Los Visigodos en Agosto: Chris Wickham

Esta semana pasada he colgado menos comentarios que otras porque estaba recluido en las montañas del estado de Nueva York descansando por unos días. Como suelo hacer en estos casos, mi ocupación favorita ha sido leer muchos de los libros que durante otros meses se me acumulan sin remedio encima de la mesa.
Entre los que han caído en esta ocasión, hay uno, The Inheritance of Rome: Illuminating the Dark Ages, 400-1000, de Chris Wickham, que me ha despertado las ganas de comentar varias cosas en este foro, ya que, a pesar de su título, pueden ser de interés a algún otro.
En primer lugar, un poco de contexto. El libro es un volumen en la fanstástica nueva historia de Europa que Penguin está publicando. Un rápido vistazo a la lista de autores impresiona, desde el editor (David Cannadine (The Decline and Fall of the British Aristocracy) hasta Tim Blanning (The Culture of Power and the Power of Culture: Old Regime Europe 1660-1789), Richard Evans (con su reciente trilogía sobre el Third Reich, The Coming of the Third Reich, The Third Reich in Power y The Third Reich at War, una obra monumental) o Ian Kershaw (Hitler 1886-1936: Hubris y Hitler 1936-1945: Nemesis).
Chris Wickham no se le queda corto a ninguno de estos. Hace unos años publicó Framing the Early Middle Ages: Europe and the Mediterranean, 400-800, que se convirtió rápidamente en el libro de referencia sobre la alta edad media en Europa y en el Mediterráneo. Framing… es uno de esos libros que te cambia la manera de pensar la experiencia histórica, con un énfasis tremendo en la comparación entre distintos casos y en la fundamentación económica de la evolución histórica (ambas facetas que hacen el libro particularmente fácil de seguir y apreciar para un economista, de hecho se puede seleccionar tranquilamente como el libro de texto para una clase de historia económica de la alta edad media). El que tenga ganas y paciencia de trabajarselo, pues es un libro largo y difícil, será ampliamente recompensado más allá de sus esfuerzos. La parte de la historia que ha cambiado más en las últimas décadas es precisamente el estudio de la antigüedad tardía y los primeros siglos de la edad media, fruto sobre todo de los enormes recientes avances en arqueología. Así, hemos pasado de concebir el Principado como la época de apogeo de Roma a descubrir una fuerte vitalidad en el siglo tercero y cuarto y una simplificación de la vida política y de la cultura material mucho más lenta de lo que nos habíamos sospechado, aunque este cambio de visión hay que matizarlo para el caso de España, ya que desde Eduardo de Hinojosa, padre de la Historia del Derecho Español y maestro, entre muchos otros, de Claudio Sánchez Albornoz e indirectamente de Ramón Carande y Luis García de Valdeavellano, tan importantes para nuestra historiografía económica, hemos tenido, dada la influencia académica alemana de Hinojosa y de la escuela histórica del derecho, más preocupación por la Edad Media que otras tradiciones, gracias a lo cual la expresión tan tonta de “Dark Ages” que utilizan los anglosajones para estos siglos nunca la hemos empleado.
The Inheritance of Rome es a la vez un complemento y un resumen de Framing…, complemento porque suministra mucho del contexto que Framing… asume dado, resumen porque en vez de más de 1000 páginas de historia económica y social, nos quedamos con bastante menos. Quizás un mejor punto de entrada para aquellos que sepan menos sobre este tema.
Y después de esta larga introducción, ¿cuáles son las reflexiones que me han surgido de leer el libro?
1. Las universidades británicas siguen acogiendo a los mejores historiadores del mundo, de temas ingleses y de temas de terceros países (pensemos en el caso de nuestra historia desde John Elliot a Paul Preston). Nunca he tenido muy claro porque los británicos han sabido mantener esta ventaja. Richard Evans, al que me he referido antes, acaba de publicar un libro, Cosmopolitan Islanders: British Historians and the European Continent elaborando sobre su discurso de recepción de la Cátedra Real en Cambridge que reflexiona sobre el tema. En comparación, en España, tenemos poco, muy poquito, y sobre temas de fuera de España prácticamente nada. ¿Por qué los británicos sí y nosotros no? ¿Por qué siguen siendo muchos de nuestros departamentos tan insulares? Aunque la respuesta a estas preguntas nos la sabemos, mejor repetirlas.
2. Wickham acentúa la importancia de un proyecto de la European Science Foundation para integrar historiadores europeos de 1993 a 1998 y crear una cultura académica común. Yo siempre he sido relativamente escéptico acerca la utilidad de los fondos europeos de investigación pero quizás deba replantearme mi posición. Más en concreto, ¿cómo podemos medir los efectos de estos fondos?
3. La importancia que el sesgo de selección tiene en todas las disciplinas, no solo en economía. Antes comentaba lo mucho que hemos aprendido gracias a la arqueología en las últimas décadas. Pero lo más gracioso es que lo hemos aprendido porque hemos empezado a mirar en zonas donde por siglos nunca habíamos mirado porque habíamos pensado que no había que buscar en ellas, como por ejemplo en muchas zonas del norte de Europa: un perfecto ejemplo de self-confirming equilibria (aunque optimista, ya que existen innovaciones que nos sacan del mal equilibrio). Es decir, que cuando evaluamos cualquier tipo de evidencia, debemos recordar que si tenemos esta evidencia es precisamente porque alguien la ha recopilado y esto ya cambia nuestro conjunto de información.
4. Más cercano a nosotros. El libro habla en mucho detalle sobre la península ibérica del 400 al 1000 (por cierto, Wickham lee castellano sin ningún problema y conoce la literatura en nuestra lengua sobre el tema). Cosas que me han llamado la atención: el reino visigodo de Toledo, lejos de ser ese caos de asesinatos y reyes que nos contaron en el colegio (digo contaron porque ahora seguro que ni se menciona, ocupados como están los chavales con la última zarandaja pedagógica que sustituye el conocimiento, aunque fuera sesgado y memorístico, por la nada más absoluta), era la estructura política más importante y estable de la Europa del momento después de Bizancio y hasta la llegada de los Árabes. La conquista es más fruto de un mero factor geográfico (la península esta a tiro de piedra del Magreb) que de ninguna rencilla entre Rodrigo y su aristócratas y quizás de la fortuna en alguna batalla. Otro tema interesante es la vida económica: frente a un mediterráneo que mantiene por mucho tiempo su imbricación en el comercio internacional, en particular con el norte de África y con Bizancio, una meseta central que ofrece un proceso de simplificación de la vida material acelerado. Todo esto se aliña, a más y mayores, con un análisis de la imposición y cómo los cambios en los sistemas fiscales arrastran todo el equilibrio político-económico.
Bueno, lo dejo aquí que ya me he alargado mucho. Si alguno tiene fuerzas (pues no es novela de espías, que quede claro) y tiempo en lo que queda de verano, un buen libro para leerse.