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Hacer el ridículo no inspira confianza: Albert Marcet, sobre el nuevo gobernador, en La Vanguardia

Excelente y contundente artículo de nuestro colega Albert Marcet en la Vanguardia, diciendo lo que en otro país sería lo obvio: haciendo el ridículo por el mundo no vamos a inspirar ninguna confianza, ni ganar ninguna batalla. Cito: "Cuando un altísimo cargo es incapaz de articular un simple argumento en una conferencia internacional, nos deja a todos en ridículo. Le impide explicar lo que hacemos bien, que no es poco, y así es como pagamos los costes de los ajustes sin que se reconozcan fuera de aquí." Es absolutamente pasmoso lo que este gobierno, y los anteriores, entienden por "los mejores". En fin, seguiremos esperando a mister PIIGS. Disfrutad el artículo, claridad no le falta.

Una fea tradición, de Albert Marcet (La Vanguardia, 4 de mayo del 2012)

 La joven democracia española ha consolidado una fea tradición: un nuevo gobierno cambia tantos cargos administrativos como puede. Hasta el conserje. Este baile de sillas aleja a los expertos de las decisiones importantes y el coste para el país es enorme. Pronto se designará un nuevo gobernador del Banco de España (BdE). Y la cosa pinta mal en parte por esa fea tradición. El BdE había conseguido un alto grado de independencia política, pero ya en la última designación se cuestionó la independencia de Miguel Ángel Fernández Ordóñez. No es lugar para juzgar su gestión, no lo ha tenido fácil. Pero la cuestión sobre su independencia les ha perjudicado a él y a todos. Ha introducido ruido cuando menos se necesitaba, ha puesto en duda su criterio y parece que ha retrasado decisiones.

Todo indica que el Gobierno actual prefiere un gobernador aún más partidista y, por los nombres que se sopesan, mucho menos cualificado. Mejor dicho… algún nombre es horroroso.

No se puede justificar una elección así con un “ellos lo hicieron primero”. Primero porque el Gobierno debe hacer lo correcto para el país. Segundo porque el PP no va a gobernar siempre. A largo plazo, le conviene reforzar la independencia del BdE. Tampoco sirve de excusa “la herencia envenenada”. Hay que designar un gobernador independiente, con el máximo conocimiento de la macroeconomía teórica y práctica, y del sistema bancario español y europeo. Con experiencia y prestigio internacional.

No estamos hablando de un cargo honorífico. El gobernador ejerce un papel fundamental en la conexión con organismos y mercados internacionales. Cuando un altísimo cargo es incapaz de articular un simple argumento en una conferencia internacional, nos deja a todos en ridículo. Le impide explicar lo que hacemos bien, que no es poco, y así es como pagamos los costes de los ajustes sin que se reconozcan fuera de aquí. El futuro gobernador tiene que hacer la reforma del sistema financiero, que hace tres años que colea.

Los medios españoles se afanan en relatar los errores en la política económica argentina de los últimos años. Ciertamente hay muchos, pero el más significativo fue la destitución del presidente del banco central porque, cumpliendo con su deber, protegía las reservas de divisas. El Gobierno español va camino de demostrar la misma corteza de miras. Es preocupante que casi ningún economista español se haya pronunciado públicamente en este sentido. Ellos sabrán por qué callan. Hay por lo menos dos candidatos obvios para el cargo, de un altísimo nivel internacional. Cualquier otra elección nos pondría de nuevo en ridículo delante del mundo entero que nos observa tan atentamente. Por favor, señores del Gobierno, hagan lo correcto.