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Tipos de Interés Real Negativos

Cuando hace unas semanas escribí un post sobre Suecia y las ventajas de abolir el dinero en metálico (que luego salió modificado en Expansión) nunca pude imaginarme la cantidad de gente, en los comentarios y por el resto de internet, que se iba a rasgar las vestiduras por mi afirmación que, en muchas ocasiones, el tipo de interés real que vacía el mercado de ahorro-inversión es negativo.

Esta reacción me sorprendió 1) por ser cierta en un mundo estrictamente neoclásico, sin ningún tipo de imperfección de los mercados ni nada semejante y 2) porque los “contra-argumentos” (por llamarlos algo, el lunes es una mis fiestas favoritas así que estoy de buen humor) demostraban un desconocimiento de algunos principios básicos de economía un tanto horroroso visto desde fuera.

Inspirado por esta ignorancia, he aprovechando que estoy preparando los “homeworks” para mis estudiantes de macro de grado en Penn en otoño, para escribir un simple ejercicio donde el tipo de interés real que vacía el mercado es negativo. Con un poco de suerte mis chavales no sufrirán de estas falacias tan obvias.

No voy aquí a colgar el ejercicio y su solución, aunque solo sea para que no me lo copien (¡que trabajen! que para eso están en una buena universidad), pero la intuición es muy sencilla.

¿Cómo puede ser que un individuo acepte, voluntariamente, un tipo de interés real negativo? ¿Cómo es posible que este sea el precio que el mercado, libremente y en perfecta competencia sin ninguna intervención estatal, determine?

La teoría económica moderna enfatiza que, en la elección intertemporal, hay dos mecanismos funcionando al mismo tiempo. El primero es la relación entre el tipo de descuento y el tipo de interés. Normalmente asumimos que el tipo de descuento es menor que uno, es decir, que dado todo lo demás constante, preferimos consumir hoy que mañana. El segundo mecanismo es el suavizado intertemporal de utilidades marginales (esto se puede demostrar sin necesidad de especificar utilidades ni que estas sean diferenciables, sino directamente con preferencias, simplemente en un rollazo porque hay que utilizar retículos y cosas de ese estilo). Esto suena muy complicado pero es en realidad muy sencillo: uno no quiere consumir 10 manzanas hoy y 1 mañana (atracón hoy y hambre mañana), sino igualar, en el margen, la utilidad de la última manzana consumida cada día (una vez considerado el tipo de descuento).

Imaginémonos pues el caso de un pequeño granjero, que vive aislado en las montañas de Asturias (por Taramundi o así), fuera de las redes comerciales y que tiene un manzano. Este manzano le produce el día 1, 10 manzanas y el día 2, 1 manzana (por ejemplo porque el clima cambia y cuando hace más frío, durante el día 2, el manzano es menos productivo). Las manzanas de este manzano son muy peculiares pues se pudren enseguida: no se pueden almacenar de un día para otro (o simplemente, piense usted en días como si fueran en realidad meses o trimestres) y además no se pueden sembrar como semillas.

Nuestro granjero se encuentra con una situación peculiar: si se come las 10 manzanas hoy y solo 1 mañana, la utilidad marginal de hoy es muchísimo más pequeña que la utilidad marginal mañana. Aunque el granjero descuenta el futuro, si pudiera le gustaría “almacenar” algunas manzanas del día 1 para consumirlas el día 2 y así igualar la utilidad marginal del día 1 con la utilidad marginal (descontada) del día 2.

De repente aparece un segundo granjero que le ofrece a nuestro granjero primero el siguiente trato:

“Me das hoy 5 manzanas y mañana te devuelvo 3”. Esto no es más que un tipo de interés negativo (un -40%). ¿Aceptará nuestro granjero este trato? Pues sí. Con este contrato, ahora consumirá 5 manzanas el primer día (10 producidas-5 prestadas) y 4 el segundo día (1 producidas y 3 devueltas), algo que prefiere a consumir 10 manzanas el primer día y 1 el segundo, por mucho que suponga un consumo menor total de manzanas y "ahorrar" a un tipo de interés negativo.

¿Cómo puede ser posible que tengamos un segundo individuo que quiere ofrecer este contrato? Mil razones. Quizás este segundo paisano tiene manzanos en el otro lado del valle que, como les da el sol de manera distinta, producen más el día 2 que el 1. O quizás el día 1 quiere hacer compota de manzanas para una gran fiesta de cumpleaños (su utilidad marginal es “mayor” el día 1).

Lo que esta ocurriendo aquí es que el granjero 1 quiere “ahorrar” manzanas y el granjero 2 quiere “tomar prestado” manzanas. Es trivial encontrar combinaciones de productividades y preferencias de cada granjero a lo largo del tiempo que generan que el tipo de interés real que vacía el mercado de manzanas en Taramundi es negativo. Además nadie “roba” a nadie (otra cosa de la que se me acusaba en mi post): el granjero 1 y el granjero 2 entran en este contrato de manera voluntaria y los dos salen ganando del mismo.

Y estos ejemplos, como decía antes, son puramente neoclásicos, con todo el mundo comportándose de manera competitiva y sin imperfección por ningún sitio. Estos son los ejemplos que Irving Fisher y todos los economistas neoclásicos hubiesen puesto mucho antes que Keynes escribiese su Teoría General, con lo que invocar en este caso el nombre de Keynes es en vano. Además no existe ningún gobierno (salvo, implícitamente, el que asegura que el granjero 2 paga su contrato el día 2) ni manipulaciones monetarias de ningún tipo.

Uno podría argumentar que el ejemplo está simplificado: por ejemplo, no tenemos la posibilidad de invertir en capital productivo (“plantar la manzana como semilla”) o de almacenar las manzanas a lo largo del tiempo ("guardarlas en el hórreo"). No importa. Es de nuevo trivial “cocinar” ejemplos donde, con capital e inversión productiva, el tipo de interés que vacía el mercado es negativo. Simplemente el algebra es más pesada y esconde la idea principal. Por eso es el ejercicio de “bonus point” que le voy a poner a los chavales: quiero ver los que son suficientemente buenos como para “abstraer” de los detalles innecesarios para obtener el resultado principal con la presencia de capital. También se podría enriquecer el ejemplo con la posibilidad de que los dos granjeros puedan intercambiarse trozos de roca amarillos, lo que genera una diferencia entre tipos de interés nominales (en términos de rocas) y reales (en términos de manzanas). De nuevo, nada cambia: los tipos reales siguen siendo negativos.

¿Qué es difícil de entender en este ejemplo? Nada. Es realmente "intro a la economía" básica. Algunas veces me fascina como las enseñanzas más simples de la economía de mercado no son entendidas incluso por los que dicen ser defensores acérrimos del mercado. Estos prefieren, en vez del razonamiento analítico, enzarzarse en discusiones hermenéuticas tan aburridas como absurdas. Me imagino que será un mecanismo de defensa psicológico para no darse cuenta que han perdido miserablemente su juventud estudiando cosas estúpidas.