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Eliminar las ayudas a VPOs es oportuno, eficiente y justo

(Elaborado con la colaboración de Diego Sales)

Un beneficio indirecto de las restricciones presupuestarias es que pueden llevar quizás a eliminar algunos de los despilfarros más egregios de las políticas públicas- por ejemplo, las de vivienda. Una de las bombas informativas de agosto han sido los anuncios de recortes en los programas de Viviendas de Protección Oficial por parte del gobierno y la reorentación de subsidios hacia el alquiler. Tal reorientación de las ayudas hacia el alquiler coincide con lo que propusimos un grupo de economistas desde FEDEA en un documento sobre las reformas necesarias en el mercado inmobiliario el 14 de octubre del 2009 (ver reciente discusión de nuestras propuestas en El País), y discutidas con anterioridad en este blog por Pablo Vázquez.  Las razones son claras: estos programas son innecesarios, ineficientes e injustos. La reacción de algunos políticos y sindicalistas desde la izquierda y (incomprensiblemente) desde la derecha criticando las medidas del gobierno y defendiendo la VPO sobre todo con argumentos de équidad son incomprensibles. Como dijo José Víctor Ríos Rull en un agudo comentario a la entrada de Pablo Vázquez “Desafío a los más imaginativos a que contribuyan un modelo donde está política [la construcción de VPO] contribuye a un fin explícito del gobierno.” En este post analizamos brevemente los argumentos de eficiencia y de equidad que se suelen hacer intentando justificar lo injustificable.

1. Las VPO son la peor medicina para el mercado inmobiliario

Hasta hace poco, el gobierno central y, aún, los gobiernos autonómicos, seguían “estimulando” la economía con el subsidio a la construcción de nueva VPO. En una situación en la que el mercado inmobiliario está colapsando bajo el peso de un exceso de oferta enorme esto es tan absurdo que no requiere discusión. Si acaso, hacen falta subsidios para destruir viviendas (al menos las horrorosas que afean las costas) no para construir más.

2. Las VPO disminuyen la eficiencia de la economía

Quizás una de las características más peculiares del extrañísimo mercado de trabajo español es la falta de movilidad de los trabajadores entre ciudades, entre provincias, y entre CCAA en busca de mejores condiciones de trabajo. Esta falta de movilidad provoca muchas ineficiencias al impedir que los recursos se asignen a su mejor uso. Quizás la mejor indicación de estas ineficiencias es la enorme dispersión de las tasas de paro—del 10-11% de Navarra y el País Vasco al 27-29% e Andalucía y Canarias de acuerdo con la EPA del segundo trimestre.  Pues bien, la regulación de la VPO contribuye explícitamente a esta falta de movilidad, ya que está prohibido alquilarlas o venderlas por un largo período de tiempo- por ejemplo de al menos 15 años en la comunidad de Madrid. Al agraciado al que le toca esta lotería no le queda otra que quedarse donde está durante estos años.

3. Los programas de VPO no disminuyen sino que incrementan la desigualdad injustificada

El argumento de equidad es el que se hace más frecuentemente, y vale la pena dedicarle más atención. Hay tres razones que hacen que las VPO no sean un instrumento adecuado contra la desigualdad. Primero, contrariamente a la retórica de estos programas, las bandas salariales que pueden acceder a los sorteos para la adjudicación de VPO son muy amplias—tanto que dan cabida a la inmensa mayoría de la población joven (a estos efectos aquellos de hasta 35 años). En un par de años tras el sorteo, algunos de los ganadores conseguirán excelentes y bien remunerados empleos, mientras que otros realmente necesitarán toda la ayuda disponible.

Por ejemplo, las bases de adjudicación de la Comunidad Autónoma del País Vasco permiten  (Decreto 39/2008,) optar a estos sorteos a jóvenes de hasta 35,000 euros de ingresos (para VPO en reg. general), mientras que  las de la Comunidad Autónoma de Madrid (Decreto 11/2005) para la Vivienda Protegida de Precio General, permiten ingresos familiares de hasta 41,003 euros o hasta 5,5 veces el indicador público de rentas múltiples.

De acuerdo con las estadísticas de recaudación del IRPF del año 2008 de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (que excluyen datos de la Comunidad Autónoma Vasca) el 96,4% de la población joven  cae  dentro de los límites del PV, entraría, mientras que el 97.55% caen por debajo de las 5.5 veces del IPRM que requiere por ejemplo Pozuelo (base Octava-3).

Segundo, el volumen del subsidio es enorme, un múltiplo muy alto del salario- puede llegar a  cientos de miles de euros en algunos casos. Mientras que el esfuerzo necesario para pagar la hipoteca de una vivienda libre media supone en el momento álgido del boom un 99% del sueldo de un joven, el esfuerzo para pagar las cuotas de una VPO es el 30%. (1) Dicho de otra manera, la alta rentabilidad de estas inversiones, dado que se hacen a precios inferiores a nivel de mercado, está prácticamente asegurada.

Tercero, la adjudicación, por sorteo, favorece a una proporción muy pequeña de la población joven, por ejemplo, en la CCAA Vasca entre el .16 y el 1% según el año y la oferta.

Por tanto, no hay justificación de oportunidad, ni de eficiencia para el sistema de VPO; aún menos la hay de equidad, ya que supone una transferencia muy elevada a los afortunados ganadores del sorteo, que no son necesariamente los que eran anteriormente menos afortunados de la sociedad (dada la extremada amplitud de las horquillas de ingresos elegibles). Desde todos los puntos de vista, sería muy preferible, como hemos argumentado desde FEDEA con anterioridad,  eliminar completamente estos programas y sustituirlos por un modelo alternativo basado en los subsidios temporales al alquiler de vivienda libre, puede conseguir evitar la creación de guetos, impedir el enriquecimiento injustificado, permitir la movilidad geográfica y no contribuir aún más al exceso de oferta de viviendas en el mercado.

 


(1) Fuentes: Departamento de Vivienda, Obras Públicas y Transportes. Gobierno Vasco. INE. Años 1996-2000 interpolados a partir de datos disponibles