Reproducimos aquí por su interés un artículo de Luis Garicano en "El País" del pasado domingo.
El curso económico europeo y español se abre con las malas noticias de crecimiento del PIB real y de los precios en la zona euro en el segundo trimestre y la respuesta ofrecida en un importante (y excelente) discurso el 22 de agosto en Jackson Hole por el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Las recientes noticias nos muestran que Alemania, Italia y Francia, y la economía de la eurozona en su conjunto, se estancan, dificultando la incipiente recuperación española (como muestran los recientes indicadores nacionales de actividad industrial). Los precios en la zona euro también están estancados, mientras en España ya caen. Los tipos de interés muestran que los inversores no se creen que el BCE sea capaz de mantener los precios en su objetivo del 2% de crecimiento. Desgraciadamente, como nos muestra entre otras la experiencia japonesa, una vez que una economía se instala en la deflación y las expectativas de los agentes económicos se "anclan" en la caída de precios, es difícil salir de ella.
La respuesta de Mario Draghi a estas nuevas incertidumbres, literalmente saliéndose del guion de sus propios principios (como en el famoso discurso de 2012 de Londres que recondujo la crisis del euro), es inteligente. Lejos del aburrido griterío habitual entre defensores de políticas de demanda y "austerianos", Draghi plantea un plan de acción global para el BCE, para las otras instituciones europeas y para los Gobiernos nacionales. El plan liga explícitamente sus tres ejes de actuación, monetario, fiscal y estructural: Draghi afirma que las "políticas de demanda no serán efectivas sin acciones paralelas por el lado de la oferta". Draghi nos hace una oferta que no debemos rechazar.
¿Por qué preocupa tanto la deflación? La mejor explicación la dio el gran economista americano Irving Fisher. Dado que la deuda es habitualmente nominal, las caídas de precios incrementan los problemas de exceso de endeudamiento. Cuando yo me endeudé para comprar mi casa en 100.000 euros, lo hice pensando que tendría que devolver 100.000 euros más interés. Pero si los precios y salarios caen un 10%, esos 100.000 euros me "cuestan" el equivalente a 110.000. Si yo estaba ya entrampado debiendo 100.000, ahora que mi deuda es efectivamente mayor estoy peor (noten que la inflación hace lo contrario, ayudando a los deudores a costa de los acreedores). Los bancos sufren por los mayores impagos y la caída del valor de sus garantías, pues son activos que caen en precio. El crédito se contrae. Todo esto lleva a una caída del gasto de los deudores que no es compensada por el mayor gasto de los acreedores.
En su discurso Draghi trata de proponer una respuesta global a estos dilemas, intentando mover a cada uno de los actores clave —el propio Consejo del BCE, Alemania y los Gobiernos periféricos—, desde su pasiva posición actual, hacia un reconocimiento de que es crucial actuar pese a los costes políticos.
Primero, Draghi, desviándose de su texto preparado, muestra que el Consejo del BCE aún no está listo para reconocer que las sorpresas de inflación han sido sistemáticas desde hace varios trimestres, con enormes errores de predicción por parte del BCE, incluso en horizontes de tres meses. Tras reconocer que no sólo hay razones pasajeras para la caída de dos puntos de la inflación en dos años (del 2,5% al 0,4%) —el proverbial "Houston, tenemos un problema"—, Draghi indica (pero no se compromete a ello) que el BCE puede iniciar compras directas de activos para poner en marcha el crédito y seguir los pasos de la Fed y del Banco de Inglaterra. Aquí, dados los bajísimos tipos a los que ya se financian los Estados, lo que realmente podría ser crucial sería la compra de deuda privada con el objetivo de bajar los altísimos tipos de interés que aún pagan las empresas de la periferia.
¿Si la situación es grave, por qué no empieza Draghi ya? Su libertad de maniobra está limitada por dos factores. Primero, parece haber miembros del Consejo del BCE que aún no están convencidos,de ahí probablemente los añadidos extemporáneos al texto del discurso. Segundo, la nueva misión de regulador financiero del BCE limita su capacidad de maniobra monetaria. Cualquier política monetaria expansiva no convencional supondría inyecciones de liquidez a sus nuevos supervisados y pondría en cuestión el rigor con el que el BCE piensa llevar a cabo su nueva misión. Por ello, el BCE cree que debe esperar a concluir los test de estrés y la revisión de la calidad de activos (AQR) de los bancos antes de comenzar estas políticas no convencionales, confiando (quizás con excesivo optimismo) en que las importantes medidas adoptadas y anunciadas en junio sirvan para reconducir la situación. Pero tras el discurso parece claro que vendrán políticas monetarias no convencionales y se acentuará la caída del euro, lo cual será muy positivo para nuestra economía.
A cambio de tales medidas, Draghi pide a los Estados y a la UE una expansión fiscal que no vulnere las nuevas reglas fiscales europeas. De nuevo aquí hay una clara evolución de la posición del BCE, que, por primera vez, admite la necesidad de una política fiscal diferente de la consolidación fiscal. El anuncio es significativo y, unido a la mala evolución de la inversión privada en Alemania y a los cambios políticos en Francia e Italia, podría suponer un giro importante en el ámbito europeo de las políticas fiscales, empezando por Alemania, que es la que, con su presupuesto equilibrado, tiene enorme capacidad de maniobra, y por un programa de inversión público europeo. El anuncio afecta menos a España, que, a causa del inminente comienzo de un ciclo electoral, ya había pospuesto los ajustes fiscales.
Por último, y aquí España tiene mucho que hacer, Draghi pide a los Estados políticas del lado de la oferta para tratar de reducir el desempleo estructural. Italia y Francia son cruciales, y parecen incapaces para actuar. España debe aceptar esta invitación y empezar a atacar el paro estructural con herramientas diferentes de la única hasta ahora anunciada por el Gobierno: la petición de ayuda a la Virgen del Rocío. Esto requiere inevitablemente políticas activas, que ayuden a formar y a colocar uno a uno a estos parados con trayectorias individuales, formación, etcétera. Además, un programa intensivo de aprendizaje de inglés, apoyándose en las nuevas tecnologías en parte, en un país turístico como el nuestro, podría tener un impacto inmediato. La mayor parte de los economistas laborales españoles son escépticos sobre la capacidad de España para poner en marcha políticas activas con éxito (y vistos los escándalos recientes en los que sindicatos, empresarios y políticos están en connivencia para robar fondos para los parados y para los pobres de los países en desarrollo, es comprensible), pero no hay más remedio.
Es crucial que el Consejo del BCE, Alemania, y los países periféricos (empezando por España) acepten la oferta de Draghi. Japón puede sobrevivir a varias décadas de estancamiento, pero Europa no se puede permitir una japonificación de la economía. Ni nuestra cohesión social y política ni el proyecto europeo podrán soportar muchos más años sin crecimiento, con deudas crecientes y con recaídas constantes en la recesión.
Hay 11 comentarios
Me parece muy acertado su análisis con una salvedad, que es la de que, como usted bien expone, no todo el mundo tiene aún claro que estemos ante un proceso deflacionista, que se alimente a sí mismo. De no estar ante un proceso deflacionista las medidas no convencionales, al conducir a una depreciación del euro, podrían ser vistas como una falta de rigor en el cumplimiento de nuestros compromisos, un intento de devolver nuestras deudas en euros depreciados. Creo que es un riesgo importante teniendo en cuenta las dudas que aún persisten en los mercados financieros.
También estoy de acuerdo en la necesidad de políticas que reduzcan el alarmante paro estructural español, pero creo que siendo vitales las políticas activas de empleo no son el único ámbito posible de actuación. Creo que se pueden hacer muchas cosas como las reformas en muchos sectores profesionales y en el sistema educativo para adecuar más demanda y oferta en los distintos perfiles profesionales o medidas para favorecer la movilidad de personas y capitales. Y nos queda mucho que mejorar en el ámbito laboral, como por ejemplo, que los sindicatos superen la crisis de credibilidad a la que alude.
Reciba un cordial saludo.
Gracias por tu artículo, Luis.
Tengo algunas preguntas. Formularé dos:
1º.- ¿Hay estudios sobre coste/eficiencia de la inversión en políticas activas de empleo?
2º.- John Taylor es muy crítico con la discrecionalidad en relación con la política monetaria. Como sabes defiende que ésta se someta a una norma (Taylor rule) que permita a los actores económicos predecirla sin hacer de pitonisos. La propuesta parece razonable. Tener a estas alturas a todos los mercados pendientes de lo que dice un individuo en una rueda de prensa suena más a prestidigitación o a providencialismo que a decisiones rigurosas y predecibles. ¿Hay alguna razón o evidencia académica que justifique la actual discrecionalidad con la que actúan los bancos centrales?
Por último una impresión personal en relación con el desempleo (España). Cada vez me encuentro más en mi práctica profesional (soy abogado) empresarios que buscan invertir y lanzar negocios poco intensivos en personal. Hay aversión a cualquier empresa que requiera de mano de obra. Y la aversión les viene de las malas experiencias laborales y se podría resumir, más que en el coste de los recursos humanos (salario + ss), en la dificultad para dirigir y adoptar las medidas que entiendan necesarias para su empresa: determinación de jornada, personal, adaptación a nuevas situaciones, fijación de vacaciones, etc. y las gravosas consecuencias si cometen un error –sanciones de Inspección de Trabajo, indemnizaciones, etc. Dado que los recursos son limitados, ¿no sería mejor dedicar los esfuerzos económicos en dirigir el sistema hacia la flexiseguridad que hacia las políticas activas de empleo?
Saludos.
Vamos, que los empresarios españoles no se ven en condiciones de competir si tienen que tener mínimamente en cuenta las preferencias de sus trabajadores. El problema es que ante ese tipo de planteamiento, los que tenemos la posibilidad de elegir podemos preferir trabajar para la administración o emigrar. Luego la queja será que no encuentran personal cualificado y entonces la culpa será del sistema educativo, o algo.
Ni Draghi, ni Merkel, ni Rajoy. Ninguno hará algo eficaz para que se recuperen fuerte las economías nacionales de eso mal llamado UE.
1. No hay ni habrá deflación (la referencia a IF pertenece a un mundo que ya no existe). Draghi hizo ya lo único que podía hacer sin generar inflación (desviar fondos acumulados por los bancos desde el sector privado al público, igual que QE en EEUU). Draghi nunca financiará déficits fiscales con impuesto inflación, a la Argentina. Su apuesta hoy parece ser la depreciación del euro v. el dólar.
2. Merkel parece convencida de que ya hizo mucho por los otros países y ahora tiene que preocuparse por su propio país. Por suerte, parece entender que Alemania no puede aumentar su déficit fiscal porque la mayor oferta de bonos agravaría la situación fiscal de otros países. Merkel tiene que mantener el precario equilibrio de este momento amenazado por la mala situación de los bancos y por Rusia. Los ruegos franceses por expansión del gasto público no serán escuchados.
3. Aunque Rajoy creyera que hay que enseñarle inglés a todos los españoles, no lo haría porque sabe que cualquier programa público no tendrá efecto alguno (por alguna combinación de corrupción, incapacidad e irracionalidad). Peor todavía, si por milagro Rajoy creyera que se puede aumentar la demanda por trabajo vía eliminación de regulaciones y otras muchas trabas a la producción, no tomaría el riesgo de hacerlo porque disminuye su probabilidad de re-elección.
El ultimo párrafo del articulo es clarividente: los electorados (especialmente el Aleman), y crucialmente sus políticos, que deben ser lucidos y honestos para con sus electorados, han de darse cuenta que el proyecto europeo esta en juego. Alemania tendría que tener todo el interés en que la periferia salga del marasmo/abismo. (Y esto tendría que haber sido asi desde el principio de la crisis (!)).
Me llama la atención: ..."A cambio de tales medidas, Draghi pide a los Estados y a la UE..."; no he leído el texto integro, solo quotes que he visto aquí y alla en prensa. La oferta fiscal y estructural de D. es una propuesta a cambio de nada porque condicionar su politica al resto de clase política/gobernante es un non-credible threat.
Se le está dando mucha importancia, desde hace años, a que los alumnos tengan un nivel avanzado de inglés pero lo que están haciendo es regalar papelitos (o sea títulos). Ejemplos de papelitos:
1. Hay universidades privadas en España que dan el certificado de inglés nivel B2 después de haber pasado por taquilla, o sea sin ningún control. Alguien dirá que allá el que lo consiga de dicha forma, pero es completamente injusto si el título es reconocido por la administración autonómica para poder participar en oposiciones por ejemplo de profesores.
2. La universidad pública en la que estudia mi hija es obligatorio tener el certificado de nivel B2 de inglés para obtener el título de grado de ingeniería. Pues viendo la dificultad que hay y para que no se produzca un cuello de botella en la producción de títulos de grado ha montado su propio chiringuito: ofrece el título de B2 igual que la privada (a menor precio) pero con la diferencia de que no tiene ningún valor frente a la administración autonómica. ¿Dónde irán los alumnos con mayores recursos económicos a por el papelito del inglés?
En definitiva tenemos a los más tontos mandando en el sector público (gobiernos autonómicos y universidades)
Que bien lo explicas todo, Nuestros politicos no hacen más que intentar ganar votantes sin dar nada a cambio
Hoy jueves 4, leyendo sobre lo que podría o debería hacer el BCE en su reunión, he repensado la historia de la política monetaria desde que tomé mi primer curso en 1961. Impresiona reconocer que se sigue hablando como si nada hubiera cambiado en la economía mundial ni en la teoría de la política monetaria, pero al mismo tiempo se supone y acepta que la política monetaria es magia y que si el mago (en este caso disfrazado de Draghi) pronuncia las palabras correctas podrá controlar algo llamado demanda agregada en su zona de influencia (la eurozona en el caso de Draghi). La única duda entre las distintas versiones de este cuento de hadas es si el control es condición suficiente para lograr objetivos de crecimiento del producto manteniendo la inflación en niveles positivos pero bajos (digamos inferiores a 10% anual y ojalá no mayores de 5%).
Lo malo es que ningún político hará reformas estructurales, que ni entienden ni desean y ponen en riesgo su reelección. El anterior cuando hizo reformas fiscales ya se vió lo que le pasó, y "solo" fueron fiscales.
Y no les culpo, los políticos son adversos al cambio, como la mayoría de la sociedad...
Interesante análisis.
Draghi está perdiendo un tiempo valioso y puede estar jugando con fuego. Quizás a nivel europeo habría que revisar el mandato del BCE e incluir el objetivo de crecimiento como figura en la FeD. Mantener la inflación en un entorno al 2% es positivo en ciclos expansivos pero en un contexto como el actual es insuficiente.
El análisis sobre las políticas de oferta en el mercado laboral es muy enriquecedor aunque dudo que puedan aplicarse las políticas activas de empleo de manera correcta. El antiguo INEM se mostró totalmente ineficaz en los mecanismos de asignación del mercado de trabajo (en los tiempos de bonanza sólo conseguía emplear al 12% del total de desempleados) y las agencias de colocación mantienen la dualidad del mercado laboral. Quizás la primera medida debería ser la que habéis insistido en numerables ocasiones: hay que eliminar esa dualidad del mercado laboral, pero tampoco hay instituciones lo suficientemente sólidas ni políticos con la visión a largo plazo como para pensar en establecer medidas de este tipo, y mucho menos habiendo elecciones en 2015.
El juego de Draghi es curioso, es como un padre que dijese:
"Niños, no comáis tantos caramelos, no obstante aquí os dejo dos kilos y me voy al cine."
Si de verdad Draghi quisiese forzar a los gobiernos a recortar gasto lo que debería hacer es subir los tipos porque solo así se ven aterrorizados ante la magnitud de sus deudas públicas y más aterrorizados justo los más despilfarradores.
Intentar obtener crecimiento a corto plazo a base de meter el turbo monetario solo consigue los resultados ya consabidos: burbujas de activos, negocios absurdos, incremento de la corrupción, apalancamientos masivos, ninguna reforma estructural, etc.
Yo no me creo sus palabras mágicas, lo siento pero no, no será suficiente.
Hay que reforzar el ahorro, devolver deuda externa y mantener el euro con un valor constante. El resto son milongas derivadas de la incomprensión de la realidad económica derivada a su vez de la errónea agregación de magnitudes. Error que sobrevuela todos los cálculos matemáticos y econométricos.
Los comentarios están cerrados.