Ejecutar las Reformas Estucturales: Difícil, pero posible (eso sí, hay que intentarlo)

Comentando un reciente artículo mío sobre reformas estructurales en El País, uno de nuestros más ilustres comentaristas escribía en este blog:

"Luis: de acuerdo en todo. Tan solo me gustaría subrayar que lo que propones es difícil. No sólo “difícil” en el sentido de conseguir aunar los apoyos suficientes para que sea políticamente viable, sino difícil en el sentido de que requiere una mezcla de competencias de las que no estamos sobrados. No basta con tener la voluntad de hacerlo: hay que saber cómo hacerlo. De hecho, el artículo insiste en un programa de reformas “bien hecho”, “con justicia, claridad y decisión” y que “si las cosas se hacen bien”, etc. Me atrevería a decir que una política adicional casi tan importante como las otras es que se reclute a los mejores para hacer las reformas. En caso contrario los resultados también pueden ser desastrosos”

Es cierto. Desgraciadamente, la crisis económica a la que se enfrenta España tiene una profundidad y una complejidad enormes. Salir de ella requiere emprender un proceso de transformación diferente de cualquiera que haya tenido que hacer un gobierno en nuestro país con anterioridad.

Pues bien, como quizás hayáis visto en la prensa, ayer presentamos en FEDEA un documento conjunto de la consultora McKinsey y FEDEA (en cuya elaboración participamos, por FEDEA, Nacho Conde, Pablo Vázquez,  y yo, y por McKinsey Alejandro Beltrán, Enrique García y Gloria Macías) que trata de hacer, de la forma más clara que hemos sabido, este mismo argumento: que un proceso de reformas es un proceso técnicamente complejo, con unos condicionantes que lo complican, y que lo hacen muy diferente de otros procesos (como por ejemplo España en la anterior etapa de gobierno del Partido Popular): la demanda interna seguirá siendo pobre al menos durante los próximos 2-3 años, la demanda externa no está creciendo en los países donde estamos mejor posicionados y, por tanto, es difícil que “tire” de nuestra economía, la crisis europea de deuda soberana añade presión externa adicional a una situación interna ya compleja, y no tenemos disponibilidad de política monetaria.

Además, el gobierno tendrá que hacer frente al cansancio de los ciudadanos, que llevan años escuchando que las cosas van a cambiar mientras ven cómo se llevan a cabo recortes no siempre bien explicados; a la necesidad de coordinación requerida por las iniciativas a lanzar, que en muchos casos involucrará a diversos Ministerios (por ejemplo, será necesaria la colaboración entre los Ministerios de Trabajo, Economía y Educación para lanzar iniciativas que permitan reducir el millón de parados de baja cualificación existentes); a una gestión descentralizada, al tener que actuar sobre competencias y niveles de gasto transferidos a las Comunidades Autónomas; a las movilizaciones de grupos de interés que intentarán preservar sus derechos en el corto plazo; y a un continuo escrutinio público que dará, como mucho, un corto “periodo de gracia” al nuevo Gobierno.

A pesar de todo, pensamos que el llevar a cabo un programa de reformas como el que hemos propuesto en otras ocasiones es necesaria y es posible. España no es el primer país que se encuentra en estas circunstancias. Otros países occidentales  como Suecia, Holanda, Canadá o Nueva Zelanda, se han enfrentado a momentos difíciles y han sido capaces de llevar a cabo reformas ambiciosas. Pero, en base a esta experiencia internacional, creemos que es necesario hacer las cosas de otra manera. Gobernar no puede ser "business as usual", porque la situación no lo es. Lo explicamos en el informe, que os animo a leer.

Hay 17 comentarios
  • Lo he leído y creo que una de las cosas más importantes es que, como decís, "sea (y sea percibido) como “justo”", porque unas veces parece que sólo pagan unos y otras no sólo lo parece.

  • Los teóricos o economistas de academia (también filósofos, politólogos o juristas) ven a la clase política como ineficiente, poco dada a tener en cuenta sus recomendaciones o consejos; y también desprovista de criterios lógicos a la hora de actuar, pensar, ejecutar programas, etc ("si se aplicara esto y aquello otro gallo cantaría").

    El problema radica en bajar del poltrón de la Universidad y entender QUÉ significa dedicarse a la práctica de la política. Comprobar in situ la multiplicidad y heterogeneidad de ideologías, praxis políticas o intereses existentes en el sistema.

    Y luego enfriar expectativas (todas muy loables) y volver a rediseñar las propuestas desde prismas más realistas.

    • La Motta, Gracias por el comentario. Pero yo estoy completamente en desacuerdo con las explosiones populistas/anti-intelectuales de Krugman y otros. Si, el Euro era un mundo tecnocratico, y un error; pero no hay nada menos democratico que el Plan Marshall (darles alrededor del 10% del PIB americano, 12bn+13bn de dolares, a los Europeos para que reconstruyan? de locos!) o que la WTO (libre comercio? Dejar que estos vendan en nuestros mercados sin pagar por el privilegio) o que la Union Europea o el mercado unico. Las ideas importan, la ejecucion de estas ideas importa, la logica importa. POr supuesto que entendemos que hay heterogeneidad de ideologias, que hay praxis politicas e intereses diferentes. Pero hay cosas que son objetivamente ciertas, si uno trata de quitarse los prismaticos ideologicos, como tratamos de hacer aqui. (perdona los acentos)

  • Ayer estuve en un conferencia en la que intervinieron entre otros Tano Santos y Ricardo Reis. Ambos estaban de acuerdo en que los lideres políticos no estaban tomando las mejores decisiones en momentos especialmente importantes. Argumentos parecidos se han repetido también en este blog.

    Ante esto tenemos (al menos) dos explicaciones. 1) Pensar que los actuales lideres políticos no son suficientemente buenos. 2) Los incentivos que tienen los lideres políticos cuando toman las decisiones no estan alineados con los de la sociedad. Ambas situaciones requieren respuestas distintas. Me explico.

    En el primer caso, el problema sería un problema de "self-selection". Gente buena no tiene incentivos para dedicarse a la política, esencialmente porqué tienen otras cosas mejores en las que dedicar su tiempo. Varias cosas influyen estos incentivos, tales como el salario que reciben los políticos, la falta de libertad que supone la disciplina de partido etc. En este caso, la primera reforma necesaria seria modificar la selección de nuestros políticos.

    En el segundo caso, el problema sería alinear los incentivos de los políticos con los de la sociedad. Según este punto de vista, podemos estar de acuerdo en que hacer una reforma laboral en España es prioritario, sin embargo los políticos que deberían impulsarla tienen pocos incentivos en hacerlo. En este caso, creo que deberíamos empezar por pensar que puede hacerse para que los incentivos de los lideres se alineen con los sociales. Si conseguimos esto, las reformas, por difíciles que sean, se llevaran a cabo.

    ¿Ideas sobre esto?

    Gracias por el blog

  • Es terrible lo que comentas y por otra parte sólo pone de relieve algo obvio y es que dedicarse a la política requiere ser de una "pasta" especial. Mientras en la empresa privada "lo que es, es" y a grandes logros grandes recompensas en el mundo de la política a grandes logros, cuidadín no te pases porque tienes a la oposición dispuesta a poner la lupa en cualquier desliz (el mismo Churchill perdió las primeras elecciones despues de la victoria en la segunda gerra mundial. El hombre no se lo creía y entro en una profunda depresión). Mi fe en la clase política es nula y mi recelo total. Por patriotismo sólo es imposible encontrar una motivación para tirarse a ese ruedo que a mi me parece de locos. Es más, salvo en escasísimas excepciones acaba venciendo la vanidad y si eran buenos se acaban echando a perder. Desde el liberalismo más acerrimo, basta con que no molesten....

  • Varios apuntes:

    1) No había mencionado previamente que la altura de la clase política no es la adecuada (aunque existen mentes brillantes en las esferas políticas). Y, a mi juicio, tiene mucho que ver con algo que comenta Joan Monras: problema de 'self selection'. La sensación de opresión que se siente en la sala de espera del poder es tan grande, que muchos deciden no pasar nunca de la puerta por temor a quedar destruidos física y mentalmente. El veneno corre por las venas de las relaciones de poder.

    2) Los prismáticos ideológicos son muy necesarios en muchas ocasiones. Las cuentas, cifras y operaciones de la tecnocracia/academia son frías e impersonales. La puesta en práctica de una fórmula matématica puede que tenga excelentes resultados para el vestido de un Estado, pero deberíamos levantar ese vestido y comprobar de vez en cuando sus órganos y vísceras. En el camino a la solución de determinada situación podemos agravar dramas sociales que nuestro subconsciente (el subconsciente de una clase social acomodada) tiende a considerar daños colaterales para un bien superior. Que esos daños colaterales tengan nombres y apellidos es sólamente posible gracias a los prismáticos ideológicos.

    3) Desde un prisma filosófico la aseveración 'hay cosas que son objetivamente ciertas' no se sostiene. Claro que no es momento ni lugar para introducir argumentación de esa índole, a riesgo de aburrir al personal. Yo matizaría: no es que existan verdades objetivas, sino paradigmas que deben ser ejecutados de una determinada manera para poder encauzar la estructura (temporalmente) debilitada del sistema que nos hemos dado.

    Que ese sistema sea el mejor, es otro debate. Pero seguro que es mejorable.

    Un saludo.

  • He leido el informe y bueno podria comentar muchas cosas con las que estoy de acuerdo pero me quedo con lo que más me llama la atención:

    Un dia después de que la OCDE diga que jamás en la historia la distribución de riqueza fue tan injusta como hoy dia (con la brecha entre ricos y pobres disparándose) en su informe no hay ninguna referencia a la desigualdad. Ni ninguna medida que parezca que vaya a mejorar la calidad de vida de aquellos que tienen rentas más bajas.

    Más para los ricos, menos para los pobres. No se ofendan pero es lo que se lleva haciendo durante los últimos 25 años, de innovador tiene poquito.

    Y en la calle no estarán grupos defendiendo "privilegios" (curioso ad homminem preventivo para quienes nos oponemos a seguir polarizando la riqueza), estaremos todos los que queremos vivir en una sociedad justa y no en el siglo XIX.

    Saludos.

  • Luis Garicano:
    Soy un seguidor de Nada es Gratis y también de Krugman, y creo que aprendo mucho de ambos lados. Por eso no acabo en entender eso de las “explosiones populistas/anti-intelectuales de Krugman y otros”. ¿Podrías explicarlo? SEgún entiendo, Krugman no critica a los intelectuales per-se, solamente les critica cuando cree (opina) que estan equivocados en sus recetas. Por cierto, en las problemáticas que podían generarse en el área euro no iba muy desencaminado, parece...
    Otra cosa importante. Las reformas que proponeis parecen todas o casi todas muy razonables. Ahora bien, ¿crees que si la política macroeconómica de la UE no se modifica susatncialmente (permitiendo inflación europea que permita una devaluación interna española, etc.) la situación mejorará en los próximos años? ¿O podría ser que incluso con las reformas que lleve a cabo España estemos ante muchos años de alto desempleo, y de economía deprimida, incluso salvando al euro? ¿No debería eso explicarse a los españoles?
    Saludos, y mil gracias por el blog,
    aleix

    • Krugman tiene razon en casi todo, en particular en lo correspondiente a la inflacion (de acuerdo con lo que planteas, la politica macro dde la UE debe cambiar). Pero ultimamente ha publicado varios articulos acusando a los tecnocratas en el poder en Italia, Grecia etc. desde hace poco, desde una perspectiva que a mi meparecio populista, e incoherente con su propia posicion como alguien que entiende el mundo y lo explica.

  • El gasto público, --en Expansión de hoy--, anda por 480,000 millones. Al inicio de la transición andaba por 6000 millones de euros. No recuerdo el año en el que se alcanzó esta cifra pero hizo titulares: ¡Un billón de pesetas!
    Desde entonces el oro ha pasado de 42 a 1720$. El petróleo (1973) de 3.6$ a unos 100$ el barril. Estas dos referencias de valor han visto su precio aumentar entre 41 y 28 veces respectivamente. El gasto del estado lo ha hecho entre 80 y 100 veces. Visto de otra forma la misma moneda puede comprar un 2.4% del oro que entonces compraba o un 3.6% del petróleo.
    El tamaño del estado se ha multiplicado por 2.5 veces con una reducción semejante de la economía privada que hoy es un 40% de lo que entonces era en términos relativos. Por eso se nos comienza a llamar “State Capitalism”
    Estos números son aproximaciones pero valen para lo que quiero decir: Entonces había Seguridad Social con superávit (lo sigue teniendo a pesar de que el estado se ha gastado de ese superávit cerca de 280,000 millones de euros que es un pasivo no registrado contablemente) y que nada dramático en términos de servicios ha sucedido salvo el crecimiento del estado y su gasto para, más o menos, estar hoy en términos de bienestar privado bastante peor y con cinnco o seis veces el paro.
    El sistema ha sufrido un gran deterioro funcional.
    ¿Cómo es posible que nos estemos planteando la reforma estructural de, justo, la porción más pequeña de la economía? Es decir, el tratamiento del factor trabajo. ¿Es la única que no puede defenderse?
    No es que no haga falta hacerlo, pero no es posible que este ejercicio vaya a solucionar nada de peso habida cuenta de las dimensiones "estructurales" del estado.

    Cada reducción de la economía privada incrementa el peso relativo del estado como ya viene sucediendo a la chita callando. Es decir, iremos a peor en nuestra capacidad de generar empleo y balanzas positivas.
    Y qué sucedería si, como dice algún embajador alemán, “Mine Damen und Herren: Estamos Quebrrradoss”

  • @Manu Oquendo,

    No es que no esté de acuerdo con la idea que tratas de transmitir, pero no entiendo las comparaciones que haces para argumentar el excesivo peso del Estado. Es decir, comparar el nivel de gasto público a mediados de los 70 con el actual en terminos absolutos no da ninguna información. En términos relativos al PIB o, incluso por habitante, podría entenderlo.
    Supongo que si hablas del precio del petroleo o del oro, es para relativizar la diferencia de valor de las monedas, pero aún así, el mercado del petroleo era completamente distinto al actual, tanto desde el punto de vista de la organización de la oferta, como de la demanda.
    Por otro lado, a la hora de analizar el nivel de gasto publico en una economía a lo largo del tiempo, entiendo que también habría que tener en cuenta la incidencia de la ley de Wagner.
    Insisto, no es que esté en desacuerdo con la idea general, sólo con parte de la base que has utilizado para exponerla.
    Sin más, decirte que sueles tener los comentarios más interesantes.
    Un saludo,

  • Francamente, desde mi punto de vista lo que se propone en la página 16 lo encuentro muy desacertado.
    Con algún punto del informe, aunque estoy de acuerdo, disiento sobre sus posibilidades, ya que no se tiene en cuenta la disponibilidad real del país, y eso, a mi parecer, es un error garrafal. En algun otro creo que no se profundiza lo suficiente, y en lo que respecta a los cien días en el caso de Roosevelt, se olvida el resultado y cómo el Congreso amputó sus leyes hasta hacerlas irreconocibles (por lo menos es lo que he leído), lo que demuestra que la prisa, tan importante para los tecnócratas, suele terminar fatal.
    Algunos ejemplos se basan en situaciones distintas y países con otro fondo. Recortar en un país como España es llevarlo a mediados del siglo XX y eso no lo veo posible sin un estallido social. Recordemos que la mayoría del nuevo gobierno está basada en, creo, una cuarta parte del electorado, como la de CIU en Cataluña, que no llega ni a eso.
    En todo caso algo debe hacerse, pero siempre pensando que el tiempo perdido ya no puede recuperarse y que, se quiera o no, todo debe negociarse y el momento es óptimo.

    Creo que un tema que merece comentarios kilométricos, no puede regularse con un contador de palabras. En todo caso se podría comentar por segmentos.

  • Manu Oquendo:
    A diferencia de JCAbal no sólo no estoy de acuerdo en el cómo expones la idea sino también con el fondo de la argumentación. En cuanto al cómo, efectivamente hay que ver la evolución siempre sobre el PIB y además compararlo con los países del entorno, en este enlace hay un estudio interesante sobre la evolución del gasto público sobre el PIB en España y se compara con otros países, nuestra ratio es de las más bajas:
    http://www.aplicate.net/material/139K9-gastoen%20un%20contexto%20descentralizado.pdf
    Otro enlace donde se pueden ver también la evolución comparada con países de la OCDE: http://www.ieemadrid.es/modulo/upload/1_1269426165.pdf

    Respecto al fondo, aunque todos sabemos que el Estado no es el mejor administrador y que las reformas estructurales son necesarias, no podemos olvidar que el causante de esta crisis del capitalismo no es el Estado:
    “En España, por ejemplo, el dinero fluyó al sector privado desde bancos privados. ¿Debería esa exuberancia irracional forzar al Gobierno a restringir caprichosamente la inversión pública? ¿Significa esto que el Gobierno debe decidir qué flujos de capital —por ejemplo, los de inversiones inmobiliarias— son malos y por lo tanto deben ser gravados o frenados de alguna otra manera? Para mí esto es razonable, pero esas políticas deberían resultar odiosas para los promotores del libre mercado en la UE.”
    http://internacional.elpais.com/internacional/2011/12/07/actualidad/1323252509_117780.html

    Espero que cuando venga Rajoy con su “banco malo” (http://www.lavanguardia.com/economia/20111207/54239931501/rajoy-crear-banco-malo-100-000-millones.html) algunos le contéis lo del “State Capitalism”

  • Para JCAbal y Jarris.
    Respuesta rápida. Por la noche leeré en detalle enlaces de Jarris.

    Hola: De acuerdo. Me asaltó la duda sobre la solidez del argumento aritmético tras enviarlo. Creo que el fondo es cierto.
    Veamos: La mayor parte de los precios de aquella época han subido algo parecido a la media de la subida aparente del oro y del barril de crudo. Alrededor de 35 veces.
    Este dato coincide con la inflación general observada en Inglaterra o USA a partir del abandono del patrón oro. (Roger Bootle, 1996, que trae un excelente análisis de inflación Inglesa de ¡Siete siglos! y de USA de los últimos 180 años).
    Desde la fecha de dicho libro he usado evolución de precios recientes.

    El caso es que, ahora que lo repaso, veo que sí, que el crecimiento mínimo del tamaño relativo del estado entre esas fechas ha sido de 2.5 veces y probablemente más (crecimiento del gasto público ajustado por lo que habría sido la inflación general del periodo).
    Como ha sido enorme el de la fiscalidad (recordad los que había --Tráfico de empresas vs. IVA o IRPF, IBI's, etc--)
    Esto es lo que intuitivamente hice y ahora que lo repaso creo que no está tan mal hecho sino que puede que me haya quedado corto.

    Para la 2ª parte, la de fondo, siempre me refiero a la frase de Keynes que alertaba acerca de lo que sucedería si la fiscalidad llegase un día a ser del 25% (recordemos que al comienzo de la Guerra Mundial, en plena fiscalidad bélica, era sólo el 20% y cuando lo escribió estaban en torno al 14%).
    El argumento de fondo es, creo, razonable y no sólo por las dudas de Keynes. Cuando el tamaño del estado crece de esa forma todo lo cualitativo cambia, también por crowding-out.

    La ciudadanía se hace mayoritariamente "dependiente" y el incentivo es ser free-rider, no hay racionalidad ni apenas espacio para la iniciativa personal excepto de la mano del estado.

    Está pasado delante de nuestros ojos en todo occidente
    Hasta la noche y un saludo.

  • Supongamos que flexibilizamos la negocicación salarial, prescindimos de esa rémora decimonónica llamada sindicatos, y dejamos en manos de las empresas y sus trabajadores la negociación de sus salarios. En un mundo ideal, el empresario convendrá pagar lo que considere justo desde el punto de vista de la productividad, primando al trabajador eficiente sin tener que atenerse a lo estipulado en un convenio colectivo. De la misma forma, el asalariado podrá elegir entre las mejores ofertas, pudiendo cambiar de trabajo si encuentra un mejor contrato. La libre competencia triunfa para bien de todos.
    Imaginemos ahora un mundo donde la tasa de desempleo se sitúa por encima del 20%. Los parados acumulan másters, hablan varios idiomas, conocen el valor de la proactividad. ¿Acaso el empresariado imaginó, en algún momento de su historia, (me pongo las 'gafas ideológicas') un "ejército industrial de reserva' más preparado y dispuesto? ¿Cuál es el poder del trabajador al negociar su contrato? Creo que lo que planteáis en ese sentido no es justo por no ser realista, y viceversa.

  • Para Jarris y José Jarauta.
    Hola a todos.
    He visto los enlaces, Jarris. Me parece que has interpretado que escribo desde una perspectiva digamos librecambista. No es el caso. Las cosas no tienen por qué ser dogmáticas, blancas o negras, deben tener sensatez, un punto de equilibrio (la pregunta de José Jarauta).
    Lo que digo es que lo que ocupan el estado y los oligopolios no lo ocupa la economía privada. No digo más.
    El estado y los oligopolios de modo sistémico no conocen límites y alcanzan un tamaño en el cual lo racional es no tener iniciativas. Estamos en un régimen que sus propios intelectuales llaman capitalismo de estado y que es incapaz de hacer otra cosa que crear dinámicas de empobrecimiento ciudadano enmascarado por el creciente peso del estado y sus oligopolios.

    A esto es necesario sumar que las prioridades absolutas de los dos primeros entes (estado/UE y oligopolios) es garantizar su supervivencia y crecimiento. Luego, a mucha distancia y si no hay más remedio, viene la sociedad civil que lleva tiempo empobreciéndose (en renta personal disponible real y rentas del trabajo como %, no en ese trile del PIB per cápita) y a la que se divide y enfrenta con facilidad.
    Espero que esto no ofrezca dudas tras los últimos años o lo visto hoy con el enésimo intento de golpe de Estado del aterrorizado clan Merkozy --como siempre por la puerta trasera-- después de que Francia y Holanda dijesen que no en sendos referendos y a Grecia se le prohíba como si fuera una ordinariez. A los demás nos cambian un tratado o una constitución al mes según toque.

    Para José Jarauta.
    Hola, José: el punto de inflexión es aquel en el cual la sociedad no está encorsetada y es capaz de ver que su renta personal disponible real y su ahorro son crecientes, el paro es bajo, se producen de forma natural balanzas comerciales positivas o neutras y el conjunto es sostenible. Hay un punto en el que esto ha dejado de ser posible. Eso es todo.

    Un saludo cordial.

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