La Música y el Análisis Económico

La Música y el Análisis Económico

Espero que los lectores de este blog me dejen salirme hoy, 8 de Junio, de mis temas habituales de política fiscal y financiera y me adentre en otros más apacibles.

Y la razón es que precisamente hoy hace 200 años que nacía Robert Schumann en la sajona ciudad de Zwickau. Si este fuera un foro de otros temas, tal efeméride valdría de por sí como justificación de esta entrada. En Nada Es Gratis, tengo que argumentar que la economía nos sirve para entender mejor a Robert Schumann, cómo la música ha evolucionado es estos dos siglos y a dónde puede ir en el futuro.

Mi elección de Schumann para este cometido no es, por supuesto casual, ni por mis querencias ni por su propia vida.

Mis querencias siempre han colocado a Schumann muy en lo alto. Tanto en mi casa como en mi oficina en Penn pongo CD suyos, quizás más a menudo que los de ningún otro compositor (bueno, empatado con Brahms), sobre todo de su obra para piano o de cámara.

Pero es en la vida de Schumann que descansa la verdadera clave de lo que quiero hoy contar.

Para ello voy a partir del principio que los dos instrumentos básicos del análisis económico (1. Que los agentes responden a los incentivos y 2. Equilibrio) sirven para analizar la creación artística de igual manera que sirven para analizar la inflación.

Esto no es tan sorprendente como parezca. Los economistas somos imperialistas por naturaleza y nos gusta expandirnos a nuevas áreas. Y en esta en concreto, en análisis del arte, nos encontramos con predecesores notables. Pensemos, por ejemplo, en cómo uno de los críticos más incisivos del siglo, Walter Benjamin, teorizó acerca de cómo la aparición de la reproducción técnica cambiaba de manera radical el sentido del “aura” de la autenticidad (aquí en el original, aquí en una traducción al castellano), o en cómo un compañero de Juan Rubio en Duke, Frederick Jameson, ha pensado sobre la arquitectura contemporánea y su relación con el cambio en la estructura económica.

Y aunque mis posiciones personales no puedan estar más lejanas de las de Benjamin o Jameson, no puedo sino reconocer que estos han marcado el camino a seguir.

Después de esta larga digresión a modo de introducción entro por fin en el papel de Schumann. El compositor alemán nace en una época en el que el modelo tradicional que había sustentado a los creadores por muchos siglos llegaba a su fin. Este era el modelo del compositor trabajando básicamente para un patrón, sea este la Iglesia (como, por ejemplo, un Bach escribiendo sus maravillosas cantatas para la liturgia luterana) o un noble (Haydn como Kapellmeister de los Esterházy). Incluso compositores que empezaban a romper con el molde como Beethoven, seguían dependiendo en larga medida de ricos patrones (en este caso del Archiduque Rodolfo de Austria, a quien Beethoven dedicó mi concierto favorito para piano, el Emperador). Esta dependencia de los patrones obligaba, de manera casi inexorable, a una fuerte atadura a las formas existentes y a los estilos de composición prefijados. Los incentivos seleccionaban para la composición a aquellos más dotados para la composición prolífica (como Bach o Haydn) y menos a los abiertos a la innovación como un fin en sí mismo (aquí estoy pensando en un Wagner o en un Schönberg).

Schumann fue el primer compositor que explotó hasta el final la posibilidad de vivir de los ingresos de la crítica, de los conciertos de su mujer Clara y de la venta de sus partituras. En un mundo en crecimiento, con una clase media floreciente y que había redescubierto la domesticidad, la música se convertía rápidamente en un centro del ocio y de la acumulación de capital cultural. Y la formulación de las modernas leyes de derecho de propiedad intelectual garantizaba los ingresos por las partituras.

Esta clase media, mucho más abierta a experiencias originales y deseosa de novedades, demandaba lo que Schumann podía darles: romanticismo, ligadura con la literatura (la segunda gran pata de la expresión cultural del siglo XIX, o como decía Lukács, la novela histórica como proyecto genealógico de la burguesía europea) y nuevas expresiones, como el matrimonio entre el piano y el cuarteto de cuerdas que dio lugar al quinteto para piano.

Quizás la composición donde más claro queda el caracter revolucionario de Schumann es en Kinderszenen, donde el tema de la infancia y sus recuerdos, tan natural en nuestro tiempo, es explorado con nitidez por primera vez (aquí sigo claramente influido por las tesis de Philippe Ariès, quizás menos populares ahora que hace unos años, que enfatiza que la idea de la infancia en una creación moderna). Y es precisamente en el último movimiento de esta pieza, Der Dichter spricht, o el Poeta habla, que los observadores más atentos han visto la toma de conciencia del compositor como una voz individual y libre.

A partir de este momento, la historia de la música se acelera y en apenas unas décadas pasaremos del romanticismo al dodecafonismo, triunfo absoluto del formalismo. La nueva estructura del mercado de música pedía novedades, rupturas, innovación y virtuosismo, y el mercado seleccionó a aquellos compositores que podían ofrecer estas características. La línea de Schumann a Anton Webern es una autopista sin tráfico con destino inevitable.

Pero de nuevo los cambios económicos harían que las cosas evolucionasen. Por un lado las innovaciones tecnológicas hicieron que la cultura musical fuera menos importante a nivel de las familias. A partir de comienzos del siglo XX uno no necesitaba saber tocar el piano para disfrutar de música en casa, bastaba poner un disco de un artista que era probablemente un orden de magnitud mejor que uno mismo. De igual manera, la existencia de otras tecnologías de entretenimiento (cine, radio, luego televisión) reducían los incentivos a aprender música. Finalmente, la disolución de las rígidas divisiones de clase sociales hacía que el valor de la cultura como ritual de exclusión se rebajase. Décadas de esfuerzo desaparecían para siempre.

La puntilla llegó con el desastre de la Segunda Guerra Mundial. Ninguna nación como Alemania había interiorizado la música como ella lo hizo y ningún novelista excepto Thomas Mann podría haber escrito una novela sobre la música como Doktor Faustus. La locura colectiva alemana fue también la extinción de la tradición centroeuropea que había existido por al menos dos siglos y que había sido el centro de la música occidental al menos desde el 1800.

En las décadas de postguerra, las cosas languidecieron. La llegada de los estados del bienestar trajo también la llegada de la subvención o de la comisión de obras por instituciones públicas, una de las fuentes de ingresos más importantes para los compositores de la época. Pero el estado, al menos los occidentales, eran muy diferentes de los antiguos patrones ya que no demandaban un estilo particular y por tanto daban aún más libertad a los compositores a que compusieran lo que quisieran sin ninguna preocupación acerca del público (la Unión Soviética, paradójicamente, era mucho más conservadora y sí que impuso criterios estéticos estrictos, que sin embargo siempre fueron aceptados con gusto por el público, incluso en el mundo occidental, como bien demuestra la popularidad de las sinfonías más tradicionales de Shostakóvich). Ahora los incetivos y la selección fueron hacia aquellos artistas más radicales, más introvertidos, menos dependientes del gusto del público y la creatividad del siglo XIX se tornó en un lenguaje formal demasiado cerrado.

Afortunadamente, las cosas han empezado a cambiar. Por una parte las audiencias empiezan a apreciar la música más reciente, quizás porque ya solo quedan aquellos más interesados en la música en si misma. Cuando yo era un crío y en clase de historia de la música escuchábamos el Cuarteto para el Final de los Tiempos, Messiaen era un colofón a una tradición que uno mejor ignoraba (aunque yo, aunque solo fuera por llevar la contraria a los reaccionarios y superficiales gustos de mi profesor decidí hacerme fan de Messiaen). Hoy en día, es tan popular (y con razón) que un personaje de Futurama, Leela, está bautizada en su honor. Por otra parte, la globalización nos ha abierto las puertas una fuente de talento inagotable en Asia. Si el mundo de los jóvenes pianistas está ya absolutamente dominado por China, el mundo de los compositores también empieza a ver más y más músicos asiáticos más allá del siempre agradable aunque no muy exigente Tan Dun. Finalmente, el recorte de las subvenciones ha generado una nueva generación de compositores occidentales más preocupados por equilibrar la innovación con el gusto del público, re-equilibrio que gente como Oliver Knussen ha logrado de manera tan brillante (aún recuerdo hace unos años un maravilloso concierto en el Kimmel Center en Philadelphia donde se estrenó una de sus obras, con Knussen presente, y que la audiencia recibió con entusiasmo indescriptible).

Por eso, y aunque lo que nos depara el futuro, sobre todo con la llegada de Internet, es incierto, soy moderadamente optimista. Schumann tendrá quien le admire y escuche por mucho tiempo.

Bueno, no me alargo más y os dejo con una recomendación, la del quinteto para piano de Schumann, como no, con Martha Argerich.

Hay 23 comentarios
  • Hombre, hombre. Reducir la palabra música al concepto de 'música clásica'... Ni una referencia al jazz, a las músicas populares, nada... Algo parecido ocurre en este blog cuando se escribe de economía, siempre en los mismos términos, siempre en la misma clave, siempre a favor de unas ideas que tal vez compartan esa omisión que en esta entrada se hace, que quienes no conozcan a Bird o a Paco de Lucía calificarán de menores...

  • Ana:

    No he discutido otras formas de expresion musical porque no las conozco y por tanto no puedo decir nada sobre ellas. Sin embargo, la posicion de uno con respecto a la teoria economica y sus gustos musicales es bastante independiente. A muchos de los que escriben en este blog les gustan otras musicas y a mi no. Al reves, la critica mas agresiva de la musica popular fue escrita por Theodor Adorno, uno de los grandes filosofos marxistas del siglo XX.

    Para Adorno, la musica popular no solo es un retroceso con respecto a la tradicion occidental sino que es uno de los instrumentos mas poderosos del capitalismo moderno en asegurar la conformidad de los trabajadores ya que la falta de profundidad en las estructuras musicales y su standarizacion conduce a la falta de pensamiento subversivo al condicionarnos a aceptar las formas melodicas que la industria cultural ofrece y con ellas, la metanarrativa de la ideologia dominante.

    Yo no estoy de acuerdo con la vision de Adorno pero queda claro con esta explicacion que los gustos musicales y las posiciones ideologicas de cada uno poco tienen que ver.

  • Los mecenas de hoy, los que han mantenido (más o menos) unos cánones conservadores en la música son las productoras de cine. La aparición del cine sonoro no sólo crea un mercado del ocio independiente, si no complementario.

  • Folk:

    Tienes toda la razon del mundo. Habia pensado hablar de la musica en el cine pero se me quedo en el tintero. Gente como Korngold se cambio a la musica para cine (incluida la version de las aventuras de Robin Hood con Errol Flynn y Olivia de Havilland con lo que tanto disfrutaba cuando la ponian en Sesion de Tarde despues de comer en la 1 cuando era un renacuajo). Hoy en dia, John Williams es el primero que me viene a la cabeza. Cuando alguien me pregunta que le explique que es un leitmotif en Wagner siempre les digo que es como en la Guerra de las Galaxias cuando suena el tema de Darth Vader y enseguida lo entienden.

  • Jesus,

    Mis conocimientos musicales son de andar por casa pero quisiera recomendar un librito bastante simpatico sobre Pau Casals y Bach y el descubrimiento de las suites para cello. El titulo en ingles es: "The Cello Suites: J. S. Bach, Pablo Casals, and the Search for a Baroque Masterpiece" de Eric Siblin. Se deja leer, es por una parte biografia y por otra musicologia (si es que el termino existe).

  • Gracias Jesús por hablarnos con tanto entusiasmo sobre música y encima de paso enseñarnos un poco de economía. Así da gusto pasarse por el blog.

  • Un artículo muy bonito e interesante. Eres el único que de tanto en tanto explora caminos como este en el blog, ¡pero muy poquito!

    A mi me gustan estas entradas que mezclan historia, cultura, pensamiento y economía.

  • Claro que si, salirse de los temas economicos para hablar de musica, de cine o de literatura siempre es necesario y enriquecedor.
    En mi caso soy de los raros paso del Hard Rock a la clasica sin ningun problema....

  • Hay otra tendencia en la música que consiste en alargar cada vez más la frase musical en sentido amplio. En el clasicismo, la frase musical es corta, se modula poco y (la clave) se crea poca tensión. Hacia finales del S.XIX, en cambio, la frase musical acaba abarcando toda una obra, se modula hasta tonalidades mucho más lejanas y la tensión crece exponencialmente (la resolución de la tensión una sinfonía de Mahler lleva varios minutos).

    ¿Hasta donde llega el imperialismo económico? ¿Crees que ese patrón también se puede explicar con nuestras herramientas?

  • El imperialismo económico llega hasta donde llegue todo comportamiento racional.

    “It is ultimately impossible to carve off a distinct territory for economics, bordering upon but separated from other social disciplines. Economics interpenetrates them all, and is reciprocally penetrated by them. There is only one social science. What gives economics its imperialist invasive power is that our analytical categories - scarcity, cost, preferences, opportunities, etc. - are truly universal in applicability. Even more important is our structured organization of these concepts into the distinct yet intertwined processes of optimization on the individual decision level and equilibrium on the social level of analysis. Thus economics really does constitute the universal grammar of social science. But there is a flip side to this. While scientific work in anthropology and sociology and political science and the like will become increasingly indistinguishable from economics, economists will reciprocally have to become aware of how constraining has been their tunnel vision about the nature of man and social interactions. Ultimately, good economics will also have to be good anthropology and sociology and political science and psychology"

    Jack Hirshleifer, “The Expanding Domain of Economics”, AER, 1985.

  • Hola a todos:

    Gracias por vuestros amables comentarios.

    Oscar: Si, la historia de Casals y el redescubrimiento de las suites para Cello de Bach es fascinante. Una cosa que no nos damos cuenta es hasta que punto lo que llamamos canon es contingente y como la gente entra y sale de el.

    Abel: la verdad es que no lo habia pensado. Quizas la necesidad de novedad nos lleva a alargar la forma de expresion? Tendre que darle vueltas en la cabeza 🙂

    Jan: la cita de Hirshleifer es fantastica. Tengo que leer el articulo.

  • Me alegra este post porque soy músico y economista. Y veo que no soy el único. Yo me dedico a interpretar más que a escuchar (que también) y en ello obtengo el placer de ponerme en el lugar del compositor e interpretar su obra. Me gustaría añadir que limitar al artista a los gustos del público no empequeñece la obra. Ejemplos miles. Desde el Magnificat de Bach al Réquiem de Mozart (dos de mis obras favoritas) o el mencionado Shostakóvitch. Los grandes siempre se han marcado limites a la creación tanto formales, autoimpuestos o por encargo. Bach seguía las normas fijas de la armonía clásica, aunque en ocasiones se las saltaba, siempre con conocimiento y en búsqueda de otros efectos. Os cuento una anécdota. En una ocasión le gastamos una broma al profe de armonía. Le dimos una coral de Bach para corregirla diciéndole que la habíamos hecho nosotros. Y él le sacó varios fallos. El cachondeo fue generalizado cuando le enseñamos el original. No hay leyes inmutables pero si son necesarias unas mínimas normas de estilo que acoten la obra y le den un sentido, la hagan más inteligible. En el otro extremo están las obras experimentales. He tenido la ocasión de estrenar algunas y la verdad es que muy pocas han conseguido emocionarme. Es más creo que la mejor ley para medir la grandeza de una obra es si es capaz de continuar en el tiempo o por el contrario después de su estreno se olvida para siempre.

  • Hablando de imperialismo económico, otra referencia interesante es el artículo de Lazear del mismo título (aquí en versión documento de trabajo). Me encanta el resumen que empieza con la frase: Economics is not only a social science, it is a genuine science.

  • Profesor, qué gustazo leer y escribir sobre música clásica, para respirar de tanta propuesta y tanta crisis. Gracias por el post. Será un asunto de preferencias, pero no puedo señalar (pese a su grandeza) a Brahms y Schumann existiendo Bach y Tchaikovsky (nada que ver entre ellos, naturalmente, pero genios que nos irradian mucha luz). A ver, un par de preguntas sobre tu post. Dices:
    "A partir de comienzos del siglo XX uno no necesitaba saber tocar el piano para disfrutar de música en casa, bastaba poner un disco de un artista que era probablemente un orden de magnitud mejor que uno mismo. De igual manera, la existencia de otras tecnologías de entretenimiento (cine, radio, luego televisión) reducían los incentivos a aprender música"

    Disfrutar de la música en casa y tocar el piano no son sustitutivos, son complementarios! Te reto a que preguntes a todos tus colegas músicos (de cualquier nivel) si ellos o sus conocidos antepasados conciben ambas cosas como sustitutivas. Lo mismo con la segunda frase, la música es complementaria de otras formas de ocio (el placer, además, está más en la ejecución que en el resultado, me parece a mi). Si estos bienes son y han sido complementarios, estimado profesor, aquí falta una explicación de variable relevante omitida: ¿Y si es la educación musical pública y/o privada la que causa la evolución de la interpretación musical, y no la existencia de bienes sustitutivos?

    Saludos

  • confuso:

    "Disfrutar de la música en casa y tocar el piano no son sustitutivos, son complementarios!" Esto es cierto desde un punto de vista, digamos, introspectivo, pero desde el punto de vista social no. En el siglo XIX (finales) era corriente en las familias burguesas que las fiestas fueran amenizadas con música tocada por los asistentes o por un músico profesional (si había parné). Creo que es a lo que se refiere Jesús.

  • Hola Confuso:
    Es importante distinguir entre la complementariedad ex post (una vez que se tocar música) y la sustituibilidad ex ante de las decisiones de educación.
    Una mejor manera de verlo es pensarlo cuando uno tiene 6 años (o cómo lo piensan sus padres). Este es un ejemplo muy simplificado.
    Antes del invento de la música en discos:
    Si invierto 100 unidades de esfuerzo en aprender música, conseguiré 120 de utilidad por disfrutar de música en casa: valor neto, 20.
    Si no invierto, no aprendo y no obtengo utilidad: valor neto, 0.
    Por tanto, aprendo piano.
    Después del invento de los discos:
    Si invierto 100 unidades de esfuerzo en aprender música, conseguiré 140 de utilidad por disfrutar de música en casa: valor neto, 40 (fíjate que el valor de saber música ha subido por las complementariedades entre saber tocar y escuchar a buenos músicos).
    Si no invierto, no aprendo pero obtengo la utilidad del disco 50 (mucho menos que el tocar en casa pero positivo): valor neto, 50.
    Por tanto, no aprendo piano.
    La mejor manera de verlo es en la serie temporal de venta de pianos a nivel mundial. En cuanto llegó la radio y el cine, las ventas de pianos se hundieron en todo el mundo, independientemente de los detalles de los sistemas de educación de cada país.

  • Sobre el esfuerzo de estudiar música y la recompensa: Falta el efecto en los demás de nuestra música (externalidades positivas y alguna negativa). Dejando a parte a los aficionados sin talento (al final lo dejan, más tarde que temprano pero desisten) y a los primeros meses de aprendizaje (dificiles de soportar) el placer de tocar un instrumento se amplifica con la participación en grupos (bandas, cuartetos, coros,...). Además, si se hace bien, se obtiene el reconcimiento y apláuso del respetable con lo que se mejora la autoestima y el estatus social. Algunos también lo usan para el ligoteo. Sobre la bajada de ventas de pianos yo haría dos observaciones. Una la aparición de la música electrónica y los sintetizadores. Son el sustitutivo natural por precio, moda, sencillez (con acompañamientos pregarabados y un par de dedos se pueden ejecutar cancioncillas simples), múltiples sonidos, ritmos y acompañamientos, comodidad de transporte y el sitio que ocupan en nuestros pisitos actuales, etc. Y otro no menos importante como el dominio de la guitarra como instrumento popular. La guitarra ha sido el instrumento referencia (y sigue siendo en parte) para la música moderna. Primero con el folk, luego por el pop y pasando por el rock, heavy y demás,... Una guitarra cuesta el 20% de un piano medio. Es mucho más sencilla, en pocos meses se puede acompañar con tres acordes (I,IV y V) infinidad de canciones populares. Me gustaría tener datos de cuál es el número de pianos que se dejaron de vender y compararlo con las ventas de sintetizadores y guitarras. La radio y la TV aceleraron el cambio de gustos por el piano por los más divertidos y modernos, sintetizadores y guitarras. Quizás sea la causa de la bajada de ventas tan importante. Más que la enseñanza de la música. porque ¿Cuantas escuelas de música privadas existían antes y cuántas hay ahora?¿Cuántos ayuntamientos tenían escuela de música hace 50 años?

  • Hola Carlos:
    El colapso en las ventas de piano se produjo entre la primera y la segunda guerra mundial, antes de la llegada de la musica electronica o de la popularizacion de la guitarra pero a la vez que la masificacion de la musica en discos, el cine y la radio.
    La burgesia europea dejo de considerar que aprender piano ((o musica en general) era un requisito de educacion. Incluso hoy, como dices, la guitarra es mas iniciativa de los chicos que de los padres.
    El tema de la educacion es cmas complejo pero recuerda que esto se produce en todo el mundo occidental, no solo en Espania, asi que diferencias en los sistemas educativos nacionales son probablemente de menor importancia

  • Jesús, gracias por tu respuesta. Son un lujazo. En cuanto tenga buenas series temporales de la venta de instrumentos en el albur de la generalización de los discos y la radio, os haré un comentario (si es que tales series existen)

    De verdad, muchas gracias! 🙂

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