habilitaciones, tengo una duda sobre su recomendación por parte de los expertos. Entendiendo que lo propuesto por los expertos no es un sistema perfecto, considero que es un sistema transitorio y que el futuro de 10 o 15 años habrá una nueva reforma del sistema universitario (cuando no antes). Por tanto, qué sentido tiene volver a un sistema que ya se elimino y que se volverá a eliminar si se quiere mejorar el sistema (admitido por algunos de los expertos), con los costes que conlleva para los perjudicados.

  • Sr. Garicano, ¿qué opina de la Addenda suscrita por los profesores Alzaga y Urrea? ¿Porqué no se menciona apenas en la prensa que las conclusiones de dicho informe no han sido alcanzadas por la totalidad de esa comisión? De la primera comisión se desligaron dos "expertor" y ahora otros dos emiten una Addenda defendiendo la inconstitucionalidad de algunas propuestas de la comisión. ¿No debería usted cambiar esta frase?: "No es la universidad “ideal” que me/nos gustaría ver en España, sino los cambios que un grupo de personas muy diferentes han creído imprescindibles para avanzar y han sido capaces de consensuar"

  • Luis:

    Echo en falta recomendaciones en relación con la reforma de la "Selectividad" y el acceso a la universidad. Sólo hay un comentario tangencial en el prámbulo. Es imperativo mejorar ambos aspectos para garantizar buenas universidades.

  • Querido Luis
    He leído el informe con detalle. Me parece que hace un muy correcto diagnóstico en algunos aspectos: falta de transparencia de la ANECA, ineficacia de las actuales estructuras de gobierno, etc. Enhorabuena por ello. No obstante, las propuestas de solución en muchos aspectos serán poco efectivas. El sistema de habilitación no terminará con la endogamia. No lo hizo cuando se implantó y no lo hará ahora. Mayor poder para rectores y decanos parece una medida interesante, aunque está por ver cómo se implementará una eficaz selección de los mismos. ¿Cómo se atraerá talento (en esos cargos y en niveles inferiores) con financiaciones insuficientes? Tú eres un experto en estrategia, y convendrás conmigo en que la implementación es tan o más importante como la formulación de la misma. Pero la atención a la ejecución ha estado ausente (o casi) en vuestra reflexión. La medida más adecuada de las planteadas me ha parecido la de asociar financiación/premio a objetivos individuales y de departamento. Esto, a largo plazo, terminaría con la contratación y permanencia de los menos buenos. Pero para que sea efectivo serían necesarios 20 años de una política estable en este sentido. El consenso entre todos los actores se aventura crucial si queremos lograr un sistema mejor. Por otro lado, hay áreas de conocimiento con realidades diferentes. No se pueden establecer los mismos patrones para todos. La carga docente en economía (empresa) no tiene nada que ver con la de física teórica. Y así investigar es una carrera de obstáculos.

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