En este blog hemos hablado a menudo del Plan de Estabilización de 1959 (aquí). Hoy he visto este interesante artículo de Leandro Padros de la Escosura, Joan Rosés e Isabel Sanz que mide el efecto del Plan de acuerdo con un índice de distorsiones macroeconómicas.
Mirad las figuras 4, 6 y 7. Lo dicen todo. ¿Mi lectura personal? En el largo plazo, la clave es el crecimiento de la productividad conseguido con una buena asignación de recursos e incentivos correctos. Todo lo demás, minucia. Y por eso España desde el 59, un ejemplo de libro de texto. Pero por eso están difícil convencer a los votantes: el pago de las reformas se hace en décadas, no en semanas. Desde el punto de vista optimista, si un régimen que había convertido la negación de la realidad en política de estado como el que nos gobernaba en 1959 pudo ponerse las manos a la obra, estaría mal que ahora nosotros no pudiésemos hacer lo mismo.
Jesús Fernández-Villaverde es Catedrático de Economía en la University of Pennsylvania, investigador afiliado del CEPR y del NBER, consejero de la iniciativa de regulación e imperio de la ley de la Hoover Institution at Stanford University y visiting scholar en los Bancos de la Reserva Federal de Filadelfia y Chicago. Antes de ello, obtuvo un doctorado en Economía por la University of Minnesota (2001) y ha sido Kenen Fellow en Princeton University y National Fellow de la Hoover Institution at Stanford University. Es miembro del consejo editorial de la International Economic Review. En 2017, para estar seguro que escucha las dos versiones de lo que ocurrirá en las Ashes, enseñará también en University of Oxford y University of Melbourne. Sus campos de investigación son macroeconomía, econometría e historia económica. Su objetivo profesional en el largo plazo es encontrar alguna manera de poder dedicarse a esto de la economía desde Ribadesella, pero por el momento ha fracasado de manera absoluta en su empeño.
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Tú lo has dicho: lo difícil es convencer a los votantes, que es probablemente una tarea mucho más difícil que convencer a Franco (y eso que costó lo suyo). Las reformas (la transición a un nuevo régimen) siempre las paga alguien así que no queda otra que sentarse a negociar. En este blog alguien mencionaba el consenso alcanzado en Holanda a principios de los ochenta. En España no veo que estemos ni remotamente cerca de algo parecido.
Es cierto que es difícil convencer al votante mediano, pero también es cierto que los políticos españoles no lo han intentado, lo han intentado muy poco o han intentado sacar tajada del partido rival aunque llevara la razón. Y esto es deprimente y decepcionante, pues prefieren discutir hasta la eternidad sobre temas ideologicos donde no esta en juego nuestro futuro, sino que es un modo de arreglar el pasado.
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Tú lo has dicho: lo difícil es convencer a los votantes, que es probablemente una tarea mucho más difícil que convencer a Franco (y eso que costó lo suyo). Las reformas (la transición a un nuevo régimen) siempre las paga alguien así que no queda otra que sentarse a negociar. En este blog alguien mencionaba el consenso alcanzado en Holanda a principios de los ochenta. En España no veo que estemos ni remotamente cerca de algo parecido.
Es cierto que es difícil convencer al votante mediano, pero también es cierto que los políticos españoles no lo han intentado, lo han intentado muy poco o han intentado sacar tajada del partido rival aunque llevara la razón. Y esto es deprimente y decepcionante, pues prefieren discutir hasta la eternidad sobre temas ideologicos donde no esta en juego nuestro futuro, sino que es un modo de arreglar el pasado.
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