Sabéis que estoy siguiendo muy de cerca el desarrollo de la enseñanza por Internet, entre otras cosas porque va a ser una innovación "perturbadora" (disruptive) de la actividad a la que me dedico- quizás la primera innovación en profundidad desde Sócrates. Tenemos el primer modelo viable ya en marcha, y mi opinión es que funciona maravillosamente bien. ¿Qué consecuencias tendrá?
El primer modelo viable, con una empresa privada seria que tiene un modelo que funciona es el que ha puesto en marcha Coursera. Para cualquiera con algo de curiosidad intelectual, Coursera es el equivalente a El Bulli, GRATIS (bueno, nada es gratis, ¡pagan las Unis!). Universidades como Princeton, Columbia, Stanford, o Penn se han unido en un consorcio para ofrecer cursos en línea. Los cursos son de una calidad asombrosa. Yo me he apuntado a 4 para probar, y solo os puedo decir que la tecnología funciona. Para haceros una idea del rango (ver el catálogo aquí) hay cosas como Introducción a las Finanzas Computacionales, Machine Learning (enseñado por Andrew Ng, del que ya hemos hablado, fundador de Coursera, la persona a cargo del Proyecto del coche sin conductor en Google y seguido por 200,000 estudiantes), Financial Engineering de Columbia, o Historia Universal desde el 1300 (por Jeremy Adelman, un profesor de Princeton). Es simplemente alucinante. Las clases tienen cientos de miles de alumnos, de modo que uno da clase a más estudiantes en un trimestre que en el resto de su vida, y de varias vidas, juntas.
¿Cómo capturarán las universidades de élite este valor? La clave son los certificados. Supongamos que Stanford tiene 50,000 estudiantes en India, y que les hace un examen en Junio, y les da un certificado legítimo que garantiza que han hecho el curso. Hewlett Packard, cuando contrate en India, puede verificar que un candidato es bueno y puede perfectamente seleccionar a personas con este diploma. Si eso sucede, pues el sistema funciona.
Como en la música, los videos, etc. la irrupción de Internet va a suponer un incremento gigantesco del valor creado al permitir que todos, desde India a Ecuador, puedan asisitir a cursos de Stanford o MIT. Pero también va a cambiar radicalmente la captura de valor. Primero, porque sabemos que en el mundo digital la propiedad es otra cosa, y circularán fácilmente copias gratis de los mejores curso. Y si hay copias de la Teoría de Precios enseñada por Gary Becker y Kevin Murphy, no hay ninguna razón para que nadie pague por una copia del curso enseñada por otro instructor, que encima será peor.
Segundo, porque permite incrementar de una forma brutal las economías de escala y por tanto los retornos se van a concentrar en las superestrellas. Sin televisión, todos los clubes tenían fans, y un jugador un poco mejor llenaba un estadio un poco más grande y ganaba en proporción. Tras la televisión, todos los fans pueden ser del mejor club, y si puedo ver a Messi, pues para qué ir al estadio de la pulmonía a ver al Valladolid (el equipo de mi niñez). La consecuencia es que la diferencia entre lo que gana la estrella y lo que gana el siguiente se multiplica -- la competencia en el mercado empujará el salario de Messi hacia decenas, o centeneres, de veces el del otro, ya que es capaz de servir un mercado mucho mayor; incluso en términos absolutos, machacará al jugador de segunda fila, que se queda sin público. Este mismo efecto de cambio de la escala del mercado ha sucedido con las estrellas en música y en cine (con respecto a las de teatro de hace 1 siglo).
Y también está este efecto, al menos en parte, detrás de los retornos económicos que consiguen los directivos de las empresas. El que dirige una pequeña compañía local, si mete la pata al elegir una funda roja para su teléfono, pues en vez de vender 1000 unidades vende 100, con lo cual la decisión cuesta varios miles de euros. El que dirige Apple, si se equivoca con la decisión de cambiar el conector del teléfono y resulta que la gente se rebela (no, no os preocupéis, los seguidores de Apple seguirían a la marca hasta el precipicio) pues puede costar miles de millones de Euros. El conseguir a un CEO que tenga una probabilidad 1% mayor de no meter la pata, y tomar la decisión adecuada, "vale" por tanto decenas millones cuando el mercado se hace tan grande, y el mercado empujará el salario hasta ese valor. Es decir, el tamaño del mercado multiplica el retorno marginal del talento. (Por cierto, al que le interese ver mi investigación académica sobre este tema, tratando el impacto de las tecnologías de la información sobre la desigualdad puede echar un vistazo a este trabajo en el Quarterly Journal of Economics, y al que le interese más el impacto sobre la desigualdad de la deslocalización, puede mirar este otro trabajo en la misma revista.)
Pues bien, lo mismo puede suceder con las universidades. ¿Por qué va alguien a sentarse en una clase cutre en Ecuaciones Diferenciales si puede coger la que se enseña en Stanford, allí por la módica cantidad de $6,000 ($600 por semana) por curso, pero GRATIS? ¿Estamos aprendiendo a "apalancar" el talento de los profes, de modo que dentro de poco habrá el super estrella, el Messi de Cálculo, el Messi de Machine Learning, el Messi de Financial Engineering, y los demás serán simples ayudantes de docencia que ayudan con las clases de problemas? Seguramente, hay muchas cosas que requieren interacción uno a uno. Las clases interactivas, socráticas, no se pueden replicar online facilmente. Las redes sociales que uno adquire en Stanford (amigos que luego serán fundadores de empresas por ejemplo) tampoco. Pero para la enseñanza que al final es pura rutina y comoditización, del Profe aburrido y nada inspirador que no hace más que leer sus apuntes, me parece que esto es un sustituto superior.
Existe un obstáculo que no sabemos aún si el modelo (en el que hay exámenes continuos, tests durante las lecciones, grupos de estudio, etc.) será capaz de resolver: uno de los problemas que las universidades resolvemos es la motivación. Aprender, como el dejar de comer postre o ponerse en forma, todos queremos conseguirlo, pero sólo algunos tienen la disciplina para hacerlo solitos. El estudiante necesita tener que venir a clase (en EEUU, y en mis clases aquí en el RU, es obligatorio), necesita tener al profesor encima, ver a sus amigos trabajar, etc. para motivarse. ¿Puede un modelo a distancia resolver este problema? ¿O quizás el modelo del futuro es coursera como libro de texto, lo que los estudiantes leen en casa, y luego los estudiantes complementándolo en secciones interactivas con su profesor? Podéis ver lo que piensa al respecto la co-fundadora de Coursera en esta charla de TED.
En fin, una última cosa: supongamos que estás, querido lector, en el paro, deprimido y cabreado, con razón. No tiene perdón, con recursos online así, gastar ni un sólo minuto en Minecraft o en Call of Duty 27: The Return of the Blind Zombies. Decide qué te gusta, qué quieres aprender, y pásate todas las horas del día aprendiendo. Por ejemplo, sigue un par de cursos de programación en este Otoño. Apúntate ya. La crisis no se va a terminar, y el mundo no es España. Desde internet puedes vender tus servicios, si hay algo que sepas hacer. Y si al final decides emigrar, esto es mucho más fácil cuando uno sabe algo y bien. Mucho ánimo.