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La Economía Política de las Burbujas: el caso del Euro

Luis Garicano, Tano Santos y yo tenemos hoy una columna en VoxEU donde resumimos nuestro reciente artículo “Political Credit Cycles: The Case of the Euro Zone”.

Nuestro argumento es muy sencillo: el principal coste de la burbuja financiera creada por el Euro ha sido el enorme deterioro institucional que países como España han sufrido y que dificulta la recuperación.

Este deterioro institucional proviene de dos mecanismos. El primer mecanismo es el incremento en los recursos existentes de 1998 a 2007 (bien por el boom inmobiliario, como en España e Irlanda, o por la capacidad adicional de endeudamiento público como en Grecia o Portugal), que permitieron aplazar las reformas estructurales que las economías periféricas precisaban. En 2004 o 2005 era sencillamente imposible crear una coalición en España o en Portugal que apoyase las reformas. Las clases políticas de estos países respondieron de manera endógena a las demandas de los electores de posponer las reformas o de asumir estructuras de gastos y de ingresos que eran insostenibles en el medio plazo. De esta manera, la burbuja financiera generó unos incentivos similares a los de los booms petrolíferos en otros países.

El segundo mecanismo es más original en la literatura. En el medio de una burbuja es más complejo para los principales (votantes, accionistas, etc.) controlar el comportamiento de los agentes (políticos, directivos, etc.). Cuando la economía va bien (como parecía ir en 2005), los gobiernos tienden a ser reelegidos. Cuando los precios de los activos inmobiliarios suben sin freno, es casi imposible para un directivo de una caja perder dinero por mucho que carezca de la cualificación necesaria para llevar esa institución. De una manera más técnica, las burbujas financieras dificultan la extracción de señal en los problemas de filtrado.

Una consecuencia de este deterioro institucional es la persistencia en la crisis que se genera. Un ejemplo que describimos en cierto detalle (y sobre el que nos han encargado un artículo más extenso) es el de Bankia. Cuando los problemas de CajaMadrid y Bankia eran evidentes para todos los observadores independientes, el sistema político español, dañado por muchos años de excesos, respondió por medio de una fusión que carecía de cualquier sentido comercial y que únicamente buscaba la creación de una entidad sistémica para garantizar la supervivencia de las rentas que tales instituciones generaban para grupos muy reducidos de españoles. El nombramiento de Rodrigo Rato, una persona que carecía de la experiencia necesaria en el sector bancario para manejar tal entidad y que acaba de concluir una gestión muy mediocre en el FMI, fue sencillamente el corolario de este proceso. En vez de resolver el problema de las entidades afectadas, Bankia y Rodrigo Rato prolongaron y agravaron la solución de la situación hasta que esta se hizo imposible.

Desde un punto de vista histórico, el caso de CajaMadrid es particularmente interesante pues su deterioro comenzó con un pacto entre el PP y CC.OO. que politizó de manera irremediable a esta institución y del que se habló con toda la tranquilidad en la prensa ("El PP modificará la Ley de Cajas de Madrid para cumplir el compromiso con CCOO" y "El contrato de Blesa", ambos en Cinco Días, 9 de septiembre de 1996 o "CCOO y el PP rubrican el acuerdo para que Blesa presida Cajamadrid," El País, 7 de septiembre de 1996). Es particularmente importante notar que, primero, la politización no vino de un lado del espectro ideológico, sino de ambos (es tristemente divertido explicar a los economistas extranjeros esta extraña alianza entre un partido conservador y un sindicato de origen comunista para tomar el control de una institución financiera; por cada Rodrigo Rato hay un Moral Santín), segundo, que tal acuerdo fue discutido en público sin mayor rubor, y tercero, que el electorado de Madrid se quedó tan tranquilo por más de una década.

En conclusión, nuestro artículo intenta abrir una línea de investigación que vincula de manera directa las burbujas y su economía política y en la que esperamos poder contribuir más en el futuro.