Las raíces históricas de la educación en España (I)

Entrada conjunta con Alfonso Díez MinguelaJulio Martínez Galarraga y Daniel Tirado Fabregat.

La desigualdad regional en los niveles educativos en España es un problema que sigue sin resolverse (aquí o aquí). Como hemos mostrado en otras entradas (aquíaquí, o aquí), esta disparidad viene de lejos y ni el desarrollo económico ni las distintas leyes educativas han sido capaces de cerrar la brecha entre territorios. Esta entrada inicia una serie en la que vamos a intentar delimitar las bases históricas en las que se basa esta desigualdad. Lo que sigue son resultados preliminares de un proyecto de investigación financiado por el Banco de España en el que usamos los municipios como unidad de análisis y en el que, por tanto, podemos analizar un elevado número de observaciones.

Comencemos describiendo la situación de partida (o, al menos, el primer momento en el que tenemos una importante batería de datos al respecto) que puede ser un buen reflejo de la situación que el estado liberal heredó del Antiguo Régimen. Los niveles medios de alfabetización en la España de mediados del siglo XIX estaban muy por debajo de los existentes en el Noroeste de Europa. El porcentaje de hombres que sabían leer y escribir se situaba en torno al 31 por ciento en 1860. La situación de las mujeres era muchísimo peor (sólo un 8 por ciento de éstas lo hacía). Estos mediocres resultados esconden, sin embargo, una gran variabilidad interna como ilustra el siguiente mapa que muestra el nivel de alfabetización masculina a nivel municipal (como se ve aquí, la variación en la alfabetización femenina es mucho menor por lo que en esta entrada nos vamos a centrar solamente en la población masculina). Los niveles educativos eran especialmente elevados en Castilla y León y Cantabria y la pregunta obvia es por qué.

Alfabetización masculina en 1860

Aunque esta mirada general es muy útil para detectar grandes patrones, poner la lupa en dos provincias concretas ayuda a entender mejor lo que estaba pasando. Empecemos, por ejemplo, contrastando la situación en Segovia y Valencia. A pesar de la gran variabilidad interna, el siguiente gráfico no sólo subraya las diferencias entre estas dos provincias, sino también el papel desempeñado por las ciudades a la hora de promover la educación (la relación entre tamaño y alfabetización es muy clara en el caso valenciano). Aunque difícil de apreciar en el mapa anterior, ciudades como Madrid, Barcelona o Cádiz disfrutaban de mayores tasas de alfabetización (62.8, 48.5 y 55.7 por ciento respectivamente) que los municipios de su entorno. El escaso dinamismo económico general limitó por tanto la posibilidad (y los incentivos) de invertir en educación en un contexto en el que la financiación de las escuelas primarias descansaba en las arcas municipales (sobre el retraso económico de la España de la época ver aquí o aquí). Sin embargo, el nivel de alfabetización de los municipios castellano-leoneses, que no se caracterizaban precisamente por su alto nivel de vida o su elevado tamaño, indican que esa no es toda la historia (como se puede ver en el gráfico, la relación entre tamaño y educación tampoco es especialmente nítida en los municipios segovianos).

Alfabetización masculina y tamaño municipal en Segovia y Valencia, 1860

¿Qué otras explicaciones pueden estar detrás del distinto desempeño educativo? La respuesta a esta pregunta se suele dividir en dos tipos de factores: medioambientales o institucionales. Los primeros, básicamente asociados al clima y la geografía, introducen una serie de condiciones que facilitan o dificultan un determinado resultado. En este sentido, la cercanía a núcleos de población importantes o a la red de transporte suelen generar recursos (e incentivos) para invertir en educación. Por el contrario, una orografía difícil, unida a un clima frío y a un poblamiento disperso, limita mucho el desplazamiento de los niños y niñas a la escuela. Además, el contexto ambiental determina el tipo de cultivo predominante y la productividad de la tierra, lo que puede tener importantes repercusiones en la renta (y el tiempo) disponible para invertir en educación. Un análisis preliminar de los datos indica que los factores anteriores tienen gran influencia en el nivel educativo de los municipios (incluso descontando el tamaño municipal e incluyendo efectos fijos provinciales). Esta línea argumental es fascinante y la continuaremos en posteriores entradas. Ahora, sin embargo, exploraremos brevemente los aspectos institucionales y, en concreto, las posibles diferencias entre la Corona de Aragón y la de Castilla.

Los factores institucionales tienen que ver con los incentivos y limitaciones que la estructura social y el marco político ejercen sobre las familias e individuos (más sobre qué son las instituciones aquí). Uno de los patrones más claros que nos deja tanto el mapa como el gráfico anterior es la gran disparidad entre los territorios pertenecientes a las dos Coronas. No obstante, de media, hay una diferencia de 8 puntos porcentuales entre los dos territorios (mientras en Castilla un 33.4 por ciento de los hombres sabe leer y escribir, la cifra aragonesa se sitúa en el 25.5 por ciento). Ambas regiones esconden grandes diferencias internas por lo que una comparación más adecuada es lo que ocurre a ambos lados de la frontera. El siguiente gráfico muestra los niveles de alfabetización masculina en los municipios que se sitúan a menos de 25 kilómetros de esa frontera. La brecha entre ambos es incluso más grande ahora (16 puntos porcentuales de media) y, debido a su proximidad, se puede asumir que ésta no se debe a diferencias en la geografía o el clima. De hecho, un análisis de regresión controlando por variables como el tamaño del municipio y la lengua predominante, la temperatura, la pluviosidad, la altitud o la orografía, además de la distancia a la costa, a ciudades grandes o a la red de transporte, no altera significativamente la brecha educativa entre los dos territorios.

Alfabetización masculina junto a la frontera de  Castilla y Aragón, 1860

El contraste entre ambos territorios es aún más aparente si adoptamos una perspectiva aún más micro. El siguiente mapa pone el foco en las diferencias a ambos lados de la frontera entre las provincias de Soria y Zaragoza. El contraste es especialmente acusado: mientras en los municipios zaragozanos situados a menos de 25 kilómetros de la frontera sólo un 24 por ciento de los hombres sabe leer y escribir, esta cifra asciende a 51 por ciento en los que quedan en el lado soriano. Pese a su cercanía, existen ciertas diferencias ambientales entre estos dos grupos de municipios que podrían explicar semejante brecha educativa. Además, es posible que diferencias sustanciales en la riqueza de o en la estructura impositiva de ambos reinos también pudieran estar jugando un papel importante.

Alfabetización masculina en Soria y Zaragoza, 1860

Aunque no tenemos datos a nivel municipal sobre otros rasgos de estas comunidades, sabemos más cosas sobre los partidos judiciales a los que pertenecían (delimitados por la línea de puntos en el mapa anterior). Si tomamos sólo los partidos judiciales pegados a la frontera, tenemos cuatro del lado soriano (Ágreda, Almazán, Medinaceli y Soria) y tres del zaragozano (Ateca, Borja y Tarazona). El siguiente cuadro da información sobre algunas de sus características. El contexto ambiental es ligeramente distinto (mayor altitud, menor temperatura y más pluviosidad en los partidos sorianos), lo que se refleja también en un patrón de poblamiento más disperso y un menor tamaño de los municipios. Las diferencias, sin embargo, son pequeñas por lo que no es probable que estas características expliquen el mejor desempeño educativo de los municipios sorianos. Lo mismo puede decirse de la estructura económica, el tipo de familia predominante o la importancia de la iglesia. En cambio, el contraste en el grado de acceso a la tierra es muy importante. Mientras casi el 60 por ciento de la población agrícola son jornaleros en el lado zaragozano, esta cifra se reduce a la mitad al otro lado de la frontera.

La importancia de la desigualdad en el acceso a la tierra en el desempeño educativo ya lo tratamos aquí por lo que nos vamos a repetir los mismos argumentos. En este punto, conviene dejar claro que el análisis presentado en estas líneas no implica que todos los municipios castellanos fueran en general más igualitarios que los de la Corona de Aragón. Las condiciones en las que se efectuó la expansión del Reino de Castilla durante la Reconquista acabaron generando sociedades muy desequilibradas en la mitad sur de la Península (aquí), lo que seguramente influyó en la bajísima alfabetización que se observa en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. En este sentido, es probable también que el estatus jurisdiccional (es decir, si los territorios eran de señorío, realengo u orden militar) también estuviera influyendo en las dinámicas locales. Además, la diversa disponibilidad de patrimonio público, tanto bienes de propios como bienes comunales, no sólo afectaba a las finanzas municipales y a su capacidad para proveer bienes públicos como la educación, sino también a las propias familias que dependían de este tipo de recursos para obtener importantes ingresos que complementaran sus maltrechas economías (ver aquí). Por último, como mencionábamos arriba, es posible que diferencias en el diseño institucional (incluyendo la estructura impositiva) entre la Corona de Aragón y la de Castilla también pudieran estar influyendo en los resultados que se observan. Exploraremos estas y otras hipótesis en próximas entradas de esta serie. Mientras tanto, cualquier sugerencia y comentario es bienvenido.

Hay 9 comentarios
  • Interesantísimo como siempre.
    ¿Sería la desamortización general otra variable a tener en cuenta con su ataque a los bienes de propios y comunes (aporte significativo a las economías familiares) y su contribución a la ruina de las arcas municipales en las que recae la financiación de la educación primaria?

    • Gracias Sara por tu comentario que es muy relevante. Sin duda, los bienes de propios y comunales cumplían un papel importantísimo en esas sociedades. En la entrada se incluye un link a una entrada describiendo ese papel y cómo su privatización afectó negativamente a los municipios (al menos a corto/medio plazo). El impacto de la privatización fue muy variado: en general, fue más intenso en el sur de la península, por lo que pudo contribuir a lo que comentas. Un artículo relativamente reciente (link debajo) aborda esta hipótesis y encuentra precisamente que los lugares que lograron conservar un mayor volumen de estos recursos (propios y comunales) disfrutaron de unos niveles de alfabetización y gasto público en educación también mayores. La historia seguramente no es tan nítida. En muchos lugares los comunales y los propios estaban monopolizados por las élites por lo que el aprovechamiento que pudieran hacer de ellos las familias era limitado. Además, los ingresos derivados de los bienes de propios podían gastarse o no en educación dependiendo de las prioridades de las autoridades locales. Es importante también recordar que aunque la privatización más conocida es la que tuvo lugar a partir de la desamortización de Madoz de 1855 (que prácticamente no afectaría a las cifras que analizamos aquí), una privatización “silenciosa” y muy importante ya había tenido lugar durante la primera mitad del siglo XIX.
      https://www.cambridge.org/core/journals/journal-of-institutional-economics/article/enclosing-literacy-common-lands-and-human-capital-in-spain-18601930/272BF508364471153832515814AE76F0

  • ¿Demanda u oferta? La falta de un marco analítico basado en demanda y oferta pero adaptado a las características del bien en cuestión --mal definido en el post porque no es lo mismo la educación escolar (complementaria a la educación familiar) a niños, adolescentes y adultos jóvenes. Aunque uno suponga que el énfasis está en la educación escolar a niños (o sea en la escuela primaria) y que en 1860 en España (como en todo el mundo) ese énfasis dominaba la demanda familiar y la oferta privada y pública, no está demás dejar claro el por qué de ese dominio y el desafío que implicaba satisfacer la demanda (diría creciente pero el punto requiere un análisis serio). Yo apuesto a que en ese tiempo al interior de España y también al interior de todos los países se daban situaciones muy diversas en cuanto a demanda por escuela primaria, y que cualquier análisis histórico debe partir analizando detalladamente los cambios en esa demanda.

    Por si acaso, en Argentina, Perón probó que la oferta de escuela primaria gratis no crea necesariamente su propia demanda. Y en Africa, los gobiernos europeos que forzaron una oferta similar a la de Perón también probaron algo similar.

    Nota: Un buen marco analítico ex-ante no forzaría ex-post el recurso a un largo listado de posibles causas. Si hay alguna referencia a ese marco en trabajos previos, agradeceré la referencia.

    • Gracias Enrique por participar en el debate. Indicar primero que una descripción más detallada de la educación en la España del XIX la tienes en otras de las entradas que hemos vinculado. No queríamos repetirnos en exceso y el post ya es bastante largo. En cualquier caso, tienes razón en señalar que enfocar el análisis desde esas dos perspectivas (oferta-demanda) puede ser muy útil pero no siempre factible con datos históricos. Tenemos la alfabetización que es resultado de ambas dimensiones y apenas datos sobre los posibles determinantes. No tenemos el número de escuelas ni de estudiantes que a veces son tratados como oferta y demanda respectivamente (aunque en realidad se relacionan mutuamente). Tenemos eso sí que seguir afinando el análisis aunque sea estudiando espacios más delimitados (en lugar de para toda España).

      • Interesante debate. Sobre el número de escuelas, hay cifras provinciales aunque ignoro si son fiables. En esa época Soria tenía casi tantas como Zaragoza lo que teniendo en cuenta la diferencia de población, significa que estaba mucho mejor dotada. Puede que ahí esté parte de la explicación.

        • Gracias Redondo. Que el número de escuelas sea mayor en Soria sería coherente con sus niveles de alfabetización. La pregunta sería de nuevo por qué los municipios sorianos financiaron esas escuelas. Esta entrada (y otra anterior) apuntaría a que esos municipios más igualitarios en los que una gran parte de la población tenía acceso a la tierra generaron unas condiciones más favorables para la educación.

  • En primer lugar felicidades por tu artículo.
    Quisiera preguntarte una cosa... ¿dónde has obtenido los datos de alfabetización por municipios?

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