Mientras tanto en EE.UU.

El BLS Americano (la oficina de estadísticas laborales) publicó ayer martes un avance estadístico sobre productividad y coste laboral en el segundo trimestre del 2009 que merece ser leído con detalle.
El primer dato que llama la atención es el crecimiento de la productividad en el sector privado de la economía: un 6.3%. Esta altísima tasa es la combinación de una caída de la producción del 1.8% con una reducción de las horas del 7.5%. Es decir, que se ha producido solo un poco menos con muchísimas menos horas. Esto llama la atención por varios motivos.
Uno, porque indica que en EE.UU. se ha realizado un proceso de reajuste acelerado en muchas empresas, que han eliminado posiciones poco rentables, despedido a aquellos trabajadores menos productivos y probablemente incrementado el esfuerzo de los restantes (o, quizás, podado posiciones que, siendo importantes, no aparecen en las estadísticas oficiales de valor añadido, como un puesto de relaciones públicas que incrementa el valor de la marca pero no su producción medida). En comparación, en España, los últimos datos que tenemos (primer trimestre del 2009) indican una caída de la ocupación del 3.9% y del PIB del 3%, lo que nos daría un crecimiento de la productividad (y por tanto una medida del ajuste) de algo menos de un punto porcentual (aunque esto es un cálculo un tanto burdo sin datos de horas ni descomposición del PIB en distintos sectores, elementos ambos presentes en el dato americano). Esta diferencia son malas noticias para nosotros, ya que pueden apuntar a que nos quedan muchos deberes por completar.
Pero el fuerte incremento de la productividad en el medio de una recesión también reincide en un fenómeno que hemos venido observando desde finales de los ochenta: en vez de ser períodos de bajo crecimiento de la productividad como había ocurrido tradicionalmente (a fin de cuentas esta es una de las motivaciones básicas de los modelos de ciclo real), las últimas recesiones se han caracterizado por fortísimas subidas de la productividad. No tengo una explicación muy clara sobre esta observación (que creo que es originalmente de Bob Hall). ¿A lo mejor es consecuencia de cómo elaboramos los datos? ¿O refleja un cambio estructural en la economía?
El segundo dato de interés del avance estadístico: el coste laboral (sí, ya sé que siempre termino hablando de las mismas cosas). En EE.UU. ha crecido un 0.1%, lo cual dado el efecto composición (en las recesiones los trabajadores de menos sueldos y menos antigüedad son los primeros en irse a la calle), probablemente indique que el coste laboral está cayendo en términos reales. Este estancamiento del coste laboral y crecimiento de la productividad están empujando en la dirección de incrementar el margen empresarial, número clave para el incremento de la inversión en capital fijo en el medio plazo. Del caso de España ya hemos protestado muchas veces: costes laborales desbocados y los sindicatos anunciando un “un otoño conflictivo.” ¿Qué queréis que os diga?

Hay 2 comentarios
  • ¿Qué clase de productividad queremos medir? El tópico es que depende de para qué la queramos. Pienso que lo que queremos medir es una noción apropiada de la Productividad Total de los Factores (TFP). Y para eso necesitamos una teoría de la función de producción, que por cierto es lo que el viejo Marx llamaba "las fuerzas productivas".

    Para pensar en la función de produccion tenemos una candidata, la Cobb-Douglas. Pero esta función presenta dos problemas graves. Uno es el comportamiento a corto plazo de la distribucion de las rentas factoriales que no es constante (como exige la medición de la TFP). El otro es la agregación del factor trabajo, ya que todas las horas no son iguales. Antes del 84, la volatilidad de las horas se debía sobre todo a las de las personas mal remuneradas, esto lo sabemos casi todos. Desde el 84, según nos cuentan, creo, Rui Castro y Daniel Coen Pirani sucede lo contrario.

    Incluso para pensar en qué es producto tenemos problemas de corte cíclico. El umbral que separa los costes intermedios (que no son parte del PIB) de lo que se toma como inversión (que sí lo son), creo que es un año. Las empresas reducen su inversión en las recesiones, pero no sabemos (perdón, no sé yo) que hacen con esas actividades que son casi inversión, pero que no se cuentan.

    Si tuviesemos paciencia podríamos construir (y no delegar en los del U.S. Bureau of Economic Analysis) varias series de productividad bajo supuestos distintos. Esas series nos ayudarían a entender mejor lo que está pasando mejor. Mientras tenemos que contentarnos con lo que comenta Jesús.

  • Yo sospecho que, de las cosas que menciona Victor, es la distincion entre consumos intermedios y finales las que nos complican las cosas. Temas como la inversion en imagen o en posicion de mercado son cruciales hoy en dia y CN no las recoje demasiado bien...

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