Las noticias de los últimos meses sobre la economía mundial son otra vez, con la estupenda excepción de Alemania, cada vez más inquietantes. Gran parte del derrumbe en la demanda que se está produciendo tiene que ver con la expiración de las políticas de estímulo que se pusieron en marcha durante el 2009, tanto en EEUU como en España. La evidencia de que esto ha sucedido, por ejemplo en el mercado de automóviles, es visible al observador casual. ¿Son las políticas de estímulo responsables del derrumbe? ¿Cómo podemos responder a estas preguntas en un mundo en el que no sabemos cuál sería el contrafactual, es decir lo que hubiera sucedido sin ellas?
El debate sobre si las políticas de estímulo realmente sirven para expandir la demanda o no es bien conocido por nuestros lectores, y ha sido muy bien cubierto en NeG sobre todo por Javier Andrés, Jesús Fernández-Villaverde y Juan Rubio: a pesar del consenso entre los macroeonomistas de los últimos 30 años de que las políticas fiscales expansivas no eran efectivas como armas contra la recesión, la agudeza de la crisis hizo que los gobiernos, desesperados, decidieran que había que intentarlo todo. Entre los críticos había quienes decían que no había ni teoría ni evidencia de la bondad de tales políticas John Cochrane y Gene Fama; sus argumentos fueron atacados por DeLong y Krugman, este en su habitual estilo brutal, que defendieron el estímulo, pero siempre como insuficiente (con lo cual se cubren bien las espaldas). Mi posición es menos a priorista y más empiricista, y coincide con la que expone en este video y estas transparencias Kevin Murphy con su habitual incisividad (vale la pena ver el video, hablan Murphy, Lucas y Huizinga, tanto por ver a Murphy, como por ver el ambiente de la Universidad de Chicago).
¿Cómo resolver la disputa? Claramente, hace falta evidencia. El problema, como siempre con los problemas macroeconónomicos es que no es posible hacer experimentos—la historia sólo se produce una vez, y lo que observamos nunca es el resultado de una sóla decisión, sino de las muchas decisiones de muchos agentes y de los shocks que se producen mientras tanto- ¿cuál es el contrafactual? ¿qué hubiera pasado sin estímulo? Decir ahora que el estímulo no funciona porque EEUU sigue en crisis es como decir que una medicina no funciona por que se le dio a un solo enfermo y se murió de todos modos; decir lo contrario tampoco sirve—como cuando Krugman dice que la comparación entre Irlanda y España muestra que la austeridad es mala cosa porque miren como Irlanda está en apuros y España no, cuando está claro que los problemas inmobiliarios-financieros Irlandeses eran más profundos que los españoles (por cierto, me hicieron anteayer una entrevista en la BBC comparando Irlanda y España- a mi me tocó España, claro ). Quizás Milan Kundera lo dijo mejor en "La Insoportable Levedad del Ser" de lo que cualquier economista lo podría decir:
El hombre nunca puede saber que debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.
¿Qué hacer? ¿Abandonar la empresa? ¿Seguir el famoso consejo de Wittgestein en el Tractatus ( “Todo aquello que puede ser dicho puede decirse con claridad: y de lo que no se puede hablar, mejor es callarse.”) y callarse? Existen dos alternativas. Una es contruir mundos experimentales, modelos. En nuestros modelos podemos hacer experimentos que no se pueden hacer en la realidad. Esto lo explicó mejor de lo que yo lo podría hacer nunca Bob Lucas con un ejemplo- el experimento mental consiste en cambiar el tipo de cambio entre el dinero y las fichas que se usan en un parque de atracciones. El cuento es fabuloso, y explica la utilidad (y los límites) de los modelos con claridad- creo que todos los estudiantes deberían leer este cuento al principio de sus clases de macro. Aquí está, leedlo y disfrutadlo. (Quizás alguno os animéis a traducirlo al español con ayuda de Google Translate–prometo postearlo.) Claro que estos modelos macroeconómicos se pueden y deben enriquecer con datos y contrastar con ellos, la empresa a la que están dedicando su carrera Jesús y Juan.
La segunda alternativa es tratar de usar, cuando sea posible, evidencia micro en la que si se pueden hacer experimentos, o pseudo-experimentos. Creo que hay dos ejemplos muy buenos de esto. El primero, más antiguo, es un papel de David Johnson, Jonathan Parker y Nick Souleles en al AER (2006) en el que usan un experimento precioso: el momento en el que los americanos recibieron su rebate de impuestos en un cambio impositivo fue aleatorio, y venía determinado por los dígitos de su número de la seguridad social. De este modo podemos comparar dos individuos idénticos, uno con dinero extra, con otro al que aún no le ha llegado. Encuentran que el que recibe uno de estos cheques se gasta (y no ahorra) 2/3 del rebate. El experimento es muy limpio, pero claro tiene limitaciones: no es extrapolable a un momento de mayor incertidumbre (por ejemplo ahora la gente ahorraría más) y por otro lado el efecto es seguramente mayor, ya que los agentes que no han recibido el dinero seguramente ya están gastando anticipadamente parte de él. Además, y esta es la limitación más importante, los efectos de equilibrio general no son capturados por el experimento (si por ejemplo todo el país se lanza a gastar con el anuncio) ya que afectan a los grupos de control también. Pero es un experimento, claro e inteligible, y es bonito.
El segundo ejemplo es más reciente, y se refiere al programa de “dinero en efectivo por chatarra” (cash for clunkers) de mi título- el RENOVE americano. En España hay una sospecha enorme, a la que volveré más adelante, de que el programa sólo ha servido para anticipar ventas, dado el enorme derrumbe de las ventas en los últimos meses. Este derrumbe es en realidad universal, en EEUU este agosto se han vendido 300,000 coches menos que en el agosto anterior, una caída del 20%. Pero como decíamos antes, la historia sólo se vive una vez, y surge la pregunta: ¿se debe el colapso al estímulo fiscal? ¿No puede ser debida a la incertidumbre, el miedo, la vuelta de la crisis, el incremento del ahorro u otros mil factores que coinciden en Agosto?
Para resolver esta pregunta hace falta un experimento. No se puede simplemente ver que donde hubo más estímulo hay ahora más colapso, porque sería como descubrir que el paciente que se murío era precisamente el que había tomado más medicina, y pensar que la medicina era mala, cuando lo que sucedía es que este era el paciente más enfermo. Hace falta poder comparar dos ciudades, una que recibió más dinero de forma más o menos aleatoria y otra que recibió menos y ver si el colapso es mayor en la primera.
Atif Mian y Amir Sufit han conseguido en este trabajo reciente (del 1 de setiembre) encontrar una forma de hacer un “psedo-experimento”: comparar a las ciudades con un parque de automóviles antes del programa más antiguo con las que lo tienen más moderno. La ciudad que tienen más automóviles antiguos reciben más dinero del programa, independientemente de cómo de “enfermas de crisis” estén, con lo que tenemos un pseudo-experimento para comprobar el efecto del programa.
¿Y qué aprendemos de la evidencia micro? Me temo que lo que sospechábamos: en el momento del programa, las ciudades más expuestas al programa (aquellas con parque más antiguo) venden 20% más de coches que las menos expuestas. 6 meses después, el efecto se ha revertido, de modo que las ventas cumulativas en ambas ciudades son más o menos idénticas. Aquí va la figura clave, que compara las ciudades más afectadas por el plan (rojo) con las menos afectadas (es la Figura 4 del documento de trabajo) :
Las limitaciones del análisis son las mismas que en el caso anterior: el análisis omite por definición los efectos de equilibrio general, ya que estos afectan tanto al grupo “experimental” como al de comparación. Y los macros dirán, con razón, que esos son los interesantes. Pero estos no se pueden saber, y aquellos sí -- se aprende de los datos, seguro, y mucho.
¿Moraleja? Para política económica, si uno va a gastar dinero, mejor hacerlo de modos que valgan la pena en cualquier caso- estos programas tipo RENOVE son pan para hoy y hambre para manana. ¿Para los analistas y macroeconomistas? A remangarse, que hay un mundo enorme de datos micro que nos pueden ayudar más que volver a revisar la serie temporal de los últimos 50 años que, al final, no es más que una de las muchas realizaciones del proceso estocástico que, como Kundera diría, es un solo borrador de los muchos borradores que se hubieran podido producir.
Hay 17 comentarios
Luis, estoy de acuerdo con su articulo pero con un par de matices:
-La pregunta ¿ Que hubiese pasado si....? Tendría tantas respuestas....que solo nos podemos fiar de la experiencia histórica, que no se repite pero rima“ El que no aprende del pasado, debe vivirlo dos veces" Murray Rothbard le gustaba debatir la cuestión: "¿Cuál es el más peligroso: un historiador que no conoce la economía o un economista que no conoce la historia?"
La pregunta clave creo que seria ¿que hubiese pasado si hubiesen realizado una cumbre mundial, tipo B.W. poniendo encima la mesa todos los problemas globales? quizas hubiesen podido trabajar de una forma mas eficiente y coordinada.
-Creo que el problema clave es que estamos en un ciclo de transformaciones en todos los campos, que hace necesario una visión mas interdicisplinar.
No se trata de predecir el futuro. Sí de descubrir sobre qué mañanas se abren las puertas de las transformaciones en curso...http://www.gutierrez-rubi.es/wp-content/uploads/2010/09/32Tendencias_de_cambio.pdf
El artículo de Gene Fama que adjuntas defiende que los estímulos no son efectivos porque el aumento del endeudamiento del gobierno detrae recursos del sector privado que de otra forma hubieran ido a inversión, pero a mi me parece que esto no es así necesariamente. Aún suponiendo un país cerrado al exterior, es posible que el aumento del endeudamiento del gobierno se traslade directamente a un aumento de la inversión si está compensando una disminución del endeudamiento de familias y empresas, que es exactamente lo que está sucediendo en EEUU. En un escenario de desapalancamiento del sector privado como el actual, es obvio que el aumento del endeudamiento del gobierno está movilizando recursos que de otra forma se esfumarían por el desagüe de la contracción de la oferta monetaria al destinarse a cancelar deuda.
Nicolas, en otro post anterior le pregunte la opinión a Jesús Fernández-Villaverde, sobre la recesión de balance (de R.Koo), me comento que habian otros autores anteiores que habian tratado antes el tema.
Creo que este desapalancamiento de las empresas...el cancelamiento de deuda de las empresas,es porque no ven un panorama despejado y no ven un buen panorama porque las acciones de los gobernantes les parecen contradictorias ( quizas no sean a asalto de mata pero lo parecen) Creo que el gran fallo es no explicar bien a la clase empresarial, la situación y los planes de salida.
estimulos fiscales? Por Dios....
http://fotoruffian.blogspot.com/2010/09/cae-la-venta-de-coches.html
saludos
El articulo de Lucas es una maravilla.
El cuento de Lucas esta bien...si aceptamos que es la unica manera conocida o por conocer de pensar la realidad... "somos narradores, el tiempo en los mundos de fantasía. No encontramos el reino de la imaginación y las ideas es una alternativa o un retiro realidad práctica. Por el contrario, es la única manera que hemos encontrado de pensar seriamente acerca de la realidad" .Me recuerda al sociologo Bruno Latour, en su libro la esperanza de pandora.."como se crea la realidad".
Seguramente los que pensamos que hay posibilidad de otra forma de modelar...estamos muy errados por no saber lo suficiente. Debere dejar la economia y dedicarme a la sociologia.
quizas es que no lo traduci bien....creo que decia al final del cuento "nos encontramos en el reino de la imaginación" si es asi, me ire a dar clases de ingles, ya se que las necesito !!!
El cuento se complica si los niños que pagan por las atracciones son los hijos de los empleados y el paro acecha. Y, además, falta el banco feroz. Gracias y saludos.
El cuento de Lucas es muy extraño. Una contracción de la masa monetaria no hace aumentar el poder adquisitivo de esa masa monetaria. Al perecer, en ese universo fantasioso la oferta de esa moneda pueda aumentar y disminuir sin que varía el valor de la moneda. En nuestro mundo las cosas no funcionan así.
Un sistema monetario en el que la masa monetaria se multiplique por dos o se divida a la mitad no hace cambiar las cosas. Los precios de las cosas en yenes son como 100 veces más elevados que en euros simplemente porque la masa monetaria del yen es 100 veces mayor. Esto no supone ningún un cambio. Cuando en España dejaron de usarse pesetas y comenzaron a usarse Euros la masa monetaria colapsó hasta hacerse 170 veces menor lo que contrajo los precios 170 veces. Esto, claro está es un cambio nominal. Sin embargo, la deflación o la inflación no consisten en eso, consisten en eso. No tratan de cuál sea la masa monetaria en equilibrio al principio y cuál sea la masa monetaria en equilibrio al final de un proceso de duración eterna o instantánea. La inflación o la deflación tratan de la velocidad a que crece o se contrae la masa monetaria. Una economía con una masa monetaria constante y pequeña es equivalente a una economía con una masa monetaria constante y grande pero no equivalente a un economía en la que la masa monetaria crece o se contrae a cierta velocidad.
La parte más fascinante del cuento de Lucas es que considera que una depresión es una caída del consumo. Cuando una depresión es justo lo contrario, una caída de la producción. Una y otra vez los modelos que leo desoyen la Ley de Say y tratan, por tanto, de cosas sin relación alguna con la economía del mundo real. La economía es una ciencia de una sola ley y esa ley es la Ley de Say. Todo lo demás está en la Ley de Say.
En mi opinión el tema del Plan Renove hay que analizarlo en forma de traspaso de fondos del sector público al sector privado: así, el sector público traspaso fondos al privado (la ayuda de 1000 euros en el caso de España). Si es eficaz y eso promueve una operación de compra de un autónovil, para un vehículo de 30.000 euros, el sector público ingresará 30.000 X 11 % (no estoy seguro de este dato) de Impuesto de MAtriculación) , es decir, unos 3.300 euros, con lo que la operación genera un saldo neto positivo de 8.000 euros para el Estado. [no tengo en cuenta el IVA porque habría que tener en cuenta que la compra del vehículo le resta al adquirente capacidad de compra de otros bienes que de realizarse también darían lugar a IVA, aunque habría un efecto por el ahorro]. COn ello, el Estado gana 3.300 - 1.000 = 2.300 euros. ¿Problema? Que lo que hay que en época de crisis hacer es reducir el gasto del Estado para que todos los recursos se pongan al servicio de los usos más eficientes y más generadores de empleo y con ese dinero el Estado gastará más o tendrá menos incentivo a gastar menos.
Individualmente, el efecto sobre el empleo en el sector y el volumen de su actividad sería el mismo si se impone una rebaja del Impuesto de la Matriculación en lugar de una subvención a la compra y el Estado tendría más presión para reducir gasto... claro que también más déficit hasta que se adopten las decisiones difíciles.
Me equivoqué al escribir. DOnde digo 8.000 euro sde saldo positivo quiero decir 2.300 euros.
POr otra parte, el tema del diferimiento de las ventas o efecto neto es, simplemente, un problema financiero. COn la misma base, el efecto sería el coste financiero de la deuda privada o pública por el tiempo trascurrido por el diferimiento. Pero en todo caso, lo relevanete, en mi opinión, es el flujo entre sector público y sector privado y las dinámicas que, sobre sus propias decisiones, ello supone.
Luís
¿Cómo que no tenemos contrafactual? Y la depresión de 1929
Chrsitina Romer (http://www.brookings.edu/~/media/files/events/2009/0309_lessons/0309_lessons_romer.pdf) concluye que:
1.La depresión actual se parece a la de 1929.
2. los estimulos fiscales deben de ser grandes si queremos grandes resultados sobre el crecimiento.
3. Hay que tener cuidado con abandonar los estímulos demasiado pronto
(y todo a partir de la experiencia del pasado ...)
Hay similitudes y grandes diferencias.(derivados, Ley posterior S.G, Acuerdos mundiales posteriores, etc) En todo creo que la actual es mas compleja, por los desequilibrios de la globalizacion.
La entrada de Luis es un tanto sesgada. La eficacia de la política fiscal discrecional en situaciones de depresión y cuasi-depresión (con trampa de liquidez) está bastante documentada y lo que ha sucedido en el mundo desarrollado (y parte del mundo en desarrollo -los que han podido poner en marcha políticas contracíclicas) desde 2007 lo confirma una vez más -cuestión distinta es la política fiscal discrecional como instrumento de fine tuning, que sí tiene limitaciones ampliamente reconocidas.
También sabemos que esa eficacia tiene límites, especialmente el agotamiento del margen de actuación fiscal, que tiende a compensar los efectos expansivos del impulso fiscal con los efectos contractivos derivados de los mayores tipos de interés y las perspectivas de futuros impuestos. En esto casi todos estamos de acuerdo (lo que no está claro es cuándo se agota el margen fiscal, y por ahí vienen las divergencias entre Krugman y el BCE, o entre Europa y EEUU -no por cuestiones filosóficas).
Las posiciones de la escuela de Chicago en política fiscal son muy endebles, incluyendo la versión light que propugna Murphy: al margen de sus cuestionables supuestos (deadweight loss de 0,8 dólares por dólar de impuestos? no hay efecto de la mayor demanda sobre ingresos públicos? no hay multiplicador de demanda?), hay un tema de fondo: no se trata de que el Estado pretenda generar utilidad neta creando demanda adicional. En estos casos la utilidad viene dada directamente por la demanda generada, que es la que permite que la economía funcione a su potencial y que la demanda de unos se convierta en renta para otros; por utilizar un símil, tenemos una máquina (la economía) que se ha bloqueado y funciona defectuosamente (por debajo de potencial), y el Estado interviene para engrasar la máquina (inyectar demanda) y conseguir que funcione bien o al menos mejor(aproximación al potencial). Ya sabemos que si la máquina funcionase siempre bien (esa economía casi sin fricciones y con tendencia permanente al equilibrio que suponen Fama and company) poner grasa (política fiscal expansiva) serviría para poco; pero como el mundo real es como es y no como se lo imaginan los nuevos economistas clásicos, la política fiscal es útil en este tipo de contextos.
(La posición hardcore de Chicago, que defienden Fama y otros ["el estímulo no genera PIB porque los recursos que moviliza el Estado tienen que venir de algún sitio y por tanto en neto el impacto es cero"] es todavía más disparatada que la de Murphy).
La posición básica de Krugman (la política fiscal discrecional es un instrumento útil en estas situaciones) es la que tiene la inmensa mayoría de los economistas, incluyendo FMI, G20 y bancos centrales del mundo desarrollado (eso sí, sus opiniones sobre Irlanda y España son disparatadas, como bien dice Garicano). La equidistancia en esta entrada entre gente seria como Krugman y sobre todo DeLong, y los cranks de la escuela de Chicago chirría bastante
Creo que Luis Garicano confunde el problema y junto a no darse cuenta que los planes de estimulo han respondido a la idea monetarista de "tirar la plata en helicóptero", no se percata que el problema real de la economía es la insuficiente demanda y el gran desempleo. Ambos temas son resultado del colapso del modelo monetarista que defiende sin admitir sus brutales costos sociales. Es decepcionante este texto de quien realizó una rigurosa explicación a la Reina Isabel sobre las causas de la crisis, donde enfatizó los errores de una teoria que actuó arrogantemente y negó en forma sistemática la existencia de los desequilibrios que desataron la debacle.
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