El futuro de las pensiones: el libro de Nicholas Barr y Peter Diamond

(La mejor guía a la reforma de los sistemas de pensiones existentes, “Pension Reform: A short guide”, de Nicholas Barr y Peter Diamond, ha sido traducida al español por la editorial El Hombre del Tres como  "La reforma necesaria: El futuro de las pensiones", con prólogo mío (Kindle, papel) Se lo recomiendo encarecidamente a cualquiera que tenga interés en el tema. Reproduzco, a modo de reseña, el prólogo.)

Quizás el mayor fallo del mercado concierne al reparto de la población entre retirados, trabajadores, y jóvenes. No hay ningún precio que anime a las personas a tener más hijos o menos y que ordene tales decisiones de acuerdo con una necesidad social. Si la sociedad quiere más coches, suben sus precios, y hay una oportunidad de negocio que los emprendedores pueden aprovechar produciendo más coches. Pero no es así con la demografía, que sucede al margen de las necesidades de la sociedad en su conjunto y responde a decisiones individuales sin coordinación alguna. Así, hay países en desarrollo donde las familias tienen demasiados hijos y no terminan de poder iniciar la transición al crecimiento económico. Por el contrario, en gran parte de los países más desarrollados (y de los menos desarrollados, como muestra el primer capítulo de este libro) hay demasiados pocos (en España, por ejemplo, hemos pasado de 2,9 hijos por mujer en edad fértil en 1970 a solo 1,4 en la actualidad) y se avecina un cambio demográfico sin precedentes que va a poner el reparto de recursos entre trabajadores y retirados en el centro de la discusión política durante muchos años.

Tomemos el ejemplo de España. En 1970 la pirámide demográfica tenía una forma claramente piramidal, con casi 6 personas en edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación. En 2011 la pirámide no era tal, sino más bien un cilindro, y había menos de 4 personas en edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación [Nota en el blog: ver nuestro libro, Nada Es Gratis]. Los demógrafos calculan que en el año 2050 habrá 1,3 personas en edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación. La pirámide de población de España para 2049 parecerá de nuevo una pirámide, pero invertida, con los grupos de población más reducidos en la base y los más grandes en su techo, fruto del incremento de la esperanza de vida y de la menor fertilidad. España, como otros muchos países desarrollados o en vías de desarrollo, envejece muy deprisa.

Esto, como muy bien insisten los autores de este libro, no es motivo de alarma: el envejecimiento de la población es el resultado de varias muy buenas noticias empezando por la enorme caída de la mortalidad infantil, que ha sido el principal factor detrás de una enorme mejora de la esperanza de vida al nacer. Pero no cabe duda de que el cambio demográfico, y el conflicto intergeneracional que apareja, va a ser uno de los problemas, si no EL problema, que dominará la discusión de política económica del próximo siglo. Y debemos confiar en que los que tomen decisiones durante tal período basen tales decisiones en análisis como el que desarrollan en este libro Nicholas Barr y Peter Diamond.

Este libro, que combina teoría con discusiones de los sistemas de varios países, constituye una excelente guía para entender los debates que se avecinan. Los autores tratan de analizar, desde un punto de vista objetivo, el por qué y el cómo de los sistemas de pensiones existentes, evaluando también cómo cumplen diferentes sistemas sus distintos objetivos, y cuáles son los costes y beneficios de cada alternativa.

Aparte de la claridad y amenidad con la que está escrito, quizás lo más notable del libro es la falta de una perspectiva ideológica y de preconcepciones. Los autores tratan de explicar cada sistema y cada reforma y de evaluar sus ventajas e inconvenientes, reconociendo que no existe una solución ideal a los problemas de eficiencia y equidad que estos sistemas plantean. Eso sí, el sistema ideal no existe, pero sí existen respuestas incorrectas a las preguntas planteadas, como también existen preguntas incorrectas. La sociedad debe entender los costes de las alternativas para las generaciones actuales y futuras y evaluarlas con transparencia y claridad.

Los sistemas de pensiones cumplen dos objetivos principales. Primero, sirven como un sistema de ahorro, permitiendo a los ciudadanos transferir recursos del presente al futuro. Un sistema privado de pensiones con cuentas individuales puede cumplir bien este objetivo. Segundo, en un mundo con incertidumbre, los sistemas de pensiones proveen un seguro contra los riesgos de la vejez (vivir demasiado para los ahorros disponibles o demasiado poco), la invalidez, y la muerte, protegiendo en este caso a los descendientes. Aquí los sistemas privados se enfrentan con fallos del mercado que los autores discuten. Dada esta combinación de objetivos, no es extraño que los sistemas que recomiendan los autores sean combinaciones de sistemas de reparto con cuentas individuales.

Sí, los autores son economistas, y entienden las ventajas de la elección y la competencia en el mercado. Pero son economistas que también entienden las imperfecciones del mercado, no sólo por externalidades, sino también por problemas de comportamiento de los agentes en un mundo en el que las decisiones son complejas y la información difícil de conseguir y procesar. Y entienden que las pensiones privadas requieren un nivel de experiencia y capacidad administrativa y financiera que en muchos casos no está disponible. Por ello el sistema adecuado, como ilustran en el capítulo 11 del libro, combina los elementos básicos de maneras diferentes dependiendo del nivel de desarrollo del país del que se trata.

Desgraciadamente, los retos a los que nos enfrentamos no se limitan a la elaboración de un buen sistema de pensiones, sino que requieren adaptar este sistema a las nuevas realidades demográficas. Las soluciones no son sencillas, y requieren una combinación de medidas. Un sistema de ajuste automático a los cambios en la esperanza de vida es necesario en cualquier caso. Pero también es necesario aceptar que la realidad demográfica impondrá una mezcla de subidas de las contribuciones, bajadas de las pensiones, retraso de la jubilación, e incentivos fiscales al ahorro privado.

Este es un libro importante, escrito para una sociedad imperfecta, con agentes que toman decisiones en situaciones en las que ni entienden lo que hacen, ni tienen la información, o la capacidad, para entenderlo. Es en este mundo real en el que los políticos y técnicos deben tomar sus decisiones, conscientes de los errores que los agentes van a cometer al elegir y de que, sin limitar la capacidad de elección de estos agentes más allá de lo estrictamente necesario, deben tratar de acercar la sociedad lo más posible a una solución imperfecta, pero razonable y razonada, y no perseguir la búsqueda del triunfo ideológico, sino la solución de los complejos problemas que se nos plantean. Cualquiera en búsqueda de una opinión informada, político, técnico, académico o ciudadano curioso sobre este importante debate, encontrará en este libro un recurso imprescindible.

Hay 19 comentarios
  • Varias qüestiones importantes:
    1 -Hacen falta incentivos fiscales para el ahorro privado de la vejez.
    2- Si la esperanza de vida amunta, és lógico que la edad de jubilación se retrase, el sistema no lo aguntaria. Tengamoslo claro.
    3- El Estado puede i debe tener políticas de regeneración demogràfica a largo plazo, con visión de futuro i de estado estable.
    4 - És un fradude para cualquier trabajador, haber cotizado toda la vida y cobrar una pensión ridícula por qüestiones de falta de solvencia del estado.
    5 - Debe de modificarse el derecho de cotización final, a toda la vida laboral del trabajador y no solo a los últimos años, teniendo en cuenta la previsión tan variable de manetener el puesto de trabajo.

    • No estoy de acuerdo con los puntos 1 y 3: las "políticas de estado" no nos sacarán de un problema en el que nos han metido las "políticas de estado". Conviene acabar con la idea que subyace esas dos afirmaciones: que el estado puede seguir políticas "ideales", "diseñadas por ángeles". Como Buchanan (recientemente fallecido) ya demostró, el estado tiene su "propia agenda" y no persigue otra cosa que su supervivencia (como el resto de agentes) … ya debería ser evidente que lo del “bien común” es una desagradable ironía.

      Y el punto 4 es todavía peor. Considerar eso un fraude es no entender el sistema de pensiones. Uno no paga su pensión futura, no es así. La contribución a la Seguridad Social por pensiones solo financia el "gasto corriente" (en realidad, ahora mismo, ni siquiera eso). Es un "impuesto" (las cosas son lo que son y no el nombre que se les pone ... y más si se lo pone un político). Esperar que lo pago hoy en "impuestos para pensiones" financie mi pensión futura es como esperar que el IBI que pago hoy financie la recogida de basuras en mi domicilio dentro de 20 años.

      Ya debería ser tiempo de que ni los bancos ni los políticos nos engañen más cuando nos venden "promesas futuras de pago"

  • Gracias por la referencia y el prólogo. Una pregunta tal vez inocente: ¿por qué hay tanta preocupación por el envejecimiento de la población si hay una oferta de mano exterior y joven (inmigración) tan importante? Construimos murallas y CIEs para parar o reprimir a la gente que quiere venir a nuestro país. En el futuro podrían ser la solución al envejecimiento de la población española, ¿no?

  • "No hay ningún precio que anime a las personas a tener más hijos o menos y que ordene tales decisiones de acuerdo con una necesidad social" ... no estoy de acuerdo con esa afirmación Luis. Desde la "experiencia micro" te diría que hay "montones de precios" que animan a las personas a tener más o menos hijos: el precio de la comida, la ropa, las casas con mas habitaciones, los viajes de vacaciones, el coste de oportunidad sobre las carreras profesionales .... o en otras épocas el precio de los productos agrarios o el aumento de excedente por tener más manos cultivando.

    No sé si llamarlo de mercado pero hay una lógica económica prima-hermana en la mayor natalidad de sociedades agrícolas frente a sociedades cazadoras-recolectoras. Sobre ese mecanismo "de mercado" ("infraestrucural", en términos de materialismo cultural), se construye un entramado "estructural" (instituciones) y "superestructural" (creencias) que refuerzan los incentivos "económicos" (los hijos como bendición de dios en sociedades agrícolas).

    Se podría argumentar que en la sociedad moderna actual las "señales de precio" (los impulsos estructurales) son de reducción de la natalidad y la población como respuesta al reto de la sostenibilidad (que la señal de precios transmite bastante bien) e incluso que las creencias superestructurales (a pesar de su inercia) se han adaptado bien a ese cambio (no está mal visto, más bien al contrario, tener pocos hijos). La parte estructural es la que supone una rémora ya que esa tendencia vuelve insostenible "inventos" estructurales de diseño discutible (ie pensiones).

    • estoy totalmente de acuerdo contigo, en su día pregunté en otro blog por si alguien había realizado una gráfica relacionando la natalidad con la burbuja inmobiliaria, yo tengo claro que cuánto menos dinero quede para gasto corriente menos ganas habrá de tener niños, siempre refiriéndome a países desarrollados claro.

      Generalmente la gente no hace caso a esto al ver que los países menos desarrollados tienen mucha natalidad a pesar de tener menos ingresos, pero claro, allí hay otra cultura y la gente se conforma con menos, no viaja, ni va a cenar, ni al cine, ni compra en zara, ni muchas otras cosas....

  • Algunas perplejidades suscitadas por este post:
    Se califica como ¡¿el mayor fallo del mercado?! un determinado reparto de la población. Se sigue con que la "producción" de hijos - decisión individual - no está "animada" por precio. Se continúa constatando la relación inversa entre desarrollo y natalidad, lo que parece incongruente con la proposición anterior. Pero sigue ocurriendo que la "producción" de hijos - a nivel mundial - es todo menos escasa. ¿No existe papel alguno en el negocio de las pensiones para el libre - irrestricto - flujo de personas, al modo como se predica para capital y mercancías?

    • Es obsceno que un kilo de café tenga más libertad de movimientos que un ser humano.
      Sólo tenemos que crear un libre mercado mundial y lograr que todos los factores puedan circular libremente. Ya que hemos demostrado que los seudoderivados como libre mercados continentales con moneda única pero con un porrón de estados son disfuncionales, no creo que nos salga peor dar un salto más allá.

      De todas formas, tampoco entiendo esta obsesión en producir hijos. Más importante es la eficiencia de la economía que el número de trabajadores. De hecho, cada día tengo más la impresión de que no hay un conflicto entre generaciones, sino entre rentistas (pensionados eternos) y productores.
      Trabajo como profesor asociado en dos instituciones, cotizo no alcanza 9 horas semanales (sólo me pagan cuando estoy de pie dando clase) y mi sueldo no lo comento por pudor, pero ganaba dos veces más cuando era camarero.
      En definitiva, la SS me retiene el 30% de mi sueldo, a pesar de estar cotizando menos del 25% de la jornada completa.
      En nuestro modelo, el trabajo productivo es penalizado para mantener al improductivo. Cuánto más generas por hora más pagas y menos recibes, de tal forma que se incentiva generar menos en más tiempo.

  • Veo que José Pablo y Lucas han quedado muy sorprendidos por el primer párrafo del post. Yo también y en realidad no pude seguir leyendo el resto del post. Ojalá que en respuesta a los comentarios de José Pablo y Luca, Luis nos aclare qué quiso decir.

  • Creo que es hora de ir pensando en que para cobrar una pensión completa haya tres hijos tuyos trabajando, y conforme no se cumple esta restricción ir descontando un 30 % al pensionista por hijo faltante. Solteros 40 % de lo que toque.
    Puede parecer radical pero no parece que con el sistema actual de reparto haya otro funcionamiento que no lleve a la bancarrota. Los hijos ya no serian un coste sino un benficio para las personas y además el sistema si se mantendría, después con una pirámide bien formada con una base ancha se puede pasar a un sistema de capitalización .

  • Creo quepara entender el problema deberíamos analizarlo desde las distintas sociedades. A medida que una sociedad avanza culturalmente, el índice de natalidad baja; eso incluso lo podemos ver entre los inmigrantes, que, una vez establecidos, escogen tener menos hijos, supongo que por haber cambiado de prioridades en base a su capacidad adquisitiva y un cambio de costumbres: el coche, la casa, las vacaciones, la educación de los hijos...
    En lo que respecta a nosotros, los europeos del sur principalmente, desde hace muchos años nuestra capacidad adquisitiva ha ido menguando, supongo que por un mal reparto de la riqueza. Los salarios, diga lo que se diga, hace decenios que suben menos que el coste real de la vida, mientras pretendemos seguir viviendo igual: el coche, el terrenito, la vivienda, los electrodomésticos, la cervecita por la tarde... y desde hace unos años nuevos gastos fijos con el mismo salario: móvil, adsl... Primero lo solucionamos con la VISA y la tarjeta del Corte Inglés, luego ahorramos con la ropa (queda muy bien decir que la gente ha cambiado de hábitos de consumo, cuando en realidad es que no llega a fin de mes), y más tarde fue con el número de hijos, que pasaron de tres a dos y ahora solo uno.
    A eso se le llama decrecimiento, pero al ser forzado debemos asumirlo o elegir otro sistema de gobierno.

  • Quizá deberíamos establecer modificaciones en el i.r.p.f.,como en el modelo francés,que supusiesen gravar menos a las parejas cuantos más hijos tengan y que,de este modo,pudiesen detraer parte del costo que supone su nacimiento, crianza y educación del ahorro fiscal derivado.Aunque,para que fuese eficiente debería ser una política consensuada y de largo plazo.

    • ¿Por qué Daniel? ... ¿Por qué deberíamos "subvencionar" el que se tengan hijos? (recuerda que si le reduces el irpf a alguien se lo tendrás que subir a otros). ¿No es más sencillo que eso sean decisiones individuales de las personas? ¿Es que existe una "inteligencia central" capaz de decidir cual es la tasa de natalidad "óptima" para el crecimiento económico? (sinceramente no creo que esté la macro actual "para esos ruidos") o, incluso suponiendo, alarde de imaginación, que pudieramos establecer eso ¿es que eso nos da derecho a "forzar" (siquiera sutilmente) los comportamientos de los individuos?

      ¿Y qué sucede si nuestro mayor problema no es la "tasa de dependencia" si no la sostenibilidad del planeta?. El problema de las pensiones es trivial comparado con el problema de "quemar" el planeta.

      ¿No te parece sospechoso desgravar el tener muchos hijos y, a la vez, subir el IRPF para financiar políticas de control de natalidad en otros sitios? ... suena mucho a "población de diseño" la verdad ... el paradigma de "diseñar" la pirámide de población es China y te prometo que es un drama individual inaceptable (somos individuos libres antes que "poblaciones" o "países").

      "Una política eficiente a largo plazo" es una quimera ¿puedes citar ejemplos? ... "consensuada" ya es para nota ... supongo que ya es tiempo de dejar de creer que los Reyes Magos son los políticos ... ¡hay que estar muy muy dormido para no darse cuenta!

      • Los hijos crean externalidades positivas y negativas que afectan a toda una sociedad o país y al Estado que estos conforman. Antes, los hijos eran futura "carne de cañón" para los ejércitos. Ahora, pueden contribuir al futuro capital humano del país, caso de muchos de los desarrollados, o competir por unos recursos escasos, caso de algunos países menos desarrollados. Es razonable, pues, que el Estado gestione esas externalidades con los incentivo económicos que corresponda. Otros, menos democráticos recurren a la imposición normativa, caso de China, o a soluciones peores.

  • Yo lo que no entiendo es como no se está pensando en reducir la jornada laboral para los jóvenes y que puedan conciliar sus primeros trabajos con la posibilidad de formar una familia. No sólo es ampliar la edad jubilación sino redistribuir las horas de trabajo intertemporalmente de forma adecuada.

  • Jose Pablo:
    Los estados procuran que de el beneficio individual se derive uno colectivo: instruyen a sus ciudadanos no sólo porque la formación es útil para el individuo sino porque un pueblo formado es un pueblo próspero; intentan que sean respetuosos de la ley no solo porque infringirla les derivará problemas sino porque un pueblo respetuoso de la ley depara un pais más armónico y no es descabellado favorecer la natalidad porque una nación sin hijos propenderá a la desaparición.
    Tengo fe en el libre albedrío y rara vez creo que se deba forzar a nadie a hacer algo pero las cosas pueden incentivarse o desincentivarse y no creo que incentivar la natalidad reste libertad a los individuos.
    No tengo clara cual es una natalidad óptima pero la que no lo es es la que depara un crecimiento negativo de la población.
    Una política consensuada es conditio sine qua non para que ésta pueda ser de largo plazo y el largo plazo es la única manera de lograr que una política de incentivos a la natalidad sea eficiente.Sé que no es fácil, pero si dejamos de planteárnoslo porque no sea fácil hemos fracasado antes de empezar. Sobre los ejemplos de políticas consensuadas de largo plazo,a parte del modelo francés de incentivo de la natalidad a través del irpf ya mentado, ya que hablamos de pensiones, te ofrezco uno:El pacto de Toledo.Español, consensuado por varios partidos y de largo plazo.

    • Daniel,

      ¿de donde sacas esos "estados"?: ¿el de Mubarak?, ¿el del PC Chino? ¿el de Pinochet? ¿el democrático de Hitler?... ¿buscaban eso?).

      Perdón por descubrirte que los reyes magos son los padres: los estados controlan la instrucción de sus ciudadanos para fomentar un sistema de creencias que les perpetue en el poder: echa un vistazo a los planes de estudio en Cataluña o el Pais Vasco, o a los del franquismo y explícame donde esta la "bondad infinita" de la instrucción del estado. Quizás ahora entiendas porque cada nuevo gobierno quiere cambiar los planes de estudio (para ayudar a "formar un pueblo próspero" ... claro).

      Respecto a las cosas que se fomentan o no, ten en cuenta dos cosas:

      - No existen "mentes privilegiadas" que "sepan" con certeza la bondad de lo que se fomenta: "una nación sin hijos propenderá a la desaparición" ¿y si fuera al revés?. China cortó su natalidad para no desaparecer, más de la mitad de los irlandeses emigraron para "no desaparecer" ... No hay "ángeles sabios" (y menos en el gobierno), y los individuos tienen el derecho a equivocarse a su propia manera.

      - El estado (que es un puro centro de costes) no puede "fomentar" nada. Al menos no sin "desfomentar" cosas. Es costumbre del "buenismo" no citar lo que se "desfomenta" para conseguir lo que se busca, pero conviene recordar que lo que una mano da otra lo quita (más los costes de dar y quitar con funcionarios ...)

  • Ante todo muy buen blog, y respetuosos comentarios.
    Tres comentarios:
    1. ¿Por qué los análisis los acaban casi siempre en el 2050? supongo que por limitar la incertidumbre. Pero mi generacion, la del baby boom ( soy de marzo/1971) ha vuelto a tener hijos, generando el segundo babyboom, aunque menor. Y en medio hay un valle demográfico. Más allá del 2050, mi generacion empezará a irse al otro barrio y se jubilaran los del valle demográfico y el segundo baby boom, será el que trabaje. Esto empezará a invertir la pirámide.
    Además no viviremos tanto, porque si bien la medicina avanzará las medidas de austeridad y el retraso de la edad de jubilacion, compensará algo.
    2) Considero que el sistema de pensiones es un fraude piramidal, porque con el dinero entrante se paga a los que salen y no se garantiza que los que pagan reciban, ni tan siquiera algo. A mí probablemente me harán jubilar cuando tenga 70. Y me tocará bien poco, porque no habrá dinero para pagar la jubilacion del babyboom.
    2)En cambio, he demostrado tener conciencia de ahorrar, cuando todos gastaban. ¿Por qué no me dan a mí la cotizacion de la seguridad social, me apliquen una tasa social, y ya gestionaré yo mi dinero.
    saludos y felicitaciones por el blog

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